Durante la cima de su poder, las brutales tácticas de la Familia Michoacana, su fuerte base de sus operaciones y su ideología pseudoreligiosa, hicieron del grupo una amenaza significativa y un punto de fascinación para los observadores internacionales.

Sin embargo, el grupo ha sufrido una serie de golpes, particularmente, la muerte del líder Nazario Moreno González, alias “El Chayo,” quien falsamente fue reportado como muerto en 2010 pero luego fue realmente abatido en marzo de 2014. Se cree que ahora la Familia ha sido sustituida en gran medida por un grupo disidente conocido como los Caballeros Templarios, los cuales también han sido fuertemente debilitados durante los últimos años.

Sin embargo, el grupo criminal continúa activo en la actualidad.

Historia

Michoacán ha sido durante mucho tiempo la sede de traficantes y productores de drogas, un lugar donde los agricultores más pobres cultivan marihuana y amapola, la materia prima de la heroína. Un grupo conocido como El Milenio, un aliado del Cartel de Tijuana, controlaba la zona de Michoacán a finales de los años noventa. Pero un pequeño grupo de lugartenientes se rebeló. Hay dos versiones acerca de lo que sucedió después: en la primera, los lugartenientes localizaron al Cartel del Golfo para derrocar a sus jefes; en la segunda, el Cartel del Golfo envió a Los Zetas para tomar el mando. En cualquier caso, en 2003, Los Zetas eran el nuevo poder en la región.

Los exlugartenientes del Milenio fueron entrenados por Los Zetas: buenos profesores pero malos terratenientes. Los locales los veían como forasteros represivos, y el resentimiento aumentó cuando Los Zetas expandieron su negocio a la producción de metanfetaminas. La Familia surgió entonces como un grupo de vigilancia privada, volviéndose en contra de Los Zetas y atacando a los adictos y a los traficantes de metanfetaminas, droga que actualmente representa su mayor fuente de dinero. El grupo sacó con éxito a Los Zetas de Michoacán y se expandió a otros estados, incluyendo Guerrero, Morelos, Guanajuato, Querétaro, Jalisco y Ciudad de México.

La influencia de Los Zetas sobre la Familia y sobre su grupo escindido, los Caballeros Templarios, es aún visible, a pesar de que se convirtió en un enemigo mortal de los dos grupos. Al igual que Los Zetas, la Familia y sus herederos hacen uso frecuente de mensajes en vallas publicitarias para comunicarse con el público. También son excesivamente violentos, siendo el incidente más infame el de las cinco cabezas humanas arrojadas a una pista de baile en 2006; el anuncio oficial de la existencia de la Familia. Los Zetas han respondido con propaganda, comparando a la Familia con “islamistas radicales”, “enloquecidos por el hielo” (metanfetamina).

La Familia fue orgullosamente regionalista y afirmó haber ganado el apoyo del público en el occidente de Michoacán, donde de alguna manera, durante su apogeo el grupo actuó como el estado de facto. La Familia resolvería las disputas locales, proveería empleo, y haría trabajo social. Empleando en ocasiones el lenguaje de una insurgencia política o de una cruzada evangélica. Así el grupo ganaría cientos de reclutas en unos pocos años.

Cuando la Familia estuvo en la cima de su poder fue una de las organizaciones criminales mexicanas más fuertes, sangrientas y poderosas, cuyas actividades iban desde el narcotráfico y el secuestro, a la extorsión y el chantaje sistemático. La Familia tuvo contactos internacionales para la distribución de metanfetamina, incluso en Holanda, India, China y Bulgaria. Los grupos criminales asentados en Estados Unidos, inclusive en las principales ciudades como Chicago, Dallas, Los Ángeles y Atlanta, conspiraron directamente con la Familia para enviar cocaína, un acontecimiento que sorprendió a los investigadores, considerando lo lejos que estaba el grupo de la frontera con Estados Unidos.

La proximidad a la principal ciudad portuaria de Lázaro Cárdenas, le dio a la Familia acceso a los cargamentos de cocaína procedentes de Colombia y a los precursores químicos para la producción de metanfetamina provenientes de Asia. Pero la lucha por el control del puerto fue mortal, y se calcula que 1.500 personas han muerto en la zona como consecuencia de enfrentamientos con la Familia. Además del tráfico de drogas, los esquemas de extorsión proveen a la Familia una fuente confiable de ingresos, y, en un momento dado, se pensaba que cerca del 85 por ciento de los negocios lícitos en Michoacán hacía pagos regulares al grupo.

Su líder, Nazario Moreno González, alias “El Chayo” o “El Más Loco” fue reportado muerto tras un tiroteo con la policía en diciembre de 2010 en Apatzingán, Michoacán. En enero de 2011, tras la supuesta muerte del líder, la Familia anunció su intención de “disolverse completamente”. El grupo declaró (en su típico tono “piadoso”) que pretendía poner fin al sufrimiento de la población de Michoacán a manos de la policía federal.

Sin embargo, los informes de la muerte de El Chayo más tarde resultarían ser falsos, como se había dicho durante años. El 9 de marzo de 2014, funcionarios del gobierno confirmaron que el exlíder de la Familia, que se cree había trabajado a nombre de los Caballeros, acababa de ser dado de baja en un operativo de las fuerzas de seguridad en Tumbiscatío.

