Amambay está en el centro de algunas de las actividades del crimen organizado más preocupantes de Paraguay: el tráfico de cocaína, la producción de marihuana y el auge de violentos grupos criminales.


El departamento lidera la producción de marihuana del país y es un importante corredor de drogas, donde la marihuana y la cocaína fluyen a través de la frontera terrestre del departamento hacia Brasil. Es además el punto cero de la expansión de las pandillas brasileñas hacia Paraguay, sobre todo el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC) y el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), que han echado raíces en Pedro Juan Caballero y Capitán Bado.

La alta tasa de homicidios del departamento, casi diez veces la media nacional, parece ser un síntoma de estas dinámicas criminales. 

Actores criminales 

Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC): Amambay es el bastión histórico del PCC en Paraguay, así como el departamento donde el grupo tiene más presencia. Las principales operaciones de narcotráfico de la pandilla se llevan a cabo a lo largo de la frontera de Amambay con Brasil, desde Capitán Bado hacia el norte, hasta Bella Vista Norte. Las incursiones del PCC han dado lugar a violentos enfrentamientos con otros actores criminales. Aunque el grupo no ejerce
un control hegemónico sobre las rutas del narcotráfico del departamento, sí es uno de los actores criminales más influyentes de la región. La influencia del grupo puede provenir de sus alianzas mutuamente beneficiosas con actores locales en Amambay. El PCC, por ejemplo, es un importante comprador de marihuana de productores locales; a cambio, la pandilla les ofrece protección y entrenamiento criminal a los grupos locales.

Comando Rojo (Comando Vermelho – CV): este grupo está involucrado en el tráfico de marihuana y cocaína en las zonas septentrionales de Amambay, desde Capitán Bado hasta Salto del Guairá. El CV suele operar en células pequeñas. En Capitán Bado, la ciudad a donde el grupo llegó inicialmente a Paraguay en la década de los noventa, el CV se enfrenta al PCC.

Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP): El EPP opera en una pequeña zona de Amambay fronteriza con Concepción y San Pedro, los dos departamentos donde el grupo tiene mayor presencia.

Economías criminales 

Tráfico de armas: Amambay es un punto de tráfico de armas de fuego hacia Brasil por parte de organizaciones criminales brasileñas, como el PCC y el CV. Nueve de cada diez homicidios en el departamento se cometen con un arma de fuego. También son comunes los asesinatos a sueldo. Los actores criminales tienden a usar armas pequeñas en lugar de armas de alto calibre. El mercado es grande y activo, y mueve millones de dólares.

Cocaína: Tanto el PCC como el CV trafican cocaína en Amambay y ambos grupos se enfrentan por el control de las rutas de narcotráfico. En el departamento también operan traficantes independientes y clanes familiares, a veces en colaboración con pandillas brasileñas y otras veces por su propia cuenta. Al departamento llegan aviones cargados de droga desde Bolivia, usualmente con cientos de kilogramos de cocaína y pasta de coca. En la zona también se han descubierto laboratorios de drogas, los cuales son utilizados para aumentar el volumen de la pasta y venderla en Brasil por un precio más alto (el doble o a veces el triple). Los traficantes están comercializando cada vez más pasta de coca en lugar del producto terminado. Además, se han identificado abundantes laboratorios de crack, los cuales abastecen los mercados de consumo local y el mercado brasileño. A pesar de esto, las incautaciones de cocaína tienden a ser bajas. En 2019, las autoridades incautaron menos de un kilogramo de cocaína, posiblemente debido a la corrupción generalizada. Aun así, el mercado es enorme, y llega a los cientos de millones de dólares.

Cannabis: En 2019, la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) de Paraguay erradicó 1.312 hectáreas de cultivos de cannabis en Amambay, la mayor cantidad que se haya destruido en cualquier departamento del país. Dos hectáreas de plantas de cannabis pueden producir un promedio de 1,5 toneladas de la droga, con dos cosechas al año. Esto significa que en esos cultivos se pueden producir al menos 1.968 toneladas al año. Se realiza poca erradicación de cultivos y esta se ha vuelto cada vez más difícil para las autoridades; además, la corrupción ha reducido la erradicación del cannabis. En 2019, la SENAD incautó 770 toneladas de cannabis procesado. Pedro Juan Caballero es un importante punto de tránsito de marihuana, controlado por el PCC y otros grandes traficantes en la frontera entre Paraguay y Brasil. El cannabis producido en Amambay tiene niveles de concentración de THC bastante altos, por lo que los grupos criminales pueden cobrar más por la droga que en otras partes del país. En resumen, se trata de un mercado enorme, que llega a los cientos de millones de dólares. 

Delitos ambientales: La madera traficada en Amambay abastece el mercado brasileño, aunque no está claro cuánta madera se está extrayendo ilegalmente. Las operaciones de ecotráfico suelen estar controladas por grupos pequeños, en lugar de organizaciones criminales grandes. 

Lavado de dinero: Los narcotraficantes lavan dinero a través de empresas ganaderas. La compra de autos robados, los cultivos de soja y la adquisición de bienes raíces son otras tácticas utilizadas para ocultar fondos ilícitos en el departamento.  

Fuentes: Este perfil se elaboró con base en una investigación de campo en Pedro Juan Caballero, Amambay, y cuatro viajes a Asunción, en los que InSight Crime entrevistó a funcionarios del Ministerio del Interior, la Secretaría Nacional Anticorrupción (SENAC), la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (SEPRELAD), la Unidad Especializada en la Lucha contra la Trata de Personas de Paraguay, la Dirección Nacional de Aviación Civil (DINAC), funcionarios de prisiones y de inteligencia policial, agentes de aduanas, funcionarios de la gobernación, representantes de instituciones ambientales estatales, organizaciones no gubernamentales que trabajan en derechos humanos, líderes comunitarios y periodistas locales, la mayoría de los cuales solicitaron que se mantuviera su anonimato. InSight Crime también utilizó información proporcionada por el Ministerio del Interior de Paraguay, la Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, y prensa local.