A principios de diciembre, las autoridades redujeron significativamente la capacidad del clan de Pelle-Vottari —agrupación que hace parte de la poderosa mafia 'Ndrangheta—, tras arrestar a Domenico Pelle, junto con otras 89 personas relacionadas con 'Ndrangheta, por cargos como asociación mafiosa, tráfico internacional de drogas y lavado de capitales.
Eurojust, la agencia de la Unión Europea que organiza las acciones judiciales entre los Estados miembros, coordinó las fuerzas policiales de Italia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos para detener a los miembros de varios clanes de ‘Ndrangheta.
La operación policial internacional —cuyos expedientes en Italia fueron examinados por los reporteros— arrojó luces sobre un negocio de varios millones de euros, mediante el cual se traficaron grandes cargamentos de cocaína, de hasta 200 kilogramos, provenientes de Brasil, Guyana y Colombia, hacia Rotterdam y Amberes.
*Este artículo fue publicado originalmente por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). Fue traducido, editado para mayor claridad y reproducido con su autorización, pero no representa necesariamente las opiniones de InSight Crime. Vea el artículo original aquí.
Una nueva red
Domenico Pelle tiene apenas 26 años de edad, pero heredó el mando del poderoso clan Pelle-Vottari (conocido en general como los Pelle) cuando su padre y su hermano mayor fueron arrestados uno tras otro.
En la década de los noventa, el clan estuvo involucrado en un sangriento enfrentamiento con una familia rival, los Nirta-Strangio, el cual culminó en 2007, tras un infame derramamiento de sangre en Alemania, conocido como la "masacre de Duisburg". Después de esto se realizaron centenares de arrestos, y desde entonces los Pelle han estado reconstruyendo su poder y sus finanzas.
Esta operación conjunta de la policía internacional muestra hasta dónde había llegado el clan, tras conformar una red de tráfico de cocaína y lavado de dinero que se extendió por Europa e involucró a miembros de por lo menos otros dos clanes y varios operadores independientes. Los Pelle se habían asociado con el clan Romeo y sus aliados, los Giorgi, así como con narcotraficantes independientes que tenían vínculos con la familia Ietto.
Los Pelle no solían ser conocidos como una familia de narcotraficantes. La investigación demuestra que habían compensado su falta de experiencia conectándose con los otros clanes. Por un lado, los narcotraficantes independientes asociados con la familia Ietto tienen contactos directos en Latinoamérica. Por otro lado, los Romeo tienen acceso a puertos en el norte de Europa que se pueden utilizar para las importaciones.
Por último, si bien no menos importante, se encuentran los Giorgi, que han estado traficando drogas en Alemania y los Países Bajos durante décadas, tienen experiencia en logística del transporte y saben cómo lavar dinero.
El resultado fue una red de tráfico de drogas que se extendió desde Latinoamérica hasta bien adentro de Europa y contrabandeó al menos 1,7 toneladas de cocaína a Calabria y 800 kilogramos a los Países Bajos en solo dos años. Las cifras reales son seguramente mucho más altas, pues estos cálculos se basan únicamente en incautaciones y grabaciones telefónicas por parte de la policía.
Una red con varios frentes
Hay una cosa que el joven Domenico Pelle no calculó: el troyano que la policía había instalado en su teléfono. El software, que secretamente grabó no solo sus conversaciones telefónicas, sino además los ruidos ambientales, fue implantado poco después de que su padre Antonio fuera arrestado en 2016. Pelle padre había estado fugitivo desde hacía mucho tiempo y se encontraba entre los 100 mafiosos más buscados de Italia.
El imperio de drogas de estos clanes involucró una serie de negocios legales en el norte de Europa, entre ellos el Café La Piazza en Bruggen, una pequeña ciudad alemana cerca de Düsseldorf. Los investigadores han reunido evidencias de que dicho café se utilizó para lavar ganancias ilícitas.
Otro restaurante en la misma ciudad, La Piazza 3, fue utilizado con el mismo propósito. Ambos negocios habían sido abiertos por Giovanni Giorgi, un "empresario" de 52 años de edad, enviado por el clan Giorgi para conformar la red de bases logísticas y los frentes de lavado de dinero.
Giorgi no actuaba a nombre propio. De hecho, representaba los intereses de más de un clan, los Pelle entre ellos. Domenico Pelle no aparecía en ninguno de los documentos como propietario de ninguno de los establecimientos, pero sus conversaciones grabadas demuestran que el esquema era suyo realmente.
