Una serie de arrestos y extradiciones de miembros importantes del Cartel de Tijuana en el último mes demuestran que el grupo está debilitado pero resiste; capaz de mantener el control de su territorio en México y regenerándose más rápido de lo que las autoridades pueden volver a atacarlo.
Los últimos procesos son los remanentes del enjuiciamiento Luz Verde (Vea archivo adjunto en versión pdf), una acusación de gran alcance publicada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos en julio de 2010, que incluye tentadores detalles de las operaciones del cartel, infiltraciones policiales y el largo alcance de lo que también se conoce como la Organización Arellano Félix (OAF).
[Vea Perfil del Cartel de Tijuana de InSight Crime]
Uno de los agentes nombrados es Carlos Cosme, un ex policía del estado de Baja California que admitió el 25 de mayo en una corte de Estados Unidos haber contratado a otro funcionario para crear un escuadrón de la muerte en nombre del cartel. Otro es Jesús Quiñones (en la foto), un funcionario de alto rango judicial que trabajó como agente doble, proporcionando información al cartel incluso cuando era el enlace del Procurador General del Estado de Baja California con Estados Unidos. Se declaró culpable en mayo.
No obstante, la fiscalía ha encontrado algunos inconvenientes. El acusado Armando Villarreal Heredia, alias "El Gordo", se declaró inocente el 24 de mayo. Él tenía su sede en Guadalajara y estuvo a cargo de la logística de importantes cargamentos de droga, antes de ser detenido en Hermosillo, Sonora, en julio de 2011.
Villareal fue extraditado a Estados Unidos el 23 de mayo, en una práctica sorprendentemente común ahora para un México que siempre se ha preocupado por su soberanía. Su declaración de inocencia puede ser una señal de que él cree que el caso de Estados Unidos es débil o que él tenga la esperanza de negociar menos tiempo en prisión a cambio de información.
La Fiscalía de Estados Unidos ha demostrado que prefiere evitar largos juicios costosos, como lo hizo en el caso de Benjamín Arellano Félix. Arellano, el jefe de operaciones de toda la vida de la OAF, fue condenado a principios de este año a sólo 25 años de prisión a pesar de liderar una organización culpable desde los años ochenta de narcotráfico y un sinnúmero de homicidios.
La acusación Luz Verde se basó en el sofisticado trabajo de investigación hecho por la Fuerza Transfronteriza de Tareas de San Diego (CBVTF). Después de un intenso conflicto interno que muchos creían que había puesto la OAF al borde de la disolución en enero de 2010, la acusación nombró a 43 miembros del grupo. Pintó un cuadro de una organización diversa que tenía elementos que iban desde el totalmente inepto hasta el altamente sofisticado.
En un notable incidente descrito en el documento de 86 páginas, transcripciones de intercepciones telefónicas mostraron a miembros de la célula de la OAF en Estados Unidos quejándose de que "los sombreros" (policía) debían estar protegiendo a su víctima objetivo de asesinato, porque cada vez que trataban de matarla la policía llegaba. La célula criminal no logró encontrar al informante de Estados Unidos en su interior.
Las autoridades estadounidenses y mexicanas continúan su lucha contra la OAF. El 25 de mayo, la policía estatal mexicana arrestó a Pedro Aguilar Ulivarria, un teniente del OAF que dirigió las células responsables del tráfico de personas, narcotráfico y robo de vehículos. Las autoridades habían buscado a Aguilar durante 11 años. El 2 de junio, Otoniel Sosa Cárdenas, alias "El Oto", fue arrestado con US$90.000 en ganancias del narcotráfico destinadas para Fernando Sánchez Arellano, alias "El Ingeniero", el actual jefe de la OAF.
Sin embargo, a pesar del impresionante ataque de los gobiernos estadounidense y mexicano en la última década, la OAF ha sobrevivido. Como informó InSight Crime, la organización parece haber llegado a un acuerdo con el Cartel de Sinaloa para compartir la "plaza", o corredor de tráfico, de Tijuana. Según fuentes de InSight Crime, esto incluye el cobro de un peaje, o "piso", en los envíos de drogas ilegales del Cartel de Sinaloa a través de territorio de la OAF, una ilustración del continuo poder del grupo local.
Sin duda, hoy la OAF es el heredero de una altamente establecida infraestructura criminal, lo que demuestra lo difícil que es erradicar un grupo criminal de larga data en su propia casa. Aunque los esfuerzos de Estados Unidos y México han forzado un cambio de liderazgo, la nueva generación de la OAF ha demostrado ser resistente, tal vez más que la primera, en parte debido a su capacidad de trabajar con otras redes ilícitas como el Cartel de Sinaloa.
*Nathan Jones es un investigador post-doctoral del Baker Institute of Public Policy enfocado en políticas de drogas.