A medida que el debate sobre la prohibición de las drogas se desarrolla, InSight Crime revisa las posiciones de los principales intelectuales sobre la despenalización y legalización de las drogas, lo que permite descubrir que el debate implica a menudo más que un simple sí o no.
Cuando el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, dijo en enero de 2012 que apoyaría un debate sobre la despenalización de las drogas, se encendió una conversación que ha llamado la atención de toda la región. Incluso el mensaje de Washington ha cambiado, y el vicepresidente, Joe Biden, ha reiterado que Estados Unidos se opone a la legalización, aunque reconoce que es un tema de debate legítimo. En la VI Cumbre de las Américas que se celebrará el 14 y 15 de abril en Cartagena, Colombia, los líderes del Hemisferio Occidental se están preparando para la siguiente etapa del debate, a pesar de que la reforma de la política contra las drogas no es un tema oficial en la agenda del evento.
Este artículo hace parte de una serie sobre la política y legalización de drogas en la región. Vea la serie completa aquí.
InSight Crime ha elaborado un mapa que detalla las posiciones de todos los países de la región sobre la legalización y la despenalización. Si bien es útil para entender cómo estas políticas se ven en toda la región, algunos expertos defienden puntos de vista más matizados de los que ha permitido el estado actual del debate.
Las diferentes posiciones de los tres principales intelectuales de Estados Unidos, que han dedicado sus carreras a estudiar las políticas de drogas, hablan del grado de complejidad de la cuestión.
La perspectiva latinoamericanaDaniel Mejía, profesor de la Universidad de los Andes de Bogotá, sostiene que la "posición puramente prohibicionista, que se centró en la criminalización de los consumidores, ha fracasado". No obstante, él no aboga por la legalización completa, pero hace una distinción entre drogas "duras" y "blandas". Mejía sostiene que para la cocaína y la heroína, la legalización sería una solución "simplista y equivocada". Para la marihuana, sin embargo, la legalización con una regulación activa y con controles, podría ser la respuesta. |
Peter Reuter, profesor de la Universidad de Maryland en la Escuela de Política Pública y el Departamento de Criminología, dijo durante una charla en 2009, que era escéptico ante la despenalización; pero señaló que el consumo global no ha aumentado significativamente en Portugal, desde que el país despenalizó la posesión de todas las drogas en pequeñas cantidades en 2001. Posteriormente, expresó un apoyo limitado a la despenalización, pero dijo que en lo que se refiere al cannabis, el consumo estuvo más influenciado por la cultura popular que por la política gubernamental.
En el prefacio de su libro (Drug War Heresies: Learning from Other Vices, Times, and Places ["Herejías de la guerra antidrogas: aprendiendo de otros vicios, tiempos y lugares"], publicado en 2001 en coautoría con Robert MacCoun, Reuter anota que la obra "no llega a una conclusión sólida acerca de lo que debe hacerse". Más adelante dice que, a gran escala, la completa legalización de la marihuana no produciría "ninguna ganancia adicional importante para contrarrestar el aumento de su prevalencia".
En cuanto a la prohibición de la cocaína y la heroína, Reuter y MacCoun resaltan que: "Los extraordinarios precios de la cocaína y la heroína, la participación masiva de hombres jóvenes en ciudades centrales, la corrupción extranjera y la violencia del narcotráfico, son visiblemente incrementados por la decisión nacional de ser altamente punitivos con respecto a estas drogas. La prohibición podría aplicarse de manera diferente y con mucho menos daño colateral específico”.
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Mark Kleiman, profesor de Políticas Públicas de UCLA, aboga por la despenalización de la marihuana (pero no por su legalización comercial) y por continuar la prohibición de las drogas duras. Kleiman también sugiere reformas políticas más específicas, como adaptar la aplicación de las leyes y las condenas con el fin de mitigar los efectos nocivos del narcotráfico que, según él son: "La violencia, la perturbación de los barrios, y el reclutamiento de menores de edad". Kleiman sugiere una serie de políticas para revisar el manejo de todas las drogas recreativas, no sólo las ilegales: crear impuestos mucho más altos para los cigarrillos y el alcohol, eliminar la edad mínima para beber, pero dirigirse a los jóvenes con anuncios publicitarios contra el abuso del alcohol, e incorporar mejores tratamientos para la drogadicción en el sistema de salud; por nombrar solo algunas.
Mientras Kleiman y Reuter abogan por un tipo diferente de prohibición, Ethan Nadelmann, director ejecutivo de la Drug Policy Alliance, aboga por que se descarte de lleno la prohibición, al menos para la marihuana. En una entrevista radial en marzo de 2012, Nadelmann sugiere que la marihuana se legalice comercialmente. Nadelmann también sugirió proporcionar las drogas duras a los adictos —pero que no se llegue a un régimen de comercio legal, como los que actualmente rigen la venta de alcohol y tabaco—. Además de estos pasos hacia un marco regulatorio legal, la organización de Nadelmann aboga por una serie de reformas encaminadas a la reducción de los daños, como instalaciones de inyección ??supervisada (actualmente ilegales en Estados Unidos), terapia de sustitución de drogas y el acceso a agujas limpias.
Para cada uno de estos expertos, la legalización y la despenalización son temas complejos. Más allá de la diferencia entre la legalización comercial y la despenalización, existe una distinción fundamental entre el tipo de droga bajo consideración. Cada uno de estos estudiosos considera que la marihuana se merece un tratamiento diferente, ya que su uso tiene consecuencias de salud pública muy diferentes a la cocaína, la heroína y las metanfetaminas.
Aunque estos expertos tienen posiciones diferentes sobre la política de drogas, todos ellos reconocen la oportunidad para la reforma. Sus posiciones van más allá de un simple apoyo general a la despenalización o la legalización de todas las drogas. Mientras los líderes del hemisferio se preparan para la Cumbre de las Américas, la increíble complejidad, tanto de la política contra las drogas como de sus posibles soluciones, con seguridad hará que el proceso de reforma en toda la región sea largo y controvertido.
Este artículo hace parte de una serie sobre la política y legalización de drogas en la región. Vea la serie completa aquí.