Los habitantes de Culiacán, capital del estado mexicano de Sinaloa, quedaron aterrorizados por violentos tiroteos en la ciudad después de que las autoridades detuvieran a un hijo de “El Chapo” Guzmán, exlíder del Cartel de Sinaloa. Ovidio Guzmán López, el hijo del capo, fue liberado poco después, lo que indica hasta qué punto la situación de seguridad del país se ha salido de control.

Hombres armados resguardados en una casa atacaron a un equipo de 30 miembros de la Guardia Nacional y el Ejército de México, quienes supuestamente estaban realizando un “patrullaje de rutina” en la zona de Tres Ríos, Culiacán, el 17 de octubre. Así lo informó el ministro de Seguridad Alfonso Durazo en un comunicado de prensa.

Tras defenderse del ataque y tomar el control de la vivienda, las autoridades aprehendieron temporalmente a Guzmán López, hijo del convicto Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, pero luego lo liberaron.

Según las autoridades, las fuerzas de seguridad fueron rápidamente rodeadas y superadas en número por varias células armadas del Cartel de Sinaloa que llegaron a la ciudad como refuerzo. Culiacán se sumió entonces en el caos total, semejante más a una zona de guerra que a una ciudad comercial. Carros incendiados inundaban el aire de humo, a la vez que hombres fuertemente armados —algunos de ellos con rifles calibre .50 probablemente adquiridos en Estados Unidos— disparaban en las calles, dejando en el fuego cruzado a los transeúntes, quienes, aterrorizados, trataban de huir del lugar.

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Al mismo tiempo, por lo menos 20 reclusos escaparon de la prisión de Culiacán. En un supuesto video de la fuga, se puede ver cómo los reclusos, junto con varios hombres armados, detienen a los carros en las calles.

El ministro de Seguridad Durazo, apoyado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, tomó la decisión de liberar a Guzmán López, aduciendo que los enfrentamientos ponían en riesgo a los habitantes.

“Tomamos esta decisión para proteger la vida de la ciudadanía. No se puede combatir el fuego con el fuego. Así es como esta administración se diferencia de las anteriores. Nosotros no queremos la guerra”, dijo el presidente.

Guzmán López es uno de los muchos hijos de El Chapo, y es requerido por las autoridades tanto en México como en Estados Unidos. En febrero de este año, las autoridades estadounidenses lo acusaron a él y a su hermano, Joaquín Guzmán López, de conspirar para traficar drogas.

Análisis de InSight Crime

Después del caos que se extendió por todo Culiacán, no cabe duda de que el Cartel de Sinaloa sigue siendo fuerte, a pesar de la ausencia de El Chapo.

En cuestión de horas, el grupo ejerció un control casi total sobre la ajetreada capital de Sinaloa, utilizando carros incendiados y barricadas en las carreteras para monitorear quién entraba y salía de la ciudad, a la vez que se comunicaban por radio para solicitar refuerzos de sus integrantes en municipios vecinos.

En otro video, supuestos miembros del Cartel de Sinaloa parecen superar en número a los miembros del ejército de México, aparentemente incapaces de controlar la situación.

En ausencia de El Chapo, el Cartel de Sinaloa ha sufrido algunas luchas internas. Se presume que sus hijos, Ovidio Guzmán López, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, conocidos en conjunto como “Los Chapitos”, están en conflicto con Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, uno de los últimos integrantes de la vieja guardia del grupo, quien puede estar intentando deshacerse de ellos. Los hermanos también han tenido desavenencias con su tío, Aureliano Guzmán Loera, alias “El Guano”, en cuanto a las operaciones del grupo.

Sin embargo, el Cartel de Sinaloa estuvo lo suficientemente cohesionado como para movilizarse y lograr rescatar a Guzmán López. La agrupación continúa siendo uno de los grupos del crimen organizado más poderosos de México, sobre todo debido a la horizontalidad en la distribución del poder y en la toma de decisiones.

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Que los miembros del cartel fueran capaces de intimidar a las fuerzas de seguridad y obligar a las autoridades a liberar a Guzmán López es también un indicio de lo mal que el gobierno planeó y llevó a cabo la operación en la zona. Parece que hubo una total falta de coordinación entre las fuerzas locales, estatales y federales. Esto llevó a que los residentes y las fuerzas del orden quedaran expuestos al peligro, lo que llevó a la decisión de liberar a Guzmán López.

En ocasiones anteriores, las operaciones para capturar a algunos de los hombres más buscados de México, como el exlíder del Cartel del Golfo, Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, alias “Tony Tormenta”, fueron llevadas a cabo por unidades élite con mayor capacidad de fuego.

El caos que se presentó en Culiacán es el culmen de una semana en la que prevaleció la violencia criminal y la falta de un claro plan del gobierno para combatirla.

El 14 de octubre, al menos 14 policías del estado de Michoacán fueron asesinados en una emboscada presuntamente llevada a cabo por el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Al día siguiente, en el vecino estado de Guerrero, 14 presuntos criminales fueron asesinados en una supuesta confrontación con las fuerzas de seguridad, aunque el desbalance en el número de muertos ha llevado a cuestionar si hubo un uso excesivo de la fuerza.

Tras el ataque de una de las organizaciones criminales más poderosas de México en contra de funcionarios del gobierno con el fin de liberar a uno de sus miembros —y luego de haber obtenido su cometido—, el gobierno de López Obrador se verá presionado para poner control a los carteles y desarrollar una estrategia de seguridad efectiva.