Cifras del gobierno de Estados Unidos revelan que, como parte del auge de la cocaína en Colombia, el departamento de Norte de Santander se ha convertido en el principal centro de cultivo de coca en el país, lo cual indica que los cambios en las dinámicas criminales tienen serias implicaciones para el futuro del posconflicto, que se avecina cada vez más.

Según datos del gobierno estadounidense obtenidos exclusivamente por InSight Crime, el departamento de Norte de Santander tiene ahora la mayor parte de los cultivos de coca en Colombia, con unas 30.500 hectáreas de cultivos ilícitos (vea tabla abajo).

Las estadísticas muestran que este departamento —donde los cultivos ilegales se concentran en la subregión del Catatumbo— registró un aumento del 84,9 por ciento desde 2014, cuando estaba en segundo lugar por debajo de Nariño con un estimado de 16.500 hectáreas. Presentando cifras similares, El Tiempo agregó que las autoridades militares calculan que en el Catatumbo se producen 47 toneladas métricas de cocaína cada año.

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A nivel nacional, los cultivos de coca incrementaron en un 42,5 por ciento —o 47.532 hectáreas— en 2015, alcanzando un total de 159.377. En comparación con las anteriores cifras de la Casa Blanca, este aumento supera el 39,1 por ciento que se presentó entre 2013 y 2014. De acuerdo con los datos de la Casa Blanca, el potencial total de la producción de cocaína de Colombia en 2015 fue de 420 toneladas métricas, frente a 250 del año anterior.

Después de Norte de Santander, la mayoría de los cultivos de coca se encuentran en el departamento de Cauca al occidente del país, en los departamentos de Nariño y Putumayo al suroeste, así como en el departamento de Antioquia, al occidente (vea mapa abajo).

En Cauca se presentó el mayor incremento en los cultivos —un aumento de 116 por ciento— seguido de Norte de Santander, Putumayo y el departamento de Guainía, al oriente del país.

Las únicas regiones en las que el cultivo de coca disminuyó en 2015 fueron el departamento de Arauca, en el que se redujeron en un 78 por ciento, Santa Marta en el departamento de Magdalena, el área de Caldas y sur de Antioquia y los departamentos de Vichada y Guaviare.

Mapa colombia

Las estadísticas de la Casa Blanca difieren de las proporcionadas por el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), que estima que en 2014 el departamento de Norte de Santander tenía 6.944 hectáreas de cultivos de coca (pdf). Sin embargo, es posible que la ONUDD está subestimando la producción de coca en el país.

Análisis de InSight Crime

El hecho de que Norte de Santander se haya convertido en el principal cultivador de coca en el país que ocupa el primer lugar en producción de cocaína en el mundo significa que ha habido un cambio en los patrones de producción de droga en Colombia. Esto podría tener consecuencias en un escenario de posconflicto, en caso de que el gobierno firme un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Hay varias razones por las cuales el cultivo de coca está aumentando en esta región del norte. En primer lugar, en el año 2013 el gobierno suspendió la erradicación de coca tanto aérea como manual en el Catatumbo, tras las violentas protestas de los cocaleros locales, que se convirtieron en una huelga en toda la región. Los programas de sustitución de coca aún no se han implementado, según El Tiempo, lo cual le deja pocas alternativas a la población.

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Este aumento también hace parte de una tendencia nacional que ha llevado a que el cultivo de coca prácticamente se haya duplicado entre 2013 y 2015.

La decisión de Colombia en 2015 de suspender la erradicación aérea de coca en todo el país debido a cuestiones ambientales y al impacto sobre la salud por los productos químicos utilizados, quizá esté relacionada con este aumento general. También podría explicar por qué las estimaciones de la producción de cocaína aumentaron a un ritmo mayor que el cultivo —como los agricultores no tienen que volver a sembrar sus cultivos tan a menudo, éstos tienen la oportunidad de madurar, lo que aumenta su rendimiento—.

Sin embargo, la tendencia al alza se presentó antes de la suspensión de las fumigaciones, y se puede atribuir en parte a las FARC, las cuales controlan el 70 por ciento de los cultivos de coca del país. Según fuentes de las regiones cocaleras, las FARC han estado alentando a los agricultores a sembrar más coca durante el proceso de paz de los rebeldes con el gobierno, diciéndoles a los campesinos que más coca significa mayores oportunidades de tener acceso a programas sociales después de que se implemente el proceso de paz.

En el Catatumbo, las FARC están lejos de ser los únicos con intereses en los cultivos de coca y el tráfico de drogas. Existen numerosos grupos armados que operan en la región, como el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), el pequeño grupo de guerrilleros narcotraficantes surgidos del desmovilizado Ejército Popular de Liberación (EPL), y organizaciones narco-paramilitares que resultaron de las filas desmovilizadas de paramilitares contrainsurgentes.

Todos estos grupos tienen intereses en el tráfico de drogas y buscan capitalizarse con el aumento de la coca. También pueden tratar de sacar provecho de una eventual desmovilización de las FARC, mediante el aumento de su propio control sobre esta región estratégicamente ubicada. Además de ser la región que más coca produce, el Catatumbo comparte fronteras con Venezuela. Eso significa un fácil acceso a gasolina abundante y barata —un precursor para la producción de cocaína— y acceso a las rutas de tráfico en una nación de tránsito clave para el transporte de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.

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Los observadores de derechos humanos han sugerido que tanto los grupos criminales establecidos como los recién llegados a la zona están tratando de consolidar el control territorial del Catatumbo. En la región se ha presentado una cantidad preocupante de violencia recientemente y, según informes de la policía, la mayor parte de unos 50 homicidios registrados en lo que va de este año están relacionados con el tráfico de drogas. El gobierno de Colombia tendrá que actuar con decisión para evitar que el Catatumbo caiga aún más en el comercio de drogas, alimentando la violencia durante el posconflicto.

El departamento de Antioquia también merece atención especial, ya que la coca en la región se disparó un 95 por ciento en 2014 y sigue creciendo a un ritmo acelerado, a pesar de una tendencia a la baja en años anteriores. El aumento en los cultivos de coca en Antioquia está estrechamente vinculado a una disminución de la minería ilegal de oro en la subregión del Bajo Cauca, donde muchos mineros están cambiando la minería del oro, cuyos beneficios están disminuyendo mientras los riesgos aumentan, por los cultivos de coca. Dado que ambas actividades pueden generar grandes ganancias, Antioquia será un territorio clave para el hampa durante el posconflicto, y ya hay indicios de grupos armados que están posicionándose para beneficiarse de una posible desmovilización de las FARC.

Algunas áreas tradicionalmente cocaleras, como Putumayo y Nariñodonde los cultivos de coca aumentaron 152 por ciento en 2014, según cifras del gobierno estadounidense— también serán preocupantes durante un escenario de posconflicto. Dado que las FARC ejercen actualmente un fuerte control territorial en la región, queda por ver si van a ceder el poder a otros actores armados o a oponerse al proceso de desmovilización, aferrándose a sus economías criminales.

7 respuestas a “Auge de la coca en el noreste de Colombia dificulta los planes de paz”