Revista Factum ha tenido acceso a correos electrónicos escritos por el empresario José Aquiles Enrique Rais López, dueño, entre otros, de la compañía Manejo Integral de Desechos Sólidos de El Salvador (MIDES) y de varios aviones en los que han viajado funcionarios públicos poderosos, como el fiscal general salvadoreño o el expresidente de Honduras Porfirio Lobo. Las comunicaciones revelan que Rais suele jactarse de su amistad con José Luis Merino, uno de los dirigentes más influyentes del FMLN, y que de sus empresas ha salido dinero para comprar a “los políticos y los aviones” e incluso un departamento de lujo en Suiza, cuyos pagos el empresario realizó a través de transferencias a cuentas en bancos de ese país.
Factum confirmó la autenticidad de los correos con exsocios y exempleados de Enrique Rais y con investigadores oficiales salvadoreños y estadounidenses que le han seguido la pista. El empresario utilizó la cuenta [email protected] para la mayoría de comunicaciones con sus socios, empleados, asesores y familiares, e incluso para comunicarse con funcionarios del gobierno de Mauricio Funes, a quienes ofreció vender los rellenos sanitarios de Nejapa y Sonsonate. Esta revista intentó comunicarse con el empresario antes de publicar este artículo pero no hubo respuesta.
Este artículo apareció originalmente en Revista Factum y es publicado con permiso. Vea el artículo original aquí.
2010 fue un año complicado para Enrique Rais y su familia. Agridulce. Por un lado arreciaban los desacuerdos con sus dos socios en el negocio de la recolección de desechos sólidos de El Salvador, los canadienses Matteo Pasquale y Franco Pacetti. Pero frente a él también había, en 2010, posibilidades abiertas de nuevos negocios y de ensanchar sus horizontes políticos. Uno de los negocios más prometedores, a juzgar por un correo enviado el 7 de julio de ese año, era la adquisición con empresas en Kosovo de “producto (para vender) a Alba Petróleos”, la compañía de importación de hidrocarburos vinculada a dirigentes del gobernante partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.
Para ese año, el consorcio empresarial que Enrique Rais dirigía incluía, además de a MIDES, a Hydroil, una empresa “debidamente autorizada por el Ministerio de Economía para comercializar productos derivados del petróleo”, y el Rais Group International, un consorcio registrado en Carolina del Norte, Estados Unidos, con empresas referentes en Barbados.
Ya para enero de 2011, Hydroil ofrecía aceite diésel a Alba Petróleos, según consta en una carta de oferta firmada el 11 de ese mes por Rais como representante legal de la empresa y dirigida al ingeniero Miguel Hernández, gerente general de Alba. Hydroil ofrecía 8.4 millones de galones a $2.58 el galón. El tiempo de entrega del producto: inmediato. La condición de la empresa: “Alba Petróleos deberá aperturar (sic) una carta de crédito irrevocable, a la vista, transferible contra documentos de embarque a favor de Hydroil, S.A. de C.V.” En total, un negocio de $21.6 millones.
Las cuentas de Rais parecían ir bien antes de negocios como el anterior, al menos si se juzga por algunas compras que el empresario y su esposa empezaron a hacer: a finales de 2010, los esposos decidieron adquirir un apartamento de lujo en el complejo “Swiss Diamond Hotel” en Lugano, Suiza; para pagarlo, los Rais utilizaron, en parte, fondos de MIDES.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre élites y crimen organizado
La puja por el apartamento había empezado los últimos días de 2010, cuando Rais y sus asistentes intercambiaron al menos tres correos electrónicos con ejecutivos de Grupo Mabetex, una corporación de construcción y bienes raíces basada en Suiza y fundada en 1991 por capitalistas kosovares.
La oferta inicial de venta fue por $175,000 en cuatro pagos: dos por $25,000, uno por $50,000 y uno por $71,450. Es un precio bajo para un apartamento de ese tipo en un complejo hotelero de lujo si se le compara con ofertas similares encontradas en páginas web que ofrecen bienes raíces en Lugano. Las habitaciones en el hotel donde se encuentran los apartamentos cuestan hasta 400 euros la noche.
