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Élites y crimen organizado en Colombia: 'Jorge 40'

AUC / 8 AGO 2016 POR STEVEN DUDLEY* ES

Rodrigo Tovar Pupo nunca se imaginó que llegaría a estar en aquella situación: vestido con un overol naranja en un tribunal de Washington DC, en frente de un juez federal de Estados Unidos. Nieto de un adinerado ganadero colombiano y sobrino de un gobernador, enfrentaba una posible condena de 30 años de prisión por tráfico de drogas. En su propia opinión, Tovar era un héroe, no un narcotraficante; un guerrero y no un criminal.

“Comparezco este viernes ante ustedes como un prisionero político y como un hombre inocente”, le dijo al juez Reggie Walton. 

Tovar había crecido en el centro de la ciudad colombiana de Valledupar, en el departamento de Cesar, al noreste del país, donde él y sus vecinos tenían los apellidos más respetables de la región. Eran, sencillamente, los administradores del poder en la zona; habían sido educados para dirigir el gobierno y las empresas que dominaron gran parte la región noreste de Colombia. Entre los amigos de Tovar, por ejemplo, estaban los miembros de la familia Araújo, quienes ostentaban gran parte de los puestos políticos, como alcaldías, gobernaciones y escaños en el Senado. Su tío, que a la vez fue su tutor, había sido el gobernador del departamento, y su abuelo fue un importante ganadero.

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Este artículo es parte de una serie que estudia la relación entre élites y crimen organizado. Lea el informe completo de Colombia (pdf). Vea las otras partes de la serie aquí.

Sin embargo, cuando Tovar y sus amigos de élite llegaron a la mayoría de edad y estaban listos para tomar las riendas de lo que sus familias les habían legado, la región entró en un período de agitación. Los guerrilleros de izquierda se habían vuelto cada vez más incisivos y exigentes. Y luego de que Tovar, su familia y numerosos amigos y conocidos habían sido extorsionados, e incluso algunos de ellos secuestrados por la guerrilla, él se vinculó a una naciente organización paramilitar, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Las AUC eran aliados del gobierno en su guerra contra las guerrillas. Eran también la manera como las élites protegían lo que ellos consideraban legítimamente suyo y con lo que buscaban preservar su status quo. Algunos de los miembros de estas élites, como Tovar, se convirtieron en comandantes de las AUC, mientras que los campesinos pobres ingresaron a sus filas como soldados. Otros miembros de las élites se volvieron partidarios de las AUC bien fuera de manera explícita o tácita, y participaron en sus esfuerzos para alcanzar puestos en la política y el gobierno.

Rodrigo Tovar PupoTovar asumió el alias de “Jorge 40” y finalmente se convirtió en el dirigente de las AUC en el noreste colombiano. La guerra era sucia, y Jorge 40 no era ajeno a ello. En un período de diez años, entre 1996 y 2006, él fue responsable de cientos o quizá miles de muertes y desplazamientos forzados. Hasta la fecha, la Fiscalía General de Colombia ha registrado su participación en 20.855 crímenes relacionados con los paramilitares, aunque él sólo ha reconocido menos de 100 de estos.1

La guerra era además lucrativa. El tráfico de drogas era sólo una de las estrategias de financiamiento de los paramilitares. Tovar dice que él sólo les cobraba impuestos a los grupos criminales que operaban en su área de influencia. Pero los fiscales estadounidenses dicen que él participó en el narcotráfico, beneficiándose directamente del negocio.

Los otros comandantes de las AUC, compañeros de Tovar, enfrentan cargos similares. En su conjunto, las AUC habían creado no sólo la contrainsurgencia ilegal más grande del hemisferio, sino además el más poderoso cartel de la región. Después de que las AUC llegaron a un acuerdo de paz con el gobierno y se desmovilizaron, los comandantes enfrentaron acusaciones de tráfico de drogas. En 2008, 14 comandantes de las AUC, entre ellos Tovar, fueron extraditados a Estados Unidos para responder por estos cargos.

Es por eso que Tovar llevaba un overol naranja y estaba frente al juez Reggie Walton ese 6 de noviembre de 2015. Pero mientras que los otros comandantes de las AUC habían admitido sus delitos e intentado rebajar sus penas cooperando con la justicia de Estados Unidos, Tovar asumió una actitud desafiante, como era evidente en la corte ese día de noviembre.

“Si yo hubiera querido ser narcotraficante, no dude de que no habría tomado el rifle para luchar por la libertad”, le dijo al juez. “Porque los narcotraficantes se guían por su bolsillo, no tienen patria. No les importa si cae el sistema democrático colombiano. Todo lo que les importa es que, cuando más caos y más anarquía, más fiesta”.

Hablaba el Tovar de antes. Desde 2006, cuando había entregado sus armas y se encontraba bajo custodia en Colombia, se había hecho el mártir. Quizá él había matado y desplazado personas, e incluso quizá había tenido un papel en el transporte de drogas ilegales, pero, desde su punto de vista, lo hizo para salvar a su país de la guerrilla izquierdista, que tenía doblegada a su ciudad natal. Él se había opuesto al mal, no había sucumbido a él. “Yo soy un prisionero político, soy inocente y me acusan de participar en una conspiración inexistente”, dijo en la audiencia.

Durante tres horas, Tovar continuó su diatriba sobre el gobierno colombiano, los rebeldes izquierdistas y sus legiones de paramilitares narcotraficantes. Hizo referencias a Jefferson, Voltaire y Hobbes, y pronunció una perorata sobre temas políticos y nobles objetivos de reconciliación nacional. “Quiero recuperar la libertad para recuperar la lucha en mi país, no para volverme narcotraficante. He cometido errores y estoy dispuesto a luchar por la reconciliación de los colombianos”, dijo.

No era algo que el juez Walton oyera con frecuencia en su tribunal, y aunque en general habría aceptado la solicitud de los fiscales de darle a Tovar 30 años de prisión, esta vez se compadeció del acusado.

“No tengo dudas de que lo hizo para pelear contra un enemigo (las guerrillas), que usted pensaba eran una amenaza para su país, y que su rol en esta conspiración no fue el de un productor o un distribuidor”, dijo Walton. 

El juez condenó a Tovar a 16 años, pero le reconoció sus más de 9 años en la cárcel; y con buen comportamiento, Tovar podría quedar libre en 5 años.

La decisión fue sorprendente en Colombia, donde Tovar aún enfrenta cargos por asesinato, secuestro extorsivo, desplazamiento forzado y muchos crímenes más. El único que no se sorprendió por la sentencia pudo haber sido Tovar mismo. El excomandante paramilitar recibió estoicamente la sentencia que Walton le leyó. Era natural: él cree que es inocente.

Tovar no es el único que cree que ha sido juzgado erróneamente por la historia. Hay millones de personas que lo ven como un salvador y un mártir de su causa. Hay quienes creen que él los representó, primero en los campos de batalla y luego en los tribunales de la opinión pública, dado que la solución paramilitar contra los insurgentes fue rechazada por los legisladores, los defensores de derechos humanos, los fiscales y los jueces de todo el hemisferio.

Esta opinión aún predomina en Colombia y en otras partes del mundo, como lo deja claro la decisión de Walton de ser benévolo con Tovar. Quienes opinan así defienden la creencia de la élite regional de que algunas áreas fueron olvidadas por el gobierno central, y abandonadas a su suerte para que se defendieran por sí mismas de un enemigo depredador que trataba de tomar lo que les pertenecía. Tovar y sus cómplices de la AUC eran su ejército, y ellos se identifican con su historia.

Las élites de la región del Magdalena Grande

El área que se analiza en este estudio de caso comprende tres departamentos de Colombia: La Guajira, Cesar y Magdalena, los cuales conforman lo que algunos de los habitantes más adultos denominan el “Magdalena Grande”, haciendo referencia al antiguo nombre oficial de esta región, que en los primeros años de la independencia del país estaba conformada por estos tres departamentos. Actualmente, los tres siguen íntimamente relacionados. Sus vínculos económicos, políticos y sociales se extienden a través de sus fronteras, a lo largo de la costa y en la vecina Venezuela. Estas conexiones históricas crean una especie de vínculo mítico entre los tres departamentos, que, como veremos, algunas de las élites de las zonas han intentado restablecer mediante su poder económico, sus conexiones políticas, sus negocios ilícitos y sus no pocas acciones violentas.

magdalena esV2Desde su formación, la economía del Magdalena Grande ha girado en torno a numerosos productos legales e ilegales, muchos de ellos de exportación. El algodón y la ganadería han dominado tradicionalmente la industria agrícola de Cesar y Magdalena, aunque en las últimas dos décadas han surgido numerosas plantaciones de palma africana. Las plantaciones de banano han jugado un papel importante en la historia de Magdalena y en su desarrollo económico. En 1928, el departamento fue escenario de la masacre de cientos de trabajadores bananeros, que fue inmortalizada por Gabriel García Márquez en su novela Cien años de soledad. Una de las arterias fluviales más tradicionales del país, el río Magdalena, atraviesa el departamento para luego desembocar en el mar Caribe, cerca de un importante puerto.

Esta región es rica en recursos naturales. Durante mucho tiempo, La Guajira ha producido y exportado sal y minerales, especialmente carbón, que se han convertido en un elemento básico de la economía de Cesar y La Guajira en los últimos años. El crecimiento de la minería en la región atrajo a actores económicos nacionales e internacionales, especialmente cuando las exportaciones de carbón empezaron a crecer en Colombia y el gobierno trató de explotar sus reservas de petróleo. La creciente importancia del carbón coincidió con el período de tiempo en que ocurrieron la mayoría de los acontecimientos que se analizan en este estudio de caso. Junto con estas empresas mineras de grandes proporciones vinieron las fuerzas de seguridad privada, y más tarde los grupos paramilitares ilegales, que serían utilizados para proteger estos intereses económicos y mantener el status quo de la región.

Todas estas industrias requieren grandes extensiones de tierra y desde siempre han estado en el corazón de los intereses económicos de las élites de la región, las cuales también han dominado la política de esta zona. Sus tradicionales apellidos son conocidos en el Magdalena Grande: Baute, López, Araújo, Noguera y Pupo; y en años más recientes, Cote y Gnecco. Muchas de estas familias recurrieron a las economías ilícitas para mejorar su situación, particularmente al contrabando de gasolina de la vecina Venezuela, pero también a fertilizantes, maquinaria agrícola, autopartes y vehículos, que, como la gasolina, a menudo son robados, o adquiridos a precios bajos en Venezuela para luego ser traídos a Colombia.

La importancia de la economía de la región les ha permitido a estas élites proyectarse a nivel nacional. En 1934, Alfonso López Pumarejo, cuya madre era oriunda de Valledupar, se convirtió en presidente de Colombia. Como miembro del Partido Liberal, uno de los dos partidos predominantes en Colombia, López Pumarejo se hizo famoso por sus intentos de establecer una reforma agraria radical. Estos esfuerzos prepararon el terreno para el crecimiento de pequeños grupos de agricultores, quienes desafiaron el poder de las élites tradicionales y su emergente modelo de crecimiento económico basado en las exportaciones. El resultado fue un enfrentamiento que culminó con el asesinato del candidato presidencial del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá, en 1948. Este magnicidio desató un período de casi 20 años de disputas sectarias en diferentes partes del país. El período llegó a ser conocido como “La Violencia”, y sirvió como telón de fondo del medio siglo de conflictos que le siguió.

VEA TAMBIÉN: Élites y Crimen Organizado en Colombia: Introducción

En 1974, el hijo de López Pumarejo, Alfonso López Michelsen, ganó la presidencia. Como su padre, López Michelsen fue conocido por ser un reformista. En la década de los sesenta encabezó el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), un ala más progresista del Partido Liberal. Aunque no creció en Cesar, fue su primer gobernador en 1967, después de que el gobierno central dividiera al Magdalena Grande en los tres departamentos actuales: Cesar, Magdalena y La Guajira. Poco después, volvió a integrar el ala liberal radical al Partido Liberal. Como gobernador de Cesar, ayudó a establecer un festival de música del ritmo local, conocido como vallenato, con la ayuda de una periodista llamada Consuelo Araújo Noguera. Varios miembros de la élite de Cesar trabajaron en el gabinete del gobernador, como Álvaro Pupo Pupo y Álvaro Araújo Noguera, hermano de Consuelo. Más adelante, Araújo Noguera se desempeñó como ministra de Agricultura del presidente López Michelsen.