Parece que la muerte de Moreno provocó una ruptura entre dos jefes rivales del grupo, con José de Jesús Méndez, alias “El Chango,” aliándose con La Resistencia. Mientras tanto, Servando Gómez, alias “La Tuta,” formó los Caballeros Templarios, el cual anunció en marzo su aparición en escena, a través de pancartas públicas que decían que estaba reemplazando a la Familia.

De hecho, los Caballeros parecen estar ganando contra sus antiguos colegas de la Familia. Méndez, uno de los líderes que quedaban del grupo, fue arrestado en junio de 2011, y dijo a las autoridades que él había estado formando una alianza con los odiados Zetas —una movida que sugiere que estaba desesperado por buscar ayuda en contra de los Caballeros—. En noviembre de 2011, se informó que el gobierno consideró que la Familia estaba casi extinta, con los Caballeros apoderándose de gran parte de sus operaciones y redes.

Células desprendidas de la Familia Michoacana todavía participan en actividades de narcotráfico, secuestro y extorsión en áreas del estado de Guerrero, aunque están siendo expulsadas de Michoacán por remanentes de los Caballeros Templarios y otros grupos. Un grupo conocido localmente como la Nueva Familia Michoacana también es activo en zonas de Guerrero y Michoacán, donde incluso extorsionan a los productores de aguacate junto con otros grupos criminales que tratan de aprovechar esta importante fuente de ganancias ilegales en la zona.

Liderazgo

Actualmente, se cree que Héctor García, alias “El Jugador”, controla las operaciones de la Familia Michoacana en Guerrero y en el Estado de México, aunque no está claro cuánto poder posee actualmente este grupo criminal.

La Familia Michoacana fue liderada por José de Jesús Méndez, alias “El Chango”, quien se convirtió en la cabeza de la vieja guardia, cuando los Caballeros Templarios se escindieron en 2011. El Chango fue detenido en junio de ese año, y para noviembre, las autoridades consideraron a la Familia virtualmente extinta.

Incluso antes de la separación del grupo se pensaba que había hasta tres facciones internas dentro de la Familia, todas asociadas a varios carteles, una supuestamente vinculada al Cartel de Sinaloa, otra vinculada al del Golfo, y otra a la Organización Beltrán Leyva (OBL). Otras divisiones internas estuvieron presentes en la dirección del grupo, que fue dirigida por Moreno.

Cada célula regional presuntamente gozaba de un grado de autonomía. Mientras que una rama se dedicaría a la producción de metanfetaminas, otra extraería los pagos de extorsión, mientras otra podía estar compuesta por sicarios, y así sucesivamente.

Hoy en día, no está claro quién está a cargo de La Familia Michoacana, o de la denominada Nueva Familia Michoacana.

Geografía

Como indica el nombre de la Familia Michoacana, el grupo tenía su base y orígen en Michoacán, particularmente en la montañosa Sierra Madre del Sur. La zona de influencia de la Familia estaba localizada en siete municipios que conforman “Tierra Caliente”, en el sureste de Michoacán, a unas 600 millas de la frontera con Estados Unidos.

La Familia también tenía células en los estados de Guerrero, Morelos, Guanajuato, Colima, Querétaro, Jalisco y Ciudad de México. Con el declive de la Familia han llegado informes de que el grupo se ha reducido en Guanajuato y el Estado de México.

El grupo es más activo hoy en día en los estados de Michoacán y Guerrero, en donde luchan por mantenerse en pie enfrentando a grupos como el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y otras células armadas más pequeñas.

Aliados y enemigos

Después de trabajar con Los Zetas para derrocar a los Valencias, el tradicional clan familiar traficante de drogas en la región, la Familia anunció que estaba trabajando por su cuenta al lanzar varias cabezas cortadas en un club nocturno en 2006, un incidente que fue noticia internacional. Más tarde, el grupo se alió con los carteles de Sinaloa y del Golfo para luchar contra sus progenitores, Los Zetas, y expandirse a nuevos territorios a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.

La Familia era famosa por su habilidad para corromper a los funcionarios del gobierno local, en parte debido a las enormes ganancias que se obtienen de la producción de metanfetaminas. El grupo gozó de profundas lealtades regionales gracias a proyectos sociales como la construcción de colegios, carreteras, y dando empleo en el tráfico de drogas, y especialmente, desempeñando el papel de la policía en la resolución de las disputas domésticas.

A principios de 2010, la Familia se vio involucrada en un conflicto amargo con el grupo sucesor de los Caballeros Templarios.

Lo que queda de la Familia busca ahora defenderse de las incursiones del CJNG y otros grupos armados más pequeños en las áreas del sur de México donde el grupo todavía está presente.

Perspectivas

En 2011, las autoridades consideraban a la Familia Michoacana como una organización practicamente extinta. Sin embargo, una redada policial en mayo de 2014 a una célula de la Familia Michoacana que operaba en Guerrero sugiere que el grupo criminal podría estar buscando ganar poder de nuevo en el suroeste del país, tras el debilitamiento de los Caballeros Templarios.

La Familia Michoacana ya es apenas una sombra de lo que solía ser, pero aún no ha sido completamente eliminada del paisaje criminal del sur de México, y continúa penetrando en comunidades locales clave para los intereses criminales del grupo.