Tres posibles escenarios para la fragmentación o criminalización de las FARC son estudiados en este documento. El primero es durante las conversaciones de paz; el segundo, una vez se haya alcanzado un acuerdo; y el último se da una vez la desmovilización del grupo ha ocurrido y los miembros de la guerrilla permanecen o regresan al campo, y continúan con las actividades criminales que actualmente financian a la guerrilla.

Hay quienes sostienen que las FARC ya están divididas, y que los miembros ya se han criminalizado. La inteligencia militar cree que de los aproximadamente 67 frentes de la guerrilla, sólo 15 siguen estrictamente las órdenes del Secretariado 1. Puede haber algo de verdad en esto, aunque eso no quiere decir que los otros frentes se hayan separado de las FARC, sino más bien que su contacto con el Secretariado es esporádico.

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Ciertamente, hay muchos frentes remotos que no han visto a un miembro del Secretariado en más de una década. El mando y el control se han debilitado mucho desde el final de la zona de distensión en febrero de 2002 y el lanzamiento de la Política de Seguridad Democrática. La guerrilla se ha dividido en pequeñas unidades tácticas de combate, a veces con tan solo cuatro combatientes en cada una. Inclusive, mantener la disciplina en un ejército regular y convencional, con tales unidades, pequeñas y dispersas, y un mando descentralizado, sería todo un desafío. La incapacidad de las FARC para agruparse en un solo sitio, incluso por un corto período de tiempo, por miedo a un ataque aéreo, ha afectado todos los aspectos del mando y el control. Los guerrilleros no pudieron reunirse físicamente para su Novena Conferencia en 2006. Aparentemente, tuvo que realizarse de manera virtual, utilizando correos electrónicos 2. Estas conferencias son los eventos más importantes de las FARC, donde se hacen los nombramientos para el Estado Mayor y se designan los reemplazos para el Secretariado. Es durante estas reuniones donde se delinean la doctrina y estrategia de las FARC.

Los niveles de deserción también revelan una guerrilla en crisis. El peor año para las FARC, en todo sentido, fue 2008. Durante ese año, casi 3.500 guerrilleros desertaron, llevando consigo valiosísima información sobre la organización para los servicios de inteligencia. Desde 2008, los niveles de deserción han caído significativamente, con alrededor de 1.000 casos reportados en 2012 3. Una de las formas en que las FARC han reducido el número de deserciones es prestándole más atención a su reclutamiento, recurriendo de nuevo a sus zonas tradicionales de influencia, y tomando a las personas de las comunidades o familias con vínculos cercanos a la guerrilla.

El cese al fuego unilateral de dos meses que las FARC impusieron entre noviembre de 2012 y enero de 2013, sugiere que todavía hay disciplina, mando y control básicos sobre los combatientes. Incluso los críticos más acérrimos del cese al fuego no pueden negar que las acciones hostiles de las FARC se redujeron en más del ochenta por ciento durante los dos meses que duró la tregua. El cese al fuego evidenció que ninguno de los siete Bloques o divisiones militares de las FARC se oponían abiertamente a las conversaciones; y, salvo unas pocas excepciones, fue respetado en todo el país. El departamento con la mayor cantidad de violaciones al cese al fuego fue Cauca (al menos 11 acciones importantes). Esto no es sorprendente. Cauca ha padecido el nivel más alto del conflicto durante el último año, con el poderoso Frente 6 y la Columna Móvil Jacobo Arenas llevando a cabo operaciones sostenidas en contra del creciente despliegue de las fuerzas armadas. La mayoría de las ‘violaciones’, entonces, podrían ser vistas como acciones defensivas de las FARC, como reacción a las operaciones militares. De hecho, el Frente 6 emitió un comunicado afirmando que ellos estaban respetando el cese al fuego, pero que el ejército había lanzado una “operación militar masiva” contra ellos 4.

Tal vez, las violaciones más preocupantes tuvieron lugar en Antioquia, asiento del Bloque Noroccidental (y del Bloque Iván Ríos), donde se registraron cinco violaciones importantes durante el cese al fuego. Allí, a sólo dos días de iniciada la tregua, el Frente 36 voló dos torres de energía en una violación flagrante del cese al fuego, durante el cual se habían comprometido a frenar los ataques en contra de la infraestructura energética. El Frente 36 emitió luego un comunicado admitiendo la responsabilidad del ataque, pero declarando que la orden del cese al fuego no había llegado a la unidad que llevó a cabo la acción 5. O el Frente 36 estaba enviando un mensaje a los altos mandos de las FARC (ver la sección “Estudio de Caso: Bloque Iván Ríos”), o la comunicación entre las unidades de las FARC en la región es muy pobre, lo cual parece extraño dado que el cese al fuego fue anunciado mucho antes de ser puesto en práctica.