Cuando asumió la presidencia, López Michelsen parecía conocer muy bien la tradición del Magdalena Grande de mezclar lo lícito con lo ilícito. Colombia apenas comenzaba su auge como exportador y productor de cocaína, y los dólares fluían por el país a tasas nunca antes vistas. Utilizando la llamada “ventanilla siniestra”, el Banco de la República compraba dólares sin preguntar de dónde provenían.2 Muchos años después de haber terminado su presidencia, López Michelsen se reunió con narcotraficantes en Panamá, con el fin de ayudarles a las élites de Colombia a negociar con ellos para reducir la violencia que se había generado por el tema de la extradición.

Diagrama1 RedPupoAraujo

Los “vallenatos” (como se les conoce a los habitantes de Valledupar) —Pupo y los dos Araújos— utilizaron sus conexiones con López Michelsen, así como sus antecedentes familiares, como una plataforma para impulsar sus propias carreras. Pupo se convirtió más adelante en una parte clave del conglomerado económico más poderoso del país, el Grupo Santo Domingo, donde dirigió la compañía cervecera Águila, perteneciendo a su Junta Directiva durante casi tres décadas.3 Su hermano, Edgardo, llegó a ser gobernador de Cesar. Luego el hijo de Edgardo se convirtió en alcalde de Valledupar. Edgardo también se convirtió en el guardián del hijo de su hermana, otro vallenato emergente llamado Rodrigo Tovar Pupo, quien luego tomaría su propio camino, de carácter más belicoso.

Diagrama2 RedPupo

Por su parte, la familia Araújo adquiriría poder político en Cesar durante décadas. Santander Araújo, el padre de Consuelo y Álvaro, fue alcalde de Valledupar durante cuatro períodos. Después de prestar sus servicios para el gobierno de López Michelsen, Álvaro Araújo Noguera se convirtió en diputado y senador. Mientras López Michelsen fue el padrino político de la zona, Araújo Noguera le sirvió como consejero, designando candidatos políticos y negociando puestos políticos entre sus varios copartidarios del Partido Liberal. Su hijo, Álvaro Araújo Castro, más tarde sería diputado y senador. Su hija, María Consuelo, ejercería como ministra de Relaciones Exteriores y dirigiría una campaña presidencial. El sobrino de Álvaro se convertiría en el gerente de relaciones comunitarias y más tarde en director general de la empresa extranjera más importante de la región, la Drummond, una explotación de carbón con sede en Alabama, que inició sus operaciones en Cesar a comienzos de la década de los noventa.

Diagrama3 RedAraujo

Su hermana, Consuelo, era de por sí una figura poderosa. Durante años ejerció un control casi dictatorial sobre lo que se conoce como el Festival de la Leyenda Vallenata, el evento cultural más importante de la región en torno a su música más representativa. Consuelo llegaría a ser más tarde ministra de Cultura, y el hijo de su primer matrimonio se convertiría en gobernador de Cesar. Su segundo matrimonio fue con Edgardo Maya, quien ocupó el puesto de Inspector General del país. Pero su primer intento de ser gobernador resultó fallido, dado que se presentó un enorme obstáculo que cambiaría la participación política de la familia Araújo. Ese obstáculo era la familia Gnecco. De esta rivalidad surgirían posteriormente los actores criminales más violentos del país. 

Contrabando, guerra y el surgimiento de la familia Gnecco

Los estrechos vínculos entre el poder político y las actividades ilegales en la historia colombiana reciente se pueden ilustrar muy bien con la familia Gnecco. La familia comenzó su ascenso en el poder vendiendo gasolina de contrabando. El mercado de la gasolina venezolana subsidiada ha sido un permanente y lucrativo negocio para las figuras criminales a ambos lados de la frontera. Los burócratas locales, las fuerzas de seguridad y las élites económicas y políticas se han beneficiado de este negocio y tienen pocos incentivos para detenerlo.

La familia Gnecco también robaba vehículos en Venezuela para revenderlos en Colombia. En una autobiografía inédita, Rodrigo Tovar Pupo describe la manera cómo este negocio se incorporó a la economía local después de que él consiguió un camión de la “concesionaria” Gnecco para unos colegas suyos.

“[Mis colegas] venían en una camioneta Hilux verde, que yo les había conseguido en el mercado negro (comprada al grupo de John Cerchar)”, escribe, refiriéndose a un miembro de los Gnecco. “Esa era una de las actividades ilícitas que para ese tiempo eran normales en Valledupar, pues desde que la trajo a nuestra región una familia guajira, se había vuelto una actividad comercial normal en la región que se hacía a plena luz del día y en sitios que eran de conocimiento de todos. El mercado de autopartes y carros ilegales era normal en mi Valledupar.”4

La familia Gnecco eventualmente comenzó a transportar drogas ilegales.Con su espectacular Sierra Nevada y con acceso directo a uno de los puertos más importantes del país, el departamento de Magdalena tiene uno de los entornos más propicios para el desarrollo del negocio de las drogas ilegales. En los años sesenta y setenta, esa droga era la marihuana.  En los ochenta fue la cocaína. En ambos casos, la familia Gnecco aprovechó la oportunidad que ofrecían estos negocios y con el tiempo se convirtió en una de las familias más poderosas e influyentes en el Magdalena Grande.

Al frente de esta actividad estaba Jorge Gnecco, un personaje astuto y maquiavélico provisto de una aguda comprensión de los hilos del poder. En medio de la adversidad, él podía identificar las oportunidades. En la costa Caribe colombiana, esa oportunidad surgió con la presencia de los grupos guerrilleros. Fortalecidos gracias al aumento de los secuestros extorsivos y a los ingresos provenientes de los “impuestos” a los traficantes de drogas, a las empresas y a las grandes industrias agrícolas, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) crecieron rápidamente en la década de los noventa.

Jorge Gnecco CercharLa respuesta del Estado al accionar de estos grupos fue débil, irregular y en muchos casos inexistente. Además de su debilidad, el gobierno se interesaba más por otros asuntos, específicamente por la lucha contra los narcotraficantes, quienes les habían declarado la guerra a las fuerzas de seguridad y a las élites debido al tema de la extradición. La vulnerabilidad de las fuerzas del Estado fue evidente durante esa batalla: cientos de policías y decenas de jueces fueron asesinados como parte de la campaña de los narcotraficantes contra la extradición; los narcotraficantes atacaban a los miembros de las élites secuestrándolos a ellos y a sus hijos; las bombas dejaron en ruinas edificios gubernamentales, sedes de periódicos y centros comerciales, y aterrorizaron a la nación.

Las élites campesinas quedaron expuestas a otras amenazas, como los grupos guerrilleros, que sacaron bastante provecho de la situación. La extorsión y el secuestro aumentaron y las ganancias permitieron el surgimiento de más guerrilleros y milicias urbanas. Las élites en lugares como el Magdalena Grande respondieron apoyando la creación de grupos paramilitares.

Según todos los indicios, Jorge Gnecco tuvo contacto con algunas de las primeras organizaciones paramilitares de la costa norte. Entre estas se encontraba el más poderoso grupo emergente, las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá (ACCU). Encabezadas por los famosos “hermanos Castaño”, las ACCU establecieron el primer modelo paramilitar profesional en Colombia. Si bien el momento preciso en que Gnecco entró en contacto con las ACCU no es claro, muy seguramente fue por medio de Hernán Giraldo, un narcotraficante que residía en el Magdalena y con quien Gnecco había hecho negocios. Giraldo creó su propio grupo paramilitar, que luego se uniría a la organización de alcance nacional de los Castaño, conocida como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Diagrama4 RedGnecco

Hacia mediados de los años noventa, Gnecco se dedicó a recaudar fondos y a hacer proselitismo por las AUC en la región del Magdalena Grande. En Cesar, era bien sabido que él era un jefe paramilitar, y él no se esforzaba por ocultarlo. De hecho, lo usó para poner a su familia en una posición política y económica más sólida, incluso mientras él ejercía control sobre sus actividades criminales. Su empresa de transporte, que funcionaba desde hacía mucho tiempo, se expandió y logró firmar algunos de los contratos más importantes de la región, como el del transporte de carbón de la Drummond desde sus minas en Cesar hasta los puertos de exportación. Además, empezó a colocar a sus parientes y amigos en posiciones de poder. Algunos de ellos ocuparon cargos burocráticos y judiciales importantes, mientras que otros aspiraban a cargos superiores.

 Para lograr esto, lo primero que hicieron los Gnecco fue aliarse con los Araújo. Las dos familias tenían mucho en común. Ambas eran naturales del Magdalena Grande y se encontraban en una poderosa situación económica, social y política. Ambas tenían prestigio regional, que les permitió ganar poder a nivel nacional. No obstante, había grandes diferencias entre ellas. La familia Araújo se consideraba a sí misma como el poder político legítimo del Estado. Para los Araújo, los Gnecco eran solo unos advenedizos, unos nuevos ricos que habían tomado el camino de la ilegalidad para enriquecerse y ascender socialmente. Para los Gnecco, por su parte, los Araújo eran lo que los colombianos llaman “delfines”, personas que llegan al poder gracias a su herencia, y no al trabajo duro. Al principio, las dos familias pasaron esto por alto. En 1992, Lucas Gnecco, hermano de Jorge, se convirtió en el primer gobernador electo de Cesar, con el apoyo de Álvaro Araújo Noguera. Pero en 1994, las familias comenzaron a rivalizar abiertamente. En 1995, el candidato de los Araújo, Mauricio Pimiento, obtuvo el puesto de gobernador, derrotando a otro hermano de Jorge, Pepe Gnecco.

En 1997, las dos familias se enfrentaron de nuevo, y esta vez Consuelo Araújo Noguera se postuló para la gobernación compitiendo con Lucas Gnecco, quien estaba buscando su segundo mandato. La campaña se convirtió en un campo de batalla. En una ocasión, Consuelo se refirió a Lucas como un “burro” y lo acusó de fraude electoral y de mentirle al pueblo.7  Cada parte utilizó solapadamente su aparato político para desacreditar a la otra. Días antes de las elecciones, el defensor del pueblo declaró a Lucas “inhabilitado” o “no apto para el cargo” durante dos años debido a las irregularidades durante su primer mandato como gobernador.8 Los seguidores de Gnecco protestaron, y finalmente la decisión fue revocada. Por otra parte, aparecieron 50.000 nuevos votantes en las listas de Valledupar.9 El repentino aumento de los votantes dio lugar a denuncias de corrupción cuando Lucas derrotó a Consuelo por un poco más de 12.000 votos.10

El resultado sorprendió a la familia Araújo. Aunque mantenían el poder en ciertos círculos, estaba claro que la familia Gnecco, y en particular Jorge Gnecco, era el nuevo poder político de la región. Los miembros de la familia Araújo de repente se vieron enfrentados a un dilema que no tenía fácil solución: someterse al nuevo statu quo de la política criminal paramilitar, o unirse a este y emplearlo para sus propios fines. Finalmente decidieron adherirse al nuevo orden, con la ayuda de uno de sus antiguos vecinos que ahora era una de las figuras más importantes del crimen organizado de élite en la historia colombiana reciente: Rodrigo Tovar Pupo. Esta decisión cambió definitivamente el rumbo de la política en el noreste del país durante la siguiente década.

