Los dos puertos de La Unión y su costa en el Pacífico son utilizados por traficantes de cocaína que llevan la droga hacia el norte en barcos y submarinos. Además, la porosa frontera terrestre del departamento con Honduras se encuentra en una importante ruta de comercio internacional y es utilizada por grupos criminales para transportar drogas, bienes de contrabando, armas y vida silvestre exótica entre los dos países.
El departamento es además un punto de tránsito de víctimas de trata de personas y de migrantes que son traficados desde El Salvador a Guatemala, México y Estados Unidos.
Diversos actores estatales, entre los que se encuentran autoridades municipales y la policía, a menudo participan en redes criminales.

Actores criminales
MS13: la pandilla callejera Mara Salvatrucha (MS13) tiene un total de doce facciones en La Unión, lo que la convierte en el actor criminal más fuerte del departamento. La célula más poderosa de la pandilla en La Unión —denominada Hempstead Locos Salvatruchos (HLS)— ha tomado el control de una parte de la ruta transnacional del tráfico de drogas en el Golfo de Fonseca, que conecta a Nicaragua y El Salvador, lo cual resulta inusual dado que se trata de un grupo criminal que no resalta por su sofisticación. La MS13 controla varias playas en la costa del Pacífico del departamento y posee establecimientos turísticos en sus alrededores, que son utilizados para lavar dinero y almacenar drogas. El Tamarindo, Las Tunas, Playas Negras, El Jagüey e Intipucá son algunas de las playas donde la MS13 tiene sus operaciones de narcotráfico. La pandilla obliga a los pescadores del Golfo de Fonseca a apoyar la logística del tráfico de estupefacientes, y se dedica al tráfico de armas y la distribución local de drogas. Sin embargo, a excepción de la célula HLS, los principales ingresos de la banda provienen de la extorsión, que es ejecutada en los municipios de San Alejo, Bolívar, El Carmen, Pasaquina, San José, Yucuaquín y El Sauce.
Barrio 18: Barrio 18 mantiene presencia en la ciudad de Santa Rosa de Lima y en el municipio de La Unión. En este último, extorsionan a los comerciantes locales. La pandilla tiene cinco células en el departamento.
Grupos de exterminio: hay escuadrones de la muerte presentes en la frontera de La Unión con el departamento de San Miguel. Cerca del 20 por ciento de los homicidios cometidos en 2019 en La Unión se pudieron atribuir a estos grupos. Los escuadrones de la muerte tienen la tarea de "limpiar" las pandillas de La Unión, incluso en los municipios de Intipucá y El Carmen. Los grupos de exterminio en La Unión y en otras zonas de El Salvador tienden a operar a lo largo de rutas de narcotráfico; es posible que los narcotraficantes intenten expulsar a las pandillas callejeras empleando a estos paramilitares, como InSight Crime ha observado en otras partes de América Latina.
Los Perrones: La Unión ha sido una de las áreas de influencia más importantes de Los Perrones, uno de los grupos de narcotráfico más poderosos de El Salvador. Los Perrones comenzaron como una empresa de carga a mediados de los noventa en el municipio de Santa Rosa de Lima. Uno de sus cabecillas era Reynerio de Jesús Flores Lazo, quien estuvo involucrado en el contrabando de todo tipo de bienes, operando a lo largo de las rutas terrestres en El Salvador, Honduras y Guatemala. Luego el grupo incursionó en el tráfico de cocaína, después de lo cual muchos de sus líderes fueron arrestados, a finales de la década de 2000. Es posible que en La Unión todavía haya remanentes activos de Los Perrones. Las rutas de narcotráfico que estos solían manejar continúan activas y su centro operativo en Santa Rosa de Lima sigue siendo un punto clave de almacenamiento y distribución de la cocaína que se dirige hacia el norte. Sin embargo, se desconoce cuáles son los actuales líderes del grupo y las incursiones de la MS13 en el tráfico de drogas del departamento parecen haber complicado las operaciones de Los Perrones.
Economías criminales
Tráfico de armas: la MS13 y Barrio 18, así como algunos remanentes de Los Perrones, están activos en La Unión y utilizan armas de fuego ilícitas para sus actividades diarias. Estos grupos presuntamente controlan una activa ruta de tráfico de armas a través del departamento. Estas rutas son en parte suministradas por contrabandistas internacionales que operan en Honduras y Nicaragua. Debido a la ubicación estratégica del departamento —que comparte fronteras con Honduras y tiene acceso marítimo al Golfo de Fonseca—, La Unión ha sido el principal punto de entrada de cargamentos de armas y drogas a El Salvador desde la década de los ochenta, lo que ha configurado una economía mediana en el departamento.