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Una segunda violación, cometida por el mismo Bloque, tuvo lugar en diciembre de 2012, cuando elementos del Frente 34 atacaron la estación de policía del municipio de Murindó, Antioquia. Algunos informes recibidos por InSight Crime sugieren que el ataque fue una maniobra de distracción para permitir que un cargamento de droga se moviera a través del Chocó. Cualquiera que haya sido la motivación, fue una violación directa y no provocada del cese al fuego.

Si bien hay diferentes tendencias y filosofías dentro de las FARC, la estructura de mando, la organización y el liderazgo unificado del movimiento han sido unas de sus mayores fortalezas, y le han permitido sobrevivir 49 años sin mayores divisiones.

En el corazón de las FARC hay dos estructuras. El Estado Mayor Central, que tiene alrededor de 30 miembros, y un cuerpo gobernante de siete hombres, el Secretariado. Incluso en los días más aciagos de las FARC, en 2008, cuando el fundador, comandante, y miembro del Secretariado, Pedro Antonio Marín, alias “Manuel Marulanda”, murió y otros dos miembros del Secretariado fueron dados de baja (Luis Edgar Devia Silva, alias “Raúl Reyes” y José Juvenal Velandia, alias “Iván Ríos”), no hubo interrupción en la dirección ni en el accionar de las FARC. Los jefes caídos fueron rápidamente reemplazados en el Secretariado.

La cadena de mando dentro de las FARC es muy fuerte y está claramente definida (ver organigrama). No sólo hay posiciones de mando estipuladas para todos los niveles, con responsabilidades detalladas, sino que también hay reemplazos designados. Es esta estructura la que ha mantenido la disciplina dentro del ejército guerrillero y la que ha prevenido cualquier tipo de fragmentación.

No obstante, como en cualquier organización insurgente, existen divisiones internas. Históricamente, una de las principales fracturas se ha dado entre el lado militar y el lado político de la organización. Inicialmente, cuando las FARC fueron fundadas, estos dos sectores estuvieron representados por Manuel Marulanda, el jefe militar, y Luis Alberto Morantes, alias “Jacobo Arenas”, el ideólogo político. Sin embargo, después de la muerte por cáncer de Jacobo Arenas en 1990, y la destrucción del partido político de las FARC, la Unión Patriótica, el lado militar de la organización empezó a predominar. El sucesor de Jacobo Arenas, como principal ideólogo político de las FARC, fue Guillermo León Sáenz Vargas, alias “Alfonso Cano”. Él asumió el cargo de comandante de las FARC después de la muerte de Manuel Marulanda en 2008, y se dedicó a instituir un cambio radical dentro de la organización, poniendo nuevamente un mayor énfasis en el trabajo político y creando milicias.

Cano también trató de abordar otra de las líneas de fractura dentro de las FARC: la tensión entre su base campesina rural y la guerrilla urbana más intelectual, que representan el futuro potencial de la lucha, la cual puede trasladarse a los centros urbanos donde habita la mayoría de la población colombiana. El elemento urbano domina ahora las altas esferas de las FARC, con casi la totalidad del Secretariado compuesto por líderes educados y más urbanos. También vale la pena señalar que existen diferentes tendencias políticas en las FARC. Están los marxistas-leninistas intransigentes, que todavía creen en un régimen comunista al estilo soviético y, en el otro lado del espectro, están los socialistas “bolivarianos”, que ven al régimen de Chávez como una forma de gobierno más realista 6.

Ninguna de estas divisiones ha sido expuesta públicamente por los miembros de alto rango de las FARC. Utilizando al Estado Mayor Central, las conferencias y el agitado debate interno, el cuerpo gobernante de siete hombres siempre ha logrado evitar divisiones importantes. Y, aún hoy ese parece ser el caso.