La formación de Rodrigo Tovar Pupo

En muchos sentidos, la crianza de Tovar fue la preparación perfecta para un futuro comandante paramilitar. Hijo de un capitán del ejército, fue criado en parte por su tío, Edgardo Pupo, un astuto político que ejerció como gobernador de Cesar. Estos dos aspectos resultan útiles para entender la persona en la que se convirtió. Por un lado, Tovar es un animal político. Tiene un agudo sentido de la importancia de crear redes poderosas y desarrollar una base política sólida que le permita operar. Tovar también tiene un lado guerrerista: es un hombre pendenciero, dispuesto a conseguir lo que quiera a cualquier costo. Los aspectos políticos y guerreristas de su personalidad son evidentes en su historia de vida y en su desarrollo de un gran imperio político y criminal. Pero el lado militar de su personalidad fue el más fuerte, y condujo a la muerte de cientos, o quizá miles de personas en el proceso de construcción de ese imperio.

“Mi gran guerra era conmigo mismo”, le diría a InSight Crime más adelante. “Todavía le pido a Dios que me permita liberarme del odio que llevo en mi corazón”.11

Tovar creció en el centro de Valledupar, donde sus vecinos, conocidos popularmente como “la gente de la plaza”, tenían los apellidos más reconocidos de la región: Araújo, Castro, Noguera y Baute, para mencionar solo algunos. Su abuelo, Óscar Pupo, fue un prominente ganadero. Tovar se describe a sí mismo como parte de “la clase media-alta”, pero se relacionaba con los demás con facilidad.12 Con personas de otras élites jugaba al softbol, iba a nadar y frecuentaba el club campestre donde bebía whisky con sus amigos.

Algunas de estas personas de las élites, al igual que Tovar, fueron a Bogotá para recibir parte de su educación. Casi todos ellos, incluido Tovar, volvieron a Valledupar a vivir y trabajar, “hartos” de los “cachacos” o los “rolos”, como se les llama a las personas de Bogotá. Eran amigos cercanos, y las reuniones en torno a las fiestas y al legendario Festival Vallenato tomaron un aire de familiaridad, pues no tenían que explicar sus orígenes, sus costumbres ni sus idiosincrasias. Tovar describiría en un tribunal este sentido de pertenencia a su tierra natal:

Mi niñez fue una niñez acompañada por todos los niños de esa provincia vallenata en donde todos jugábamos con todo, durante esa niñez viví en un pueblo de Valledupar que para ese entonces no tenía luz, sus calles eran polvorientas pero eso no nos hacía sentirnos menos orgullosos de lo que considerábamos nuestro… nuestra tierra, nuestro orgullo, en ese entonces era poco el desarrollo que para la región tenían políticas de estado pero donde su gente sabía trabajar y tenía el trabajo como un don, tenía el trabajo como una oportunidad y tenía el trabajo como un desarrollo, allí en esa sociedad en donde todos éramos amigos de todos. 13

Tovar se hizo oficial del ejército pero dijo que tuvo que retirarse cuando sufrió una lesión. 14 Entonces decidió estudiar agronomía y administración de empresas, y atender las ganaderías de la familia Pupo en las afueras de la ciudad.15  Una de las fuentes dijo que los Pupo tenían unas 10.000 hectáreas de tierra en la región, 16 pero esta afirmación no pudo ser verificada, y el mismo Tovar diría más tarde que la única tierra que tenía a su nombre se la había dado a su esposa y sus hijos. 17 Como la mayoría de los habitantes de la región, su trabajo lo llevó a Venezuela, donde vendía ganado y otros bienes. Aunque fue conocido como un rumbero en su juventud, contrajo matrimonio relativamente joven, tuvo tres hijos y estableció su vida en Cesar.

Los hijos de Tovar se movieron en los mismos círculos en los que él lo había hecho. Según un conocido, una de sus hijas, por ejemplo, salía con el hijo de Alfredo Araújo Castro, sobrino de López Michelsen —Álvaro Araújo Noguera, miembro del gabinete y con poder político en la región—. Alfredo Araújo Castro se convertiría más tarde en un importante funcionario de la Drummond y, supuestamente, en un mediador clave de Tovar en sus negocios con la empresa una vez que se unió a los paramilitares.

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Desde muy pronto, Tovar fue conocido como un líder con el potencial político para seguir los pasos de su tío, el exgobernador Edgardo Pupo. Un conocido lo describió como “el más patrón” y muy “político”. 18 En su juventud participó en las campañas de su tío, e incluso en un momento trabajó como voluntario del ala radical del Partido Liberal de López Michelsen, el MRL.19 Y como adulto, hizo parte de la Federación de Cultivadores de Arroz y de la Cooperativa Lechera. En una ocasión, junto con otras personas conformó una pequeña cooperativa arrocera, que según él fue aplastada por la Federación Nacional de Arroz durante una reunión a la que él asistió en Bogotá. 20

A finales de los ochenta, el alcalde de Valledupar, Rodolfo Campo Soto, contrató a Tovar como jefe de la Oficina de Control de Precios. Su trabajo consistía en inspeccionar la calidad de los productos lácteos y agrícolas, entre otros productos que se vendían en la ciudad. Ocupó este puesto por unos pocos meses y luego se trasladó a otro puesto menos político, en el área de contabilidad, en el que permaneció hasta principios de la siguiente administración.

El trabajo en la alcaldía le sirvió a Tovar más adelante en muchos aspectos.21 En primer lugar, le ofreció la oportunidad de conocer más gente y ampliar su red de conocidos. “Era amigo de los gremios, era amigo de los empresarios, era amigo de las generaciones menores”, explicaría más adelante. “Era amigo de los militares, de los políticos, era amigo de todo el mundo, en este entonces, vuelvo y lo repito, todos éramos amigos de todos”.22

La alcaldía también le permitió adquirir un conocimiento de primera mano de la manera como funciona el poder. Tovar dijo que rechazó la oferta del alcalde para trabajar en la alcaldía varias veces antes de aceptar el desafío de ver “si era corruptible”.23 Más adelante, en su testimonio ante las autoridades colombianas, Tovar dijo que esta oportunidad le llegó pronto, cuando un “empresario” le ofreció dinero para que no hiciera su trabajo: comprobar los precios, en lo que se refería a los productos del empresario; Tovar se negó, dijo, pero comenzó a preguntarse qué haría si sus propios compañeros políticos le hubiesen pedido lo mismo.24

Finalmente, la alcaldía le permitió comprender cómo se distribuía el poder en el sistema político del país, recientemente modificado. Pocos años antes, Colombia había tomado la decisión histórica de descentralizar el gobierno. A principios de 1988, los alcaldes empezaron a ser elegidos por voto popular y se les permitió tener mucho más control sobre sus presupuestos. En muchos sentidos, éste fue un paso hacia una mayor democracia, y Tovar pudo tener conocimiento de primera mano sobre el tamaño y el alcance de estos nuevos presupuestos, especialmente cuando fue trasladado a la oficina de contabilidad.25 Sin embargo, los cambios políticos quizá habían sido prematuros. Los gobiernos locales no estaban acostumbrados a manejar esos dineros. La corrupción fue desenfrenada. El gobierno central, débil y en gran medida ausente en muchas áreas, tampoco tenía la capacidad de proteger a los políticos de los actores ilegales en lugares como el Magdalena Grande.

En el caso de Cesar, esta falta de protección se hizo particularmente clara en la década de los noventa, cuando los dos principales grupos guerrilleros de Colombia, el ELN y las FARC, comenzaron a ejercer control sobre los ciudadanos y los políticos. Tovar dijo que en una zona cerca de su casa, la guerrilla robaba tierras, desviaba los presupuestos de los gobiernos locales y designaba sus propios candidatos para la alcaldía.26 Más adelante, Tovar se referiría a esto como un Estado “paralelo”.27 La influencia de las FARC fue muy directa particularmente en Valledupar. Ricardo Palmera, uno de los miembros de “la gente de la plaza”, se unió a la guerrilla a finales de la década de los ochenta. Asumió el alias de “Simón Trinidad”, un juego de palabras con el nombre del líder de la independencia en el siglo XIX, Simón Bolívar. El profundo conocimiento de Palmera sobre las élites de la región —en particular sobre sus hábitos y sus ganancias— posibilito que éstas fueran blancos fáciles para la extorsión y los secuestros.

La familia de Tovar no fue la excepción. Los guerrilleros secuestraron a su primo a cambio de un rescate y casi secuestraron también a su padre.28 Los guerrilleros además extorsionaban a la familia. A las ganaderías de la familia llegaban mensajeros de los guerrilleros exigiendo comida y alcohol, además de su cuota mensual.29 Tovar dijo que él les daba cajas de whisky Old Parr y que ellos consumían botellas de aguardiente durante sus rondas de extorsión. En algunas ocasiones, los guerrilleros traían a los lugares de encuentro a vecinos que les debían dinero y le preguntaban a Tovar cuánto dinero tenían esas personas, para poder determinar la cuota mensual que debía pagar.

“Decían que yo era un oligarca”, recuerda.30  

Tovar aseguró que el 80 por ciento de los residentes pagaban estas extorsiones. Se estaba formando, dijo, un “nuevo Estado” bajo la dirección de la guerrilla.31

“Si por algo fui a la guerra, fue por miedo”, le diría más tarde a InSight Crime en una entrevista.32

Cómo se hace un paramilitar

En 1995, Tovar, cansado de ser víctima de los guerrilleros, decidió colaborar con una organización incipiente autodenominada grupos de “autodefensa”. Acompañado por un hombre que se identificó como “Luis”, comenzó a hacer diligencias para la organización. Al principio, él se consideraba más como un vínculo o un portavoz más que un líder o incluso más que un miembro activo. Para los grupos de “autodefensa”, contar con este tipo de interlocutores les facilitaba ingresar a la zona. Tovar les presentó a potenciales donantes y a operadores políticos, muchos de los cuales eran parte de su círculo de élite. Cuando los habitantes de la región le hacían preguntas, Tovar les hablaba sobre el grupo, transmitiéndoles su mensaje de liberación. Y cuando los presuntos guerrilleros eran asesinados, Tovar hablaba con orgullo sobre las acciones del grupo.

[Yo era un] gran guía de la zona porque, entre otras cosas, la conocía bien por mis negocios de compra y venta de ganado, lo que me había permitido conocer muchas de las regiones ganaderas que era donde estaba la guerrilla conformando sus estados. Además, seguía con mi función socializadora, la cual se incrementaría, pues estas autodefensas empezaron a ser más operativas que las anteriores y, apenas la gente empezó a escuchar las operaciones militares de las autodefensas, por muchas partes empezaron a tomar otra actitud más positiva y esperanzadora. Entonces mi función tendía a multiplicarse porque, cada vez más, la gente quería saber del fenómeno; y yo, por supuesto, estaba encantado de contarles… Esto llevó a que fuera la misma sociedad la que me buscara para preguntarme cómo hacer contacto con ellos, para pedirles el ingreso a zonas donde ellos.33

Con el tiempo, Tovar conoció a los dirigentes de la organización. Entre ellos a Salvatore Mancuso. Mancuso era hijo de inmigrantes italianos que se habían convertido en grandes terratenientes y ganaderos a lo largo de la costa Caribe al noroeste del país. Como Tovar, Mancuso se jactaba de sus propias conexiones con las élites, que le habían ayudado a él y al comandante de los grupos de “autodefensa”, Carlos Castaño, de los hermanos Castaño, a conformar las ya mencionadas ACCU, y más adelante las AUC.34

Carlos CastanoAl principio, el interlocutor principal de las AUC en el Magdalena Grande era Jorge Gnecco. Según Tovar, él fue un importante recaudador de fondos y, por un tiempo, uno de sus jefes directos. 35 En ese entonces, la figura de Gnecco estaba creciendo. Además de sus conexiones con las AUC, estaba construyendo una máquina política. En 1992, su hermano Lucas se convirtió en gobernador de Cesar. En 1997, postulándose para su segundo mandato, venció a Consuelo Araújo Noguera y se convirtió en el primer gobernador de Cesar que después de muchos años no estaba en deuda con la familia Araújo. Al mismo tiempo, otro hermano de Jorge, Pepe, se convirtió en senador. Pocos años después, su sobrino, Hugo Gnecco, llegó a ser alcalde de Santa Marta, capital del departamento de Magdalena. Y su primo, Juan Francisco “Kiko” Gómez, se convirtió en alcalde de Barrancas, en La Guajira.

