El nombre BACRIM fue acuñado por el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, a raíz de la desmovilización de las AUC. El presidente Uribe quiso trazar una línea de no retorno para no comprometer el proceso de paz con las AUC. Por esta razón, las organizaciones de tráfico de drogas, después de 2006, no serían consideradas como grupos paramilitares, sino más bien como “bandas criminales”. Sin embargo, todas las BACRIM —menos una— tuvieron sus raíces en las AUC. La excepción fue el grupo de los Rastrojos, que surgió del ala militar de una facción del Cartel del Norte del Valle (CNDV).

Hoy, el término BACRIM se utiliza para describir una amplia gama de diferentes grupos y empresas criminales —esencialmente cualquier estructura criminal que no esté vinculada con los guerrilleros marxistas—. En enero de 2011, el entonces Jefe de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, describió a las BACRIM como la principal amenaza para Colombia [1]. Sin embargo, dado el amplio uso del término, es necesario definir lo que constituye una BACRIM, y cómo éstas encajan en la jerarquía criminal de Colombia.

Este artículo hace parte de una serie sobre la banda criminal de Los Urabeños y su poderío en Colombia. Vea la serie completa aquí.

La tercera generación de las organizaciones narcotraficantes colombianas

Las BACRIM son la tercera generación de las Organizaciones de Tráfico de Drogas (OTD) en Colombia. La primera generación estaba compuesta por los Carteles de Medellín y de Cali. Estos carteles estaban integrados verticalmente. Fueron organizaciones jerárquicas, con una estructura de mando claramente definida, la cual era capaz de gestionar, de forma centralizada, todos los diferentes eslabones de la cadena de la droga, desde los cultivos de droga hasta su distribución en Estados Unidos.

La segunda generación de OTD estaba compuesta por federaciones, constituidas por carteles “bebé”. Estos ‘carteles bebé’ tendieron a especializarse en algunos eslabones de la cadena de la droga. El Cartel del Norte del Valle, una asociación de narcotraficantes con raíces en el Cartel de Cali, fue un ejemplo de ello, al igual que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Ni el CNDV ni las AUC tenían un jefe claro. Estas fueron federaciones de narcotraficantes y mafiosos que trabajaban juntos y, que en muchos casos, terminaron luchando entre sí.

Las BACRIM entonces constituyen la tercera generación de las organizaciones narcotraficantes colombianas, y son marcadamente diferentes de sus predecesoras. El creciente papel de los mexicanos muestra que el poder de las BACRIM en el tráfico de cocaína a Estados Unidos no es más que una fracción de aquella de la primera y segunda generación de ODT. Las BACRIM le entregan ahora a los mexicanos cargamentos de cocaína con destino al mercado de Estados Unidos, por lo general en Centroamérica (Honduras es uno de los principales puntos de transferencia). Las BACRIM venden un kilo de cocaína en Honduras por alrededor de US$12.000; los mexicanos, entonces, ganan más del doble con la venta al por mayor dentro de Estados Unidos, y muchas veces más si se involucran en la distribución.

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Esto ha contribuido a la diversificación de los portafolios criminales de las BACRIM. Mientras que las ODT de la primera y segunda generación obtenían la mayor parte de sus ingresos de la exportación de cocaína, las BACRIM tal vez devengan la mitad por esta misma actividad. Lo cual significa que sus estructuras y capacidades son muy diferentes a las de sus predecesoras, que fueron diseñadas exclusivamente para la producción, transporte y venta de cocaína en los mercados internacionales. Las BACRIM participan actualmente en una amplia gama de actividades criminales: extorsión, minería de oro, microtráfico, apuestas, contrabando y trata de personas, entre otros.

Los narcos y los ejecutores

A menudo hay una diferencia entre los narcotraficantes y los encargados de hacer cumplir las reglas, o ejecutores, que regulan esta industria ilegal. Cualquier mercado necesita regulación, una autoridad para garantizar el respeto de los acuerdos, el pago de las deudas y realizar las entregas. En los mercados de bienes legales, es el Estado el que proporciona estos servicios. En los mercados ilegales, los participantes no pueden acudir al Estado cuando los acuerdos se rompen, los productos son robados, o el pago es negado. Y los elementos criminales, por definición, tienden a no ser muy confiables. De ahí los altos niveles de violencia asociados al crimen organizado. En los días del Cartel de Medellín, Pablo Escobar se desempeñó como juez, jurado y ejecutor en el mundo de la cocaína, regulando, y cobrando tarifas a- las transacciones.

