La reestructuración de los grupos criminales de Colombia a raíz de la desmovilización de las FARC continúa su curso, dado que las células de excombatientes involucrados en actividades criminales buscan nuevas alianzas, reconstruyen viejas coaliciones, o intentan operar por su cuenta.

La mafia de las ex-FARC —redes de excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)— ha surgido rápidamente como uno de los actores principales en la criminalidad colombiana, utilizando su experiencia criminal y militar para tomar el control de los bienes y las actividades del narcotráfico.

Lo que aún no se sabe es cómo estos actores emergentes interactuarán entre sí y con otras organizaciones criminales durante este periodo de transición del hampa colombiana. Sin embargo, recientes informes de prensa sobre los tres principales centros de narcotráfico de Colombia ofrecen pistas sobre la dirección que tomarán estos grupos a medida que conforman nuevas alianzas y redes.

Región del Catatumbo

Según un informe de La Silla Vacía, el principal grupo mafioso ex-FARC, la red conformada por disidentes del Frente Primero que se distanciaron del proceso de paz, está buscando reorganizar a los excombatientes de las FARC en el Catatumbo, un centro de producción de drogas en la frontera con Venezuela.

Según fuentes de las fuerzas de seguridad consultadas por La Silla Vacía, una de las principales figuras de la red de disidentes del Primer Frente, Géner García Molina, alias “Jhon 40“, llegó al Catatumbo a principios de este año para organizar el creciente número de excombatientes del Frente 33 de las FARC que habían vuelto a tomar las armas.

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Las fuerzas de seguridad estiman que el grupo cuenta actualmente con 33 combatientes, aunque otras fuentes de La Silla Vacía afirman que podrían llegar a ser unos 200. El grupo está concentrado en recuperar los negocios del tráfico de drogas de las FARC en la región, pero también ha empezado a reclutar jóvenes, a realizar trabajo político e intentar recuperar su base social, según señala el informe.

El intento de organizar a los disidentes del Catatumbo bajo el paraguas de la disidencia del Primer Frente puede hacer parte de un supuesto plan de reorganizar una red de las FARC en el sur del país, o podría ser simplemente una tentativa por parte de los cabecillas de la disidencia de tener acceso a las zonas de producción de drogas fuera de sus fortines en los departamentos del oriente del país, como Guaviare, Vaupés, Meta y Vichada.

Sin embargo, están operando en un terreno azaroso. El Catatumbo es actualmente el centro de un violento conflicto entre la última guerrilla de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y el grupo narcotraficante que se desprendió de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL), quienes se enfrentan por el derecho a controlar los antiguos intereses de las FARC en el comercio de drogas.

Departamento de Putumayo

Mientras que los grupos disidentes de las FARC están uniendo fuerzas en el oriente del país, otros grupos de la mafia de las ex-FARC están decididos a hacerlo por su propia cuenta. En el departamento de Putumayo, al suroccidente del país, una de estas células ha establecido control sobre los territorios de producción y ha creado sus propios contactos con el tráfico transnacional, según un reciente informe de El Tiempo.

El informe identifica a un exintegrante del Frente 48, Pedro Oberman Goyes Cortés, alias “Sinaloa”, como el jefe de una célula de la mafia de las ex-FARC que cuenta con unos 50 integrantes y que supuestamente controla el territorio de Putumayo, departamento ubicado en la frontera con Ecuador. Antes de abandonar el proceso de paz, Sinaloa estaba supuestamente a cargo del tráfico de cargamentos de cocaína a través de Ecuador.

El informe señala que la célula de Sinaloa controla una región donde existen decenas de miles de hectáreas de cultivos de coca, y que está asociada con la red de tráfico local conocida como “La Constru”. Fuentes de El Tiempo afirman que Sinaloa ha establecido contactos directos con la mafia de Los Balcanes, con el fin de enviar a Europa la cocaína que se produce en la región.

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Según el reporte, otro de los principales comandantes de la red de disidencia del Primer Frente, Miguel Botache Santillana, alias “Gentil Duarte”, envió un emisario para invitar a Sinaloa a formar parte de su red y para exigir que les pagara un “impuesto” a sus dirigentes, por las drogas producidas y traficadas fuera del país.

Su respuesta fue un no rotundo. “[Dijo] que no tenía intereses políticos como guerrillero, dado que su negocio es el narcotráfico, y que no estaba dispuesto a recibir órdenes de nadie”, le dijeron los investigadores a El Tiempo.

El rechazo de Sinaloa a la propuesta de trabajar con la red de mafia de las ex-FARC ha desencadenado una violenta confrontación, tras la cual, según el informe, se han encontrado cuerpos no identificados flotando en los ríos de la región.

La región del Nudo de Paramillo

Además de forjar alianzas con otros grupos disidentes y de tomar el control de los mercados de drogas de manera independiente, otros disidentes de las FARC se están aliando con algunos de los principales grupos criminales de Colombia.

Según otra información de El Tiempo, alias “Mico”, exintegrante del Frente 58, se ha convertido en un hombre de confianza de Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, cabecilla del principal grupo de narcotraficantes de Colombia, Los Urabeños, quien es buscado por las autoridades.

Supuestamente, Mico coordina el equipo de seguridad de Otoniel, junto con otros 15 disidentes del Frente 58 que se desmovilizaron y decidieron abandonar el proceso de paz, para luego formar una alianza con Los Urabeños en el Nudo de Paramillo, un centro de producción y tráfico de drogas que se extiende desde el norte de Antioquia hasta el sur del departamento de Córdoba.

No es sorprendente que los exguerrilleros del Nudo de Paramillo hayan decidido buscar alianzas con Los Urabeños en lugar de unirse a otros disidentes, dadas las asociaciones que se habían conformado anteriormente entre el Frente 58 y Los Urabeños para administrar los territorios y negocios del comercio de drogas. Sin embargo, si los informes son ciertos, llama la atención que los exguerrilleros se hayan acercado tan rápidamente al criminal más buscado de Colombia, quien ha estado fugitivo durante los últimos tres años.

* Este artículo fue escrito con la ayuda del Equipo de Investigación sobre Colombia, de InSight Crime.