Varios informes recientes señalan que la criminalidad y la violencia son factores clave que impulsan a un gran número de ciudadanos centroamericanos a migrar a Estados Unidos, lo que sugiere que los actuales esfuerzos de Estados Unidos por tratar de evitar la migración pueden estar fuera de lugar.
Un reciente informe del American Immigration Council señaló que ser víctima del crimen es un “predictor crítico” sobre las intenciones de emigrar de los ciudadanos. Los datos analizados por la organización demostraron que para los ciudadanos de países del Triángulo Norte centroamericano, El Salvador, Guatemala y Honduras, la victimización repetida se asoció con una aumento sustancial de la intención de migrar (Vea abajo el gráfico de American Immigration Council.).
Victimización por crimen e intenciones de migración, 2014
Investigaciones recientes, realizadas en El Salvador por el Center for International Policy (CIP) and the Latin America Working Group (LAWG), llegaron a la conclusión de que “las organizaciones criminales son los principales actores violentos que causan el desplazamiento interno” en el país, lo que a menudo conlleva a la emigración al extranjero. Según la organización, “los problemas de seguridad son un común denominador en la mayoría de los migrantes [de El Salvador], o quizá en todos ellos”. (Vea el gráfico de CIP y LAWG abajo.)
Actores violentos que generan desplazamientos, en casos documentados desde agosto de 2014 a diciembre de 2015
Otro informe del Migration Policy Institute también hizo referencia a la constante situación de criminalidad y violencia en el Triángulo del Norte como un importante “factor de empuje” que contribuye a la decisión de migrar por parte de los ciudadanos. Dada la persistencia de la violencia criminal en la región, junto con otros factores como la pobreza y las pocas oportunidades económicas, la organización consideró que los altos índices de migración de niños y familias centroamericanos a Estados Unidos “han mostrado cada vez más las características de un fenómeno de larga duración.” (Vea abajo el gráfico del Migration Policy Institute.)
Menores sin acompañantes y grupos familiares detenidos en la frontera suroeste por la Patrulla Fronteriza de los EEUU, 2011-2016
Otras investigaciones anteriores también han indicado que la victimización criminal desempeña un papel clave en la generación de migración en Centroamérica. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo por el Latin American Public Opinion Project (LAPOP) en 2014 descubrió que los centroamericanos que habían sido víctimas de la delincuencia o la corrupción expresaron un mayor deseo de emigrar, en comparación con quienes no han sido víctimas.
Análisis de InSight Crime
La criminalidad y la violencia no son los únicos factores que influyen en las decisiones de los ciudadanos centroamericanos de abandonar sus países de origen. Sin duda, los países del Triángulo del Norte están entre los más peligrosos del mundo, con altísimas tasas de homicidios y extorsión rampante, lo cual es promovido por la presencia de poderosos grupos criminales. Pero muchos otros ciudadanos también se sienten motivados a migrar debido a los niveles relativamente altos de pobreza y desigualdad, así como por el empleo informal y el desempleo. Además, un gran número de centroamericanos tiene parientes que ya viven en Estados Unidos, y desean reunirse con ellos.
Sin embargo, la permanente constatación de que la delincuencia y la violencia contribuyen significativamente a la migración centroamericana tiene importantes implicaciones para las políticas estadounidenses en la región.
En los últimos años, Estados Unidos ha puesto un fuerte énfasis en lo que el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, ha descrito como “una estrategia de disuasión agresiva enfocada en la expulsión y repatriación de quienes han cruzado la frontera recientemente”. La estrategia de “disuasión” incluye además un componente de relaciones públicas, dirigido a crear conciencia sobre los peligros de la migración desde Centroamérica, así como la baja probabilidad de que los migrantes obtengan el permiso de quedarse permanentemente en Estados Unidos.
Sin embargo, el American Immigration Council descubrió que los centroamericanos son muy conscientes de los peligros relacionados con la migración, y en general tienen una visión realista sobre las posibilidades de ser deportados, aun si logran ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, a menudo deciden migrar de todos modos, lo que indica que sienten que el riesgo de quedarse en su país de origen es mayor a los riesgos de intentar el viaje de migración.
“La violencia y la delincuencia, como factores determinantes, van a superar cualquier programa de disuasión que emprenda Estados Unidos”, dice Jon Hiskey, el autor principal del informe de la American Immigration Council. “Esta idea de que la disuasión es la respuesta está desenfocada”.
“Una estrategia de disuasión que consiste en enviar a los futuros inmigrantes el mensaje de que es hacerlo es demasiado peligroso, o que las posibilidades de lograrlo son demasiado remotas, y que por lo tanto no deberían venir, no va a tener efectos sobre ciertos grupos de individuos de estos países, es decir, aquellos que se ven enfrentados al crimen y la violencia de manera cotidiana”, le dijo Hiskey a InSight Crime.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre el desplazamiento
Faye Hipsman, coautora del informe de Migration Policy Institute, le dijo a InSight Crime que la estrategia de disuasión puede desanimar a algunos migrantes en su intento de llegar a Estados Unidos, especialmente a quienes migran principalmente por razones económicas o para reunirse con miembros de su familia.
“Pero quienes sufren amenazas y violencia”, dijo Hipsman, “probablemente no abandonarán su empeño por ningún tipo de vigilancia fronteriza, o de leyes de inmigración estadounidenses o de un programa de disuasión”.
De hecho, aumentar las deportaciones de inmigrantes indocumentados podría resultar contraproducente. La afluencia de jóvenes con pocas opciones de empleo legítimo podría propiciar el crecimiento de los grupos criminales responsables de gran parte de la delincuencia y la violencia en Centroamérica.
“Cuando las personas son deportadas, después de haber salido de su país porque no tenían oportunidades, es probable que se sientan desesperadas al regresar. Y por eso piensan que la única manera de salir de su situación es unirse a una pandilla”, le dijo Hipsman a InSight Crime.
Hipsman señala que por eso es importante que los países elaboren programas eficaces de reinserción de los deportados.
“Los programas que ofrecen servicios a los deportados, especialmente a los jóvenes, que les dan capacitación laboral, o los ponen en contacto con quienes puedan contratarlos, o que buscan que su regreso a su propia sociedad sea más fácil, son un paso prometedor,” dijo Hipsman.
Si bien algunos gobiernos del Triángulo del Norte han intentado implementar programas de reinserción de los migrantes deportados, a menudo carecen de fondos para hacerlo eficazmente. Y dado que las deportaciones de Estados Unidos vienen aumentando, el problema podría intensificarse.
Un informe reciente (pdf) del senador estadounidense Tom Carper dejó claro que las causas de la migración centroamericana son complejas, y abordarlas requerirá un esfuerzo coordinado entre Estados Unidos y sus vecinos del sur.
Pero dadas las evidencias de que las políticas de “disuasión” son ineficaces, y que incluso pueden ser contraproducentes, Estados Unidos debe reevaluar si sus recursos podrían invertirse de otra manera.