Walter Patricio Arizala, alias “Guacho”, era uno de los criminales más buscados por las autoridades de Colombia y Ecuador, convertido en objetivo militar prioritario para sus fuerzas de seguridad. Guacho lideraba la disidencia del “Frente Óliver Sinisterra”, a la que se le atribuye el asesinato de tres periodistas ecuatorianos y la masacre de ocho cocaleros en el departamento de Nariño, al sur occidente de Colombia y en la frontera con Ecuador.
Si bien esta disidencia se autodenomina como una guerrilla activa de las FARC, su estructura criminal responde a la definición de ex-FARC mafia, y su accionar obedece al control del narcotráfico en uno de los territorios con mayor capacidad para el cultivo y exportación de coca en Colombia.
Historia
Alias Guacho nació el 9 de noviembre de 1989 en la provincia de Esmeraldas, Ecuador, al límite de la frontera con Colombia. Allí se dedicó al comercio antes de vincularse a las FARC, en donde combatió por una década.
En 2007 fue reclutado por la Columna Móvil Daniel Aldana (CMDA), que operaba en la costa pacífica del departamento de Nariño, Colombia. El área de acción de la escuadra en la que participaba Guacho se movía entre el Alto y Bajo río Mira, zona que concentra la mayor cantidad de cultivos ilícitos en Colombia.
Dentro de las extintas FARC se desempeñó como organizador de masas, jefe financiero y explosivista. Fue el consentido de Gustavo González Sánchez, alias “Rambo”, comandante de la CMDA con 30 años de experiencia en la guerra. A su lado, Guacho aprendió gran parte de lo requerido para estar en la guerra y en el negocio de la droga.
En 2016 se desmovilizó y se acogió al proceso de paz, razón por la cual pasó cuatro meses en la zona veredal Transitoria de El Playón, en Tumaco. Sin embargo, decidió salirse porque, según él, solamente los altos mandos guerrilleros saldrían beneficiados.
Bajo este argumento, Guacho creó la disidencia Frente Óliver Sinisterra, nombre que pretendió hacer homenaje al que fuera el tercero al mando de la CMDA. Inicialmente la disidencia tenía 250 personas armadas, sumado a los milicianos ubicados en sus zonas de influencia. Actualmente, la Fiscalía habla de más de 300 hombres y, la Fundación Ideas para la Paz contabiliza 500. Entre las armas que portan hay fusiles Colt R-15 y M-16, lanzagranadas M-4 y pistolas Pietro Beretta, las cuales se cree proceden de Centroamérica y Ecuador.
Pese a que Guacho afirmó: “no somos disidentes, somos guerrilleros activos todavía", no hay evidencia de una actividad político-militar orientada a la lucha insurgente. Desde su rearme, el Frente Óliver Sinisterra se apoderó de las viejas rutas, cultivos, redes de laboratorios y contactos transnacionales que la CMDA usaba para el narcotráfico.
Fue así como este frente logró obtener el control de las rutas del narcotráfico que salen del sur de Colombia hacia Centroamérica y Suramérica. También se presume que usa el puerto de San Lorenzo en Esmeraldas, ubicado en la costa norte de Ecuador, como punto de tránsito y centro logístico. Allí, precisamente, se ubicó uno de los carros bomba que Guacho puso a principio de 2018, lo que indicaría la importancia que tiene la zona para los disidentes.
Adicionalmente, esta estructura criminal se constituyó como el proveedor principal de cocaína del Cartel de Sinaloa en México, lo que significa que realizan operaciones millonarias que podrían ascender a los US$25 millones a la semana.
En respuesta a la persistente criminalidad en esta región colombiana, el ex presidente Juan Manuel Santos lanzó en 2017 la operación militar Atlas, la cual agrupo a 9.000 militares y policías que pretenden atacar todos los eslabones del narcotráfico.
En septiembre de 2018, el recién posesionado presidente Iván Duque señaló que, en el marco de la operación ”Anguila'” en la región del Triángulo de Telembí en la costa pacífica de Nariño, Guacho habría sido herido. Sin embargo, esta información no pudo ser confirmada por el entonces comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Alberto José Mejía.
La declaración de Guacho como objetivo prioritario, sumado a la disputa por el control de rutas con otros grupos criminales como las Guerrillas Unidad del Pacífico y la pérdida de varios cargamentos de droga, le significó a este criminal terminar sus días aislado y escondido en un resguardo indígena del corregimiento de Llorente, Tumaco.
Finalmente, el 21 de diciembre de 2018 el líder del Frente Óliver Sinisterra fue muerto en el marco de una operación conjunta de las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y la Fiscalía General.
“Gracias a información de inteligencia y el despliegue estratégico de las tropas en la vereda Azúcar-Piedra Fina del municipio de Tumaco (Nariño), se logró la localización de alias ‘Guacho’, dando fin a 11 años de carrera criminal de uno de los delincuentes más buscados en zona de frontera entre Colombia y Ecuador”, dijo el Ministro de Defensa colombiano.
Se cree que perdió 40 por ciento de sus hombres entre capturas y neutralizaciones realizadas por la fuerza pública. También fueron destruidos 130 de sus laboratorios, dos de ellos subterráneos, un submarino semisumergible perteneciente al Cartel de Sinaloa, y la incautación de más de 50 toneladas de cocaína.