El café y el restaurante en Bruggen fueron dos de las tres bases de los clanes en Alemania. El tercer y más importante lugar descubierto por el Grupo Antinarcóticos (Counter-Narcotics Group, GOA) de la Policía Financiera de Italia fue el restaurante Leonardo da Vinci en Wesseling, un pequeño pueblo a las afueras de Colonia.
Abierto por Giorgi en 2013, dicho restaurante era la principal base logística de los clanes, que hacía las veces de punto de encuentro, centro de lavado de dinero y lugar desde el cual se organizaba el envío de cargamentos de drogas desde Latinoamérica.
Entran los independientes
La red liderada por los Pelle no involucró solo a Giorgi. La policía descubrió que trabajaba con su sobrino Giuseppe Marando, un operador independiente establecido en Wesseling.
Marando había liderado un grupo de narcotraficantes de la región de Locride desde 2016, año en que su tío, un conocido traficante vinculado al clan Ietto, fue arrestado en Colonia por traficar cocaína procedente de Nicaragua.
Desde entonces, Marando se ha convertido en un hombre clave.
Como lo descubrió el Grupo Antinarcóticos, Marando identificó la manera de ingresar cocaína de Latinoamérica directamente a los Países Bajos, o comprársela a los traficantes turcos instalados en Alemania.
Marando había establecido un canal de importación desde la Guyana Británica, donde sus socios abrieron una empresa de exportación de madera llamada Unique Timber. La compañía sirvió como fachada para traficar cocaína desde el puerto de Georgetown hasta Amberes y Rotterdam. Los cargamentos de madera eran recibidos oficialmente por una importadora alemana, Rigano Im-& Export GmbH, que también había sido abierta por Marando.
Utilizando las mismas técnicas, los narcotraficantes también importaron cocaína desde Colombia. La policía alemana descubrió que Rigano recibió cargamentos de carbón —con cocaína oculta en su interior— de parte de la Comercializadora Yotor S.A.S., empresa que opera en el puerto colombiano de Barranquilla.
Las investigaciones permitieron establecer que Giorgi y Marando tenían asignadas estas tareas por parte de varios clanes, especialmente los Pelle —con el fin de construir una base logística para el tráfico de drogas en el norte de Europa—. Estas bases se pusieron a disposición de todos los narcotraficantes de la red.
Uno de los socios de Marando en esta empresa fue el calabrés Giuseppe Tirintino, quien ha cooperado con la justicia desde 2016. Mientras Marando organizaba la creación de la empresa alemana para la importación de cocaína, Tirintino se estableció en Colombia y estuvo a cargo de organizar el envío de los cargamentos.
"Teníamos muchos gastos: el alquiler de los apartamentos, el alquiler de la empresa que teníamos en Alemania, la persona que hacía de representante, los tiquetes de avión, pues teníamos gente yendo y viniendo de Colombia, los teléfonos… comprábamos entre 20 y 30 teléfonos cada vez", les explicó Tirintino a los fiscales italianos.
En 2015, la policía alemana BKA descubrió que Rigano Im-& Export GmbHano les hizo pagos a las agencias de embarque ubicadas en Rotterdam y Amberes para que les diera los permisos de importación de mercancías. Al mismo tiempo, Marando les enviaba grandes sumas a sus asociados en Guyana a través de Western Union. Y también le enviaba dinero cada 15 días a Tirintino en Colombia.
Después del arresto de Tirintino en julio de 2015, al tío de Marando, Antonio Ietto, se le encargó la logística de los envíos desde Colombia. Él también fue arrestado cuando regresó a Alemania en agosto de 2016.
El canal de Guyana permaneció en general estable. En enero de este año, Marando y los socios de Guyana —quienes habían estado viajando por el Caribe y Colombia, para finalmente llegar a Holanda— fueron captados por una cámara de seguridad de la policía holandesa durante una reunión en el Café BLVD de Amstelveen.
Cruzando mares
Los Pelle se aseguraron de fortalecer su negocio con rutas de respaldo. La policía antinarcóticos descubrió que habían establecido una ruta paralela de importación desde Colombia, en caso de que la de Marando fuera descubierta. Los proveedores eran dos hermanos de Nápoles, los Rubino.
Establecido en Colombia, el hermano mayor, Serafino Rubino, ha sido buscado desde 2013. Sin embargo, logró entregar cientos de kilos de cocaína pura a los clanes calabreses.
