Los días previos a las elecciones para gobernador en México se han visto ensombrecidos por informes que vinculan a los candidatos con el crimen organizado, y es posible que el 5 de junio los votantes derroten por primera vez al Partido Revolucionario Institucional (PRI) del presidente Enrique Peña Nieto en plazas históricamente fuertes en estados con prolongada presencia de pandillas criminales.
Las urnas en 14 de los 32 estados mexicanos y en la capital se abrirán la mañana del domingo en una contienda que muchos ven como un presagio de quiénes ganarán el poder en las elecciones presidenciales de 2018.
La popularidad de Peña Nieto y su partido enfrenta una baja histórica en el momento, por la pobre impresión que han despertado entre los mexicanos su manejo de la economía nacional y los problemas de corrupción. Los votantes elegirán nuevos gobernadores en doce estados, de los cuales nueve se encuentran bajo el control del PRI. Un estudio señala que en el peor de los casos, el partido podría perder la mitad de ellos.
De los estados con altos índices de crimen organizado que elegirán a nuevos gobernadores, las plazas fuertes del PRI en Veracruz y Tamaulipas prometen ser las más reñidas. El PRI nunca ha perdido una elección de gobernador en ninguno de esos entes territoriales.
Tamaulipas
El estado norteño de Tamaulipas, que comparte una frontera con Texas, es el más opaco de México. La connivencia entre servidores públicos y redes criminales hace parte de la cultura, sostienen los expertos. Incluso varias calles llevan el nombre de capos de la droga en algunas ciudades. Son comunes los enfrentamientos encendidos entre el crimen organizado y las fuerzas armadas de México, y el estado tiene la peor tase de secuestros denunciados en el país. Es casa del Cartel del Golfo y de los Zetas, quienes muchas veces se enfrentan en la lucha por el control. Tamaulipas fue descrita recientemente como un estado con dos gobiernos: uno oficial y uno criminal.
El candidato que lidera la carrera electoral para la gobernación es Francisco García Cabeza de Vaca, quien se presentó como candidato del Partido Acción Nacional (PAN). Se lo ha acusado de gozar de la protección de los cabecillas de las pandillas, y de usar ese poder para presionar a otros candidatos para que se retiren y lo apoyen.
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El mes pasado, tres candidatos del PRI a la alcaldía fueron expulsados por el jefe del partido Manlio Fabio Beltrones, (quien a su vez en el pasado tuvo acusaciones de conspirar con el crimen organizado), quien declaró que todos ellos habían sido comprados por el crimen organizado después de declararon su apoyo a Cabeza de Vaca.
A pesar de las acusaciones en su contra, la cobertura de la campaña de Cabeza de Vaca indica que él ha prometido combatir “el sistema que está en connivencia con el crimen organizado” y una encuesta reciente le da unos tres puntos por encima de su contendor más cercano, el candidato del PRI Baltazar Hinojosa.
Hinojosa Ochoa también enfrenta acusaciones de connivencia con redes locales del crimen; en su caso por recibir dinero del cartel del Golfo, y en la actualidad es investigado por el Departamento del Tesoro Estadounidense por lavado de dinero, según el semanario mexicano Proceso.
Dos exgobernadores del PRI tienen órdenes de captura en Estados Unidos por acusaciones relacionadas con el narcotráfico.
Pero hasta el momento, la campaña electoral en Tamaulipas ha estado libre de la violencia que la caracterizó en años anteriores —el candidato del PRI Rodolfo Torre Cantú cayó muerto por sicarios sospechosos de trabajar para un cartel, antes de las elecciones para gobernador de 2010, en las cuales era claro ganador. Esto podría indicar que el candidato que lidere las elecciones del domingo mantendrá el estado de las cosas en caso de que gane.
Las acusaciones por vínculos entre los candidatos y el crimen organizado no se han limitado a Tamaulipas en esta campaña electoral. Carlos Joaquín González, candidato a la gobernación del estado sureño de Quintana Roo fue señalado recientemente.
Veracruz
La contienda en Veracruz, que se ha convertido en sinónimo del cartel de Los Zetas, ha sido llamada por medios locales, como la más sucia antes de estas elecciones. Ha habido muchos altercados entre los candidatos que lideran las campañas (que también son primos): Miguel Ángel Yunes Linares (inscrito en una coalición PAN-PRD) y Héctor Yunes Landa (PRI), entre las que se han oído acusaciones de compra de votos y pedofilia. Landa es líder en las encuestas, pero con una ventaja incómodamente pequeña de cinco puntos.
Crucial en este aspecto, el estado petrolero en el litoral del Golfo tiene el mayor número de votantes en las elecciones del domingo. Las bandas criminales, principalmente los Zetas, pero también el Cartel de Jalisco Nueva Generación operan allí, y la violencia, las desapariciones y el secuestro son problemas importantes.
Hace poco, la administración del gobernador del PRI Javier Duarte hizo un llamado al Gobierno Federal para que envíe refuerzos de seguridad a las zonas del estado más aquejadas por la violencia. Ha habido algunos brutales incidentes relacionados con drogas en ese lugar a lo largo de los años, de los cuales el más memorable fue el de 35 cadáveres arrojados en una autopista en 2011.
Pero el mismo Duarte se ha forjado una reputación de corrupción y tratos sucios. El gobernador ha sido acusado de extraer recursos a empresas de papel, y niega vínculos con el homicidio de un reconocido periodista en 2015 (el estado es el más peligroso del país para los periodistas).
Análisis de InSight Crime
Con la fragmentación estructural de muchos grupos criminales en México y su diversificación a otras fuentes de ingresos diferentes al narcotráfico, como la extorsión y el secuestro, el acceso al poder político cobra mayor importancia.
Gobernadores y otros funcionarios locales de alto rango son fuentes valiosas de información para el crimen organizado, y la compra de poder político les da acceso al control territorial.
Los políticos son la clave de las fuerzas de seguridad, como los organismos de policía estatal y municipal, de quienes se ha demostrado que forman nada menos que el brazo armado de algunos grupos criminales en diferentes casos, más públicamente el del secuestro en masa de 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, en 2014.
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Tener amigos en el poder también puede brindar impunidad a las bandas criminales y ayudarles a combatir las acciones legales por sus delitos.
La influencia política en Tamaulipas tiene un atractivo obvio para el Cartel del Golfo y la banda de Los Zetas por su frontera compartida con Estados Unidos, principal corredor para el transporte de estupefacientes hacia el norte. Con el liderato en las encuestas del candidato del PAN, que promete destronar al PRI por primera vez en la historia, pronto podría haber un cambio de administración.
En el caso de Veracruz, su larga costa y su puerto también son un atractivo mayor para el crimen organizado por el movimiento de sus productos.
Por ende, el control político en ambos estados vale la pena dar la pelea, y pagar por ella. Pero si llegan nuevos partidos al poder, queda por ver si continuarán las tradiciones de sus predecesores del PRI en sus tratos con capos criminales. Es de esperar que si el PRI pierde el poder en Tamaulipas pueda haber un repunte en las ya elevadas tasas de violencia, mientras se rompen las filiaciones con la vieja guardia y se renegocian con la administración entrante.