Los dos hijos de un ex general de la fuerza aérea fueron condenados a 13 años de prisión por narcotráfico, la conclusión de un caso dramático indicativo de la nueva situación de la Argentina como una plataforma para la exportación de cocaína.
Gustavo y Eduardo Juliá fueron condenados por un tribunal de luego de un mes en juicio. Los hermanos fueron capturados en el aeropuerto de Barcelona el 2 de enero de 2011, después de haber aterrizado en avión comercial cargado con 945 kilos de cocaína. Eduardo Juliá piloteaba el avión, mientras que Gustavo era el dueño de la compañía a la que pertenecía el avión.
El copiloto, Matías Miret, fue absuelto por el tribunal. Miret ha insistido en que él no tenía idea de que el Challenger 604 llevaba oculto un cargamento de cocaína. Los hermanos Juliá también alegaron no tener conocimiento que en el avión había cocaína. Dijeron que fueron contratados por un cliente no identificado para transportar unos objetos de arte entre Argentina y España. Los tres hombres son hijos de figuras militares que ocuparon altos mandos en la Fuerza Aérea durante la dictadura Argentina.
La droga estaba oculta en paneles secretos en un sofá y un armario. Guardias civiles españoles inspeccionaron el avión después de aterrizar, cuando un perro antinarcóticos señaló el alijo oculto.
Análisis de InSight Crime
El caso de los hermanos Juliá fue una de las mayores traficantes incautaciones que involucró a traficantes moviendo su producto ilegal desde Argentina hacia España. Un caso similar tuvo lugar en abril de 2010, cuando las autoridades españolas encontraron más de 800 kilos de cocaína dentro de un camión, que había sido cargado con drogas en Argentina. Estos casos suscitan nuevas preocupaciones sobre la creciente popularidad de Argentina como un punto de transbordo para la cocaína que va rumbo a Europa.
Una cuestión no resuelta por el juicio era si los hermanos Juliá hacían parte de una red de narcotráfico más grande. El Ministerio Público de España ha manifestado que hay otra organización criminal detrás de la operación de los Juliá, pero las autoridades aún no la han señalado públicamente.
El periódico más importante de la Argentina, el Clarín, ha informado de que en abril de 2010 los hermanos hicieron un breve viaje a Santa Cruz, Bolivia, donde pudieron haber entrado en contacto con proveedores colombianos. Santa Cruz es un conocido epicentro del narcotráfico en Bolivia, donde se cree que organizaciones de Colombia y Brasil tienen alguna presencia. La policía antinarcóticos de Bolivia informó más tarde sobre el arresto de un ciudadano colombiano que aparentemente tenía conexión con el cargamento de drogas en Barcelona.
Según el Clarín, de acuerdo a documentos judiciales se ha señalado que uno de los hermanos Juliá tenía el número de teléfono celular de un contacto colombiano, conocido en el negocio del narcotráfico únicamente como "Henry". Este podría ser el narcotraficante colombiano Henry de Jesús López, alias "Mi Sangre", que fue detenido en Argentina en octubre de 2012. Aparentemente las autoridades judiciales argentinas investigan si este "Henry" estaba vinculado efectivamente con el esquema del "narco jet".
Independientemente de quienes eran exactamente los proveedores de los hermanos Juliá, la evidencia apunta a una operación bien organizada y de gran alcance. Los 945 kilos de cocaína fueron embarcados en la aeronave en Morón, una ciudad a las afueras de Buenos Aires. Presuntamente otra organización narcotraficante fue la responsable de mover el cargamento de cocaína hasta Morón, mientras que los Juliá fueron contratados para volar el producto a Europa. Los hermanos ya habían hecho varios vuelos trasatlánticos, en un jet Hawker. Por lo general aterrizaban en aeropuertos pequeños con escaso servicio de control de tránsito aéreo, a las afueras de las principales ciudades españolas como Madrid y Barcelona.
El caso también plantea la cuestión de si existe alguna complicidad oficial que permitió a los hermanos despegar en el primer lugar. La Fuerza Aérea Argentina, los funcionarios de aduanas y la policía de seguridad del aeropuerto también tienen la culpa por el incidente. Vale la pena señalar que los Juliá son una familia muy conocida en el negocio de la aviación: incluso Néstor Kirchner y la actual presidenta Cristina Kirchner volaron en uno de sus vuelos durante la campaña presidencial de 2003.