Pero si bien Gnecco era su jefe, Castaño fue el maestro ideológico de Tovar y Mancuso su padrino paramilitar. En una entrevista, Tovar se refirió a Castaño como su “Bolívar”, refiriéndose a Simón Bolívar, el hombre que lideró la independencia de España de gran parte de las naciones andinas en el siglo XIX.36 Los discursos de Castaño sobre el fracaso de la “clase política” y del Estado tuvieron resonancia en Tovar. La ira contra esta “clase política” era tanto regional como nacional.

Este punto me llamó mucho la atención porque fue un común denominador. Los que estábamos allí mostrábamos una molestia muy grande contra la clase política que nos representaba en la capital del país, pues ella había sido incapaz de reclamar, a nombre de todos, la presencia del Estado que tenía la obligación de velar por nuestra defensa, lo que la hacía responsable por nuestro dolor. En aquella época solo había dirigencia para incrementar la corrupción, la que ya se compartía con los nuevos estados paralelos de la guerrilla. Todos en una sola voz clamábamos con un SOS por nuestra gente; todos demostrábamos el interés de las gentes de nuestra región por apoyar a quien llegara a cumplir la función de defensa que había olvidado el estado de derecho; todos hablábamos del sentir de cada región por la libertad y de la no aceptación de modelos políticos diferentes a los que ya estábamos acostumbrados, así compartiéramos que ya era hora de buscar unos cambios estructurales del modelo político.37

Para Tovar y muchos otros paramilitares y no paramilitares, esta sensación de que el gobierno central los había abandonado y los había dejado a merced de la guerrilla era tema fundamental. Más que la idea de que el gobierno era incapaz de protegerlos, creían que al gobierno no le importaba. Aquel fue el comienzo de un levantamiento a nivel nacional que culminaría años más tarde con la elección del presidente Álvaro Uribe Vélez, él mismo víctima de la violencia guerrillera y crítico acérrimo del gobierno central. Como Tovar, él mismo diría más adelante: “el contrato social se diluyó”.38

Mientras Castaño formaba las ideas de Tovar, Mancuso afilaba sus habilidades militares. Tovar dice que la primera vez que fue a un enfrentamiento como miembro de las AUC lo hizo con Mancuso, para ayudar a rescatar a algunas personas que habían sido secuestradas por los guerrilleros del ELN en el vecino departamento de Magdalena. Ambos fueron capturados más tarde en La Guajira, después de que su grupo había asesinado a dos campesinos que habían invadido la propiedad de un gran terrateniente.39 Sin embargo, el fiscal local, únicamente indagó por una granada que portaban y luego los dejó en libertad.40 Cuando el defensor del pueblo hizo el respectivo reclamo, este había desaparecido por órdenes de Tovar.41

A los pocos meses, Tovar fue capturado otra vez por tráfico de armas, esta vez sin la compañía de Mancuso. En esta ocasión, Mancuso y Castaño no tenían contactos, por lo que enviaron a alguien a sacar a Tovar de la cárcel de Valledupar. Castaño y Mancuso le insistían que escapara, pero en el manuscrito que escribió más adelante, Tovar afirmó estar seguro de que él no estaba haciendo nada malo, y que confiaba en que sería recompensado por ese comportamiento. “Yo no había violado ninguna ley, y todo estaba en orden”, escribe. 42

Fue un momento decisivo, que marcó la percepción de Tovar sobre la criminalidad: Tovar nunca pensaría en sí mismo como un criminal, incluso cuando estaba cometiendo algunos de sus crímenes más atroces. En ese caso, su fe sería recompensada, y sería puesto en libertad. Cuando llamó a Mancuso y a Castaño para darles la noticia, estos no podían creerle. “Debes tener a alguien que está más arriba que nosotros en Bogotá”, le dijeron.

Tovar se rio y les dijo que “decir la verdad y permanecer dentro de la ley” fue lo que lo liberó. Los dos comandantes en el otro extremo del teléfono le preguntaron si él les estaba tomando el pelo, a lo que Tovar respondió: “es la verdad”.43

La verdad, por supuesto, era mucho más compleja. En este caso, era que Tovar había utilizado su propia red en el ejército y en el sistema judicial para obtener la libertad: después de que el batallón local mintiera al decir que Tovar tenía “permiso” para transportar las armas, el fiscal retiró los cargos; ese mismo fiscal trabajó para Tovar más adelante.44

Tovar no menciona este detalle en sus escritos. Para algunos, es parte de su perturbada patología, de su negación. Para otros, es una actitud calculadora. En cualquier caso, su narración sigue siendo impecable: él es la víctima que actúa en nombre de otras víctimas. Y esta es la versión que mantiene hasta el presente.

El ascenso de 'Jorge 40'

Poco después de ser liberado de la cárcel por segunda vez, Tovar asumió el alias de “Jorge 40” (como el ejército, las AUC les asignaban números a sus comandantes como una manera de camuflar sus comunicaciones.) Bajo la tutela de Mancuso y Castaño, Jorge 40 se convirtió en comandante del “Bloque Norte” de las AUC. Mancuso fue su jefe militar, Jorge Gnecco su jefe político y Castaño su jefe ideológico.

Su plan era el mismo en cada lugar objetivo: “limpiar” el área de la influencia guerrillera mediante acciones militares, y consolidar estas áreas mediante el control de las elecciones y de los partidos políticos. Con la determinación y los contactos de Jorge 40, las AUC se lanzaron a conquistar la región del Magdalena Grande. Sin embargo, aquella no sería una tarea fácil. Aunque nominalmente eran un solo movimiento, las AUC estaban divididas en numerosas facciones militares y políticas rivales. Estas facciones estaban unificadas por su estrategia militar de lucha contra los guerrilleros, pero el botín de estas conquistas no era fácil de dividir entre los vencedores. Es más, las conexiones locales y los intereses de cada facción hicieron que generar una estrategia unificada a lo largo de la costa norte fuera imposible.

Diagrama5 RedParamilitarJorge40 1997 2001

La base de poder de Gnecco, por ejemplo, se extendía por todo el Magdalena Grande. Además de sus contactos con el hampa de Magdalena, muchas de las familias de contrabandistas de La Guajira eran sus parientes o allegados. Uno de ellos era Juan Francisco “Kiko” Gómez, primo de Jorge y exalcalde de Barrancas, un importante centro de bienes de contrabando procedentes de Venezuela. Gómez trabajó con Samuel Santander Lopesierra, alias “el Hombre Marlboro”, un exsenador que tenía conexiones en los niveles más altos del gobierno y con el contrabando, como lo dejaba claro su apodo.45 Estas familias tenían sus propios intereses políticos y económicos, y, aparte del beneficio de liberarse de las guerrillas, no estaban dispuestas a entregar estos intereses a las AUC. Es más, tenían sus propios grupos armados, que no operaban bajo la influencia de las AUC.

Estas tensiones darían como resultado un derramamiento de sangre. No está claro qué provocó los enfrentamientos, pero los problemas entre los grupos paramilitares se volvieron particularmente tensos cuando Hernán Giraldo tuvo una disputa con la familia Rojas, aliados de los hermanos Castaño, que transportaban drogas ilegales y otros productos ilícitos a lo largo de la costa.46 Con el tiempo, las diferencias crecieron cada vez más. El poder de Gnecco estaba en su punto más alto en toda la región, y se puso del lado de Giraldo. Fue un momento decisivo en la batalla por el Magdalena Grande. No sólo estaban en juego las rutas del tráfico ilícito que sostenían la guerra paramilitar contra la guerrilla y su expansión. También estaba en juego el poder político de la zona noreste de Colombia, y posiblemente de todo el país.

El punto de inflexión ocurrió en agosto de 2001, cuando Jorge 40, a instancias de sus jefes de las AUC, invitó a Jorge Gnecco a reunirse con él. Gnecco, el poderoso patriarca de la familia criminal más despiadada del noreste, estaba seguro de que se trataba de una reunión de negocios amigable y al parecer llevó licor y comida. A su llegada, sin embargo, Gnecco fue capturado, torturado y asesinado. Su cuerpo fue encontrado más tarde en una tumba anónima junto a los de sus guardaespaldas.47 Posteriormente, Jorge 40 haría blanco de sus ataques a otros miembros de la familia Gnecco. El reinado de los Gnecco había terminado, al menos por ahora.

Entonces la guerra se trasladó a Magdalena, donde en diciembre de 2001 las AUC comenzaron a distribuir folletos en los que advertían de su llegada y de la inutilidad de oponer resistencia. De la ciudad costera de Santa Marta hasta la Nevada, los milicianos e informantes del Bloque Norte —a menudo con ayuda del ejército— comenzaron a perseguir y a asesinar a los hombres de Giraldo. 48 En febrero de 2002, Jorge 40 rodeó lo que quedaba del ejército paramilitar de Giraldo, obligándolo a rendirse y a negociar con los hermanos Castaño. En mayo de 2002, los dos grupos acordaron un alto el fuego, y luego rebautizaron el nuevo grupo paramilitar de la zona.49 A partir de entonces estarían bajo el mando del Bloque Norte.

Jorge 40 también extendió su influencia a La Guajira. Después de que las incursiones iniciales del Bloque Norte le abrieron espacio en el sur del departamento, comenzó a trabajar directamente con las principales familias contrabandistas de la zona. Al menos cuatro familias de contrabandistas se negaron a cooperar, y por tanto Jorge 40 tuvo que asesinarlas; cuando no podía derribar a la cabeza de la familia, asesinaba a sus familiares.50

El aparato político de 'Jorge 40'

Ya cuando tenía su estrategia militar en movimiento, Jorge 40 volvió sus ojos a la política. Como dijo luego la Corte Suprema, el Bloque Norte era una “Organización que no sólo perseguía a la guerrilla sino que pretendía copar políticamente las regiones de su injerencia.” 51

El Bloque Norte había iniciado este proceso obteniendo de manera ilegal los datos del censo de los tres departamentos. Un testigo, por ejemplo, dijo que pagaban US$2.000 por información sobre Magdalena.52 Entonces reunían a sus tropas, que a su vez reunían a los candidatos y a sus operadores políticos. En septiembre de 2000, la organización paramilitar celebró una de sus primeras convenciones privadas en el municipio de Chivolo (también escrito Chibolo), en Magdalena, donde pedían la conformación de una “provincia unida por una mejor opción de vida”. Al final, se unieron con un candidato a gobernador y a los candidatos a la alcaldía de 13 municipios. Otras 395 personas que podrían influir en las elecciones para los concejos municipales y la Asamblea del departamento también estuvieron presentes.53

Diagrama6 RedPoliticaJorge40

Los candidatos del Bloque Norte para gobernador y varios cargos municipales ganaron las elecciones de ese año, lo cual les permitió continuar. En noviembre de 2001, el Bloque Norte convocó a una reunión en Pivijay, otro municipio de Magdalena, donde formalizaron un acuerdo con los políticos locales que serían sus candidatos para las campañas para el Senado, el Congreso y las alcaldías, que ya se avecinaban.54 El llamado “Pacto de Pivijay” comprometió a los dirigentes políticos a suministrar “votos” para cuatro candidatos preseleccionados para las próximas elecciones del Congreso. Los congresistas y senadores pagarían el favor ayudando en las campañas de los candidatos a las alcaldías. En efecto, las victorias de la AUC en las elecciones locales y nacionales se reforzaron mutuamente.

Esta estrategia se aplicó en todo el país. Como Mancuso luego dijo en la corte, las AUC buscaban convertirse en el “estado de facto” en sus áreas de influencia.