Con la fragmentación del tráfico de drogas, el nacimiento de los carteles bebé, y las ODT de segunda generación después de 1995, la posibilidad de traición y conflicto en el mundo de la droga se amplió de una manera notable. Después de 1997, las AUC se convirtieron en el principal regulador del tráfico de drogas en Colombia. Fuertemente armados, con vínculos institucionales con los militares, y con elementos de la policía local en su nómina, los paramilitares se convirtieron en la “ley” en el hampa de Colombia, dirimiendo las controversias. A medida que se expandieron las AUC, muchos narcos se unieron a la organización paraguas, y muchos comandantes paramilitares pasaron de servir como protección a trabajar como narcotraficantes. De este modo, la línea entre el narco y el ejecutor se volvió difusa.

Con las BACRIM de hoy, la diferencia entre el narco y el ejecutor ha vuelto a ser relevante. Aunque muchos líderes Urabeños son narcos, estas BACRIM también proporcionan servicios a otros narcos que no forman parte de su estructura central. Hay narcotraficantes en Medellín por ejemplo, a los que a menudo la policía se refiere como “Los Invisibles”, que tienen vínculos directos con los poderosos carteles mexicanos. Ellos tienen acceso a la coca y pueden subcontratar el trabajo de laboratorio para obtener cocaína. Sin embargo, no tienen el poder para mover la cocaína desde el laboratorio hasta el punto de salida, sin riesgo de incautaciones. Ellos no tienen el poder para evitar que otros criminales roben su producto en el camino, ni el poder para asegurar que los transportistas no roben sus envíos.

Aquí es donde encajan las BACRIM. Las BACRIM son grupos armados, principalmente. Ellos tienen control territorial, controlan los corredores de movimiento en todo el país. Pueden asegurar los puntos de salida, y tienen la capacidad para castigar a cualquiera que interfiera con el flujo de narcóticos.

Las BACRIM dentro del crimen organizado colombiano

Hemos dividido al crimen organizado colombiano en cuatro niveles diferentes, con las BACRIM en la parte superior. Utilizando los criterios descritos aquí, es evidente que muchos grupos considerados como BACRIM han sido identificados erróneamente, de como son posicionados, según nuestro análisis, más abajo en la cadena criminal

Tipo de organización criminalEstructuraGeografíaActividades criminalesCapacidad para la violenciaPenetración/ corrupción del Estado
PandillaSobre todo las pandillas callejeras, con cuatro miembros o más dedicados a la actividad criminal.Por lo general, varias cuadras de la ciudad, con el más fuerte tal vez controlando un barrio.Asaltos, robos, microextorsión, tráfico de drogas locales.La mayoría de los miembros de la pandilla tendrán acceso a algunas armas básicas, pero poca capacidad de entrenamiento o planificación.Limitado, tal vez algunos policías locales quienes tomarán sobornos para ignorar la actividad criminal.
Combo/ BandaPodrían estar compuestos por varias pandillas o uno o más grupos especializados en una actividad criminal particular. Estos grupos también pueden prestar servicios a grupos criminales más sofisticados.A menudo tienen los barrios de la ciudad como bastiones, pero la actividad criminal puede propagarse a través de un área más amplia. Por lo general se ubican en un municipio.Actividades criminales especializadas como el robo de autos, extorsión y tráfico de drogas local.Propensos a tener más disciplina que las pandillas callejeras y acceso a mejor armamento.Pueden tener miembros que han servido en la policía o el ejército y tienen algunas habilidades militares básicas.
Oficina de cobroÉsta es una estructura criminal sofisticada, con diferentes componentes y una gama más amplia de actividades criminales. Tiene su propio brazo armado, capaz de llevar a cabo asesinatos y acciones armadas. También tiene una capacidad dedicada al lavado de dinero. Las oficinas casi siempre tienen vínculos con el narcotráfico y prestan servicios a las organizaciones criminales transnacionales, así como a las BACRIM.Las oficinas pueden ser rurales o urbanas, y pueden recurrir a los servicios de pandillas y combos afiliados. Una Oficina, en su nivel más básico, controlará un distrito de la ciudad o un área rural, mientras que las más sofisticadas controlarán ciudades enteras. Pueden tener presencia en más de un municipio.Extorsión, secuestros, cobro de deudas, administración de justicia local, microtráfico, servicios de sicarios (asesinos a sueldo), prostitución, apuestas, lavado de dinero; pueden proporcionar servicios relacionados con algunos eslabones de la cadena del narcotráfico (laboratorios, acceso a los cultivos de droga, etc.).Una Oficina tendrá su propio grupo de sicarios. Estos tendrán un entrenamiento básico en armas y la capacidad de planificar asesinatos y acciones armadas. Por lo general, tienen acceso a armamento sofisticado, ciertamente, rifles de asalto. A menudo tienen conocimiento en explosivos, en preparar carros  bomba, y en artefactos explosivos improvisados (IED).Puede penetrar la policía y unidades del ejército en los más altos niveles. Algunas Oficinas han tenido jefes de policía locales en la nómina. También puede influir en la política local y conseguir que miembros del poder judicial y jueces estén de su lado.
BACRIMÉsta es una estructura criminal capaz de llevar a cabo una actividad criminal trasnacional, así como es capaz de proporcionar una amplia variedad de servicios para los traficantes de drogas. Se compone de varias células diferentes, repartidas en una amplia zona geográfica, con varios componentes armados, personal dedicado al pago de los funcionarios del Estado, capacidades de lavado de dinero y la capacidad de llevar a cabo, o subcontratar, una amplia gama de actividades criminales. Es una red criminal en lugar de una organización jerárquica e integrada.

