En México se han registrado importantes disminuciones en las tasas de secuestro durante el año 2015, lo que parece indicar que se está prestando atención a uno de los retos persistentes en el panorama de seguridad actual.
Excelsior informó que, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), durante los diez primeros meses de 2015, México registró 1.064 secuestros. Esto representa una disminución del 32,4 por ciento con respecto a los 1.619 del año 2014.
Las extorsiones muestran un comportamiento similar, o incluso mejor: entre enero y octubre de 2014 se abrieron 5.400 investigaciones sobre presuntas extorsiones, mientras que este año la cifra descendió a 4.479, una disminución del 17 por ciento.
Muchos de los estados más poblados y violentos de México registraron las mayores disminuciones. En el estado de México, el más grande del país en cuanto a población, se presentaron 145 secuestros entre enero y octubre de 2014, en comparación con 124 durante el mismo período de este año, es decir, una disminución del 14,5 por ciento.
La proporción en las disminuciones fue aún mayor en muchas otras regiones claves. Los secuestros en Nuevo León bajaron de 37 a 17 casos, una disminución del 54 por ciento. En Sinaloa pasaron de 17 a 9, es decir, 45 por ciento menos. En Guerrero, el estado más conflictivo de México en los últimos años, los secuestros disminuyeron de 95 a 68 casos.
Aunque la presidencia de Enrique Peña Nieto ha coincidido con una tremenda disminución en la tasa de homicidios, la frecuencia de los secuestros no ha disminuido de la misma manera. Como InSight Crime informó en 2013, la disminución de los asesinatos al principio de la presidencia de Peña Nieto contrastaba con un aumento en los secuestros reportados. Este año, Animal Político informó que durante los primeros 27 meses de la presidencia de Peña Nieto se registraron 52,7 por ciento más secuestros que durante los últimos 27 meses del período de Felipe Calderón.
Análisis de InSight Crime
En los últimos diez años, las grandes organizaciones criminales se han fragmentado y sus remanentes han incursionado en delitos como la extorsión y el secuestro, así como en otras actividades como la trata de personas, el hurto de vehículos y el robo de recursos primarios. El SNSP indica que entre 2007 y 2012 —que en esencia son el primero y el último año del gobierno de Calderón— la cifra nacional de secuestros llegó a ser más del triple, pasando de 438 a 1.418. El número de extorsiones llegó a ser más del doble y pasó de 3.123 a 7.284.
Si bien a la tasa de homicidios de México se le ha prestado bastante atención, en tanto es un barómetro del crimen organizado, el secuestro y la extorsión tienen un impacto igual o incluso mayor en la percepción popular sobre la seguridad pública. A diferencia de los homicidios relacionados con el crimen organizado, en el que los asesinos y sus jefes suelen ir tras sus rivales y dejan en paz a los ciudadanos del común, la extorsión y el secuestro se enfocan con frecuencia en personas no combatientes. No es casualidad que, aunque los asesinatos han disminuido de manera substancial durante la administración Peña Nieto, la percepción popular sobre la seguridad pública sigue siendo persistentemente desalentadora.
Es lógico entonces que, dada la actual disminución de los secuestros, los ciudadanos mexicanos expresen un mayor nivel de confianza en la seguridad nacional.
Sin embargo, un factor que complica el análisis del secuestro y la extorsión, y que exige ser bastante escépticos al interpretar las cifras del gobierno, es el hecho de que la gran mayoría de estos crímenes no se reporta. Las extorsiones o los secuestros extorsivos bien realizados usualmente no dejan evidencias, y las víctimas no tienen suficientes incentivos para reportar tales crímenes. Las cifras arrojadas por las encuestas de victimización indican que aproximadamente el 98 por ciento de los secuestros nunca se reportan a las autoridades y por lo tanto nunca aparecen en las estadísticas del SNSP.
La confiabilidad de los informes varía enormemente de un estado a otro. En Chihuahua, donde operan algunas de las bandas más poderosas del país y donde se encuentra Ciudad Juárez, cruce fronterizo clave que alguna vez fue la ciudad más peligrosa del mundo, el SNSP ha contado sólo 11 casos de extorsión y seis secuestros, cifras que son extremadamente bajas. La cifra de nueve casos en Sinaloa es igualmente inverosímil.
Las estadísticas que muestran tendencias de un año a otro deberían ser teóricamente más confiables, pero ello depende de que la tasa de casos no reportados, conocida en México como la "cifra negra", permanezca constante. De hecho, una disminución del 98 al 97 por ciento en la cifra negra, que podría responder a una variación aleatoria o a muchos otros factores posibles, representa prácticamente toda la variación en las cifras del SNSP entre 2014 y 2015.
Por supuesto, una disminución en el número de secuestros registrados es preferible a la otra opción. Pero antes de cantar victoria en este delicado asunto, la tendencia del SNSP debe continuar en los próximos años, o bien ser corroborada por otras fuentes. De lo contrario, parecería que todo no es más que mucho ruido y pocas nueces.