No obstante, actualmente las FARC están vulneradas en su estructura de mando y control, y buscan la oportunidad para restablecer el contacto directo con algunos de los frentes más desconectados; rotar comandantes; tener el control sobre las finanzas, e informar y sondear todas las unidades dispares de la guerrilla sobre su actitud hacia las negociaciones y cualquier posible acuerdo.

Estas necesidades están detrás de la demanda más urgente y constante de las FARC en La Habana: el cese al fuego bilateral.

Escenario 1: Fragmentación durante las conversaciones de paz

Algunos argumentan que realmente el gobierno no está hablándoles a todas las FARC, sino más bien a ciertos elementos, citando, entre otras cosas, el perfil de los negociadores en La Habana. Los representantes de las FARC no son ciertamente los portavoces de toda la guerrilla. De hecho, mirando sólo a los miembros del equipo negociador en Cuba, hay poco para inspirar confianza, sobre todo en comparación con los negociadores de la guerrilla en 1999. El equipo en La Habana es abrumadoramente político y, aparte del jefe negociador Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, no hay comandantes o líderes militares que tengan una credibilidad seria al interior de la tropa guerrillera. Las FARC intentaron abordar, en parte, esta cuestión al enviar en abril a La Habana como negociador a Jorge Torres Victoria, alias “Pablo Catatumbo”, comandante del Comando Conjunto de Occidente (o Bloque Alfonso Cano).

Observadores como el ex rehén de las FARC Sigifredo López han interpretado la ausencia de representantes de los poderosos Bloques Sur y Oriental en la mesa de negociación como una evidencia de que estas divisiones no apoyan el proceso de paz. Él ha declarado que el gobierno realmente sólo está negociando con un treinta por ciento de las FARC.

Puede haber otras explicaciones para la composición actual del equipo negociador de las FARC en La Habana. Durante el fallido proceso de paz, bajo el mandato del entonces presidente Andrés Pastrana entre 1999 y 2002, los negociadores eran comandantes militares de los Bloques Oriental y Sur. Sin embargo, poco se avanzó y gran parte de la elaboración de la agenda y de los pequeños detalles se manejaron en realidad por algunos de los miembros políticamente más astutos de las FARC. Bien pudo haber sido determinado que las actuales negociaciones, con un estilo principalmente político y económico, sean más apropiadas para el ala política de las FARC, altamente educada. Como jefe negociador y cabeza del Frente internacional de las FARC, Iván Márquez ha traído consigo gente que él conoce y en la que confía para manejar las negociaciones.

Con las pérdidas en el lado militar en la última década, particularmente de mandos medios, las FARC necesitan a sus líderes veteranos en el campo, para mantener la moral alta y la disciplina, y coordinar la muy reducida capacidad operacional y militar de la guerrilla. El liderazgo militar de alto rango es imprescindible en un momento tan crucial. Es necesario para mantener la presión militar que es, y seguirá siendo para los guerrilleros, una parte crítica de las negociaciones.

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También podría ser que las FARC realmente no estén negociando en serio, y por ende no necesiten a sus pesos pesados sentados en La Habana. Históricamente, las FARC han usado las negociaciones de paz y los ceses al fuego para aumentar su fuerza militar, organizar sus finanzas y planear la siguiente fase de su lucha para derrocar al gobierno.

Las FARC se han tomado suficientemente en serio los señalamientos de las divisiones internas como para emitir un comunicado negándolo. El comandante principal de las FARC “Timochenko” (cuyo verdadero nombre es Rodrigo Londoño Echeverri) publicó un comunicado en enero de este año, negando cualquier división de esta índole.

“No hay divisiones ni nada que se le parezca”, dijo Timochenko al periódico del Partido Comunista Voz 7.

Hay un precedente de la fragmentación de un grupo guerrillero colombiano durante unas negociaciones de paz: el del Ejército Popular de Liberación (EPL). La mayor parte de este grupo se desmovilizó en 1991, pero una facción se negó a participar en las conversaciones y se encuentra activa hoy en día, solicitando ahora un puesto en las negociaciones de paz en La Habana. Esta facción del EPL fue liderada históricamente por Francisco Caraballo, quien argumentó que la lucha revolucionaria no podía ser abandonada nunca 8 (Ver “Estudio de caso: el EPL y ‘Megateo’”).