(…) El vincularnos a la política es una estrategia concertada con el comandante Carlos Castaño (…) él da instrucciones en ese sentido a sus comandantes y yo a mis subalternos, estamos hablando del año 99, se planea penetrar todo el poder político alcaldes, concejales, diputados, gobernadores, congresistas de las zonas que manejábamos (…) en últimas, poderes regionales que en suma garantizaran para las autodefensas un poder nacional (…) ya desde las elecciones del año 97 habíamos iniciado a incidir en elecciones regionales y a nivel municipal y departamental (…) para un mejor entendimiento del tema partiremos de las regiones en las cuales las ACCU, y particularmente el Bloque Norte, tenían una influencia geográfica porque, como ya he expresado en ocasión en anterior, precisando que todos los políticos de esta zona nos buscaron para que les colaboráramos en su carrera política a partir de los hechos que se dan en el gobierno [del presidente Andrés] Pastrana [1998-2002] la decisión fue interactuar con los políticos de las regiones dentro de unos acuerdos con las comunidades y con nosotros para buscarle solución a los problemas de estas mismas comunidades según nuestra visión política, en el entendido de que estábamos implementando un proyecto político paralelo al del Estado.55

Las AUC convocaron a reuniones similares con políticos en diversas partes del país y promovían los votos en el noroeste, donde se firmaron los “pactos” más famosos:56 los de los Llanos Orientales, el eje cafetero y el Magdalena Medio.57 Como lo expuso la Corte Suprema:

En aquel entonces la organización armada ilegal desarrollaba un proyecto político que tenía como finalidad posicionar a sus miembros en todos los niveles de la administración, incluidos los cargos de elección popular, con el ánimo de expandir su área de influencia y tener voceros en los altos cargos con poder de decisión a nivel nacional.58

En Cesar, Jorge 40 también acudió a sus amigos y compañeros de la élite del departamento para que le ayudaran. Uno de los pilares de su plan fue Mauricio Pimiento Barrera, un político y diplomático que también creció en la “plaza” de Valledupar. Los dos eran amigos cercanos, y a medida que Jorge 40 desarrollaba su estrategia, sabía que necesitaría a un aliado cercano en Cesar, alguien como Pimiento, con influencia política. Pimiento tenía influencia local, nacional e internacional. Había sido el candidato de los Araújo para la gobernación de Cesar en 1995. También había trabajado con los ministerios de agricultura y de desarrollo económico. Antes de postularse para el Senado, trabajó con la Organización de Estados Americanos (OEA) y había pasado una temporada en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus iniciales en inglés) para contratar a la empresa Chemonics.

El otro pilar fue Álvaro Araújo Castro, hijo del patriarca político Álvaro Araújo Noguera. Araújo Castro había llegado a ser miembro del Congreso, y permaneció más como un comodín, que sería fundamental si Jorge 40 quería que la tradicional clase política estuviera con él. Ello se debe a que, a pesar de sus diferencias políticas con la familia Gnecco, los Araújo eran todavía importantes figuras políticas en Valledupar. Araújo Noguera predominó en los bloques políticos que los candidatos necesitan para ser elegidos. La tía de Araújo Castro, Consuelo, perdió la campaña para gobernadora en 1997, pero ocupó el cargo de ministra de Cultura durante la administración de Andrés Pastrana y se casó con el procurador general de Colombia, Edgardo Maya. El tío de Araújo Castro, Jaime Araújo, fue magistrado de la Corte Constitucional de Colombia. La hermana de Araújo Castro, María Consuelo, se forjó su propio camino en el mismo sentido de su tía, Consuelo, en el mundo cultural y social.

Alvaro Araujo Castro

Los Araújo no estaban necesariamente inclinados por las soluciones extrajudiciales de los paramilitares en la región, y aquella fue una alianza que no se dio naturalmente, según numerosas personas de la región le dijeron a InSight Crime. Jorge 40 consideraba a los Araújo como parte de la clase política tradicional que había traicionado a la región dejándola en manos de la guerrilla. Por su parte, Álvaro Araújo Castro tenía su propia base política, que ya lo había elegido para el Congreso en 1994 y 1998, y tenía los ojos puestos en una silla en el Senado por su propia cuenta.

Incluso con la llegada de los paramilitares, Araújo Castro mantenía sus posibilidades abiertas y se distanciaba públicamente de la violencia a su alrededor. Cuando el presidente Álvaro Uribe viajó a Valledupar en el año 2002, por ejemplo, Araújo Castro denunció a los paramilitares ante el presidente y su Consejo de Seguridad y exigió que se tomaran medidas contra ellos. Como lo señaló Araújo Castro más tarde, “Yo manifesté que había una interferencia de la acción de los paramilitares en la acción en los gobiernos departamentales y municipales”.59

Menos de un mes más tarde, las fuerzas de seguridad lanzaron una operación en la zona, en la que dieron de baja a varios paramilitares.

Esta crítica pública al parecer enfureció a Jorge 40, quien, según algunas versiones,60 organizó un escuadrón para ir tras el joven congresista. Fue en este punto en el que el hermano más diplomático de Araújo Castro, Sergio, al parecer intercedió. Sergio era un hombre de negocios amable y carismático, y de por sí era un líder. También conocía a Tovar muy bien, antes de que se convirtiera en Jorge 40. Después de eso, él mantuvo contacto con Tovar 61y, según personas cercanas a Araújo Castro y Tovar, se ofreció a mediar en la creciente tensión entre su hermano y el nuevo comandante paramilitar.

La naturaleza tibia de la alianza entre los Araújo y Jorge 40 fue evidente por el hecho de que en Cesar no hubo “pactos” formales. Los arreglos fueron tácitos, y las reglas no siempre fueron tan claras como lo fueron en Magdalena. Pero cuando las reglas se rompieron, hubo consecuencias. Al menos nueve políticos con cargos en el momento o en el pasado, así como varios aspirantes a cargos políticos, fueron secuestrados o asesinados en Cesar entre 2001 y principios de 2002,62 supuestamente por no apoyar a los candidatos designados por las AUC o por negarse a abandonar sus campañas. Uno de ellos, Víctor Ochoa Daza, fue secuestrado tras negarse a ser “suplente” de Araújo Castro en la lista del Senado. Después de su secuestro, la pareja de campaña de Ochoa Daza abandonó la postulación al Congreso y se convirtió en “suplente” de Araújo Castro.63

En esencia, como la Corte Suprema escribió más adelante en relación con este caso, Jorge 40 estaba implementando una estrategia única en toda la región. La corte señaló que Jorge 40 había escrito algunas notas a lápiz en el documento del Pacto de Pivijay, relativas a Mauricio Pimiento.64 Dijo además que, así como en su estrategia en el Magdalena, había dividido la región en tres partes: una en los municipios del norte reservados para Pimiento; otra en el sur reservada para Araújo Castro; y una tercera que describió como “cielos abiertos”, es decir, abiertos a la competencia, que se ubicaba principalmente en Valledupar y sus alrededores.65

Los resultados de las elecciones parlamentarias de 2002 demostraron que tales anomalías en comparación con los anteriores patrones de votación que —pese a la ausencia de pruebas físicas o incluso de testigos de que Araújo Castro estuvo en una reunión con Jorge 40 para determinar estas zonas electorales— la Corte Suprema más tarde lo declararía culpable de “determinador de constreñimiento al sufragante” y de “concierto para promover grupos armados al margen de la ley”.66La corte sentenció a Araújo Castro a nueve años de prisión.

Vale la pena detenerse a analizar estas anomalías. La primera anomalía se refiere a los votos emitidos en distintas áreas del departamento. Los municipios en “la zona de Pimiento” claramente lo favorecieron como candidato del Senado, mientras que los de la “zona de Araújo” favorecieron a Araújo (vea tablas 1 y 2 abajo). La anomalía se hace aún más clara si se establece una comparación con los resultados anteriores —como más tarde lo hizo la investigadora Claudia López, actualmente senadora, cuando reveló estas anomalías en una serie de análisis publicados en la revista Semana en 2005—.67 En las áreas que el Bloque Norte designó para Araújo Castro, éste aumentó sus votos en más del 400 por ciento con respecto su campaña para el Congreso en 1998.68 Es claro que tradicionalmente la gente vota más en elecciones para el Senado que en las elecciones para el Congreso, pero para Araújo Castro y su equipo legal resultó imposible explicar esta anomalía.

Tabla1 SurdeCesar
Tabla2 NortedeCesar

Como el Tribunal Supremo escribió más adelante cuando condenó a Araújo Castro:

Los resultados de las elecciones de 2002 al Congreso de la República, que en condiciones de regularidad democrática podrían tener explicaciones satisfactorias como las reiteradas por el acusado, analizados en el escenario en que se produjeron y en el cual era actor de primer orden del grupo armado liderado por ‘Jorge 40’, revela que fueron consecuencia de una alianza entre las AUC y la clase política para dividir la votación entre los aspirantes al Senado con sus respectivas fórmulas a la Cámara de Representantes, a fin de asegurar la obtención de esas curules. 69

Patrones similares se presentaron en las elecciones para el Senado y el Congreso en Magdalena y La Guajira. Aunque otras entidades del gobierno a veces discreparon con respecto al nivel de participación de algunos políticos,70 los patrones de votación eran demasiado obvios como para ignorar que los paramilitares habían desempeñado un papel clave en las elecciones. Los paramilitares también influyeron en las elecciones locales a favor de la familia Araújo y de otras familias de las élites políticas de la región. En 2003, por ejemplo, Hernando Molina Araújo, primo de Araújo Castro e hijo de Consuelo Araújo, se postuló para gobernador y no tuvo ningún oponente, después de que los dos candidatos rivales abandonaran su campaña debido a las amenazas de Jorge 40.71

Los beneficios de la red de 'Jorge 40' 

La estrategia política de Jorge 40 les sirvió a él y a las AUC en muchos sentidos. A nivel local, el poder político les permitió a Jorge 40 y a las AUC acceder a nuevas fuentes de ingresos. Los paramilitares podían beneficiarse de estos contactos de diversas maneras, pero el conocimiento de Jorge 40 sobre los presupuestos municipales le permitió aprovechar las oportunidades más lucrativas. Una vez sus candidatos asumieron los cargos, por ejemplo, debían otorgarles contratos públicos a empresas que él controlaba directa o indirectamente, o bien transferirle al Bloque Norte una parte de su presupuesto.

Los ejemplos son abundantes. Para mencionar solo uno de los más sobresalientes, a cambio de respaldar la campaña de Dieb Maloof para el Senado en 2002, organizada mediante el Pacto de Pivijay, Jorge 40 fue recompensado con jugosos contratos con el proveedor de servicios de salud pública ESE, José Prudencio Padilla. El servicio de salud pública, que cubría a siete departamentos del norte de Colombia, tuvo que ser cerrado en 2006 debido a la masiva desviación de sus recursos hacia las AUC. 72

Jorge 40 diseñó esquemas similares en Cesar, que a menudo también beneficiaron a sus aliados, los Araújo. Una vez Hernando Molina Araújo se convirtió en gobernador, por ejemplo, logró colocar a Ángel Maya Daza, el medio hermano de su padrastro, Edgardo Maya, como director del principal hospital de Valledupar. Según testimonios, el anterior gerente fue obligado a renunciar por los paramilitares.73 Los investigadores del gobierno descubrieron más tarde que entre 2003 y 2008 los paramilitares habían recibido pagos casi mensuales mediante contratos adjudicados con el presupuesto del hospital a empresas fachada, y que utilizaban ambulancias para transportar hombres y armamento.74

Jorge 40 también utilizó sus estrechos nexos de la familia Araújo con el negocio más lucrativo de la región, la minería del carbón, y con su principal proveedor, Drummond, para sus propios fines.75 Alfredo Araújo Castro, sobrino de Álvaro Araújo Noguera, fue el gerente de Relaciones de la Comunidad de la Drummond en su oficina en Valledupar, la más grande de la compañía en la región, y más tarde se desempeñó como su gerente general. Jaime Blanco Maya, medio hermano del procurador general, Edgardo Maya, fue contratado por Drummond para gestionar sus servicios de alimentos. En entrevista con InSight Crime, Jaime Blanco Maya dijo que la empresa acordó pagarle más por su contrato. 76 El dinero extra, dijo, era utilizado para pagarles a los paramilitares de Jorge 40 por sus “servicios de protección”.77

Diagrama7 RedEliteJorge40

Blanco Maya señaló que, cuando terminó su contrato de servicios de alimentación, Alfredo Araújo Castro se convirtió en el intermediario de pagos de Drummond a Jorge 40 y los paramilitares para que los “protegiera” de la guerrilla.78 Varios exparamilitares y excontratistas de Drummond también se refirieron a los contactos entre Araújo Castro y las AUC, que según ellos se remontan a 1999. Según los testimonios, Araújo Castro se reunió varias veces con los comandantes del Bloque Norte para negociar la expansión del frente paramilitar con dineros de Drummond, para discutir la estrategia militar y para dar instrucciones de atacar a los sindicalistas de Drummond. 79 Alfredo Araújo Castro niega estas acusaciones y, aunque fue cuestionado por las autoridades por el asesinato, en 2001, de dos dirigentes sindicales que trabajaban para Drummond, no ha sido enjuiciado por ninguno de estas actividades. Por su parte, Jaime Blanco Maya fue declarado culpable en 2013 por su participación en el asesinato de dos dirigentes sindicales y condenado a más de 37 años de prisión.

