En el 2011, Ecuador era un país más de la región latinoamericana asediado por la violencia. Su tasa de homicidios llegó a más de 22 por cada 100.000 habitantes. Fue entonces que el gobierno se fijó una meta de bajarla drásticamente, a 5 en 2017.
Poniendo ese número en contexto: es un poco superior a la de Estados Unidos. En Latinoamérica sólo Uruguay y Chile logran marcas tan bajas.
Estamos a mitad camino al 2017 y Ecuador tiene la meta al alcance de la mano. Su tasa de homicidios en el 2014 fue de 8,3, casi una cuarta parte de la media de Latinoamérica y el Caribe.
Este artículo apareció originalmente en el blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo, y fue publicado y editado con el permiso de los autores. Lea el original aquí.
¿Cómo lo hicieron?
El Ministro del Interior de Ecuador, José Serrano, estuvo en el Woodrow Wilson Center en Washington. Habló de cómo el país dio un vuelco para implementar una estrategia integral de seguridad ciudadana y, sobre todo, una nueva filosofía policial más cercana al ciudadano.
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“La policía tenía que regresar a sus barrios”, dijo. “Tenía que pasar de una policía militar a una policía civil y comunitaria”.
Aumentaron la inversión en seguridad del 1 por ciento del presupuesto fiscal al 2,3 por ciento.
Invirtieron, por ejemplo, US$83 millones en 10 nuevas Unidades de Policía Comunitarias (UPC), cada una con entre 16 y 22 policías. Instalaron más de un millón de botones de seguridad en lugares públicos y negocios, que conectan directamente con la UPC más cercana. Entre otras medidas, recuperaron 600 espacios públicos y trabajaron con 130.000 representantes comunitarios para mejorar la seguridad ciudadana.
Antes, la mitad de los vehículos policiales no funcionaban. Ahora muchos tienen GPS y cámaras de video, y modernos sistemas de comunicaciones.
Un segundo elemento clave fue una profunda reforma policial, que comenzó con una mejora en los recursos humanos. En dos años invirtieron US$94 millones en programas de entrenamiento policial. Pusieron más policías a patrullar a pie o en bicicleta. Los hicieron trabajar en y con la comunidad.
Subieron los sueldos. Hoy, un policía ecuatoriano gana cerca de US$1.000 al mes, uno de los sueldos más altos de Latinoamérica. En el 2013, tuvieron 7.000 postulantes a policía. En el 2014, más de 25.000 postularon para 2.000 puestos.
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El incremento de salarios vino acompañado de una demanda por un mejor perfil policial. Casi 400 policías se desvincularon de la policía en el 2014.
Con los robos los logros son más modestos. La baja en robos de accesorios de vehículos, por ejemplo, fue de 3 por ciento para el período enero-octubre 2014 frente a igual período del año anterior, y a los locales comerciales hubo 12 por ciento menos robos que en 2013.
Es difícil establecer atribución y determinar cuál de los componentes de esta reforma tienen incidencia sobre la baja criminalidad y de qué tipo. Es tan solo en los últimos años que en Latinoamérica y el Caribe se han dado procesos de evaluación científica de la actuación policial, como es el caso de la evaluación rigurosa del Plan Cuadrante en Colombia.
No cabe duda que un análisis de este tipo para la experiencia de Ecuador demostraría con evidencia los componentes esenciales de la efectividad policial, hacer los ajustes que se requieran, y contribuir a su sostenibilidad en el futuro.
*Este artículo apareció originalmente en el blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo, y fue publicado y editado con el permiso de los autores. Lea el original aquí.