Curioso es que, en uno de los correos, los ejecutivos de Mabetex se refieren a cada pago nombrando lugares o a una persona; así, los dos primero pagos se harían en Tuvalu y Kiribati (dos islas-estados en Oceanía), el tercero a nombre del ciudadano kosovar Mentor Nazarko y el cuarto en la República Dominicana. El 8 de diciembre de 2010 Essad Puskar, otro ejecutivo de la inmobiliaria suizo-kosovar, le recordó el plan de pagos a Jessica Blanco, asistente personal de Enrique Rais, según se lee documentos a los que Factum ha tenido acceso.
Un exsocio de Rais, quien habló desde el anonimato para resguardar su seguridad personal, aseguró que conoció del apartamento suizo y explicó que los nombres de los lugares eran una forma de disimular el destino de las transacciones. Era el mismo Rais, sin embargo, quien rompía la discreción. En un correo del 30 de noviembre de 2010, titulado en inglés “Mission to Tuvalu”, Rais escribe: “Ya recibieron transferencias de abonos al apartamento Lugano. Tomar nota. Gracias. Enrique”.
Conexión Kosovo
A finales de 2010, Enrique Rais llegó con un funcionario de la recién independizada República de Kosovo a un salón privado del Hotel Sheraton Presidente de San Salvador. Ahí los recibieron funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Rais y su acompañante llegaban a cabildear porque El Salvador se uniera a los países del sistema de Naciones Unidas que ya habían reconocido a Kosovo como país.
La primera reacción, según confirmó bajo condición de anonimato un exempleado de Cancillería que supo de aquella reunión, fue prudente: San Salvador solo se comprometía a estudiar las peticiones.
Uno de los dueños de Mabetex, la inmobiliaria a la que Rais y su esposa compraron el apartamento en Lugano, es Behgjet Pacolli, un ingeniero que fue presidente de Kosovo poco más de dos meses, entre febrero y abril de 2011, y luego Vice Primer Ministro, de abril de 2011 a diciembre del año pasado. La relación entre Pacolli y Rais, a juzgar por correos entre ambos y ofertas comerciales del kosovar al salvadoreño, era estrecha.
Fue con sus contactos en Kosovo que Enrique Rais afianzó la materia prima que en enero de 2011 ofrecía, a través de su empresa Hydroil, a Alba Petróleos de El Salvador. “Favor tomar especial cuidado a estos correos de la refinería de petróleo en Kosovo… Estoy negociando con ellos producto para Alba Petróleos. Es muy importante. Gracias. Enrique”, escribió Rais el 15 de julio de 2010 a varios de sus empleados.
El 23 de febrero de 2011 Rais envió un correo a uno de sus socios: “Mi amigo y socio Bedjet (sic) Pacolli fue juramentado ayer como presidente de Kosovo. Es lo que he estado esperando y nuestra empresa de relleno sanitario ya la habíamos iniciado en Trípoli y Lybia (sic)”.
Para 2013, el cabildeo que Rais y sus amigos kosovares habían hecho en San Salvador, en algunos de los cuales también participó el ex embajador de Estados Unidos en El Salvador William Walker, daba resultado. En octubre de ese año, la Cancillería salvadoreña entregó una nota diplomática al consulado kosovar en Nueva York para informar que el país centroamericano reconocía formalmente la independencia de Kosovo.
El “Chino” Martínez, Ramiro y la guerra con los canadienses
Esta parte de la historia bien podría titularse con aquella frase famosa que el actor Humphrey Bogart pronuncia para cerrar la película clásica Casablanca: “el principio de una buena amistad”.
El 25 de octubre de 2012, un mes y una semana antes de que la Asamblea lo eligiera fiscal general de la República, Luis Martínez acudió a un viejo amigo con el fin de afianzar apoyos políticos clave para su elección. Ese amigo se llama Hugo Blanco Rais, sobrino de Enrique y uno de los hombres a los que el empresario dirigió buena parte de sus correos entre 2009 y 2011, según ha constatado Factum en medio centenar de comunicaciones escritas a las que ha tenido acceso.
Aquella elección de fiscal general de hace tres años estuvo marcada por una estrategia que ya es vieja en este tipo de negociaciones en la Asamblea Legislativa: los partidos políticos primero “queman” candidatos sin ninguna posibilidad de ser elegidos para alborotar la discusión interna y luego introducen, discretamente, nombres que son menos conocidos y, por lo tanto, tienen menos anticuerpos o, más importante, pueden pasar los filtros y desconfianzas de las fuerzas políticas porque su calidad inicial de contendientes menores les da más maleabilidad. En aquel cabildeo político, por ejemplo, Guillermo Gallegos, un polémico diputado de GANA, conocido por sus vínculos con el operador político Herbert Saca –primo del ex presidente Antonio Saca–, se propuso a sí mismo como candidato a fiscal general. Gallegos sabía, entre otras cosas, que nunca obtendría los votos de ARENA, partido del que se separó en 2009.