Por lo general, tiene presencia en varios departamentos. Las BACRIM más débiles tienen una presencia regional; las más fuertes tienen alcance nacional y la capacidad de operar en todo el país. Muchas BACRIM también tienen células en países extranjeros capaces de mover envíos y lavar dinero.

Tráfico de drogas, minería de oro ilegal, secuestro, extorsión, tráfico de armas, prestación de servicios para todos los eslabones de la cadena de la droga en el país (compra de base de coca, procesamiento de la cocaína, movimiento de los envíos dentro del país) y también puede ser capaz de participar en el transporte transnacional de cargamentos de droga.Puede recurrir a unidades altamente entrenadas y bien armadas, a menudo conformadas por exmiembros de las fuerzas de seguridad. Estas unidades son capaces de llevar a cabo acciones militares convencionales, se han especializado en habilidades de armamento y explosivos. Algunas BACRIM puede llevar a cabo estas operaciones internacionalmente.Puede penetrar el Estado a nivel regional e incluso nacional. Tiene la capacidad de corromper a funcionarios de alto nivel en las fuerzas de seguridad, el gobierno local, regional y nacional, la fiscalía general, el poder judicial y las aduanas.

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Las BACRIM: una red criminal

Las redes criminales son organizaciones mucho más fluidas que los carteles o las federaciones, con miembros que van y vienen dependiendo de los servicios que ofrecen y del mercado criminal que existe para esos servicios. Estas redes se componen de diferentes unidades o nodos que están interconectados con el propósito de avanzar en los negocios y en la facilitación.El actual líder de los Urabeños, Darío Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, no tiene control directo sobre siquiera una décima parte de las unidades que actualmente se hacen llamar Urabeños. Y sólo una pequeña fracción de los elementos tienen algún contacto con él y con su nodo de comando, que se encuentra en el corazón de la red de los Urabeños.Mientras que los carteles de primera generación fueron organizaciones jerárquicas e integradas verticalmente, y las de segunda generación fueron federaciones de carteles bebé y grupos paramilitares, las BACRIM son redes criminales que operan como franquicias. Se componen de muchos grupos diferentes o “nodos”, todos operando bajo el mismo paraguas, pero a menudo dedicados a diferentes actividades.

La red de los Urabeños es una red dirigida, que consta de tres niveles:

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1. En la parte superior se encuentra el nodo de comando dirigido por Otoniel y los comandantes militares de alto rango de la organización, que forman parte de la “junta directiva” o como se describen a sí mismos, utilizando la terminología de la guerrilla, el “Estado Mayor”. Los traficantes de drogas más experimentados, que forman parte de los Urabeños, también se encuentran en este nivel de la red. Ejemplos en el pasado incluyen a Henry de Jesús López, alias “Mi Sangre” (capturado en Argentina en octubre de 2012) y a Camilo Torres Martínez, alias “Fritanga” (capturado en Colombia en julio de 2012). Un ejemplo actual es Carlos Alberto Moreno Tuberquia, alias “Nicolás”.

