Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias ‘Chiquito Malo’, es el actual comandante de los Urabeños, uno de los grupos criminales más poderosos de Colombia. Ávila asumió el liderazgo de la organización tras la captura de Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, en octubre de 2021.
‘Chiquito Malo’ heredó una organización criminal con importantes retos. Persecuciones de las autoridades, guerras abiertas con otros grupos criminales y una cohesión débil al interior del grupo son algunos de ellos. Su liderazgo deberá hacer frente a estos para permanecer fuertes en el tablero criminal de Colombia.
Historia
Alias ‘Chiquito Malo’ nació en San Pedro de Urabá, un municipio del departamento de Antioquia, al norte de Colombia. Su historial criminal comenzó en las filas paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Allí, hizo parte del Bloque Bananero, con presencia en la región de Urabá, hasta su desmovilización en noviembre de 2004.
Posteriormente, se sumó a los Urabeños, un grupo de heredero del proceso de desmovilización paramilitar, surgido en 2006, que decidió retomar las armas y con ellas el control de las economías criminales, como el narcotráfico, de los territorios antes ocupados por las AUC.
Por su experiencia y conocimientos de la zona de Urabá, ‘Chiquito Malo’ ascendió rápidamente en la estructura. Fue designado como comandante de la Estructura Central Urabá y desde esa posición controlaba el narcotráfico en el Golfo de Urabá, clave para el envío de droga a Centroamérica y Estados Unidos.
Para el año 2015, ya era considerado uno de los principales miembros de la cúpula del grupo. En junio de ese año, el gobierno de Estados Unidos lanzó una acusación formal en su contra, identificándolo como uno de los principales líderes de la estructura narcotraficante.
Ese mismo año, tras intensas persecuciones de las autoridades colombianas, Ávila Villadiego logró escapar a una redada en el Urabá antioqueño, en la que tres hombres de su anillo de seguridad terminaron muertos y cuatro capturados.
Desde entonces, su paradero se desconoce, pero su poderío sólo ha aumentado. En su contra pesa una solicitud de extradición a Estados Unidos para responder por tráfico de drogas.
En febrero de 2021, tras la muerte de Nelson Hurtado Simanca, alias ‘Marihuano’, segundo comandante de los Urabeños, ‘Chiquito Malo’ ascendió a su lugar. Se convirtió en la mano derecha de ‘Otoniel’ y el encargado de velar por su seguridad.
Pero sería por poco tiempo, pues en octubre de ese mismo año, ‘Otoniel’ fue capturado y Ávila Villadiego asumió como comandante de la organización criminal. Tras de él, se encuentran otros mandos de antaño del grupo, como Wilmer Giraldo, alias ‘Siopas’ y José Gonzalo Sánchez, alias ‘Gonzalito’.
Actividades criminales
‘Chiquito Malo’ llega a la comandancia de los Urabeños con una experiencia de años en el control del narcotráfico en el Urabá antioqueño y chocoano, zona de influencia histórica del grupo y clave para el envío de drogas a Centroamérica, Estados Unidos y el Caribe.
Como principal líder, está detrás de la coordinación de una de las estructuras criminales más grandes del país, con participación no sólo en el narcotráfico, sino en otras economías criminales como la minería ilegal, la extorsión, el contrabando, entre otras.
Además de esto, está a cargo del manejo y control de la red interna de los Urabeños, compuesta por un entramado de estructuras, subestructuras y franquicias, con cierto grado de independencia de la cúpula, pero claves para el funcionamiento del grupo y sus rentas.
Geografía
Antes de asumir el mando general de los Urabeños, la experiencia de ‘Chiquito Malo’ se concentró en la región de Urabá, compartida por los departamentos de Antioquia y Chocó, y la cual es clave para economías criminales como el tráfico de drogas, la minería ilegal, el tráfico de migrantes, el contrabando, entre otras.
Como líder del grupo, Ávila Villadiego responde por estructuras con presencia territorial en más de la mitad de los departamentos de Colombia.