Los familiares de Jorge 40 también le ayudaron en su guerra contra presuntos miembros de la guerrilla. Quizá el caso más reciente sea el de su primo, Álvaro Pupo, sobrino de su tutor Edgardo Pupo y hermano del alcalde de Valledupar, Ciro Pupo, quien presuntamente se convirtió en un importante enlace con el servicio de inteligencia del presidente, el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Un exfuncionario del DAS dijo que Pupo fue a las oficinas de la entidad por lo menos nueve veces, y que la agencia de inteligencia le suministró a Pupo listas de presuntos colaboradores de la guerrilla, quienes luego fueron asesinados por el Bloque Norte de las AUC. 80

Sin embargo, las relaciones entre Jorge 40 y sus aliados de las élites, especialmente la familia Araújo, siempre fueron complejas. Álvaro Araújo Castro fue elegido para el Senado, pero se presentaron tensiones entre él y Jorge 40, que continuaron hasta mucho tiempo después de las elecciones. En 2004, ambos se encontraron en la fiesta de cumpleaños de la congresista Eleonora Pineda, al parecer para limar asperezas.81  Según una persona que asistió a la fiesta, los ánimos estaban muy exaltados, pero los dos llegaron a una tregua civilizada, si bien incómoda, y ninguno de los dos ha implicado públicamente al otro en actos criminales.82

Esa tregua supuestamente fue mediada por el hermano de Álvaro, Sergio Araújo Castro, quien, según un miembro de los paramilitares, se convirtió en vocero no oficial del Bloque Norte, así como en uno de sus asesores clave y un importante interlocutor con el gobierno nacional. (La misma fuente dijo que Sergio ayudó a redactar los discursos que Jorge 40 y Mancuso pronunciaron cuando las AUC comenzaron a negociar con el gobierno). Sin duda, Jorge 40 fue uno de los últimos en deponer sus armas en 2006, después de que Sergio intercediera a instancias del gobierno.83

Sergio Araujo CastroAl menos por un tiempo, las conexiones entre la familia Araújo y el Bloque Norte ayudaron a restablecer el estatus de la familia como los patriarcas políticos de la región, desplazando a sus rivales de los Gnecco. El acceso de Sergio a Jorge 40 le dio voz y voto en la selección de los candidatos políticos de toda la región. El poder de la familia también aumentó a nivel nacional. María Consuelo Araújo Castro se convirtió en ministra de Cultura y más tarde en ministra de Relaciones Exteriores. Edgardo Maya, padrastro de Hernando Molina Araújo, continuó como procurador general.

Tener aliados en puestos altos del gobierno era indispensable para los paramilitares. Algunos comisionados de las AUC les ayudaron a ejercer influencia para la aprobación de un polémico proyecto de ley (e incluso los asesoraron en la redacción del proyecto), que les permitía retirarse del conflicto y desmovilizar sus tropas, y recibir penas menores. Bajo la ley de 2004, por ejemplo, sus penas de prisión tuvieron un límite de nueve años, siempre y cuando participaran en el proceso paz y reconciliación del gobierno, lo cual incluía admitir sus crímenes.

Los comandantes paramilitares aprovecharon esta situación y se desmovilizaron junto con miles de sus miembros entre 2004 y 2006, los años siguientes a su oleada política. Por cierto tiempo, la estrategia política también redujo las posibilidades de que los comandantes paramilitares fueran extraditados a Estados Unidos para enfrentar cargos por narcotráfico. Gracias a sus puestos de trabajo, sus emisarios políticos y los burócratas de alto nivel, pudieron presionar al poder ejecutivo para que los comandantes paramilitares permanecieran en Colombia.

Como su fortuna estaba en aumento, la familia Araújo comenzó a pensar en un camino que el entonces presidente Álvaro Uribe había forjado recientemente y del cual López Michelsen prácticamente había sido pionero: usar una base de poder regional para postularse para el puesto más alto del país. En ese momento había una posible terna: Álvaro Araújo Castro, María Consuelo Araújo Castro y Edgardo Maya. Y por un corto momento, parecía que Uribe podría favorecer a María Consuelo como posible candidata para sucederlo. Sin embargo, esta posibilidad se desvaneció rápidamente, debido a que las acusaciones contra el hermano de ella por su participación en la estrategia política de Jorge 40 se volvieron prioritarias.

De hecho, las supuestas conexiones con las AUC finalmente acabaron con el capital político de los Araújo, quienes fueron vilipendiados y perseguidos por la ley. Además de los nueve años de prisión de Álvaro Araújo Castro por alterar las votaciones y ayudar en la conformación de grupos armados ilegales, su padre, Álvaro Araújo Noguera, que alguna vez fue el patriarca de la región, también fue a la cárcel por cargos de secuestro. María Consuelo fue destituida del puesto de canciller en febrero de 2007, sólo seis meses después de haber asumido el control de Ministerio de Relaciones Exteriores. Hernando Molina Araújo fue juzgado y condenado por la formación de grupos paramilitares y sentenciado a siete años de prisión. Incluso Jorge 40, quien alguna vez había sido un comandante todopoderoso, y quien se entregó a las autoridades colombianas en 2006, fue extraditado a Estados Unidos en 2008, donde fue juzgado por narcotráfico y condenado a 16 años de prisión por el juez Reggie Walton.

Conclusiones ¿víctimas o victimarios?

Este estudio de caso es un ejemplo de lo que sucede cuando un Estado central débil permite que las poderosas élites regionales manejen la agitación política y social. Estas élites regionales creen que sufren porque el gobierno central no ha destinado recursos suficientes para la seguridad, lo cual es en parte cierto. Esto facilita el surgimiento de actores ilegales que ejercen como ejército ad hoc de las élites, prestándoles servicios de protección. Ese ejército, sin embargo, tiene su propia dinámica, que se puede arrastrar con las élites.

Las élites participan al crear las circunstancias en las que surgen los actores ilegales, aprovechando este vacío. Ellas quieren que el Estado las proteja, pero no respetan el Estado de derecho cuando éste impide sus negocios o la administración de la región para sus propios fines. Escoger cuándo y cómo el Estado debe funcionar es útil para las élites mientras los actores ilegales sean relativamente pequeños. Pero cuando estos actores ilegales entran a competir por el poder con estas mismas élites, entonces las medidas drásticas se convierten en un recurso normal, a menudo acompañadas de trágicas consecuencias.

En el caso del Magdalena Grande, los orígenes de las conexiones de las élites con el crimen organizado tienen tres variantes. En primer lugar, es evidente que las élites habían cooperado con el hampa por mucho tiempo. Esto no significa que fueran figuras criminales como tales. La mayoría no lo eran. Sin embargo, se beneficiaban del crimen, específicamente del contrabando por la frontera venezolana. Gasolina subsidiada, fertilizantes, maquinaria, autopartes y otros productos que eran traídos de manera ilegal desde Venezuela a Colombia fueron parte de la manera aceptada de hacer negocios. De esta manera, un Estado débil, y en particular un servicio de guardia fronteriza que aceptaba sobornos con el fin de hacerse la de la vista gorda frente al contrabando, así como una policía y un sistema judicial que no investigaban los orígenes de estos productos, era beneficioso para ellas.

El aumento de la actividad guerrillera cambió las reglas del juego en el Magdalena Grande y es la segunda razón por la que las élites y el crimen organizado entraron en contacto. El modelo de Estado débil ya no les servía a las élites, pero el gobierno central no estaba dispuesto o no era capaz de invertir los recursos necesarios para luchar contra la insurgencia. La naturaleza depredadora de los grupos guerrilleros aceleró un proceso por el que las élites sintieron la necesidad de construir su propia red de protección paralela.

Esta guerra propició el ascenso de figuras como Jorge Gnecco. En otras circunstancias, Gnecco no habría encontrado un espacio tan favorable para actuar, ampliar sus negocios legítimos tan rápidamente, y colocar a sus parientes en los puestos políticos de la región. En otras palabras, parece ser mucho más fácil para los actores ilícitos ganar legitimidad y poder en tiempos de guerra o de grandes convulsiones sociales. Sin duda, a Gnecco le pareció que era así, y durante la década de los noventa las fortunas políticas y económicas de su familia crecieron rápidamente.

El rápido ascenso de la familia Gnecco cambió la dinámica del poder entre las élites de la región. Los Araújo —los tradicionales administradores del poder político— de repente se encontraron frente a un advenedizo que amenazaba con acabar con su dominio absoluto sobre el poder político. En otras circunstancias, la familia habría enfrentado este reto aportando más dinero para sus candidatos y prometiendo favores políticos. Sin embargo, las reglas del juego habían cambiado. La familia Gnecco tenía los mismos recursos, o incluso mayores. Tenía la capacidad de prometer sus propios programas políticos y estaba en capacidad de ofrecer algo que los Araújo no podían: protección contra la creciente amenaza de la guerrilla. La asombrosa victoria de Lucas Gnecco sobre Consuelo Araújo debe considerarse en este contexto.

La decisión de una parte de la familia Araújo de alinearse con el crimen organizado también debe considerarse dentro de este contexto. Los Araújo no comenzaron con la estrategia de vincularse a las fortunas de los paramilitares. De hecho, Álvaro Araújo Castro buscó distanciarse públicamente de esos grupos emergentes. Sin embargo, Sergio, el más pragmático de la familia, parecía entender que, a la larga, esta era la única estrategia que les permitiría salir victoriosos. Sus cercanos vínculos con Rodrigo Tovar Pupo facilitaron esta conexión, pero no fue determinante para crearla. Básicamente, sin el apoyo paramilitar, los Araújo no habrían llegado a un punto tan alto ni habrían desplazado a la familia Gnecco.

La guerra también aceleró las conexiones de Tovar con el crimen organizado. Su vulnerabilidad quedó al descubierto después de las extorsiones de la guerrilla y por el secuestro de su primo. Para él, como para muchas otras personas, los guerrilleros habían creado su propio estado “paralelo”. Y lo más importante es que amenazaban con derribar el statu quo y los privilegios que él y sus amigos de la élite de la “plaza” consideraban su derecho natural. Pero la frustración de Tovar se debía a algo más que a los guerrilleros. Tovar les reprochaba a sus homólogos de las élites por apartarse del Estado, por buscar sus intereses particulares, y por tanto por abrir oportunidades para la corrupción y para la creación de ese “estado” insurgente. La ironía consiste en que, una vez él tuvo poder, hizo lo mismo que antes criticaba.