2. En el segundo nivel se encuentran los lugartenientes regionales de los Urabeños, responsables de controlar ciertos territorios y de proporcionar servicios que faciliten el tráfico de drogas, entre ellos: acceso a los cultivos de droga, protección de los laboratorios, movimiento de cargamentos de droga y aseguramiento de los puntos de salida. Estos lugartenientes regionales tienden a ser financieramente autosuficientes, manejando sus propias empresas criminales en su territorio, que incluyen a la extorsión, el microtráfico, la minería de oro, etc. Pero su función principal en la franquicia de los Urabeños es facilitar el tráfico de drogas.

3. El tercer nivel de la organización es la mano de obra subcontratada. Esto incluye una serie de diferentes grupos criminales. La mayoría son oficinas de cobro, pero algunos pueden ser combos o bandas, contratados para llevar a cabo tareas específicas de los Urabeños. Los que trabajan en este nivel pueden usar el nombre de los Urabeños para llevar a cabo sus propias actividades criminales, y pueden llamar a filas a la red para obtener apoyo, si se meten en problemas con la ley o con bandas rivales. Por lo general, son los nodos de mando regionales los que subcontratan este trabajo, aislando a los nodos de mando centrales de esta actividad criminal. La gran mayoría de los arrestos de los Urabeños provienen de este nivel, y sin embargo, en realidad no son miembros integrales de la BACRIM y no tienen conexión con la junta directiva. Los Urabeños también proporcionan servicios a otros traficantes de drogas o intereses criminales, y de hecho utilizan a otros grupos criminales, como las FARC, cuando sea necesario o rentable. Un ejemplo de esto es el Frente 57, que se sienta a horcajadas en la frontera con Panamá. Los Urabeños entregan cargamentos de droga a la guerrilla, que luego los mueve a Panamá, donde son recibidos por otros miembros de la red de los Urabeños [3].

Fuera de la red central de los Urabeños, hay diferentes narcotraficantes que utilizan los servicios prestados por las BACRIM. Ellos hacen parte de una red de tráfico de drogas más amplia en Colombia. Están afiliados a los Urabeños, en el sentido de que o bien forman parte de la franquicia, o toman ventaja de los servicios que ésta presta.

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La unidad básica de la red de los Urabeños es la oficina de cobro, ya sea rural o urbana. Un ejemplo es el grupo Renacer. Aunque el grupo fue descrito por la policía como BACRIM, Renacer en realidad era poco más que una oficina de cobro rural que operaba en Chocó. No manejaba sus propias rutas internacionales de la droga. Inicialmente, Renacer trabajó con los Rastrojos; ahora está afiliada a los Urabeños.

La expansión de cualquier BACRIM se basa en su capacidad para persuadir a las oficinas de cobro a lo largo de Colombia (y cada vez más en el extranjero) de afiliarse a la franquicia y prestar servicios a la red. Este modelo fue inicialmente promovido por los Rastrojos, quienes a partir de 2006 comenzaron una rápida expansión en todo el país, llegando a acuerdos con oficinas de cobro locales que previamente habían hecho parte de las AUC. Estas oficinas de cobro por lo general permanecen intactas después de la afiliación, y simplemente se denominan a sí mismas según la franquicia de las BACRIM con la cual estén trabajando. Esto se ha visto con oficinas de cobro en lugares como Barrancabermeja, que han cambiado de nombre con notable rapidez, comenzando como parte de las AUC, luego convirtiéndose en Águilas Negras, luego Rastrojos y hoy etiquetándose como Urabeños.

Aunque la línea que va desde los paramilitares a las BACRIM es fácil de rastrear, y en muchos lugares las BACRIM simplemente se conocen con la misma palabra “paracos” (argot común para los paramilitares), la verdad es que las BACRIM son muy diferentes de sus predecesores de las AUC. El control de las AUC sobre una región involucraba una presencia altamente visible, con patrullajes realizados por tropas uniformadas portando armas de alto calibre, y empleando controles de carretera y bases. Las AUC profesaban una ideología antisubversiva y un proyecto político ambicioso, que vio hasta un tercio del Congreso de Colombia amontonarse con sus aliados. Las BACRIM, por otra parte, están al acecho en las sombras, con ropa de civil y armas pequeñas. Son más dependientes de las redes de inteligencia que de una presencia militar visible. Sus comandantes no tienen rostro y están escondidos, y sus nombres son susurrados a través de las comunidades en las que operan. Si bien ciertamente respaldaron a candidatos para las elecciones del Congreso en Marzo de 2014 [4], lo hicieron sobre una base ad hoc, con diferentes “nodos” buscando conseguir aliados de poder en sus áreas de influencia. Sin embargo, lo hicieron más por la protección que estos políticos podrían proporcionar a las operaciones criminales que por cualquier programa político.

