Una investigación de la revista Semana ilustra cómo operan las redes de contrabando de medicamentos en Colombia y Venezuela, aprovechando las diferencias entre los sistemas de salud, las regulaciones gubernamentales y los precios de los medicamentos en ambos países.

Según Semana, el contrabando de medicamentos falsificados entre Venezuela y Colombia -que incluye medicamentos vencidos, medicamentos adulterados, y con etiquetas falsas- es un negocio de miles de millones de dólares. El comercio se mueve en ambos sentidos: generalmente, los medicamentos auténticos son contrabandeados desde Venezuela a Colombia, y los medicamentos falsificados a menudo se mueven en la dirección opuesta.

La Cámara Venezolana de Medicamentos (CAVEME) estima que el diez por ciento de los medicamentos del país son falsificados. Según Semana, se cree que la cifra es similar en Colombia, que desde 2005 figura como el cuarto país del mundo con medicamentos falsificados. En lo que va del año, el Departamento de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) de Colombia y la policía han confiscado 390.000 unidades de medicamentos por un valor estimado en US$6,2 millones, según Semana.

Semana informa que una de las formas en las que operan los contrabandistas es mediante la contratación de médicos venezolanos que recentan medicinas para pacientes sanos, quienes luego obtienen los medicamentos en las farmacias estatales de Venezuela y se las pasan a los grupos criminales. El Cuerpo de Investigaciones Científicas Criminales y Penales (CICCP) también cree que el comercio opera con la complicidad de funcionarios públicos del sector salud venezolano.

Cualquier medicamento que es obtenido por los grupos crimales, ya sea en Venezuela o en Colombia, normalmente es reempacado con nuevas fechas de vencimiento y etiquetas y stickers oficiales, que, de ser necesario, los hacen ver como medicamentos legalmente importados.

Análisis de InSight Crime

Como lo demuestra el informe de Semana, las redes de contrabando de medicamentos son facilitadas por las diferencias en los sistemas de salud de ambos países. En Venezuela, el gobierno controla los precios de los medicamentos, que en gran medida han sido congelados desde 2003. Para el gobierno de Venezuela esto ha generado una deuda de $4 mil millones con la industria farmacéutica –según el presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana- y dio lugar a una escasez de medicamentos. Más de 20 medicamentos de alto costo al parecer ya no están disponibles en las farmacias estatales de Venezuela.

Por su parte, el gobierno de Colombia subsidia algunos medicamentos de alto costo, pero el sistema de salud está muy privatizado. El país no sufre de una escasez de medicamentos, pero los precios son más altos que en la vecina Venezuela.

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Además de estas diferencias, el comercio probablemente también es facilitado por la existencia de rutas de contrabando frecuentemente utilizadas entre los dos países y que alimentan un floreciente mercado negro de gasolina, alimentos y cigarrillos.

Como resultado de estos factores, el contrabando de medicamentos se ha convertido en una empresa criminal lucrativa con graves repercusiones para la salud. En 2012 y el primer semestre de 2013, las autoridades colombianas dijeron a Caracol que habían incautado alrededor de cinco millones de unidades de medicamentos falsificados, que según los informes pueden venderse con márgenes de ganancia de hasta un 1.000 por ciento. A nivel mundial, según el cuerpo internacional de policía Interpol, un millón de personas mueren cada año como consecuencia del consumo de medicamentos falsificados.

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