En tercer lugar, la respuesta que dieron algunas partes del Estado, que ignoraban, facilitaban o ayudaban directamente la solución extrajudicial al problema de la guerrilla, aceleró el proceso por el que las élites y el crimen organizado se fusionaron en el noreste colombiano. El gobierno —tanto a nivel nacional como a nivel local— fue, en el mejor de los casos, insuficiente, y en el peor de los casos, cómplice de las actividades de estos actores ilegales.

Lo que queda claro en la historia de Tovar es que él debió trabajar con varios sectores del gobierno para lograr sus objetivos. A nivel nacional, conoció a miembros de las fuerzas armadas, con quienes cooperó para conseguir armas, obtener cierto tipo de encubrimiento para sus operaciones, y coordinar las acciones militares contra los guerrilleros. Él necesitaba que la policía nacional se hiciera la de la vista gorda, le proporcionara inteligencia y lo liberara de quedar bajo custodia en al menos dos ocasiones. Necesitaba que la Fiscalía General retrasara o archivara las investigaciones y que ocultara las evidencias de las masacres paramilitares. Necesitaba además que el DAS le proporcionara inteligencia para asesinar presuntos guerrilleros.

Jorge 40A nivel local, necesitaba que los funcionarios le canalizaran recursos y le facilitaran los registros de votación para manipularlos y ocultar los fraudes electorales. Necesitaba que la policía local ignorara sus crímenes, que, además de asesinatos y masacres, incluían secuestros y extorsiones a las grandes empresas. Sus redes locales también le proporcionaban soporte político en momentos clave y organizaron múltiples eventos políticos en apoyo a sus candidatos.

Sin duda, Tovar alcanzó un nivel totalmente diferente con su estrategia política. Aunque no está claro si él consideraba a los Araújo como aliados clave, sí es claro que los veía al menos como parte de su amplio equipo político. Si los Araújo coincidían o no con esta percepción sobre sí mismos sigue siendo un tema de debate. Ellos eran, y siguen siendo, una fuerza política independiente y poderosa, y su poder político antecede el surgimiento de Jorge 40. Sin embargo, lo que surgió fue una relación mutuamente beneficiosa.

Estas fueron las mismas élites que se unieron a Álvaro Uribe Vélez durante su campaña presidencial en 2002. El modelo de Uribe le ofrecía a la ambiciosa familia Araújo un camino expedito para la presidencia. Sin embargo, la relación con Jorge 40, ya fuera forzada o por conveniencia, impidió su llegada al palacio presidencial. Si bien pudo haber servido a sus intereses por un tiempo —y quizá fue necesario para mantener a la guerrilla bajo control, manipular votos y crear un capital político y social—, finalmente dejó en evidencia a la familia y destruyó sus posibilidades de alcanzar mayores poderes a nivel nacional.

Finalmente, la relación entre los paramilitares y los Araújo es una historia con moraleja. Como muchas otras familias de la región que fueron afectadas por la guerra, los Araújo optaron por alinearse con los paramilitares. Es muy fácil vilipendiar a quienes tomaron esta decisión. El análisis de costo-beneficio de las élites del Magdalena Grande pudo haber sido relativamente sencillo al principio. Los guerrilleros se habían identificado claramente como los enemigos de la aristocracia y la oligarquía de la zona, es decir, de las familias de la “plaza”. El gobierno nacional no tenía los recursos o los medios para combatir a la guerrilla, y los paramilitares les ofrecían la oportunidad de deshacerse del problema más apremiante: los ataques de la guerrilla. En estas circunstancias, la urgente necesidad de seguridad superaba las intenciones por el bien del país, el desarrollo del Estado, el debido proceso o los valores democráticos.

La idea de la protección lleva consigo un gran peso político y social. Los paramilitares y las élites se dieron cuenta de ello, aunque quizá no al mismo tiempo. Familias políticas como la de los Araújo fueron lo suficientemente pragmáticas como para entender desde el principio que se relacionarse con las AUC, y más concretamente con su antiguo vecino, Rodrigo Tovar Pupo, era la forma más segura de sobrevivir no solo a los guerrilleros sino también a los paramilitares mismos. Esto llegó a ser dolorosamente claro en 2001, año en que Jorge 40 asesinó a Jorge Gnecco. Para entonces, era Jorge 40, y no los Araújo, quien estaba conduciendo la maquinaria política, y unirse a él parecía la única estrategia viable.

Quizá fue en esa etapa cuando el análisis de costo-beneficio comenzó a cambiar. Los nuevos terratenientes, los paramilitares, habían puesto sus cartas sobre la mesa: no estaban contentos con ser los guardianes; querían el poder para ellos. Los candidatos políticos fueron cuidadosamente seleccionados. Las elecciones fueron amañadas. Los recursos públicos fueron desviados de los presupuestos municipales. Eran ellos los que ahora habían creado el “estado paralelo” que Tovar tanto odiada cuando estaba en manos de la guerrilla.

Como el tema se volvió un asunto nacional, las cosas se complicaron aún más. Hay pocas dudas de que las AUC esperaban que su discurso político fuera un salvoconducto para salir de la cárcel. Pero dado que la amenaza de la guerrilla estaba menguando, debido en parte a un Estado cada vez más funcional, su programa político se vino abajo. Y como sus violentos métodos salieron a la luz, los costos de la alianza entre políticos y paramilitares se hicieron aún mayores. El “protector” pronto se convirtió en un “violador de los derechos humanos”.

Tovar vivió este proceso. Lo llamó una traición y hoy en día firmemente cree que él fue agraviado por sus antiguos aliados y otras élites que lo usaron a él y a sus compañeros paramilitares. Al conversar con él también queda claro que él piensa que debería haber estado en el mundo de la política. Él dice que fue lanzado a una guerra que no quería, a una vida que él no eligió. Y habla de sacrificios: abandonar a su familia, perder su tierra, ser encarcelado en el extranjero. Él no habla de sus transgresiones: masacres, desplazamientos masivos, contrabando, narcotráfico y otros crímenes. En su versión, él es la víctima. Según él, no es un criminal, es un héroe.

Epílogo

Con Jorge 40 en una cárcel de Estados Unidos y los Araújo a la fuga, la familia Gnecco y sus aliados recuperaron su poder económico y político en el Magdalena Grande. Después de que Jorge 40 fue extraditado, el primo de Jorge Gnecco, Juan Francisco “Kiko” Gómez, se convirtió en gobernador de La Guajira. Para ayudar a financiar su campaña, Gómez se apoyó en el jefe criminal Marcos Figueroa, alias “Marquitos”.

Marquitos había regresado a La Guajira tras la extradición de Jorge 40 y asesinó al hermano de Tovar y a algunos de sus socios comerciales. Marquitos luego se dedicó a obtener fondos para la campaña de Gómez para la gobernación, a hacer tratos con políticos locales, entre ellos el alcalde de Barrancas, y a cobrarles un porcentaje a las empresas que habían obtenido contratos públicos.84

En 2011, el mismo año en que Gómez ganó la gobernación de la Guajira, Luis Alberto Monsalvo Gnecco —hijo de Cielo, la hermana de Jorge Gnecco— ganó la gobernación de Cesar, lo cual marcó el regreso de la familia Gnecco a los altos cargos en ese departamento. El viejo sueño de Jorge Gnecco de una alianza política liderada por su familia en el Magdalena Grande parecía estar de nuevo cercano, como lo señaló un medio noticioso.85

Gómez fue un aliado político del gobernador Monsalvo y logró presionar para estar en la dirección de la Federación de Departamentos.86 Los estrechos vínculos entre las dos vertientes de la familia quedaron demostrados por la presencia de Gómez como invitado de honor en una lujosa fiesta de cumpleaños organizada por Cielo en agosto de 2013. En una foto del evento, publicada por los medios colombianos, aparecen los primos abrazándose y sonriendo animadamente.

El gobernador de la Guajira, Juan Francisco Gómez, fue arrestado en octubre de 2013, para ser investigado por varios asesinatos, vínculos con los paramilitares e irregularidades en los contratos de obras públicas, entre otros crímenes.

Por su parte, la familia Gnecco continúa acumulando su poder en Cesar. Cielo es considerada el verdadero poder detrás del gobernador y ejerce como primera dama del departamento de su hijo soltero. Rafael Bolaños Guerrero, gobernador de Cesar y cuñado de Cielo y Jorge Gnecco, todavía está en el redil familiar y ejerció como secretario de Salud de su sobrino, el gobernador Monsalvo. La familia obtuvo aún más influencia en las elecciones de 2014, cuando el sobrino de Cielo, José Alfredo Gnecco, hijo del exgobernador Lucas Gnecco, obtuvo un escaño en el Senado, y tres candidatos respaldados por Cielo fueron elegidos para el Congreso.87

La riqueza y el poder de los Gnecco fue lo que les permitió obtener este éxito electoral. La gran mayoría de las donaciones para la campaña de José Alfredo para el Senado provino de miembros de la familia Gnecco, incluyendo el padre del gobernador, Luis Alberto Monsalvo Ramírez.88 Por otra parte, uno de sus rivales acusó públicamente a la gobernación de haber ejercido presión sobre los funcionarios para apoyar a José Alfredo.89

Sin embargo, es posible que la lucha entre las familias Gnecco y Araújo no haya llegado a su fin. La renuncia de Gómez como gobernador en febrero de 2014 representa un claro retroceso a la posibilidad de un Magdalena Grande dominado por los Gnecco. Y en 2015, Sergio Araújo Castro se postuló para la alcaldía de Valledupar. Aunque perdió, su hermana, María Consuelo, fue nombrada en el gabinete del alcalde electo de Bogotá.

*Mapa por Jorge Galindo Mejía. Gráficas por Andrew J Higgens.

Notas al pie 

[1] Semana, "'Jorge 40' puede quedar libre en 5 años," 6 de noviembre de 2015, disponible en: https://www.semana.com/nacion/articulo/jorge-40-condenado-16-anos-de-prision-en-estados-unidos/448824-3.

[2] Castillo, Fabio "Los jinetes de la cocaína" (Bogotá, 1987).

[3] Vanguardia Liberal, "Sepultado en Barranquilla Álvaro Pupo Pupo," 20 de octubre de 2009, disponible en: https://www.vanguardiavalledupar.com/2009/10/20/jud2.htm.

[4] Tovar Pupo, Rodrigo "Mi vida como autodefensa y mi participacion como miembro del BN y del BNA," parte inedita del manuscrito, obtenido y publicado por Verdad Abierta el 6 de Abril de 2010, p. 10-11, disponible en: https://www.verdadabierta.com/component/content/article/36-jefes/2334-las-verdades-y-mentiras-del-libro-de-jorge-40.

[5] Castillo, Fabio "Los jinetes de la cocaína" (Bogotá, 1987).

[6] Véase, entre otros: Thoumi, Francisco "Economía política y narcotráfico" (Bogotá, 1996).

[7] El Tiempo, "Intentan fraude con cédulas clones," 8 de Septiembre de 1997. Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-633531. Vea también: El Tiempo, "Hay preocupación en el Cesar," 25 de octubre de 1997. Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento-2013/MAM-673089.

[8] El Tiempo, "Lucas Gnecco: dos años de inhabilidad," 22 de octubre de 1997, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-681097

[9] El Tiempo, "Hay preocupación en el Cesar," 25 de Octubre de 1997, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento-2013/MAM-673089

[10] El Tiempo, "Resultados de las elecciones en el Cesar," 7 de Noviembre 1997, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-697328

[11] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009.

[12] Rodrigo Tovar Pupo, Versión Libre, 3 de Julio de 2007.

[13] Ibid.

[14] Ibid.

[15] Ibid.

[16] Entrevista de InSight Crime con nativo de Valledupar y cercano de Tovar que pidió anonimato, 12 de diciembre de 2013.

[17] Rodrigo Tovar Pupo, Versión Libre, 3 de julio 2007.

[18] Entrevista de InSight Crime con nativo de Valledupar y cercano de Tovar que pidió anonimato, 12 de diciembre de 2013..

