El ataque realizado por la agentes de la policía federal mexicana a un automóvil en el que se transportaban dos oficiales de la embajada estadounidense al sur de México lanza nuevas interrogantes sobre la confiabilidad de la agencia.
Los empleados de la embajada estadounidense, acompañados por un capitán de la armada mexicana, se encontraban viajando por una carretera en el estado sureño de Morelos en un carro perteneciente a la embajada, en la mañana del 24 de agosto, según reportó Excelsior. Cuando se acercaban a la base naval ubicada en el área, un camión con varios oficiales de la policía bloqueó la carretera y abrió fuego contra el vehículo diplomático (una camioneta Toyota), luego de que este no parara. Según las autoridades mexicanas, luego de evadir el asalto inicial, la camioneta avanzó hacia una autopista, en la cual otros tres vehículos empezaron a perseguir la camioneta, disparando a la vez. Otros reportes señalaron que hasta seis vehículos participaron en la cacería.
Los pasajeros del vehículo diplomático llamaron a pedir ayuda, y la persecución terminó cuando otros soldados y oficiales de la policía federal llegaron como apoyo. La camioneta sufrió daños sustanciales, aunque los vidrios antibalas y el blindaje adicional ayudaron a salvar a los tres pasajeros. Los dos estadounidenses sufrieron heridas durante el ataque, uno recibió un disparo en la pierna y el otro heridas en el estomago y una mano; por su parte el mexicano que los acompañaba salió ileso. Los estadounidenses fueron transportados a un hospital en Cuernavaca, la capital de Morelos, de donde fueron transferidos después a una instalación en Ciudad de México.
Ninguno de los policías que atacó se encontraba vestido de uniforme, según las autoridades mexicanas, y tampoco se encontraban manejando vehículos oficiales. La camioneta de los estadounidenses llevaba placas diplomáticas, pero no había más señales de su status.
No es claro para qué agencia trabajan los dos oficiales estadounidenses, ni cuál es su función en México. La embajada confirmó que no son agentes ni del FBI, ni de la DEA, aunque no proporcionó información adicional de sus funciones. La revista Proceso reportó luego que los hombres trabajaban para la DEA y que se encontraban en la región ayudando a la armada en sus esfuerzos por dar con el paradero de Héctor Beltrán Leyva, el líder de la organización criminal que lleva su nombre. Mientras que el reporte de Proceso está basado en fuentes anónimas, lo que lo hace difícil de verificar, la DEA y la armada mexicana sí tienen un historial de trabajo conjunto para encontrar capos mexicanos, como fue el caso del hermano mayor de Héctor Beltrán Leyva, Arturo, que fue muerto en un enfrentamiento con personal militar en Cuernavaca en 2009.
Luego del ataque, oficiales mexicanos y estadounidenses establecieron públicamente que el incidente fue un malentendido a causa de una confusión con la identidad de las personas. Según esta versión, la policía se encontraba en el área buscando unos sospechosos narcotraficantes. Al ver la camioneta último modelo, manejada por tres hombres que no pararon en su retén improvisado, asumieron que habían encontrado a los sospechosos.
No obstante, muchos disputan esta teoría, ya que deja muchos detalles sin resolver. Entre ellos, si los oficiales federales estaban realizando actividades oficiales, ¿por qué no llevaban puesto el uniforme? ¿Por qué viajaban en vehículos particulares que no pertenecían a la agencia federal? ¿Por qué dispararon a la camioneta si no era una amenaza –los pasajeros iban desarmados– y no habían confirmado la identidad de los pasajeros? Y, finalmente, si fue un accidente, ¿por qué los 12 oficiales de la policía federal aparentemente involucrados en el incidente se encuentran detenidos?
Las posibles respuestas a estas preguntas se encuentran o en la arena de la incompetencia o en la corrupción. Por su parte, oficiales anónimos de la armada mexicana le dijeron a periodistas que los oficiales de la policía habían tomado como objetivo a la Toyota de manera intencional, a sabiendas de quiénes se encontraban adentro. Sea o no verdad la versión oficial, el tiroteo profundizó la animadversión al interior de la Secretaría de Seguridad Púbica (SSP), la agencia que cobija a la policía federal y a la armada. Estas amenazas provocan una “monumental”, y posiblemente “peligrosa", separación entre las dos, según El Universal.
El incidente también se suma a una serie de incidentes vergonzosos para la policía federal. Hasta la semana pasada, el evento más notorio en esta lista fue un tiroteo en julio entre diferentes grupos de la policía federal en el aeropuerto de Ciudad de México y la el consiguiente despido de más de 300 oficiales que trabajaban allí. Estos escándalos demuestran que la policía federal, usualmente referida como uno de los principales actores de México para atacar el crimen organizado y los temas de seguridad, sigue siendo un eslabón débil de la estructura institucional mexicana, aunque, no el único.
Según muchos analistas, la creciente dependencia en los militares en los últimos años es tan sólo una cuestión temporal, ya que se busca que una policía federal más competente y actualizada reemplace a las fuerzas armadas que se encuentran operando hoy en día de manera doméstica. A lo largo de su presidencia, Calderón ha aceptado esta lógica, mientras que ha desplegado miles de soldados a todos los rincones de México. Al expandir el tamaño de la agencia, con un presupuesto inicial más grande, y haciendo de Genaro García Luna, cabeza de la SSP, uno de sus consejeros más confiables, el presidente ha apostado el futuro de la seguridad mexicana en la expansión del rol de la policía federal.
Aun así, a medida que Calderón llega al final de su sexenio, la policía federal parece lejos de convertirse en un reemplazo confiable nacional a las fuerzas armadas. En consecuencia, el despliegue de soldados e infantes de marina continúa siendo indefinido, incluso luego de que Calderón termine su mandato el primero de diciembre. El día en que las fuerzas armadas puedan enfocarse exclusivamente en amenazas extranjeras sigue estando lejos en el horizonte.