Los Zetas comenzaron como un grupo conformado por desertores de las Fuerzas Especiales al servicio del Cartel del Golfo que se convertiría en uno de los más poderosos y temidos carteles de México, antes de que las luchas internas y la pérdida de sus líderes causaran el declive del grupo.

El grupo, constituido principalmente por antiguos miembros de las Fuerzas Especiales, comenzó como el brazo armado del Cartel del Golfo. Su entrenamiento miliar y su furia desenfrenada cambiarían las reglas de juego en el hampa de México, e incluso llevarían a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) a describirlos como “el grupo paramilitar más tecnológicamente avanzado, sofisticado y violento”.

Los Zetas se separaron del Cartel del Golfo para convertirse en un cartel por derecho propio, y lanzaron una ofensiva que llevaría a su expansión por todo México y Guatemala. Emplearon un nuevo modelo de crimen organizado basado en tomar y mantener el territorio violentamente y en utilizar el miedo —en lugar de la corrupción—como su recurso principal.

Sin embargo, aunque llegaron a conseguir un poder capaz de competir con el del temido Cartel de Sinaloa, ahora son una fuerza fragmentada, que económicamente depende cada vez más de los ingresos criminales locales que del flujo transnacional de drogas.

Historia

En 1997, 31 miembros de un grupo élite del ejército mexicano, el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFES), desertaron y comenzaron a trabajar como sicarios, guardaespaldas y transportistas para el Cartel del Golfo y su jefe Osiel Cárdenas Guillén. El líder original del grupo armado, el teniente Arturo Guzmán Decenas, alias “Z1”, murió en 2002. Después de la captura y extradición de Cárdenas Guillén, Los Zetas aprovecharon la oportunidad para independizarse. Bajo la dirección de Heriberto Lazcano, alias “El Lazca” o “Z3”, Los Zetas, que entonces eran unos 300 hombres, establecieron sus propias redes independientes de trata de personas y de tráfico de armas y drogas.

La sofisticación logística del grupo ayudó a catapultarlo al poder. Se hicieron conocidos por usar armas y equipos de comunicación de última tecnología, y por emplear la disciplina militar para la planificación de sus operaciones y la recopilación de inteligencia.

A diferencia de otros carteles, Los Zetas no compran sus alianzas si no que más bien aterrorizan a sus enemigos, torturan a sus víctimas, cuelgan cuerpos y masacran indiscriminadamente, como fue el caso en agosto de 2010, cuando 72 inmigrantes fueron asesinados y enterrados en una fosa en el estado de Tamaulipas. Los Zetas prefieren tomar control del territorio al estilo militar, manteniéndolo a través de la fuerza bruta. La intimidación parece ser su táctica preferida.

Para 2010 los Zetas habían establecido presencia en al menos 405 municipios de México, casi el doble que sus rivales más cercanos. También habían migrado hacia Guatemala, tomándose territorios estratégicos para el tráfico de drogas con su violencia característica. Sin embargo, también se mantuvieron en una guerra casi constante con el Cartel del Golfo por el control del estado fronterizo clave de Tamaulipas, particularmente por las ciudades de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, así como por el control del centro económico que es Monterrey. El grupo también libró muchas otras guerras con carteles en todo el país, incluyendo una batalla en la que se tomaría el poder hasta el momento ostentado por el Cartel de Sinaloa.

Durante este tiempo, Los Zetas construyeron una red de contactos internacionales para el tráfico de drogas a lo largo de Centroamérica hasta Colombia, y con conexiones sabidas en Venezuela, Europa, Estados Unidos y África Occidental. El control territorial de cada facción local también les permitió reclamar su parte de cualquier actividad criminal que tomara lugar en su “plaza”, y entonces Los Zetas también comenzaron a conseguir ingresos de un sinnúmero de frentes, desde el secuestro de migrantes hasta la falsificación de DVDs.

Sin embargo, para 2012, Los Zetas estaban empezando a dividirse, lo que desató un proceso de fragmentación y atomización que continúa incluso hoy. La creciente dificultad que implicaba la coordinación de todas las facciones locales, en un momento en el que se deterioraban las relaciones entre los hermanos Treviño —Miguel, alias “Z40” y Alejandro, alias “Omar” o “Z42″— e Iván Velázquez Caballero, alias “El Talibán”, terminaría dividiendo al grupo en facciones rivales.

A esto se sumaría una serie constante de golpes al liderazgo del grupo, de los cuales el más grave fue la pérdida de Lazcano, abatido en octubre de 2012 —aunque la misteriosa desaparición de su cuerpo poco después generó teorías de conspiración de que seguía con vida—. Los Zetas también perdieron a Velázquez, quien fue capturado en septiembre de 2012, a Miguel Treviño, detenido en julio de 2013, y a su hermano Alejandro, capturado en marzo de 2015. Sin un liderazgo nacional centralizado, Los Zetas se dividieron en varios grupos y en facciones locales en gran medida independientes, cada uno con sus propias operaciones, prioridades y alianzas. La ruptura de la cohesión nacional de la organización, además de una enorme pérdida de influencia en Centroamérica, ha hecho del tráfico transnacional de drogas una tarea cada vez más difícil, y las facciones locales ahora se financian más de la delincuencia en sus territorios que del tráfico internacional de drogas.

Liderazgo

La captura de Alejandro “Omar” Treviño en marzo de 2015 no dejó ningún sucesor claro. Algunos de los tenientes de Treviño como Román Ricardo Palomo, alias “El Coyote”, Maxiley Barahona, alias “El Contador”, Sergio Ricardo Basurto, alias “El Grande”, así como su hermano mayor, Juan Francisco Treviño Morales, y Rogelio González Pizaña, alias “el Kelin “o” Z2″, han sido anunciados como sus posibles sustitutos, pero probablemente ninguno de ellos tendrá la capacidad de hacer valer su autoridad a nivel nacional.

Geografía

El imperio criminal de Los Zetas vez tuvo una presencia que se extendía a través de México, y su bastión era el corredor que va de Nuevo Laredo a Monterrey, Nuevo León. Su alcance también llegó a Centroamérica, especialmente a Guatemala. Sin embargo, actualmente el grupo se encuentra limitado al territorio mexicano y ocupa una amalgama de territorios en todo el país. Las áreas más críticas bajo el control de Los Zetas siguen siendo Tamaulipas y la Costa del Golfo.

Aliados y enemigos

Los Zetas han hecho numerosas alianzas temporales con grupos como la Familia Michoacana y la Organización Beltrán Leyva (OBL), así como también se han enfrentado contra un sinnúmero rivales. Sin embargo, en terminos generales, dos elementos permanecen intactos; su rivalidad con su antigua organización matriz del Cartel del Golfo, y su rivalidad con el Cartel de Sinaloa. Aunque incluso esto podría estar cambiando con el estado actual de fragmentación de Los Zetas, en el cual las alianzas y las disputas son más localizadas, con informes de una facción de Los Zetas que habría formado una alianza con una facción del Cartel del Golfo.

A nivel internacional, Los Zetas presuntamente construyeron alianzas con organizaciones criminales en Colombia, Centroamérica —en particular Guatemala— Venezuela, África Occidental, Europa y Estados Unidos. No es claro qué parte de esta red sigue activa.

Perspectivas

Los días de Los Zetas como el cartel más temido de México y como una organización de tráfico de drogas con un vasto alcance transnacional están llegando a su fin. Sin embargo, esto no significa que su nombre vaya a desvanecer en el corto plazo y es probable que la organización continúe viviendo un proceso de fragmentación y siga dando un enfoque cada vez más local a sus actividades delictivas.

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