El ecotráfico ya no es sólo exclusivo de un puñado de cazadores, madereros y traficantes especializados, sino que se ha convertido en un negocio de miles de millones de dólares a cargo de las redes trasnacionales de crimen organizado, que dejan una estela de corrupción, violencia, y destrucción del medio ambiente a su paso por Latinoamérica.
Los recursos naturales de Suramérica y Centroamérica generan grandes ganancias a astutos criminales con los contactos adecuados. Los bosques tropicales de la Amazonía y Centroamérica contienen una gran cantidad de valiosa madera, al tiempo que la variedad de fauna exótica de la región suministra productos a los mercados locales y a los acaudalados coleccionistas extranjeros.
Según un reciente informe sobre crimen ambiental publicado por la Global Initiative Against Transnational Organized Crime (pdf), sólo el comercio ilegal de madera genera beneficios anuales estimados en US$100 mil millones, mientras que el comercio mundial de vida silvestre tiene un valor anual estimado de US$19 mil millones, donde aproximadamente 350 millones de plantas y animales son vendidos en el mercado negro cada año.
Esta es la primera de una serie de dos partes sobre el ecotráfico en Latinoamérica. Vea la segunda parte aquí.
Los beneficios que proporciona han hecho que el ecotráfico surja como una de las formas más lucrativas de crimen organizado, no sólo en Latinoamérica, sino también alrededor del mundo.
"A veces se le conoce como un delito emergente, pero para nosotros los crímenes de la vida silvestre y la madera ya no están emergiendo", dijo a InSight Crime Jorge Ríos, jefe del recientemente creado Programa Global (GP, por sus siglas en inglés) para combatir delitos contra la vida silvestre y los bosques, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). "Cae en la misma categoría que el tráfico de drogas, armas, y personas, pues según los patrones de tránsito, incautaciones, y la cantidad de recursos involucrados, es crimen organizado transnacional".
Grandes beneficios, grandes redes criminales
En comparación con los chicos de calendario criminales de los carteles de droga, poco se sabe sobre las redes detrás del ecotráfico, pero la ONUDD está convencida de que muchas de estas redes mantienen un amplio portafolio de actividades criminales.
"Éstas son redes criminales organizadas que también tienen que ver con las drogas y con otros productos ilícitos -son tan buenos como cualquier otra persona, ellos diversifican", dijo Ríos.
El informe del Programa Global desglosa la cadena de ecotráfico en tres: origen, tránsito y destino. El primer grupo involucrado está ubicado en la parte inferior de la cadena, son quienes talan los árboles y cazan a los animales. El segundo grupo son los contrabandistas que mueven el producto, ya sea ilegal o transformado en un producto legal a través del fraude o mediante la manufactura. El último grupo es el de los vendedores, coleccionistas, consumidores, y los negocios que venden o utilizan el producto final, así como los "controladores" criminales que supervisan toda la cadena.
Según Bernardo Ortiz, jefe de la oficina en Suramérica de Traffic, un grupo de monitoreo del comercio de vida silvestre, es en la segunda etapa que el ecotráfico con frecuencia se intersecta con los grupos establecidos de crimen organizado.
"Usted tiene a personas que han invertido dinero en la compra y en juntar todo esto, y luego se empieza a ver cómo los expertos en la ilegalidad comienzan a facilitar el flujo de estos productos a través de controles", dijo a InSight Crime. "Estos son los mismos tipos que saben cómo llevar cualquier cosa ilegal a través de esos corredores."
Según Ortíz, en Colombia, donde las raíces del crimen organizado son profundas, la intersección entre el ecotráfico y el tráfico de drogas, armas, dinero en efectivo, y la trata de personas, es significativa. Pero incluso en los países con redes de tráfico menos desarrolladas, es probable que estos dos tipos de tráfico interactúen.
"Una vez te metes en negocios sucios, siempre te vas a terminar encontrando con los que controlan todo tipo de actividad ilegal", dijo.
En Colombia y Perú, el ecotráfico también está vinculado a los grupos armados ilegales. En Colombia, los grupos guerrilleros y narcoparamilitares cobran "impuestos" a cualquier envío ilegal que pase a través de los remotos territorios que controlan, mientras que en Perú, las autoridades afirman que el Sendero Luminoso también se beneficia del comercio de la tala ilegal.
En otras zonas los grupos del crimen organizado dedicados al ecotráfico, en particular al comercio de madera, parecen haber evolucionado. En Nicaragua las comunidades y las autoridades se han quejado de una creciente "mafia de madera" y de la presencia de grupos armados de Honduras que buscan aprovecharse de la madera talada ilegalmente en las remotas regiones fronterizas.
Sin embargo, en Brasil, el país en el que se ha vivido la mayor violencia alrededor del ecotráfico, son la anarquía y la impunidad, en lugar del crimen organizado, las que están impulsando los asesinatos. Una investigación reciente de Global Witness reveló que al menos 448 activistas del medio ambiente y la tierra fueron asesinados entre 2002 y 2013. La mayor parte de los asesinatos estuvieron relacionados con la tala de madera.