Cocaína: las autoridades de La Unión han hecho incautaciones de cocaína de tamaño considerable; en 2018, incautaron seis toneladas métricas de la droga en una sola operación. Es probable que al departamento ingrese una cantidad de cocaína significativamente mayor, debido a su posición como el primer punto de entrada de los cargamentos de cocaína que ingresan por vía terrestre y marítima a El Salvador desde Honduras y Nicaragua. También es un punto de llegada de los cargamentos marítimos enviados directamente desde Colombia, Ecuador y Costa Rica. La carretera Panamericana, una importante ruta comercial y de contrabando, ingresa al departamento a través del puesto de control aduanero El Amatillo, en la frontera con Honduras, y de allí sigue hacia Santa Rosa de Lima y San Miguel, los principales puntos de almacenamiento y distribución de los cargamentos de cocaína que pasan por el este de El Salvador.
Cannabis: la marihuana ingresa a La Unión desde los departamentos de Valle y La Paz, en la vecina Honduras. En el Puerto de La Unión y en Santa Rosa de Lima, hay un pequeño mercado local de consumo de cannabis, controlado por la MS13 y Barrio 18.
Delitos ambientales: en La Unión hay una pequeña economía de tráfico de vida silvestre. En el departamento se comercializan diversas especies en peligro de extinción, como monos araña, huevos de tortuga, armadillos, iguanas verdes, garrobos, y tortugas carey. Estos animales son cazados furtivamente en La Unión y vendidos en mercados nacionales y extranjeros, incluso en Honduras y Nicaragua.
Trata de personas: en La Unión hay una modesta economía de prostitución, que incluye la explotación de menores de edad. Los grupos criminales someten a salvadoreñas y nicaragüenses a la explotación sexual y laboral dentro del departamento. Las redes de trata supuestamente cobran entre US$20 y 25 por tener relaciones sexuales con menores de edad.
Tráfico de personas: La Unión ha sido una de las principales fuentes de migrantes que salen de El Salvador. En los últimos 20 años, el departamento también ha sido uno de los principales receptores de remesas, lo que a su vez promueve la economía del tráfico de personas. En 2019, unos 3.000 migrantes salvadoreños regresaron a La Unión tras ser deportados de Estados Unidos o México, lo que representa solo un porcentaje de los que iniciaron el viaje migratorio. Teniendo en cuenta el costo de contratar a un contrabandista de la zona (unos US$10.000), esta parece ser una economía criminal muy lucrativa, que asciende a las decenas de millones de dólares.
Extorsión: En 2017, el departamento registró 48 casos de extorsión, una de las cifras más bajas de El Salvador. El número de extorsiones reportadas pasó de 21 a 25 entre 2018 y 2019; sin embargo, es difícil interpretar estas cifras, dado que la extorsión es uno de los delitos menos denunciados. La extorsión es la principal fuente de ingresos de las pandillas callejeras de La Unión, las cuales extorsionan a empresas privadas y comerciantes de todo el departamento. La mayor parte de las denuncias de extorsión se presentan en el municipio de La Unión, donde el Barrio 18 está activo. La extorsión también afecta al turismo, particularmente en las playas del departamento y en sus comunidades pesqueras. A veces, las pandillas de La Unión solo exigen un pago grande y único, en lugar de cuotas constantes, a las familias más ricas o a ciertos negocios.
Fuentes: Este perfil se elaboró con base en una visita a La Unión y una investigación en San Salvador, donde InSight Crime entrevistó al Ministerio Público, policías antinarcóticos de nivel nacional, funcionarios de la alcaldía, la policía de La Unión y políticos locales, la mayoría de los cuales solicitaron que se mantuviera su anonimato. InSight Crime también visitó el puerto de La Unión y el cruce de El Amatillo. También se obtuvo información adicional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), la Dirección General de Estadística y Censos del Ministerio de Economía, datos de extorsión a nivel municipal, la Fundación para la Democracia, la Seguridad y la Paz (FUNDEMOSPAZ), el centro de pensamiento Diálogos, que monitorea los datos de violencia en El Salvador, y prensa local.