[19] Rodrigo Tovar Pupo, Versión Libre, 4 de julio de 2007.

[20] Ibid.

[21] Rodrigo Tovar Pupo, Versión Libre, 3 de Julio de 2007.

[22] Ibid.

[23] Rodrigo Tovar Pupo, Versión Libre, 4 de Julio de 2007.

[24] Ibid.

[25] Ibid.

[26] Tovar Pupo, Rodrigo "Mi vida como autodefensa y mi participacion como miembro del BN y del BNA" parte inedita del manuscrito, obtenido y publicado por Verdad Abierta el 6 de abril de 2010, disponible en: https://www.verdadabierta.com/component/content/article/36-jefes/2334-las-verdades-y-mentiras-del-libro-de-jorge-40.

[27] Ibid., p. 38.

[28] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009.

[29] Ibid.

[30] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009..

[31] Tovar Pupo, Rodrigo "Mi vida como autodefensa y mi participacion como miembro del BN y del BNA," parte inedita del manuscrito, obtenido y publicado por Verdad Abierta el 6 de abril de 2010, disponible en: https://www.verdadabierta.com/component/content/article/36-jefes/2334-las-verdades-y-mentiras-del-libro-de-jorge-40

[32] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009.

[33] Ibid., p. 36.

[34] Ibid., p. 27.

[35] Ibid., p. 28.

[36] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009.

[37] Tovar Pupo, Rodrigo "Mi vida como autodefensa y mi participacion como miembro del BN y del BNA," parte inedita del manuscrito, obtenido y publicado por Verdad Abierta el 6 de abril de 2010,p.47 Disponible en: https://www.verdadabierta.com/component/content/article/36-jefes/2334-las-verdades-y-mentiras-del-libro-de-jorge-40.

[38] Entrevista, Rodrigo Tovar, Correccional Washington DC, 3 de Junio de 2009.

[39] Verdad Abierta, "El Personero que quiso poner tras las rejas a Mancuso y 'Jorge 40' y murió en el intento," 2 de julio de 2014, disponible en: https://www.verdadabierta.com/justicia-y-paz/juicios/614-bloque-norte/5371-el-personero-que-quiso-poner-tras-las-rejas-a-mancuso-y-jorge-40-y-murio-en-el-intento.

[40] Ibid.

[41] Ibid.

[42] Tovar Pupo, Rodrigo "Mi vida como autodefensa y mi participacion como miembro del BN y del BNA," arte inedita del manuscrito, obtenido y publicado por Verdad Abierta el 6 de Abril de 2010, p.146 Disponible en:: https://www.verdadabierta.com/component/content/article/36-jefes/2334-las-verdades-y-mentiras-del-libro-de-jorge-40.

[43] Ibid., p. 148.

[44] Semana, "Un genio de mal," 25 de Noviembre de 2006. Disponible en: https://www.semana.com/nacion/articulo/un-genio-del-mal/82272-3.

[45] Lopesierra, alias "El Hombre Marlboro," debido a su control del comercio de cigarrillos, contribuyó a la famosa campaña presidencial de Ernesto Samper, revelado por la investigación de esa campaña. Semana, "El laberinto del coronel," 5 de agosto de 1996, disponible en: https://www.semana.com/nacion/articulo/el-laberinto-del-coronel/29679-3.

Vea también The Associated Press, "Illegal campaign donations," 8 de septiembre de 2003, disponible en:  https://cjonline.com/stories/090803/pag_donations.shtml.

[46] Verdad Abierta, "Las batallas de Hernan Giraldo, y como termino sometido a 'Jorge 40," 2 de noviembre de 2010, disponible en: https://www.verdadabierta.com/la-historia/244-la-historia/auc/2803-las-batallas-de-hernan-giraldo-y-como-termino-sometido-a-jorge-40.

[47] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de Marzo de 2010, p. 92.

[48] Verdad Abierta, "Las batallas de Hernan Giraldo, y como termino sometido a 'Jorge 40," 2 de Noviembre de 2010. Disponible en: https://www.verdadabierta.com/la-historia/244-la-historia/auc/2803-las-batallas-de-hernan-giraldo-y-como-termino-sometido-a-jorge-40.

[49] Ibid.

[50] Semana, "El 'dossier' delictivo de Kiko Gómez," 19 de octubre de 2003, disponible en: https://www.semana.com/nacion/articulo/kiko-Gómez-detencion-paramilitarismo/361740-3 

[51] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de marzo de 2010, p. 7.

[52] Ibid., p. 110.

[53] El Espectador, "Chivolo y Pivijay, los otros pactos," 15 de julio de 2008, disponible en: https://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-chivolo-y-pivijay-los-otros-pactos.

[54] El documento, una copia obtenida por InSight Crime, se llama "Convenio politíco para el debate electoral de el día 10 de marzo del año 2002, en la elección de Camera de Representantes y Senado de la Republica." Está firmado por 14 políticos.

[55] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de Marzo de 2010, p. 108.

[56] El "Pacto de Ralito" fue el pacto político más prominente prominente entre líderes paramilitares y políticos. Firmado en 2001, en Ralito, Córdoba, el pacto incluyó dos gobernadores, cuatro senadores, cuatro alcaldes y un exalcalde, y cuatro líderes paramilitares del país, incluyendo Tovar. Además de formalizar las relaciones de estos políticos y los comandantes paramilitares, los firmantes se comprometieron a: "Defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo." Vea: Semana, "Texto del 'acuerdo de Ralito,'" 19 de enero de 2007, disponible en: https://www.semana.com/on-line/articulo/texto-del-acuerdo-ralito/83002-3.

[57] López, Claudia y Sevillano, Oscar "Balance politica de la parapolitica," Corporacion Nuevo Arcoiris, 15 de diciembre de 2009, disponible en: https://www.cronicon.net/paginas/juicioauribe/img/Balance%20de%20la%20Parapol%EDtica.pdf.

[58] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de Marzo de 2010, p. 1-2.

[59] W Radio, "Desmovilizacion de alias 'Jorge 40' es inminente: senador Araújo," 25 de julio de 2005, disponible en: https://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/desmovilizacion-de-alias-jorge-40-es-inminente-senador-Araújo/20050725/nota/189509.aspx.

[60] Ésta afirmación es muy debatida. Aquellos que defienden a Araújo Castro dicen que nunca estuvo del lado de 'Jorge 40'. Aquellos que critican a Araújo Castro dicen que el incidente es una farsa.

[61] Cuando los periodistas querían hablar con Jorge 40, ellos llamaban a Sergio Araújo Castro.

[62] Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, "Proceso electoral," 2002.

[63] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de Marzo de 2010, p. 12-14.

[64] Ibid., p. 118.

[65] Ibid., p. 8.

[66] Ibid., p. 157-158. Vea también: López, Claudia "Mapas electorales presidenciales y congreso del 2002 en zonas con influencia paramilitar I, II, II," 11 septiembre de 2005.

[67] Semana, "Votaciones atipicas en las elecciones de congreso del 2002," 11 de septiembre de 2005, disponible en: https://www.semana.com/on-line/articulo/votaciones-atipicas-elecciones-congreso-del-2002/74746-3.

[68] Corte Suprema, Sentencia de Alvaro Araújo Castro, 18 de marzo de 2010, p. 120-121.

[69] Ibid., p. 10.

[70] Vea: Verdad Abierta, "Procuraduría absuelve a Araújo y contradice a la corte suprema," 3 de agosto de 2010, disponible en: https://www.verdadabierta.com/la-historia/2615-procuraduria-absuelve-a-Araújo-y-contradice-a-la-corte-suprema.

[71] El Tiempo, "Peso de las AUC en la Costa comenzó a sentirse con mayor fuerza en las pasadas elecciones regionals," 16 de noviembre de 2006, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3328919.

[72] Corporación Nuevo Arco Iris, "Parapolitica, aun en la escena judicial," 10 de septiembre de 2012, disponible en: https://www.arcoiris.com.co/2012/09/parapolitica-aun-en-la-escena-judicial/.

[73] El Nuevo Herald, "Gerente puso a la orden de los paras un hospital publico," 2 de febrero de 2008, disponible en: https://www.elnuevoherald.com/2008/02/01/153040/gerente-puso-a-la-orden-de-los.html.

[74] El Heraldo, "El Angel caido de la salud en Valledupar," 20 de Mayo de 2012, disponible en: https://www.elheraldo.co/region/el-angel-caido-de-la-salud-en-valledupar-68098.

[75]Es difícil subestimar la importancia económica de carbón en César. Entre 1995 y 2007, Drummond pagó unos US$540 millones en regalías al Estado. A partir de 2012, se había creado más de 9.000 puestos de trabajo en el Cesar directamente, y otras 30.000 de forma indirecta. Ver Revista Drummond, diciembre de 2013, disponible en: https://www.emagcloud.com/semana/DRUMMOND_ENG_Ed_01/index.html.

[76] Entrevista de InSight Crime con Jaime Blanco Maya via Skype, 27 de junio de 2013.

[77] Ibid.

[78] Ibid.

[79] PAX, "The Dark Side of Coal," junio de 2014.

[80] El Tiempo, "Nueve reuniones de Jorge Noguera con delegado de los paramilitares lo tienen en la cárcel," 22 de febrero de 2010, disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-3449812.

[81] InSight Crime habló con una de las personas que estuvo en la reunión, que la fuente llamó "una fiesta". Araújo Castro admitió más tarde que había asistido a la fiesta de Pineda, con el fin de hablar con Jorge 40 sobre "amenazas a su vida." Ver Caracol, "Senador Araújo reconoce Que se Reunió con 'Jorge 40' en cumpleaños de exrepresentante Pineda", 17 de Noviembre de 2006. Disponible en:https://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/senador-Araújo-reconoce-que-se-reunio-con-jorge-40-en-cumpleanos-de-ex-representante-pineda/20061117/nota/358021.aspx

[82] Ibid.

[83] La Silla Vacía, "El fantasma 'para' que persigue a Sergio Araújo," 16 de julio de 2015, disponible en: https://lasillavacia.com/queridodiario/el-fantasma-para-que-persigue-sergio-Araújo-50839

[84] Avila, Ariel Fernando (ed), "La frontera caliente entre Colombia y Venezuela" (Bogotá, 2012).

[85] La Silla Vacía, "El fantasma de un sueño mafioso acosa al Cesar," 31 de Agosto de 2013. Disponible en: https://lasillavacia.com/historia/historia-valledupar-45516.

[86] La Silla Vacía, "¿El raton cuidando el queso? Aliado de Kiko Gómez, a cargo de la campaña anticontrabando," 23 de Mayo de 2013. Disponible en:  https://lasillavacia.com/queridodiario/%C2%BFel-rat%C3%B3n-cuidando-el-queso-aliado-de-kiko-g%C3%B3mez-cargo-de-la-campa%C3%B1a-anticontrabando.

[87] El Heraldo, "La Ley del 'Montes': Cesar, La primera Dama mueve sus fichas," 9 de Febrero de 2014. Disponible en: https://www.elheraldo.co/politica/la-ley-del-montes-cesar-la-primera-dama-mueve-sus-fichas-142287

[88] El Informador, "Jose Alfredo Gnecco, poder electoral en el otrora Magdalena Grande," 11 de Abril de 2014. Disponible en: https://www.elinformador.com.co/index.php/general/politica/74987-jose-alfredo-gnecco-poder-electoral-en-el-otrora-magdalena-grande

[89] El Pilón, "Denuncian presiones en gobernacion del Cesar para votar por Jose Alfredo Gnecco," 9 de Enero de 2014. Disponible en: https://elpilon.com.co/inicio/denuncian-presiones-en-gobernacion-del-cesar-para-votar-por-jose-alfredo-gnecco/

El trabajo presentado en esta investigación es el resultado de un proyecto financiado por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC, por sus iniciales en inglés). Su contenido no es necesariamente un reflejo de las posiciones del IDRC. Las ideas, pensamientos y opiniones contenidas en este documento son las del autor o autores.

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