Según Global Witness, a pesar de que sólo el 1 por ciento de los casos resultaron en una condena, es ampliamente creido que son los madereros y los terratenientes, en lugar de los grupos armados, quienes están detrás de los asesinatos.
Diversidad en el mercado de la biodiversidad
El tráfico de madera y el de vida silvestre en Latinoamérica sirven tanto al elevado volumen y bajo precio del mercado interno, como al bajo volumen bajo pero elevado precio de los mercados de exportación extranjeros. Sin embargo, las rutas a cada mercado son muy diferentes.
El tráfico de fauna silvestre para el mercado interno comúnmente implica la venta de productos restringidos, como tortugas e iguanas, que tradicionalmente son devoradas durante cuaresma en Colombia, o la carne de cocodrilo, destinada al insaciable mercado del norte de Brasil.
Según las investigaciones de Ortiz con Traffic, también se puede disponer fácilmente de la madera en el mercado local, donde los funcionarios corruptos permiten su paso y es aprovechada por las empresas constructoras que prestan poca atención a los papeles falsificados.
Sin embargo, como con el comercio de drogas, mientras que los mercados nacionales obtienen ganancias fáciles y rápidas, las grandes cantidades de dinero se consiguen en el extranjero. Para los traficantes de fauna silvestre eso significa, o sacar de contrabando a los animales y plantas, o convertirlos en un producto "legal" antes de que sean exportados.
Gran parte de la demanda está impulsada por coleccionistas privados de Estados Unidos y Europa en búsqueda de plantas y animales exóticos, que pueden ser encontrados con los comerciantes latinoamericanos con contactos en las regiones remotas, donde obtienen y trafican lo que los coleccionistas ordenan, y donde además tienen redes de ventas y distribución de confianza.
Según Ortiz, estas redes normalmente realizan sus negocios tanto en el mundo legal como en el ilegal, y los negocios y contactos a menudo se hacen al margen de reuniones, como las ferias comerciales.
"Por fuera de la reunión, en los hoteles cercanos, usted tiene a los coleccionistas que venden las cosas que no se pueden mostrar en estas ferias", dijo.
Después de que se ha hecho el negocio, es común que los traficantes muevan a los animales y plantas por vía aérea, utilizando métodos similares a los utilizados para enviar pequeñas cantidades de drogas. Los animales son drogados y escondidos en el equipaje, o atados a los contrabandistas, y los huevos son ocultados cuidadosamente. En ocasiones, el contrabando viviente también es ocultado entre cargamentos legales de vida silvestre.
En ocasiones, cuando el producto ya no está vivo, es la oportunidad de juntarlo con el mercado legal antes de que llegue a aduana.
Uno de los ejemplos más notorios de esto son las granjas de caimán en Colombia, que suministran pieles para prendas de vestir de lujo. Las granjas exportan piel de caimán de forma legal, pero venden mucho más de lo que factiblemente podrían producir -según Ortiz porque adquieren ilegalmente huevos, crías y caimanes jóvenes de su estado silvestre.
Para traficar madera al extranjero se tiene que hacer un lavado similar, para así hacerla parte del mercado legal, pero esto requiere habilidades diferentes por parte de los contrabandistas.
"La madera es más difícil, ya que es más complejo ocultar troncos que pájaros, por lo que se necesita de una ilegalidad más sutil por parte de las personas que saben cómo utilizar el sistema y hacer uso de los documentos", dijo Ortiz.
Como resultado, los traficantes se basan en el mantenimiento de una red de funcionarios corruptos que ignoran los documentos falsos y que permiten el paso de los envíos.
"Sabemos que los crímenes de madera son básicamente corrupción; sea haciendo uso de permisos falsos o de permisos supuestamente legales, es sólo ponerla en un contenedor y pagar a alguien", dijo Ríos.
Según Ríos, Asia es el mayor mercado extranjero para la madera ilegal de Latinoamérica. Los traficantes se cuelan en los envíos utilizando permisos y conocimientos de embarque falsificados, que son recibidos por empresas transformadoras que evitan preguntar acerca del origen de la madera o de la legitimidad de los documentos que la acompañan.
"Ellos lo saben muy bien", dijo. "Ellos tienen un permiso de exportación legal y eso es lo que utilizan para decir 'mira, yo estoy cumpliendo con mi obligación, aquí está el permiso'. Pero ellos no verifican a la empresa que lo envía".
Aunque una parte de la madera recién legalizada es vendida en Asia, gran parte de ella es enviada a Estados Unidos, Europa, o incluso de regreso a Latinoamérica.
A pesar de la variedad de productos, fuentes y destinos, todo el ecotráfico está basado en cierto nivel de coordinación de la clásica trinidad de la ilegalidad: el crimen organizado, las empresas corruptas y los funcionarios corruptos.
Actualmente en Latinoamérica los tres operan en casi total impunidad.
"Fluye como ellos quieren, sin importar el país que se encuentre", dijo Ortiz.
Esta es la primera de una serie de dos partes sobre el ecotráfico en Latinoamérica. Vea la segunda parte aquí.