Los grupos criminales híbridos de Colombia, conocidos como BACRIM, están utilizando minas antipersonales para proteger sus intereses criminales en el norte de Colombia, lo que marca un cambio en sus tácticas militares con preocupantes implicaciones a largo plazo.

Según fuentes de las fuerzas de seguridad consultadas por El Tiempo, las BACRIM (“bandas criminales”) en los departamentos (provincias) de Antioquia y Córdoba han estado plantando minas para proteger los cultivos de coca, corredores del narcotráfico e intereses mineros ilegales.

Una de las zonas más afectadas es la región conocida como el Nudo de Paramillo en el norte de Antioquia, donde las minas han herido a seis soldados en lo que va del año. Según las autoridades, los Urabeños, la BACRIM más poderosa de Colombia, están utilizando minas improvisadas en su disputa por el control de las cerca de 1.850 hectáreas de coca sembradas en el área del parque nacional.

No son los únicos. La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) también ha sembrado minas antipersonales en la zona.

En la región del Bajo Cauca, también en Antioquia, las comunidades han informado de que las BACRIM – junto con las FARC y el grupo guerrillero más pequeño, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) – han estado plantando minas en los caminos utilizados por la población civil.

Ha habido otros informes de las BACRIM empleando minas en los departamentos de Magdalena y Valle del Cauca.

Análisis de InSight Crime

El uso que le dan las BACRIM a las minas antipersonales tiene sentido: son organizaciones híbridas que necesitan controlar el territorio con el fin de ganar dinero. Su función principal en la cadena de distribución de la cocaína es la protección de los cultivos de coca, el procesamiento de la coca para cristalizarla en cocaína y el aseguramiento del paso de la cocaína hacia los puertos para su exportación. También hacen dinero extrayendo ilegalmente minerales e imponiendo “impuestos de protección” a los que practican la minería legal o ilegalmente.

En los últimos meses, numerosos líderes de las BACRIM han sido capturados o dados de baja, lo que ha llevado a algunos de los mandos bajos a tomar medidas drásticas para mantener su cuota en el mercado. Las minas antipersonales parecen ser parte de esta estrategia.

El conocimiento de cómo construir minas hace parte de las BACRIM. Los antepasados paramilitares de las BACRIM, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), eran conocidos por hacer uso de las minas antipersonales, aunque en menor medida que sus contrapartes guerrilleras. Un informe del Landmine Monitor (Monitor de Minas Antipersonales), publicado en el momento de máximo de poder de las AUC, señaló que en 2002, el 37 por ciento de los 638 incidentes reportados con minas antipersonales fueron causados por minas que se cree que fueron plantadas por las FARC, en comparación con sólo el 1,2 por ciento por las AUC. En el 44 por ciento de los casos, no se sabe cuál grupo fue el responsable (leer el informe completo en formato .pdf).

El uso de minas antipersonales en Colombia está comúnmente relacionado con los grupos guerrilleros, especialmente las FARC, lo que lleva a algunos a especular que se ha producido una transferencia de conocimientos, de los guerrilleros a las BACRIM. En el curso de su guerra de medio siglo contra el Estado, las guerrillas han sembrado miles de minas en todo el país, principalmente como una forma barata y devastadoramente efectiva de frenar los avances militares. En los últimos años, los insurgentes también han utilizado minas para proteger sus cultivos de coca, ya que el gobierno colombiano ha aumentado la erradicación manual de coca luego de la controversia sobre los efectos secundarios de la fumigación aérea.

Pese a los informes sobre el conflicto entre los guerrilleros y las BACRIM en algunas de las regiones implicadas, se ha vuelto cada vez más común, tanto para las FARC como para el ELN, forjar alianzas temporales con sus antiguos enemigos paramilitares, en torno a intereses criminales comunes. En algunos casos, los guerrilleros habrían estado incluso entrenando a las BACRIM. En particular, en 2011, la policía en el departamento de Bolívar afirmó que las FARC estaban entrenando a los Rastrojos para elaborar minas antipersonales.

El año pasado, Colombia registró su víctima número 10.000 por minas antipersonales desde 1990, lo que supone la segunda tasa de víctimas de minas más alta del mundo, después de Afganistán, y muchos en Colombia tienen la esperanza de que un exitoso proceso de paz con las FARC permitirá a Colombia iniciar el largo y arduo proceso de eliminar las trampas mortales que suponen las minas sembradas por todo el país. No obstante, la revelación del uso de minas por parte de las BACRIM ilustra los matices que hay entre sus tácticas e intereses criminales y los de la guerrilla, lo cual no presagia nada bueno para las esperanzas de que una desmovilización de las FARC llevaría la paz, de un día para otro, para Colombia.

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