Las cambiantes dinámicas del mundo criminal, nuevas formas de control gubernamental y la aparición de modernas tecnologías parecen haber obligado a grupos del crimen organizado a actualizar sus estrategias para traficar drogas.
InSight Crime recuenta cinco de las más ingeniosas formas en las que grupos criminales en Latinoamérica intentan evadir los controles de las autoridades.
1. Narcoambulancias
Grupos criminales en varios países de la región han utilizado ambulancias para transportar cocaína y marihuana, aprovechando que es menos probable que las autoridades detengan a este tipo de vehículos, aun en las zonas de frontera.
En Argentina, por ejemplo, una de las ambulancias detenidas en abril con 400 kilos de marihuana ocultos en un doble fondo, incluso transportaba a una paciente falsa.
Unos meses más tarde, las autoridades desarticularon una operación internacional que presuntamente ingresaba hasta cuatro cargamentos de marihuana al mes a Argentina desde Paraguay, uno de los principales productores de marihuana de la región.
Pero Argentina no está sola. En el departamento de La Guajira, en Colombia, las autoridades recientemente dejaron al descubierto una red de transportistas que cobraba cerca de US$500 por el transporte de cada kilo de cocaína, que luego sería exportada desde un puerto.
2. Tráfico hormiga… en buses
El creciente control de seguridad en los aeropuertos parece haber forzado a los grupos criminales a enviar a las “mulas”, o personas que transportan drogas, en transporte terrestre, donde en general los controles son más laxos.
En agosto de este año, luego de que un trágico accidente de bus cerca de la ciudad de Quito, en Ecuador, que dejó 22 muertos y 23 heridos acaparara los titulares, las autoridades encontraron más de 637 kilos de marihuana al interior del vehículo siniestrado.
Pocos meses después, las fuerzas de seguridad de Colombia, Perú y chile, desarticularon en un trabajo conjunto a un grupo al que denominaron “Los Escarabajos”, que presuntamente reclutaba ciclistas para transportar marihuana desde Colombia, en un trayecto que duraba más de 20 días, y por el cual cada persona recibía un pago de unos US$1.200.
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Los capturados hacían uso de sus bicicletas en las zonas de mayores controles para evadir la atención de las fuerzas de seguridad, pero también se transportaban en bus.
Si bien existen similitudes entre el modus operandi de Los Escarabajos y el caso del Narcobus —como las rutas utilizadas, y que los reclutadores pagaban a las mulas los gastos de estadía, alimentación y desplazamiento— las autoridades todavía están intentando determinar si hacen parte de la misma estructura criminal.
3. Camuflarla entre cargamentos de productos
Desde el uso de flores y frutas tropicales como piñas, bananos y mangostinos, pasando por el uso de esculturas de la virgen y hasta de réplicas de la Copa del Mundo, los grupos criminales continúan usando el comercio internacional para camuflar droga de manera rudimentaria, al interior de productos que son exportados en contenedores desde puertos esparcidos a lo largo de Latinoamérica.
Como InSight Crime ha señalado, la informalidad, los pocos controles y la corrupción en muchos de estos puertos (marítimos, aéreos y terrestres) son algunos de los principales atractivos para ser utilizados como plataformas por los grupos de narcotráfico que buscan vender su producto en los lucrativos mercados internacionales.
Además, la incapacidad que han demostrado las autoridades para inspeccionar estos cargamentos, sobre todo los marítimos, que mueven una importante porción del comercio internacional, ha resultado en que apenas un porcentaje mínimo de los contenedores con destino a Europa o Estados Unidos sean revisados por las autoridades.
4. Ocultamiento químico
Cambiar la apariencia de la cocaína a través de procesos químicos ha sido una de las técnicas usadas por los carteles para traficar cocaína desde la época de Pablo Escobar, y en la actualidad continúa siendo una de las estrategias que más dolores de cabeza causa a las autoridades.
Aunque la tecnología ha permitido múltiples avances en esta táctica, casi cuarenta años han pasado desde los años de la exportación a Estados Unidos desde Colombia de los llamados pantalones “nevados”, cuya tela estaba impregnada de cocaína disuelta, que era separada del pantalón en su lugar de destino a través de un proceso químico.
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Actualmente, los grupos criminales continúan reclutando a expertos en química para que les transfieran conocimientos para mezclar temporalmente la cocaína y otras drogas en aceites, plásticos, metales y, más recientemente, hasta en comida para mascotas.
Algunos de estos procesos son tan básicos, que informes en Colombia dan cuenta de casos recientes en los que la mezcla del producto textil con la droga ha sido realizada por campesinos.
5. Métodos aéreos alternativos
Desde hace al menos una década, los grupos del crimen organizado han buscado alternativas a los típicos aviones, helicópteros y avionetas, pues estos se han hecho cada vez menos rentables y pueden ser detectados por las autoridades con creciente facilidad.
La aparición y la rápida masificación de los drones (aviones no tripulados) y la lentitud con la que ha avanzado la legislación en la región con respecto a estos ha sido aprovechada por los grupos de crimen organizado para el tráfico internacional de cocaína, al tiempo que las autoridades han encontrado dificultades para detener su uso.
Ya desde 2014 un informe de una fuente al interior de la DEA señalaba que durante los últimos años la agencia había registrado en Estados Unidos el cruce de cientos de drones mexicanos cargados con cocaína y advertía que los grupos habían pasado a comisionar la construcción personalizada de este tipo de aeronaves para mover mayores cantidades de droga.
Sin embargo, las autoridades parecen no estar preparadas para enfrentar esta nueva estrategia, que continúa siendo usada por estos grupos para mover droga. Apenas en noviembre de 2016, la Policía de Colombia reportó sobre el que sería el primer caso de un grupo criminal del país moviendo droga hacia Panamá con un dron.
En junio de 2017, las autoridades de Estados Unidos capturaron a un hombre que intentó mover varios kilos de metanfetamina con un dron desde Tijuana, México a San Diego, Estados Unidos. En su testimonio el hombre aseguró que durante los últimos meses había realizado al menos cinco viajes.
En este contexto, a pesar de que la propuesta de la construcción de un muro de Donald Trump, quien asumió como presidente de Estados Unidos en enero de 2017, parece estar sustentada en frenar la migración ilegal y el narcotráfico, el uso de drones y otras estrategias creativas por parte de los grupos del crimen organizado para mover drogas, continúan generando interrogantes sobre la efectividad de sus controversiales propuestas, y sobre la forma en que las autoridades continúan tratando de abordar y de mantenerse a la par de estos grupos en la llamada lucha contra la droga.