La operación de Estados Unidos, dirigida contra los traficantes de personas, no aborda los factores subyacentes que impulsan la ola de niños migrantes centroamericanos a través de la frontera de Estados Unidos, y podría aumentar los riesgos que enfrentan los migrantes.

El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos Jeh Johnson anunció que la “Operación Coyote” -una operación de 90 días que comenzó el 23 de junio- ha dado lugar a la detención de 192 personas y la incautación de US$625.000 de 228 cuentas bancarias en Estados Unidos, presuntamente en manos de traficantes de personas, también conocidos como “coyotes”, informó Los Angeles Times.

Como parte de la operación, que está dirigida a la región del Valle del Río Grande en Texas, 60 investigadores fueron enviados a las ciudades de San Antonio y Houston.

Las autoridades también han dado instrucciones a los bancos de ir tras los depósitos en efectivo sospechosos, realizados desde diferentes lugares de Estados Unidos en una única cuenta bancaria. Las autoridades creen que los traficantes están utilizando estas llamadas “cuentas embudo” para recibir los pagos de los miembros de la familia de los migrantes.

A nivel estatal, el gobernador de Texas, Rick Perry, anunció que iba a desplegar hasta 1.000 soldados de la Guardia Nacional en la frontera, supuestamente para “combatir a los brutales carteles de la droga mexicanos”.

Análisis de InSight Crime

Desde octubre de 2013, cerca de 57.000 niños migrantes no acompañados -principalmente de los países centroamericanos del “Triángulo Norte” de Guatemala, Honduras y El Salvador- han sido detenidos en Estados Unidos. Las investigaciones realizadas por un investigador de Estados Unidos indicaron que muchos de los migrantes estaban huyendo de la violencia provocada por las pandillas en la región, aunque los problemas económicos y sociales también han sido factores determinantes.

En los últimos meses, los gobiernos del Triángulo del Norte también han anunciado estrategias dirigidas a los traficantes de personas. El presidente El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, dijo en junio que su país comenzaría a perseguir a los coyotes, mientras que el Congreso de Guatemala está considerando realizar cambios a la Ley de Migración del país que permitan establecer penas de hasta 12 años de prisión para los traficantes de personas.

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Sin embargo, es poco probable que esas medidas tengan un impacto significativo sobre la crisis. Aunque las detenciones pueden disuadir a algunos coyotes de llevar inmigrantes hacia el norte, los niños, sin duda, continuarán haciendo el viaje hasta que las causas fundamentales de la migración, como la violencia relacionada con las pandillas, se hayan abordado. Teniendo en cuenta las ganancias que se harán, otros tomarán el lugar de los traficantes de migrantes que abandonen el negocio.

El aumento en la presión sobre los coyotes y el estacionamiento de más tropas en la frontera sólo hacen la situación más peligrosa para los niños migrantes. Si bien hay muchos de casos de traficantes de personas que se aprovechan de los inmigrantes, un coyote dijo a El Faro que es de interés de los traficantes asegurarse que los inmigrantes lleguen de forma segura, ya que su negocio depende del mantenimiento de una buena reputación. Las familias de muchos niños migrantes pagan coyotes con el pleno conocimiento de los riesgos del viaje y de los límites de la ayuda del coyote.

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