Las Águilas Negras son un grupo sin cohesión dedicado a proteger los intereses económicos de los antiguos mandos medios paramilitares de Colombia. Es el término genérico utilizado por el gobierno para referirse a los muchos grupos escindidos de paramilitares que trafican drogas a través del país. Muchos grupos dedicados a amenazar o asesinar periodistas, abogados y activistas de derechos humanos, lo hacen a nombre de las Águilas Negras. Esta tendencia política, junto con la falta de un liderazgo central, los diferencia de las otras bandas criminales que operan en Colombia.

Historia

Las Águilas Negras surgen a raíz de las fallas en el proceso de desmovilización que se llevó a cabo en Colombia entre 2004 y 2006, cuyo objetivo era desarmar a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Las AUC eran una organización federal de escuadrones de la muerte algunos de ellos formados en los años ochenta que tenía dos objetivos principales: el primero, luchar contra las guerrillas de izquierda, y el segundo, ganar dinero, la mayor parte proveniente del narcotráfico. Una facción importante, liderada por Carlos Castaño, trató de enfatizar en la lucha ideológica de las AUC y de presentar al grupo como una organización política de derecha. Esto sólo condujo a más rupturas internas en las AUC, y la frágil coalición se rompió con los enfrentamientos de sus líderes por el territorio, en medio de horribles masacres y desplazamientos. El 15 de julio de 2003, las AUC acordaron iniciar negociaciones con el gobierno. A los altos mandos de las AUC se le prometió un cierto grado de amnistía a cambio del desmantelamiento de sus fuerzas y de su cooperación con las investigaciones. Luego se presentaría una serie importante de desarmes y para el 2006, 31.671 supuestos paramilitares habían sido desmovilizados.

No obstante, la desmovilización resultó ser una paz falsa. La mayoría de los bloques paramilitares entregaron sólo una pequeña fracción de las armas. Los paramilitares pagaron a jóvenes para que se presentaran como supuestos excombatientes de las AUC y los mandos medios se mantuvieron intactos

En las zonas rurales, paramilitares vestidos de civiles seguían dirigiendo las actividades criminales: la protección de cultivos de coca, la extorsión de terratenientes y contratistas, la persecución a activistas de derechos humanos, entre otros; las pequeñas unidades de milicias urbanas de paramilitares armados mantuvieron presencia a lo largo del país. En contraste con los bloques de las AUC antes del 2004, la mayoría de estos grupos sucesores no se molestaron en hacerse ver como enemigos de los grupos guerrilleros de izquierda. En efecto, algunos de estos neoparamilitares buscaron alianzas con sus antiguos enemigos, como ocurrió entre el Ejército Popular Revolucionario Antiterrorista de Colombia (ERPAC) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Águilas Negras era el término genérico utilizado por los medios de comunicación colombianos para referirse a los exparamilitares que seguían traficando drogas en determinados territorios. Por ejemplo, durante un tiempo se referían a la organización liderada por Daniel Rendón Herrera, formada por excombatientes del Bloque Elmer Cárdenas (y que más tarde se convertiría en Los Urabeños), como las Águilas Negras de Urabá. Los narcotraficantes post-AUC que operan en Antioquia y Córdoba eran conocidos como las Águilas Negras del Norte. En otras ocasiones se han realizado amenazas a grupos de abogados, defensores de derechos humanos y líderes sindicales a nombre de las Águilas Negras.

En 2006 aparecieron por primera vez en el Catatumbo, en el Norte de Santander y en Nariño, algunas de las zonas con mayor densidad de cultivos de coca en Colombia, grupos armados que utilizaban el nombre de Águilas Negras. Entonces comenzaron a aparecer Águilas Negras en lugares muy valorados por ser rutas de tránsito de la cocaína, como los municipios del sur del departamento de Córdoba.

La protección de los viejos corredores de narcotráfico de las AUC vino acompañada por la protección de los intereses paramilitares sobre el terreno y por la aparición de decenas de otros grupos delictivos, por lo general involucrados en narcotráfico y en el asesinato selectivo. En lugares como Córdoba, donde se presentaron algunos de los mayores desplazamientos por parte de las AUC, las Águilas Negras han sido acusadas del homicidio de activistas que abogan por la restitución de tierras. En el departamento de Santander se han presentado amenazas similares. Grupos armados que se autodenominan Águilas Negras también han sido señalados como responsables del desplazamiento de población en Sucre, Chocó y la región del Urabá en Antioquia.

Es posible que en algunas partes de Colombia las pandillas callejeras adoptaran el nombre de “Águilas Negras” con el fin de intimidar a las víctimas para que pagaran cuotas de extorsión o abandonaran su tierras.

Liderazgo

Hay poca evidencia de que las Águilas Negras operen como un grupo ordenado de manera sistemática. Por el contrario, parece ser un nombre dado a varios grupos sucesores dispuestos a adoptar las tácticas de las AUC y, en muchos casos, su discurso político.

Geografía

Grupos que utilizan el nombre de Águilas Negras han aparecido en al menos 20 de los 32 departamentos de Colombia, incluyendo Nariño, Cauca, Casanare, Guajira, Magdalena, Bolívar, Norte de Santander, Santander, Bolívar, Sucre y Córdoba. Sin embargo, los grupos parecen funcionar de manera independiente y no responden a ningún mando central. Cada célula de Águilas Negras se concentra en la protección de su porción de territorio y en competir con rivales como Los Urabeños y Los Rastrojos.

Aliados y enemigos

Algunos grupos individuales de las Águilas Negras compiten con otras bandas rivales y narcotraficantes por intereses criminales; y cooperan con enemigos de los exparamilitares como las FARC y el ELN.

Perspectivas

Debido a su estructura es imposible rastrear y desmantelar algún liderazgo central de las Águilas Negras. Monitorear el descenso o ascenso del grupo también es difícil ya que varios grupos armados utilizan ese nombre. Colombia aprobó una ley en 2011 que abre el camino a la reforma agraria integral, y es probable que grupos de las Águilas Negras sean contratados para intimidar a quienes luchan por la restitución de la tierra y amenacen sus intereses económicos.

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