Se conocen nuevos detalles sobre las sofisticadas operaciones criminales de un jefe del Comando Rojo que operó en la región fronteriza entre Argentina y Brasil, pero aparte de unos cuantos incidentes aislados, el grupo aún no establece una presencia importante en la vecina Argentina.
Marino Di Valdo Pinto de Brum, quien ha usado el alias de Silvio André de Lima Borges y a quien también se conocía como “El Brasilero” o “Patrón”, fue uno de los mayores narcotraficantes y lavadores de dinero de Brasil, según un reportaje de La Nación con base en documentos judiciales de una extensa investigación realizada por las autoridades brasileñas.
También fue confidente cercano del jefe del Comando Vermelho (Comando Rojo) Fernandinho Beira Mar.
Por casi una década, hasta su detención en agosto de 2017 al sur de Brasil, Brum dirigió una operación transnacional de narcotráfico a lo largo de la frontera entre Argentina y Brasil. Antes de huir de la región para evadir su captura, la base de operaciones de Brum se encontraba en Uruguaiana, municipio del estado de Rio Grande do Sul, en Brasil, que acoge el río Uruguay, el cual hace frontera con Argentina.
Allí llegaban avionetas cargadas de cocaína boliviana. A continuación, se transportaban los narcóticos hacia el este por el campo hasta Palmares do Sul en el estado de Rio Grande do Sul, en las afueras de Porto Alegre. De allí, la cocaína se transportaba en barco hasta el Puerto de Santos, al parecer en ruta hacia los consumidores de Europa, según La Nación.
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Aguas arriba del río Uruguay, hacia el norte, se dice que Brum también manejaba una gran hacienda con unas 7.400 hectáreas de extensión en la parte argentina de la frontera, en la ciudad de Santo Tomé, provincia de Corrientes. La hacienda estaba equipada con una pista de aterrizaje y un hangar para albergar las avionetas que llegaban con cocaína dese Bolivia.
Una agricultora de nombre María Hilda Calabrese supuestamente le arrendó la tierra a Brum con opción de compra. Cuando las autoridades argentinas finalmente allanaron la hacienda, en lugar de ganado hallaron un avión Cessna, un camión cisterna con capacidad de almacenamiento de 1.500 litros de combustible para aviones y 330 kilos de cocaína ocultos en una casa rodante, informó La Nación.
En 2017, Calabrese fue sentenciado a 20 años de prisión por delitos de drogas.
Brum logró operar con impunidad usando nombres falsos y una inmensa operación de lavado de dinero, la cual al parecer siguió blanqueando dinero ilícito luego de su captura. El grupo abrió cientos de cuentas bancarias y empresas de papel, desde producción agrícola hasta casas de cambio, para mover en secreto las ganancias del narcotráfico en Uruguay e incluso en China, según La Nación.
Análisis de InSight Crime
Es innegable la escala y sofisticación de las operaciones de Brum en la frontera entre Brasil y Argentina en representación del Comando Rojo. Aun así, la agrupación criminal con base en Rio de Janeiro, o cualquier grupo brasileño, para el caso, no parecen haber hecho avances significativos en el interior de Argentina desde ese hecho.
Aunque este año se han conocido denuncias de operación en territorio argentino por parte de brasileños sospechosos de tener nexos con el Comando Rojo, nada hasta el momento indica que el grupo haya establecido una presencia operacional real, como sí ha sucedido en Paraguay.
De hecho, en agosto de 2020, las autoridades argentinas anunciaron que estaban investigando al presunto integrante del Comando Rojo Jimmy Medina Ávila. Se dice que este huyó de Brasil hacia Argentina en febrero de este año para evadir su captura por narcotráfico y el robo de varias joyerías, como informó La Nación. En Argentina, por el momento solo se sindica a Ávila de una serie de robos en el área metropolitana en las afueras de la ciudad de Buenos Aires.
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Otros brasileños arrestados por tráfico de drogas en Argentina, marihuana principalmente, no han evidenciado nexos con el Comando Rojo o con algún otro grupo criminal brasileño. A comienzos de agosto de 2020, la Gendarmería Nacional interceptó un camión que transportaba 760 kilos de marihuana ocultos en un cargamento de papeles para impresión. El conductor brasileño había ingresado por Foz de Iguazú en la llamada región de la triple frontera, centro de tráfico en la intersección entre Argentina, Brasil y Paraguay, en camino a la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina.
Un ex alto funcionario antinarcóticos de Argentina comentó recientemente a InSight Crime que hasta el momento, grupos criminales brasileños, como el Comando Rojo y el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), el poderoso grupo de São Paulo, solo operan en Argentina por medio de “representantes”, pero en realidad no ocupan territorio físico.
En esta línea, en mayo de 2020, la Gendarmería Nacional de Argentina arrestó al conductor de un vehículo armado con una pistola Glock de 9mm. Un año antes, ese ciudadano argentino había sido vinculado a un caso de suministro de armas para el Comando Rojo y el PCC, según varios funcionarios. Tras detener el camión cerca de la frontera entre Argentina y Paraguay, las autoridades hicieron un allanamiento en la residencia del conductor, y allí encontraron un rifle semiautomático M-16, una escopeta, municiones y uniformes de la policía federal. También fueron detenidos otros cuatro individuos.
Más adelante, las autoridades revelaron que esas personas eran presuntos contactos locales de una banda de sicarios brasileños relacionados con el PCC. Supuestamente, la red coordinaba el homicidio de un juez argentino con un narcotraficante local preso en ese país, según información de Clarín. El plan de homicidio nunca llegó a ejecutarse.
La estratégica ubicación de Argentina y su creciente mercado de consumidores han hecho de esta un punto de trasbordo importante para sustancias ilícitas, así como para el tráfico global de armas. Pero aunque tanto el PCC como el Comando Rojo han mantenido presencia en el vecino Paraguay para la coordinación de cargamentos de drogas, el tráfico de armas y otras actividades criminales, aún no logran la misma penetración en Argentina.
Por el momento, las operaciones de los grupos criminales brasileños en el país parecen en su mayoría logísticas y limitadas a la estratégica región de la frontera norte. Pese a ello, no sería sorpresa que dichos grupos no tardaran en sacar ventaja de la corrupción e impunidad enquistadas en Argentina para aumentar su presencia en la nación del Cono Sur, como ya lo hicieron en Paraguay.