El reciente arresto en Florida de la integrante de una presunta familia narcotraficante hondureña es otra sutil muestra de que en Honduras está sucediendo un cambio de guardia.
Digna Valle Valle fue arrestada el 20 de julio y actualmente se encuentra detenida en una prisión en Fort Lauderdale, señalaron a InSight Crime las autoridades federales de Estados Unidos.
Los abogados de Valle en Estados Unidos no respondieron a ninguna pregunta relacionada con las circunstancias del arresto, pero una acusación de diciembre de 2013, que fue desclasificada justo después de su captura, indica que entre 2009 y noviembre de 2013, Valle y sus hermanos Miguel Arnulfo y Luis Alfonso Valle Valle, junto con otro hombre identificado como Gerson Stanley Ortega Valle, conspiraron ilegalmente para traficar cocaína desde o a través de Colombia, Guatemala y México hacia Estados Unidos.
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La detención todavía no ha sido reportada en la prensa hondureña, a pesar de que la familia Valle ha sido identificada por los investigadores locales y extranjeros como una de las más grandes organizaciones de transporte de drogas del país. Las autoridades estadounidenses no hicieron comentarios acerca de la detención o sobre el caso pendiente contra Digna Valle, cuyo juicio comenzará el 8 de septiembre.
Pero los investigadores, que hablaron bajo la condición de anonimato, afirmaron que Valle es una parte importante de la organización y era la encargada de coordinar envíos de cocaína hacia el norte y de transferir el dinero hacia el sur.
Análisis de InSight Crime
Se cree que la familia Valle está fuertemente relacionada con el tráfico de cocaína, por lo que si otros operadores de la familia son expulsados ??del juego, los cambios podrían generar todavía más caos en el hampa de Honduras.
Las estimaciones varían pero se cree que el grupo trasportaba a través de Honduras entre 5 y 20 toneladas de cocaína al mes. Suponiendo que cobraran al menos US$1.500 por cada kilo que fuera movido a través de su territorio, los envíos le producirían a la organización ganancias netas de hasta US$360 millones anuales, un vasto cofre de guerra que los convertiría en una de las organizaciones más poderosas de Centroamérica.
La familia Valle ha crecido en tamaño desde el año pasado, cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dirigió sus esfuerzos contra otra importante familia transportadora de Honduras, la familia Rivera Maradiaga. Mejor conocida como los “Cachiros”, la familia Rivera Maradiaga opera desde la costa noreste del país, mientras que la familia Valle opera desde Copán, al occidente del país, a lo largo de la frontera con Guatemala. Se cree que ambas familias trabajan sobre todo para el Cartel de Sinaloa de México, aunque es posible que también sean proveedores de otros grandes grupos criminales. Por ejemplo, los Cachiros han sido vinculados con los Rastrojos de Colombia.
En septiembre de 2013 las autoridades de Honduras confiscaron numerosas propiedades, empresas y cuentas bancarias que presuntamente pertenecían a la Cachiros. Pero actualmente no se conocen cargos contra nadie de la familia Rivera Maradiaga, ni en Honduras ni en Estados Unidos.
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Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la familia Valle, ya que sobre ellos pesa una acusación en Estados Unidos. La captura de Digna podría ser señal de que la soga se está apretando alrededor de uno de los grupos transportadores más importantes de la región.
Además, el arresto de Digna se produjo apenas días antes de la confiscación de al menos una docena de propiedades pertenecientes a la familia Matta Ballesteros. El patrón de la familia, Juan Ramón Matta Ballesteros, es un legendario traficante de drogas hondureño cuya organización se convirtió en un puente entre los narcotraficantes colombianos y mexicanos.
Antes de ser capturado y sacado de Honduras por agentes estadounidenses en 1988, y después de haber sido arrestado formalmente por haber ayudado en el asesinato de un agente de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) en México en 1985, Matta Ballesteros había adquirido grandes extensiones de tierra y creado numerosas empresas en Honduras, sobre todo en el departamento de Olancho.
Al parecer, fueron algunas de estas propiedades las que el gobierno confiscó. Sin embargo, Juan Ramón Matta Ballesteros Waldurraga, el hijo Matta Ballesteros, respondió a las acciones cuestionando la "moral" del gobierno, y aseguró que algunas de las propiedades fueron heredadas de sus abuelos y que algunas fueron adquiridas en 2009 y 2010, mucho después de lo que él llama el "secuestro" de su padre por las autoridades estadounidenses.
“Si ellos se quieren robar los inmuebles, que se los roben”, fue citado en La Tribuna.
Ha habido rumores persistentes acerca de la continua participación de la familia Matta Ballesteros en el tráfico de drogas, aunque ésta es la primera acción conocida que el gobierno de Honduras ha tomado en contra de la familia o de sus propiedades.
Todavía no se conocen cargos contra algún miembro de alguna de estas prominentes familias del hampa hondureña. Pero teniendo en cuenta las recientes acciones contra la familia Valle, existen todas las razones para creer que los miembros de las familias Matta Ballesteros y Rivera Maradiaga muy pronto podrían enfrentarse a acusaciones en Estados Unidos.
Las acciones en contra de las familias Valle y Matta Ballesteros también podrían significar que el gobierno de Juan Orlando Hernández está dando vuelta a la página en su lucha contra las grandes organizaciones criminales transnacionales (OCT). Se cree que las OCTs están detrás de gran parte de la violencia que hace de Honduras uno de los países más homicidas del mundo. Hernández ya se ha distinguido con la extradición del primer presunto criminal de Honduras en un siglo, y el mes pasado las autoridades arrestaron y acusaron a un alcalde por dirigir su propia organización criminal.
Sin embargo, la administración de Hernández tiene que ser consciente de que sacar a estos importantes jugadores podría alterar el hampa, provocando como mínimo un aumento a corto plazo en la violencia, como se ha visto en lugares como México. De hecho, esto parece estar ocurriendo ya en San Pedro Sula, donde una lucha entre organizaciones criminales ha dejado decenas de muertos durante los últimos meses, muchos de ellos mexicanos.
Si el gobierno de Honduras continúa su incursión en el territorio hasta ahora inexplorado de la confiscación de propiedades de presuntos traficantes, mientras Estados Unidos prepara cargos en su contra, se puede esperar que el caos continúe y que tal vez empeore en las áreas sensibles como San Pedro Sula.