Su área de mayor influencia sigue concentrada en los departamentos de Antioquia, Córdoba y Sucre. Sin embargo, el grupo tiene presencia e influencia en Chocó, Valle del Cauca, Bolívar, Magdalena, Cesar, Guajira, Norte de Santander y algunos municipios de Nariño, y Cauca. Además, desde sus franquicias han logrado participar en dinámicas criminales de departamentos como Meta, Casanare y Vichada.
En mayo de 2022, ‘Chiquito Malo’ declaró un paro armado tras conocerse de la extradición a Estados Unidos de alias ‘Otoniel’. Este paro armado generó acciones violentas en 178 municipios de Colombia.
Aliados y enemigos
Como principal líder del grupo, ‘Chiquito Malo’ hereda amigos y enemigos a nivel nacional e internacional.
Por años, el Cartel de Sinaloa ha sido el principal aliado criminal de los Urabeños para el tráfico de drogas, sin embargo, no es el único. El grupo ha logrado forjar y mantener relaciones criminales con importantes mafias europeas, como la ‘Ndrangueta’ y las mafias de los balcanes.
Estas alianzas requieren de los Urabeños un control importante de zonas de cultivo, producción y rutas en Colombia, lo que ha sumido al grupo en guerras al interior del país por controlar territorio.
El Ejército de Liberación Nacional (ELN) es el principal enemigo de los Urabeños en varias partes del Colombia. En el departamento del Chocó, los grupos se han enfrentado desde el 2018 por el control de territorios claves para el narcotráfico y la minería ilegal.
En Norte de Santander, desde finales de 2020, ambos grupos se disputan zonas claves de la frontera con Venezuela. Allí, los Urabeños sellaron una alianza con los Rastrojos para ganarle territorio al ELN.
En el Magdalena, al norte de Colombia, los hombres de ‘Chiquito Malo’ se vienen enfrentando a los Pachenca desde 2019. En un inicio, los Pachenca eran los principales operadores logísticos de los Urabeños para el tráfico de cocaína que sale de las costas del Caribe colombiano, sin embargo, estos prefirieron disputarles su territorio y sacarlos del camino.
De manera similar, en el departamento de Antioquia, el grupo se enfrenta a bandas asociadas a la Oficina de Envigado, su antiguo aliado, por el control de las rutas que conectan el suroeste antioqueño con el departamento de Chocó y el Pacífico colombiano.
En otras zonas del departamento como el norte y Bajo Cauca antioqueño, los Urabeños se han enfrentado a los Frentes 18 y 36 de las ex-FARC Mafia, los cuales se han visto considerablemente afectados por el accionar del grupo.
Además de las guerras abiertas que mantiene el grupo en el país, las autoridades colombianas les siguen la pista a sus dinámicas criminales, sobre todo a través de incautaciones, capturas y bajas.
Perspectivas
A pocos meses de asumir el mando, el liderazgo de ‘Chiquito Malo’ se enfrenta a retos importantes al interior y exterior de la organización criminal.
Internamente, Ávila Villadiego recibió una estructura atomizada desde su misma naturaleza, pero con un historial fuerte de traiciones y divisiones internas que deberá sortear para mantenerse fortalecido en el tablero criminal del país.
A nivel externo, el grupo se encuentra en el radar de sus enemigos criminales y los intereses del gobierno colombiano y estadounidense, los cuales están enfocados en desmantelar la estructura criminal.
Como el heredero de la estructura de alias ‘Otoniel’, los ojos están puestos sobre ‘Chiquito Malo’, por quien ya se ofrece una recompensa de cinco mil millones de pesos, más de un millón de dólares estadounidenses, por información que ayude a dar con su paradero.
Se presume que bajo su liderazgo, Los Urabeños comenzaron una campaña de asesinatos y ataques contra la fuerza pública en Colombia en julio del 2022. Es probable que se trate de una estrategia de Ávila Villadiego para mantener el grupo en el radar del gobierno entrante, al tiempo que muestra una fachada de unidad y coordinación.