Los clanes de ‘Ndrangheta no suelen confiar en operadores no calabreses, y prefieren hacer negocios con miembros de familias de su región natal. Esta vez, sin embargo, los Pelle hicieron una excepción. Aparentemente, los Rubino fueron "recomendados" por una poderosa patrona, establecida en Nápoles, que se había hecho buena amiga de su madre.
Las dos mujeres habían pagado penas de prisión en la misma cárcel y habían llegado a un pacto: colaborar en una red internacional de narcotráfico. (La madre de Pelle estaba entre los detenidos esta semana.)
La señora, María Rosaria Campagna, fue por mucho tiempo la pareja sentimental del conocido jefe siciliano Cappello. Según las investigaciones, tenía acceso a la mayoría de los puertos italianos, especialmente el de Nápoles, y debía garantizar que los contenedores fueran recogidos sin ningún inconveniente. Campagna y los hermanos Rubino habían establecido un trato informal, y mientras que Campagna hacía contactos con traficantes holandeses y argentinos que podían organizar envíos desde Perú hasta Rotterdam, Serafino Rubino operaba desde Cali.
De acuerdo con las conversaciones grabadas que tuvieron los dos hermanos Rubino por BlackBerry, Serafino Rubino trabajó con dos colombianos a los que él se refería como "il vecchio" (el viejo) y "Big" (Grande). Estos tenían contacto directo con los proveedores y con las empresas fachada. A mediados de abril de 2016, Big tenía "120 kilos listos", que más tarde se comprobó que se trataba de 129 kilos de cocaína que fueron enviados a Europa. Por esos mismos días, Rubino le dijo a su hermano que también estaba en contacto con un "amigo de una empresa bananera de Santa Marta, que tenía 100 kilos" y añadió que "iría a supervisar todo el asunto", es decir, la organización del cargamento fachada.
Rubino también le pregunta a su hermano si puede encontrar un aeropuerto en Italia donde haya funcionarios corruptos, dado que su amigo le propuso que enviara cocaína por avión, pues tenía "perros sueltos" (funcionarios corruptos) en el aeropuerto de Bogotá.
A mediados de mayo de 2016, los Rubino y sus socios colombianos organizaron el viaje de un narcotraficante colombiano a Roma. Su papel consistiría en proporcionarle a la red de droga italiana el número de un contenedor que se dirigía hacia Nápoles repleto de cocaína. Dado que descubrieron vigilancia policial durante la reunión, los culpables creen que el colombiano está siendo investigado.
Por lo tanto, los Rubino decidieron buscar otros canales. En marzo de este año, una conversación grabada reveló que Serafino Rubino había entrado en contacto con importantes proveedores. "Él [se desconoce quién] me presentó a una persona que es la mano derecha del jefe. Este muchacho es confiable y rico y todo, y ayer se fue a España a recibir un trabajo, acaban de enviar 260 kilos la semana pasada", le dijo Serafino a su hermano.
Serafino continúa explicando que el mismo hombre viajaría a Nápoles para encontrarse con la red de traficantes italianos y garantizar el envío.
El Grupo Antinarcóticos (GOA) de la Policía Financiera de Italia estaba esperando afuera del lujoso hotel de Nápoles donde se alojaba el huésped colombiano. Lo identificaron como César Steven Linares Ramírez, de 24 años, de Cali, pero había registrado el barrio Orcasitas del distrito de Usera, Madrid, España. A pesar de que fue descrito por Rubino como un importante narco, dicha información no pudo ser verificada por la policía.
El final
El imperio de los clanes de la cocaína ha sido desmantelado por la primera operación conjunta de este tipo, liderada por Eurojust. Las investigaciones que comenzaron en cada país de manera independiente se combinaron en una sola. Un contrato firmado por cada parte permitió que las policías de cuatro países diferentes se ayudaran mutuamente sin tener que llenar solicitudes formales.
Esto significó que las grabaciones telefónicas, la persecución de los sospechosos y los intercambios de información se hubieran podido llevar a cabo sin trabas burocráticas.
Y ya que se han hecho los 90 arrestos, es hora de que comiencen los juicios.
* Este artículo fue publicado originalmente por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). Fue traducido, editado para mayor claridad y reproducido con su autorización, pero no representa necesariamente las opiniones de InSight Crime. Vea el artículo original aquí.