Con la Copa América próxima a inaugurarse a mediados de junio, Brasil está haciendo todo lo posible para garantizar que las temidas barras bravas de la región no arruinen la fiesta. Pero las medidas podrían resultar poco más que un paño de agua tibia.
A pocas semanas del inicio del evento, las autoridades de Argentina enviaron a sus homólogos de Brasil los nombres de 3.000 personas que se cree hacen parte de estos grupos violentos, a quienes se prohibirá el ingreso a los estadios, informó IG.
Para garantizar la seguridad en el desarrollo de la esperada Copa América, que se jugará entre el 14 de junio y el 7 de julio, se ha instalado tecnología de reconocimiento facial en los estadios.
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Las barras bravas son pandillas conformadas por hinchas que se han convertido en complejas empresas criminales en Argentina, y en menor medida en otros países de América, como Brasil y Uruguay.
En Argentina, son conocidas por su violencia y por sus estrechos vínculos con dueños de clubes de fútbol, políticos, empresarios e incluso sindicalistas.
Estas controlan lucrativas economías ilegales, incluyendo la reventa de boletos y el estacionamiento de autos cerca de los estadios. En algunos casos, han estado implicadas en narcotráfico y extorsión.
En Brasil, se sabe que las organizaciones de hinchas están infiltradas por poderosas organizaciones criminales, que en ocasiones usan estos grupos para traficar drogas y armas.
Análisis de InSight Crime
Aunque los esfuerzos de Brasil por restringir el acceso de hinchas problemáticos podría ayudar a evitar la violencia a corto plazo, su efecto será muy limitado para frenar el poder, la influencia y el alcance de estas organizaciones.
Las medidas que limitan el acceso de aficionados visitantes a partidos importantes, con el fin de limitar el poder de estas organizaciones, se implementaron en Argentina desde 2013. Pero un enfrentamiento violento entre hinchas, y el descubrimiento de un alijo en la vivienda de un importante líder de la barra motivaron la cancelación de la final de la Copa Libertadores en 2018 . Esto no solo fue vergonzoso para las autoridades argentinas, sino también una penosa prueba de lo enquistadas que están las pandillas en la afición futbolera.
El congreso está debatiendo un proyecto de ley avalado por la ministra de seguridad Patricia Bullrich para elevar las penas a los acusados de perpetrar o instigar actos de violencia, pero la ley está está lejos de ser aprobada.
"Estas medidas no son ni suficientes ni efectivas", dijo el sociólogo José Garriga a InSight Crime."En los últimos 30 años no ha habido políticas públicas efectivas para impedir la violencia en el fútbol o contener a las barras bravas".
"Se han dado pasos importantes para procesar a los líderes de algunos de estos grupos, pero muchos jóvenes están ansiosos por sucederlos, de modo que la rama judicial no ha logrado deconstruir el espacio que tienen, las actividades ilegales que controlan, que es lo que está en la raíz del problema”, apuntó Garriga.
En Argentina, el poder de estos grupos se deriva del control que tienen sobre los miembros con derecho a voto en las elecciones de clubes.
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Las autoridades en Brasil también han adoptado medidas para contrarrestar la influencia de las organizaciones criminales en las barras de hinchas. Una de ellas es el veto de fanáticos violentos en los partidos.
Pero aunque hay leyes en vigor para combatir a los grupos violentos, es raro que un proceso llegue a buen término. En 2014 y 2015, solo el 3 por ciento de los perpetradores recibieron una condena efectiva.
El sociólogo Mauricio Murad no cree que alguna de esas medidas haya sido efectiva, sin embargo. En declaraciones a la AFP afirmó que el mayor desafío en Brasil es la infiltración de organizaciones criminales en los grupos de aficionados, porque los ven como un vehículo para la venta de drogas y armas.
“No hay un plan de prevención. No hay entrenamiento policial que enseñe a manejar grandes multitudes, ni políticas para involucrar a los clubes y centrarse en castigar las mafias que infiltran los grupos de aficionados en su mayoría pacíficos”, agregó Murad.