Las BACRIM, a diferencia de las AUC, no tienen la capacidad militar para enfrentarse a la guerrilla, y tampoco tienen ningún deseo de hacerlo. Aunque los Urabeños todavía poseen algunas unidades de tropas de choque que pueden desplegar, la mayoría de sus miembros no tienen el mismo entrenamiento militar del que alardearon los paramilitares en su momento. El ala militar de las BACRIM actualmente está compuesta por sicarios, y si bien son capaces de llevar a cabo asesinatos selectivos, no son capaces de realizar ataques al estilo militar, en un entorno rural, en contra de la guerrilla. Se han presentado pocos casos de graves enfrentamientos entre las BACRIM y la guerrilla, y los que se han registrado, han estado motivados por la competencia por recursos criminales, como los cultivos de coca [5].

El papel social y la integración en las comunidades por parte de las BACRIM también ha cambiado sustancialmente en comparación con las AUC. Los miembros de las AUC normalmente se integraban con las élites empresariales y sociales de muchas regiones, las cuales a menudo los invitaban a combatir el secuestro y la extorsión de las guerrillas. Un número de prominentes comandantes de las AUC comenzaron siendo empresarios o miembros de la élite social [6]. Esto no ocurre hoy en día.

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Existe la percepción de que en algunas regiones las BACRIM son una fuerza política, ya que su violencia a menudo es dirigida contra sindicalistas, activistas de restitución de tierras, y movimientos sociales que ponen en peligro los intereses empresariales. Sin embargo, la razón más probable por la cual enfocan su violencia sobre estos grupos, es que las BACRIM operan como bandidos a sueldo. Ellos son utilizados por los intereses comerciales y criminales para aterrorizar o eliminar a los opositores, pero esto no significa que estas acciones “políticas” sean una función inherente a su existencia.

Dentro del modelo de red criminal, el comando de las BACRIM a menudo no tiene control total de los nodos regionales que se autofinancian, y menos aún sobre las oficinas de cobro afiliadas a la franquicia y que conforman el tercer nivel de la estructura. Esto significa que el comportamiento de las unidades de las BACRIM puede variar drásticamente de una región a otra. En algunas zonas, especialmente en la zona central de Urabá y Córdoba de los Urabeños, hay más continuidad con la era paramilitar que en otras.

Este artículo hace parte de una serie sobre la banda criminal de Los Urabeños y su poderío en Colombia. Vea la serie completa aquí.

Notas al pie

[1] Semana, “Las bandas criminales son la principal amenaza para el país”, Enero 25, 2011. https://www.semana.com/nacion/articulo/las-bandas-criminales-principal-amenaza-para-pais-general-naranjo/234587-3

[2] Uno de los mejores estudios sobre la naturaleza de estas redes criminales se puede encontrar en el artículo de Phil William “Transnational Criminal Networks”, RAND (2001).

[3] Entrevista de InSight Crime con fuentes de inteligencia de la policía de Colombia.

[4] Caracol, “Elegidos 69 candidatos cuestionados por presuntos nexos con ilegales”, Marzo 10, 2014. https://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/8203elegidos-69-candidatos-cuestionados-por-presuntos-nexos-con-ilegales/20140310/nota/2120176.aspx

[5] El Tiempo, “Bandas Criminales siembran minas en varias zonas del pais”, Mayo 2013, https://www.eltiempo.com/justicia/campos-minados-por-bandas-criminales-en-el-el-nudo-de-paramillo_12825863-4

[6] Vea por ejemplo Rodrigo Tovar Pupo, alias “Jorge 40”, y Raúl Emilio Hasbun, alias “Pedro Bonito”.

Jeremy McDermott is co-founder and co-director of InSight Crime. McDermott has more than two decades of experience reporting from around Latin America. He is a former British Army officer, who saw active...