El nombre de Luis Martínez empezó, entonces, a sonar. Hoy sabemos que el “Chino”, como le conocen amigos y colegas, había defendido a Juan Torres, expresidente de la Federación Salvadoreña de Fútbol acusado de desfalcar fondos federativos, o que había trabajado con el expresidente Francisco Flores. A finales de 2012, el “Chino” ya era una posibilidad real en las mesas de discusión internas del FMLN y ARENA, según confirmaron dos miembros de la cúpula arenera que aceptaron hablar de estas y otras discusiones internas desde el anonimato para poder hacerlo con libertad.
Martínez, según se lee en la comunicación entre los Rais, ofrecía, de llegar al despacho de fiscal general, hacer movimientos pedidos por Enrique: “…Reitera que nombraría a Mario (Calderón) si usted le ayuda con Merino, a Lisset en el departamento que usted dijo y va a remover a las personas que hemos hablado. Saludos, Hugo”.
Luis Martínez tenía razones para acudir a Enrique Rais: sabía que el empresario y José Luis Merino, el dirigente del FMLN, compartían una buena relación.
En aquellos primeros meses de 2010, según se lee en las comunicaciones que salieron de la dirección [email protected], Enrique Rais estaba en comunicación con altos oficiales de la administración Funes para explorar la posibilidad de vender al gobierno los rellenos sanitarios de Nejapa y Sonsonate. El 30 de marzo el empresario escribió una nota a la dirección [email protected], del aún ministro de Hacienda Carlos Cáceres, para pedirle una reunión para conversar al respecto.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de El Salvador
Ese mismo día, el 21 de abril, Rais comunicó a sus socios en el negocio de la disposición de desechos sólidos, los canadienses Matteo Pasquale y Franco Pacetti, que había recibido “luz verde” de Funes para negociar con Hasbún. Meses más tarde, sin embargo, Rais comunicó a sus asociados, a quienes había adelantado que pediría 60 millones de dólares por los rellenos, que solo había recibido una oferta por la mitad de esa cantidad.
Los abogados que terminaron amenazados, en la cárcel o frente a un juez
En junio de 2013, Rais demandó a Pasquale y Pacetti, en tres tribunales salvadoreños diferentes, por extorsión, retención indebida (por lo de las acciones en Barbados) y por difamación. El resultado final favoreció al salvadoreño: dos jueces decretaron sendas órdenes de captura con difusión roja de Interpol contra los canadienses.
Los extranjeros hicieron lo propio el 20 de diciembre de 2013: contrademandaron a Rais por estafa. La vida de ese proceso fue mucha más corta: no pasó del juzgado de paz, primero porque la Fiscalía General, a las órdenes de Luis Martínez, pidió la exoneración definitiva, y luego porque el juez de Paz hizo suya la petición y liberó a Rais de todos los cargos.
El prestigioso bufete salvadoreño Romero-Pineda fue uno de los escogidos por los canadienses para que los representara. Para el 2 de junio de 2014, sin embargo, los abogados enviaron una carta a Pasquale y Pacetti anunciándoles que renunciaban a esa representación; el motivo principal: miedo.
Mario Calderón era, en 2012, uno de los principales asesores de Enrique Rais; era su abogado y uno de los hombres que dirigía las estrategias de las empresas del grupo. Tanta era la confianza del empresario en él que fue una de las cartas de negociación que puso en la mesa en noviembre de 2012 para ayudar a gestionar la elección de Luis Martínez, según lo expuesto en el correo que Hugo Blanco Rais escribió entonces.
Revista Factum publicó en noviembre de 2014 un reportaje en el que revela que Luis Martínez utilizó los aviones de Rais para hacer varios viajes, oficiales y privados, y que al menos uno de esos viajes fue para trámites relacionados con el litigio entre el empresario y los canadienses, a quien el fiscal ya había acusado de extorsión.
Hoy, de acuerdo a la solicitud de un préstamo hecha al Banco Espirito Santo de Brasil hace tres años, el grupo de Enrique Rais es dueño de 17 empresas.
Este artículo apareció originalmente en Revista Factum y es publicado con permiso. Vea el artículo original aquí.