La captura de un presunto capo brasileño, un supuesto colaborador y un agente de policía que trabajaba como guardaespaldas, en la capital de Paraguay ilustra cómo la corrupción policial y tácticas sofisticadas pueden estar facilitando la expansión del grupo criminal más poderoso de Brasil.
El 18 de julio, las autoridades paraguayas arrestaron a a Eduardo Aparecido de Almeida, alias “Pisca”, presunto jefe del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital –PCC), en Asunción, capital de Paraguay.
La Fiscalía General de Paraguay identifica a Pisca como el segundo al mando de la facción paraguaya del PCC, conocida como “Raio X”, mientras que la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) lo designa como “jefe regional” del grupo. Ambas instituciones paraguayas cooperaron con la Policía Federal de Brasil en la investigación que condujo a la captura de Pisca.
Lorena Ledesma, fiscal paraguaya a cargo de la investigación, comentó al programa Radio 970 AM en Paraguay que Pisca llevaba por lo menos un mes viviendo en una “casa muy segura”, en Asunción, con vigilancia en circuito cerrado de las cuadras que rodeaban la lujosa propiedad, la que a su vez habían alquilado usando documentos personales falsos.
Esas cámaras de seguridad alertaron a Pisca de la llegada de las autoridades, pero cuando intentó huir corriendo, fue aprehendido por agentes de la SENAD.
Según Ledesma, Pisca es “miembro activo” del PCC, y estaba encargado de “coordinar las conexiones” entre el grupo brasileño y sus contrapartes en Bolivia y Paraguay para el tráfico de drogas.
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El medio de noticias ABC Color informó que las autoridades paraguayas sospechan que Pisca estuvo implicado en la repartición de los más de US$11 millones que robó el PCC en un sofisticado asalto a mano armada estilo militar en la ciudad fronteriza de Ciudad del Este el año pasado. Fuentes de ABC indican que Pisca puede haber huido de Brasil con su familia hace unos meses y que estuviera buscando refugio en Asunción luego de que estallaran tensiones entre miembros del PCC por la distribución del dinero.
Las autoridades paraguayas se apresuraron a extraditar a Pisca a Brasil, donde se lo busca por su presunta participación en delitos que van desde narcotráfico y asociación para delinquir, hasta secuestro y homicidio, así como la fuga de una prisión de São Paulo. El mismo día de su captura, Pisca fue entregado a la policía federal de Brasil.
Además, las autoridades arrestaron a otra persona de nacionalidad brasileña identificado como Ricardo Moraes Alves, de quien se dice que es un “colaborador cercano del supuesto jefe del PCC”.
Carlos Alfredo Mendoza, agente de la policía nacional paraguaya, también fue detenido, acusado de servir como guardaespaldas personal de Pisca y de “suministrar documentos de identidad al brasileño para que pudiera desplazarse por la ciudad”, comentó Ledesma a Radio 970 AM.
Tras el arresto de Mendoza, el jefe y el subjefe de su comisaría fueron destituidos y se abrió una investigación sobre ellos, pues al momento de su captura Mendoza debía estar en servicio.
Análisis de InSight Crime
El arresto de un presunto cabecilla del PCC en la capital de Paraguay, lejos de la frontera con Brasil, puede indicar que la poderosa organización criminal está penetrando cada vez más en el vecino país con ayuda de agentes de policía corruptos.
El PCC ha librado una guerra en los últimos años por establecer un bastión en ciudades como Pedro Juan Caballero y Ciudad del Este en la región productora de marihuana al este de Paraguay, frontera con Brasil, posiblemente subcontratando a grupos locales y enviando a miembros del grupo de Brasil.
Pero la captura de Pisca señala la primera vez que las autoridades paraguayas rastrean a un presunto jefe del PCC en la capital, más cerca de la frontera oeste del país con Argentina.
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La aparente expansión del PCC más allá de la región fronteriza, de importancia estratégica para ellos, parece haberse facilitado con la colusión con miembros de la fuerza de policía nacional, que tiene un largo historial de corrupción.
Según las autoridades paraguayas, es probable que Pisca lograra ingresar al país usando documentos de identificación falsos, alquilara una mansión de lujo y se moviera por Asunción sin problema usando la identificación de su cómplice de la policía. Eso también explicaría cómo eludió la atención de la policía durante varios meses.
No se sabe qué impacto tendrá la captura de Pisca para las operaciones del PCC en Paraguay, en especial porque las autoridades no conocen cuál era su función exacta en el grupo. Sin embargo, si los acontecimientos recientes en Pedro Juan Caballero son alguna señal, es común que haya nuevos cabecillas del PCC listos para intervenir luego de las capturas con el fin de mantener su dominio en esos lugares.