No hay evidencia sólida de una división dentro de las FARC en este momento de las negociaciones, y el riesgo de una ruptura de elementos significativos es reducido. Sin embargo, las FARC no necesitan llevar la información hacia sus unidades en el terreno; una investigación de campo sugiere que muchos frentes no tienen idea de lo que está pasando en La Habana y que esto está generando incertidumbre. Muchos comandantes están creando sus propias arcas de guerra para guardar dinero en efectivo, con poca claridad acerca de lo que pueda suceder en el futuro, y ya comienzan a mirar hacia sus propios intereses. Si esta tendencia aumenta, los riesgos de fragmentación y criminalización también lo harán.

Escenario 2: Fragmentación después de un acuerdo de paz firmado

En este escenario, se alcanza un acuerdo de paz con la dirección de las FARC y la mayoría de sus miembros. No obstante, hay riesgo de que algunos de sus frentes más remotos, los cuales tal vez no han sido consultados sobre los detalles del acuerdo, o cuyos intereses particulares no han sido abordados, decidan continuar con la lucha armada. Ellos podrían erigirse como las “Verdaderas FARC”, como lo hicieron las facciones disidentes del Ejército Republicano Irlandés Provisional (IRA) —el IRA Real y de la Continuidad— el cual continuó su violenta lucha en Irlanda del Norte después de que el IRA Provisional firmara el Acuerdo de Viernes Santo en 1998.

Las FARC todavía se consideran a sí mismas como una organización principalmente militar. Renunciar a la lucha armada será una propuesta muy difícil de aceptar para muchos. De hecho Marulanda, fundador de las FARC, le dijo al escritor Arturo Álape que “una guerrilla que no combate ha perdido la razón de su existencia” 9, y muchos miembros de las FARC viven para combatir.

A menos que alguno de los miembros del Secretariado decida no adherirse al acuerdo, es probable que este tipo de fragmentación ocurra únicamente con cualquiera de las unidades guerrilleras más “desconectadas”. Las FARC no son tan estúpidas como para dejar a sus frentes más poderosos y generadores de recursos en las manos de comandantes en los que no puedan confiar. De hecho, hay casos de comandantes de frentes claves que han sido retirados e incluso sometidos a la justicia revolucionaria, y luego fusilados por desobedecer órdenes o por no pagar sus deudas con el Secretariado.

Uno de estos casos puede haber sido el de Noé Suárez Rojas, alias “Grannobles”, quien alguna vez comandó un poderoso interfrente o mini bloque (compuesto por los Frentes 10, 45, 28 y 38, junto a la Columna Móvil Alfonso Castellanos) en Arauca. Anteriormente había sido sancionado en 1999 por el alto mando de las FARC por el asesinato de tres estadounidenses, activistas de derechos de los indígenas. Fue protegido de un castigo más severo por su hermano, Víctor Julio Suárez Rojas, alias “Mono Jojoy”, el jefe de la división de combate más poderosa de las FARC, el Bloque Oriental. El Mono Jojoy fue dado de baja en un bombardeo aéreo en septiembre de 2010. Luego de su muerte, Grannobles fue retirado de su guarida en Venezuela en 2011, en medio de acusaciones de que no estaba entregando dinero al Secretariado ni dirigiendo a los guerrilleros en combate, dándose la gran vida en Venezuela 10. Hay informes de que fue juzgado en uno de los “tribunales revolucionarios” de las FARC y ejecutado en enero de 2012 11.

Si existe alguna oposición significativa al acuerdo de paz, es probable que Timochenko y el Secretariado de las FARC se nieguen a firmar, antes de permitir que las FARC se fragmenten. Es tal la importancia de la unidad de mando, que es poco probable que la guerrilla llegue a firmar el acuerdo a menos que tengan al Secretariado y a la mayoría del Estado Mayor a favor.

Escenario 3: Elementos de las FARC vuelven a sus actividades criminales después de completada la desmovilización

Este escenario es una fuerte posibilidad, y tiene un precedente reciente en las AUC. El ejército paramilitar desmovilizó más de 30.000 miembros, pero las AUC engendraron más de 30 estructuras criminales nuevas, a las cuales el gobierno denominó “Bacrim”. Muchas de las Bacrim, con excepción de los “Rastrojos” cuyas raíces se encuentran en el Cartel del Norte del Valle, fueron formadas por comandantes paramilitares de rango medio; la mayoría con vínculos cercanos en las zonas en las que operaban. Estos comandantes manejaban o estaban involucrados en actividades criminales de las AUC, y simplemente retomaron el negocio criminal.