Actividad criminal
Guacho delinquió durante 10 años en la CMDA. Esta estructura fue responsable de victimizar a gran parte de la población de Nariño, por medio de homicidios, desplazamientos, siembra de minas antipersona, amenazas, cobro de impuestos ilegales y control de cultivos y laboratorios de droga de la región. Su capacidad militar y financiera, fueron factores determinantes para ser vista ante la opinión pública como una de las unidades de las FARC más temidas en Colombia.
Como integrante de la ex guerrilla, Guacho adelantó un curso de fuerzas especiales en el exterior, lo cual le permitió adquirir experiencia en el manejo de explosivos y posteriormente coordinar varios ataques contra la Fuerza Pública en el sur del país, como el ocurrido en 2013, cuando resultó muerto un soldado del Batallón de Infantería de Marina Numero 4 ubicado en Tumaco, y otros tres fueron heridos, como consecuencia de una carga explosiva. Según las autoridades, para 2012 ya era el cabecilla de escuadra y comandante financiero de la CMDA.
Luego de su declaración como disidente de las FARC, Guacho decide tomar el control del territorio fronterizo con Ecuador, lo que le permitió acceder no sólo a cientos de cultivos ilícitos sino también a laboratorios de droga y a un punto de partida para el tráfico internacional.
A medida que amplió el control de distintos pueblos y territorios con protección por la ley colombiana, este criminal amplió su radar de acción, así como la victimización a las poblaciones residentes. Varios pobladores le señalaron a InSight Crime que para el 2017, ya había reclutado a varios niños y jóvenes de la región.
El accionar de su estructura disidente no estaba enmarcado en una lucha subversiva en defensa de ideales políticos, sino fundamentalmente en la protección del narcotráfico. En este sentido, sus distintas acciones violentas estaban orientadas a obstaculizar las operaciones antinarcóticos de la fuerza pública y a minar la implementación del programa de erradicación y sustitución de cultivos ilícitos pactado en el acuerdo de paz.
En abril de 2017, Guacho fue señalado como el responsable del secuestro durante 24 horas de dos policías, que junto con otras 43 personas más, participaban en un agresivo proceso de erradicación de cultivos de coca en Llorente, zona rural de Tumaco y punto central para la negociación y comercio de la droga.
También se le responsabilizaba por la masacre ocurrida en la vereda Puerto Rico, zona rural de Tumaco, en la que murieron seis personas y 52 resultaron heridas, luego de la confrontación con la fuerza pública en el contexto de las tensiones generadas por la erradicación forzada versus la sustitución de cultivos ilícitos en la región.
En el lado ecuatoriano, sus acciones criminales están relacionadas con el reclutamiento forzado, así como con la colocación de un carro bomba contra la Estación de Policía de San Lorenzo en Esmeraldas, donde resultaron 28 personas heridas.
Sin embargo, lo que puso a alias Guacho en el radar de la opinión pública internacional fue el secuestro y asesinato de tres periodistas de diario El Comercio de Ecuador y el homicidio de una pareja de ecuatorianos.
Geografía
La vida criminal de Guacho, durante su participación en la CMDA, se ubicó entre Tumaco en Colombia y algunos pueblos fronterizos de la provincia de Esmeraldas en Ecuador.
Como líder del Frente Óliver Sinisterra de las ex-FARC mafia, se mantenía en la frontera colombo-ecuatoriana, particularmente en ríos Mira, Mataje; en el corregimiento de Llorente; las veredas El azúcar, Vallenato, Los Cocos, El Playón, la Corozala, La Aduana, Yarumala; e intentó expandirse hacia diferentes municipios como Roberto Payán, también ubicado en la costa pacífica de Nariño en Colombia.
Por el lado ecuatoriano realizó acciones ofensivas en San Lorenzo, Esmeraldas.
Amigos y enemigos
Dentro de los aliados que tuvo Guacho destacan el Cartel de Sinaloa, su principal socio comercial. Así mismo, a Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, comandante del Frente Primero, también sería uno de sus socios.
Pero sus enemigos son muchos. Los cuerpos de seguridad de Ecuador y Colombia concentraron todas sus fuerzas militares en la zona fronteriza para neutralizar a Guacho y sus hombres. Además estaban las denominadas Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP), y el grupo criminal Renacer, dos de las principales organizaciones criminales que le disputaban a Guacho el territorio y control del narcotráfico en la región[1].
“El Clan del Golfo”, “Los Negritos”, el “Nuevo Grupo”, “La Empresa”, “La Gente del Orden” y el ELN, que también comparten territorio con Guacho, eran otros de sus posibles rivales.
Perspectiva
Si bien Guacho controlaba las rutas y cultivos de narcotráfico que funcionan entre Tumaco y Esmeraldas, era evidente que la respuesta estatal había disminuido su capacidad militar, libertad de movimiento y su fortaleza financiera.
Su salida del panorama criminal representa un riesgo para el Frente Óliver Sinisterra, toda vez que este podría permitir que otras organizaciones criminales le quiten el control sobre este territorio estratégico y hereden las fases del narcotráfico y los contactos que Guacho tenía con el Cartel de Sinaloa.
Sin embargo, esto no significa una reducción en el negocio del narcotráfico, por el contrario, esto quita la presión que sobre el gobierno nacional hay por demostrar resultados sobre una actividad que actualmente tiene los más altos rendimientos económicos.