Cuatro años después de que varios de sus miembros fueran arrestados, los Perrones, la formidable organización transportista de El Salvador, se ha reagrupado en silencio, restableciendo su dominio en la parte oriental del país y recuperado su control de las instituciones públicas para facilitar sus actividades ilícitas, según la policía de El Salvador, documentos de inteligencia policial y medios de comunicación.
La evidencia reunida pinta un panorama perturbante de un grupo en ascenso, regresando a los hoteles y a otras infraestructuras que utilizaron en el pasado para mover y esconder sus productos; y empleando nuevas técnicas, como el uso de submarinos, para transportar mercancías ilícitas al norte y lavar dinero en el sur.
Los Perrones también parecen operar en todo el istmo y están llegando al Caribe, reuniéndose con contactos en Tegucigalpa y las Islas de Roatán de Honduras, y organizando el movimiento de cargamentos de droga para el poderoso Cartel de Sinaloa de México, desde Nicaragua a través del Triángulo del Norte y posiblemente Cuba.
[Vea el perfil de los Perrones de InSight Crime]
El cambio es impresionante. Hace tres años el grupo parecía estar acabado. Muchos de sus principales líderes estaban en la cárcel, enfrentando años de reclusión por numerosos delitos, incluyendo el narcotráfico, el tráfico de personas y el lavado de dinero. Entre ellos estaban, Reynerio de Jesús Flores Lazo, Juan María Medrano Fuentes, Daniel Quezada, Wilfredo Antonio Reyes Martínez y Carlos Armando Umanzor. El co-director del grupo, José Natividad Luna, alias "Chepe", estaba a la fuga.
Los casos llegaron a los titulares nacionales, y aparentemente hicieron las carreras de los fiscales que habían desarrollado y ejecutado una impresionante estrategia para desmantelar la organización. Los principales sospechosos, en particular Flores, fueron presentados como los intermediarios para las grandes organizaciones criminales de Colombia y México. Se dijo que controlaban hoteles y empresas de transporte, y dependían de la corrupción de la policía, los políticos y los funcionarios de migración para pasar contrabando, migrantes y drogas hacia el norte. Los recursos fueron lavados a través de propiedades y lotes de autos usados. Trabajaron en estrecha colaboración con políticos y dependieron de los fiscales corruptos para que los mantuvieran fuera de la cárcel.
Pero con el tiempo la mayoría de los casos se resolvieron, incluidos los de Quezada, Martínez y Umanzor. Quezada fue sentenciado a tres años de prisión, que fueron sustituidos por servicio comunitario. Varios policías que presuntamente trabajaron con él para recibir y mover drogas fueron exonerados. Martínez fue puesto en libertad y luego recapturado por evasión de impuestos, pero no por narcotráfico. Umanzor fue exonerado por un juez cuando los investigadores no pudieron presentar pruebas en su contra.
Desde la encarcelación masiva, los Perrones supuestamente han purgado sus filas de presuntos soplones. El Diario de Hoy dice que esto incluyó a Salvador Augusto Parada Guzmán, un ex oficial del ejército salvadoreño que fue asesinado en Nicaragua en mayo de 2011, después de viajar a ese país con el hermano de Reynerio Flores, Héctor Armando.
También se han concentrado en recuperar el poder y dominio de su bastión al oriente, alrededor del Golfo de Fonseca (Ver abajo el Mapa de InSight: Áreas de Influencia de los Perrones). Entre los que han llenado el vacío de poder dejado por los líderes encarcelados están Elmer Bonifacio Medrano Escobar, quien se dice que opera desde La Unión, según fuentes de inteligencia, una provincia oriental de El Salvador limítrofe con Honduras. La Unión era conocida como una zona de descarga y espera para los envíos de cocaína que se movían a través de al menos un hotel de Quezada, miembro de los Perrones, quien fue liberado el año pasado.
Medrano Escobar no se reduce a El Salvador. Los documentos de inteligencia - primero revelados por el ex periodista y ahora diplomático basado en Washington, Héctor Silva, y posteriormente obtenidos por InSight Crime - dicen que en noviembre del año pasado programó una reunión, en el municipio (provincia) hondureño costero de Colón, con Joaquín Guzmán Loera, alias "El Chapo", jefe del Cartel de Sinaloa.
Los documentos de inteligencia también dicen que "Chepe" Luna todavía tiene gran parte del control. Este ciudadano de doble nacionalidad, hondureña y salvadoreña, opera desde Honduras, donde sostiene reuniones con contactos políticos, que los documentos dicen ser, de alto nivel en ese país, quienes facilitan su negocio ilícito.
La infraestructura de los Perrones ha evolucionado considerablemente desde sus humildes comienzos como proveedores de productos básicos de contrabando durante la guerra civil del país en los años ochenta, durante la cual se ganó el apodo de "El Cartel de los Quesos”. Los documentos de inteligencia dicen que al menos una propiedad costera está siendo utilizada para recibir submarinos de Colombia llenos de drogas.
El uso de submarinos parece confirmar la alianza de lo Perrones con el Cartel de Sinaloa, una organización que se conoce por financiar la construcción y el uso de submarinos a lo largo de la costa del Pacífico para mover drogas ilícitas desde los Andes hacia el norte. La Prensa Gráfica, citando documentos de inteligencia de la policía, también se refirió a la utilización de submarinos en la costa y, durante una reciente redada en una propiedad de Reynerio Flores, la policía salvadoreña capturó a un ciudadano mexicano que decían tenía numerosos sellos de entrada en su pasaporte.
Los Perrones, otrora confinados a trabajar la ruta centroamericana tradicional, también parecen estar ampliando su alcance de maniobrabilidad. Presuntamente uno de los miembros del grupo realizó cuatro misiones de reconocimiento a Cuba, aunque no se sabe si los envíos ilícitos pasan a través de la isla o si están usandola de otras maneras.
Aunque fue condenado a 80 años, Reynerio Flores también sigue coordinando parte de esta actividad ilegal, según los documentos de inteligencia, en parte con la ayuda de su hermano, Héctor. En septiembre de 2011, las autoridades costarricenses decomisaron 140 kilos de cocaína que, la inteligencia salvadoreña cree, eran propiedad de Flores.
El documento nombra a varios políticos de alto nivel, funcionarios, jueces e investigadores a los que los Perrones supuestamente pagan por sus servicios; los cuales van desde actuar como escudos políticos hasta la protección en un proceso judicial.
Entre estas funciones, tal vez la más importante es ayudar al grupo a lavar fondos. El dinero recaudado por estos servicios se lavan a través de estaciones de gasolina en todo el país, entre otros negocios.
Si las acusaciones de la confabulación política en los documentos de inteligencia son reales, este dinero también puede haber financiado numerosas campañas, desde nivel local hasta el nacional. Lo que es más, los Perrones parecen ser proveedores igualitarios de oportunidades, dando a los partidos políticos de todas las tendencias ideológicas.
La forma en que los Perrones han logrado reafirmarse, aún cuando el país y la presidencia de Mauricio Funes se encuentran bajo un microscopio internacional cada vez más poderoso, no es clara. Funes, quien comenzó su presidencia en 2009, parecía apoyar los esfuerzos para enjuiciar a los Perrones. Pero, a medida que los casos se han resuelto y el grupo se ha reafirmado, el presidente ha guardado un gran silencio.
Vea Mapa de InSight: Perrones - Áreas de Influencia en un mapa más grande