Cuando se estudia la geografía de las FARC, sus números y sus actividades criminales, se observa con claridad que las posibilidades de que algunos elementos del movimiento entren en el negocio criminal para sí mismos, son muy altas. Este sería uno de los mayores desafíos que las FARC enfrentarían después de la desmovilización, suponiendo que el movimiento deseara permanecer unido y establecerse como fuerza política. Será extremadamente difícil mantener el control de hasta 8.000 combatientes y 30.000 milicianos, muchos de ellos acostumbrados a manejar grandes sumas de dinero en efectivo y con muy pocas habilidades útiles en el ámbito legal.

También existen algunos otros precedentes desafortunados en las AUC, y la legislación para la desmovilización: la Ley de Justicia y Paz. Incluso ahora, seis años después de que las AUC se desmovilizaran formalmente, sólo un puñado de casos han sido procesados por la Fiscalía General de la Nación. La credibilidad del sistema judicial en el manejo del aspecto jurídico de cualquier desmovilización de las FARC es muy baja. Esto en sí mismo puede impulsar a muchos a volver a la lucha, o de regreso hacia las actividades criminales que una vez manejaron.

Otro desafortunado precedente es el de la Unión Patriótica. La creación de este partido en los años ochenta, fue la primera y única incursión de las FARC en la política. Dos candidatos presidenciales, ocho congresistas y decenas de diputados y alcaldes locales fueron asesinados, junto con hasta 3.000 miembros de ese partido político. En caso de que el gobierno sea incapaz de proteger a los miembros de las FARC que entren a la política en el ámbito local y nacional, esto podría motivar a muchos a tomar las armas de nuevo. Los constantes homicidios de sindicalistas y activistas de la restitución de tierras, demuestran que aún hay elementos que podrían descarrilar el proceso de paz, con el asesinato de miembros de las FARC que salgan a la luz pública. Es difícil subestimar el impacto que la destrucción de la Unión Patriótica ha tenido en la psique de las FARC.

Este artículo hace parte de una serie sobre los retos del proceso de paz con las FARC en Colombia. Vea la serie completa aquí.

Notas:

[1] El Colombiano, “Una muy afilada Espada de Honor”, Enero 6, 2012. Disponible en: https://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/una_muy_afilada_espada_de_honor/una_muy_afilada_espada_de_honor.asp?CodSeccion=211

[2] Carlos Medina Gallego, “FARC-EP 1958-2008 – Notas para una historia política”, Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, 2009, p. 342.

[3] Ministerio de Defensa Colombiano, “Logros de la política integral de defensa y seguridad para la prosperidad”, Febrero 2013. Disponible en: https://www.mindefensa.gov.co/irj/portal/Mindefensa?guest_user=Guest_MDN

[4] FARC-EP, “Declaración del Sexto Frente de las FARC-EP”, Diciembre 19, 2012. Disponible en: https://farc-ep.co/?p=2011

[5] El Tiempo, “Frente de Farc que voló torres dice que ‘no sabía del cese del fuego’”, Noviembre 25, 2012. Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12399831

[6] Entrevista con un miembro del Movimiento Bolivariano de las FARC, Bogotá, Febrero 12, 2013.

[7] EFE, “Jefe máximo de las FARC desmiente que haya divisiones internas por la paz”, Enero 13, 2013.Disponible en: https://www.americaeconomia.com/politica-sociedad/politica/jefe-maximo-de-las-farc-desmiente-que-haya-divisiones-internas-por-la-paz

[8] A. Villarraga y N. Plazas, Para Reconstruir los Sueños, Progresar, Bogotá, 1994, p. 216.

[9] A. Alape, Tirofijo: los sueños y las montañas, Planeta, Bogotá, 1994, p. 159.

[10] Entrevistas de InSight Crime en Arauca (Colombia) y Venezuela, Junio 2011.

[11] Nuevo Arco Iris, “El fin de ‘Grannobles’”, Septiembre 3, 2012. Disponible en:https://www.arcoiris.com.co/2012/09/el-fin-de-grannobles/

Jeremy McDermott is co-founder and co-director of InSight Crime. McDermott has more than two decades of experience reporting from around Latin America. He is a former British Army officer, who saw active...

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