Los líderes de algunos de los principales carteles de la droga en México celebraron recientemente una narco cumbre para reconfigurar el mapa criminal, según informes de medios locales, la cual, de ser cierta, podría marcar el principio de una nueva alianza criminal contra el Cartel de Sinaloa.

El diario mexicano Reforma informó que obtuvo documentos de inteligencia de Estados Unidos y México que indican que los Zetas, la Organización Beltrán Leyva (OBL), el Cartel Jalisco- Nueva Generación (CJNG), y el Cartel de Juárez, se reunieron en junio en Piedras Negras, una población en la frontera de Estados Unidos, en el estado de Coahuila.

Según los documentos, la cumbre fue atendida por el jefe del Cartel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes alias “El Viceroy”, el líder del CJNG Nemesio Oseguera alias “El Mencho”, la cabeza visible de los Zetas alias “Z42”, y Fausto Isidro Meza alias “Chapo Isidro”, un poder emergente en la OBL y un lugarteniente de confianza del jefe del cartel Héctor Beltrán Leyva, “El H”.

Según Reforma, el propósito de la reunión fue formar una alianza para redibujar el mapa del tráfico de drogas de México.

Análisis de InSight Crime

Los informes de la narco cumbre de alto nivel están basados en una fuente todavía sin confirmar y por lo tanto deben ser abordados con precaución. Sin embargo, si esta reunión tuvo lugar, esto podría marcar el inicio de grandes cambios en el mundo del crimen organizado mexicano.

Los grupos involucrados contienen algunos de los nombres más promienentes del narcotráfico, y juntos tienen presencia en 20 de los 31 estados mexicanos, según Reforma. Sin embargo, también son una mezcla de grupos que están luchando por mantener su posición frente a un hampa que evoluciona rápidamente y con la amenaza del imparable Cartel de Sinaloa.

En un momento, los Zetas fueron la mayor amenaza para el Cartel de Sinaloa, pero las luchas internas y la pérdida de sus líderes dejaron una fuerza fragmentada de células aún más independientes, obligadas a vivir de las ganancias de crímenes localizados como extorsiones y secuestros.

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De manera similar, el Cartel de Juárez era un amargo enemigo del Cartel de Sinaloa, pero la larga y sanguinaria guerra por el cruce de la frontera de Juárez dejó al grupo como una sombra derrotada de la poderosa organización que alguna vez fue.

En contraste, la OBL fue alguna vez parte de la misma federación del Cartel de Sinaloa, pero desde 2008 ambos grupos han estado involucrados en una amarga guerra, la cual ha cobrado su precio en el liderazgo de la OBL.

Mientras tanto, el CJNG es una organización relativamente nueva que ha crecido rápidamente en poder, pero cuya influencia sigue confinada a un área geográfica relativamente pequeña.

Es probable que un aspecto clave en cualquier pacto entre estos grupos sea una alianza para enfrentar a su enemigo en común, el Cartel de Sinaloa. Sin embargo, cualquier acuerdo podría también involucrar la reconfiguración de las operaciones de tráfico de drogas para reflejar la nueva realidad.

Ninguno de los grupos involucrados tiene la amplia presencia territorial o el control jerarquizado organizacional del que alguna vez gozó, haciendo del narcotráfico un negocio mucho más difícil. Para adaptarse a esta nueva realidad descentralizada y fragmentada, tendría sentido adoptar el modelo ahora usado por los grupos narcotraficantes de Colombia, quienes atravesaron por un proceso similar.

Esto involucraría cooperar en una red descentralizada que utilice las fortalezas de los diferentes grupos, como los contactos narcotraficantes, las instalaciones para la producción, o el control de corredores de movimiento y cruces de fronteras.