Una técnica de meditación ha recibido elogios por pacificar la que fuera una de las cárceles más violentas de México, lo que demuestra el éxito de las técnicas de rehabilitación en una región caracterizada por la falta de control del estado en sus prisiones.

La penitenciaría de Apodaca en el estado de Nuevo León fue el escenario de uno de los incidentes carcelarios más violentos de la historia reciente en México, pero ahora se cuenta entre las más tranquilas del país, según un reportaje reciente de BBC Mundo.

Detrás de este cambio radical hay un programa de meditación que se realiza con 700 reclusos, informó el medio informativo. La técnica, conocida como “Ascensión de Ishayas“, se aplica desde 2014 y participan en ella los guardias de la prisión y el personal administrativo.

No se han registrado casos de violencia extrema desde su implementación, declaró a BBC Mundo la coordinadora del programa, que se hace llamar Madhavi Ishaya.

Esto brinda un crudo contraste con lo que era hace pocos años. En 2011, 14 internos en Apodaca fueron asesinados y sus cuerpos incinerados. Una revuelta el año siguiente cobró las vidas de 44 presos, y fue lo que llevó a las autoridades a buscar una solución a la violencia, anotó BBC Mundo.

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La técnica de meditación elegida se ha usado para promover la cohabitación pacífica en comunidades de todo el mundo, y fue la estrella en un documental reciente titulado “Choice” (Elección).

La constante tensión subyacente entre los presos los hace más propensos a brotes de agresión, pero la meditación reduce el estrés y alimenta un estado de bienestar permanente, explicó Ishaya a BBC Mundo.

“Si la gente es feliz no es violenta, cuando están felices no le hacen daño a nadie”, comentó.

Se dice que el programa de meditación lleva por lo menos trece años implementándose en cárceles en todo México, y ahora se aplicará en otras dos penitenciarías de Nuevo León.

Análisis de InSight Crime

Las medidas de fuerza contra los grupos criminales, combinadas con la falta de autoridad estatal pueden convertir las penitenciarías del país en hervideros del crimen organizado. Aun así, promover la convivencia entre reclusos podría ayudar a reducir los choques entre pandillas rivales que muchas veces se ven obligados a vivir bajo el mismo techo.

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Además del programa de meditación, otras iniciativas exitosas que se han implementado en prisiones latinoamericanas incluyen sesiones de terapia y seminarios de rehabilitación a jóvenes detenidos en Guatemala, actividades deportivas que ayudaron a reducir la violencia en las cárceles y la reincidencia en Argentina, y programas religiosos centrados en el desarrollo espiritual, los lazos familiares y la educación en Chile.

Sin embargo, aunque sea positivo, puede ser difícil que estas técnicas pacificadoras como estas mitiguen las poderosas fuerzas que muchas veces alimentan la violencia en las cárceles. En Brasil, por ejemplo, una reciente crecida de homicidios en prisión se ha asociado a la ruptura de una tregua nacional entre las dos principales pandillas del país