El Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla más poderosa de Colombia, sigue recibiendo negativas del gobierno a sus repetidos intentos de lograr un cese al fuego. El Ejecutivo que preside Iván Duque insiste en que el grupo no tiene “voluntad de paz”. ¿Qué hay detrás de la reiterada petición?
El 7 de julio, el ELN pidió formalmente al gobierno nacional acatar un cese al fuego bilateral en el marco del llamado realizado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por la crisis sanitaria que ha generado el coronavirus.
Duque rechazó la petición y exigió al grupo que “liberen los secuestrados y pongan fin a sus actos criminales”, las dos principales demandas del gobierno para continuar con un posible diálogo de paz.
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Es la segunda vez en el año en que el ELN acude al argumento de un cese bilateral al fuego. La primera fue en abril, bajo la idea de asistir humanitariamente al país debido a la pandemia. La guerrilla solicitó al gobierno que hiciera lo mismo. Después de un mes de paz, la tregua se rompió y el grupo culpó al gobierno de no tener voluntad de continuar.
En febrero, el grupo realizó un paro armado en varios lugares de Colombia, demostrando su poder en varias regiones. Los días de paro dejaron como resultado un miembro de las Fuerzas Armadas muerto y varios incidentes de orden público en departamentos como Norte de Santander, Cauca y Magdalena.
En enero de 2019 el gobierno colombiano congeló la posibilidad de un proceso de paz con el grupo, luego de que este ejecutara un atentado contra un instalación militar en Bogotá, la capital colombiana. Desde febrero de 2017, el gobierno de Juan Manuel Santos en ese entonces había iniciado una mesa exploratoria con esa guerrilla para llegar a un acuerdo.
Análisis de InSight Crime
El ELN ha sido uno de los grupos criminales latinoamericanos más importantes en los últimos años. Su crecimiento en número de miembros y su expansión en Colombia y en Venezuela son muestra de su poder actual. InSight Crime lo clasificó como la agrupación criminal más poderosa del 2019.
Aun así, el grupo sigue buscando un acercamiento con el gobierno nacional para avanzar en un posible proceso de paz. ¿Por qué?
Aunque el ELN sigue activo en Colombia y parte de Venezuela, su Comando Central (COCE) se encuentra en Cuba desde que se rompieron los diálogos de paz con el gobierno, lo que parece generar una ruptura entre la cúpula y el resto de la organización.
A medida que el tiempo pasa, los frentes del ELN parecen tener un mayor nivel de independencia. Aunque la organización como tal mantiene un tipo de jerarquía horizontal, permitiendo que cada frente tome sus propias decisiones, la aparición de comandantes más jóvenes e influyentes ha acelerado el proceso de separación.
Mientras tanto, el COCE continúa con el trabajo político del ELN potencialmente alienado de unidades que ahora están enfocadas en maximizar sus ingresos criminales.
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De acuerdo con el investigador de conflicto Kyle Johnson, el repetitivo llamado de cese al fuego por parte del grupo es una forma de buscar legitimidad a nivel internacional por medio de la propuesta. “Quieren medir políticamente al gobierno”, señala el investigador.
Paralelamente, la cúpula del ELN utiliza el rechazo gubernamental para influir sobre la base del grupo y mantener la unidad. Para Johnson, las constantes negativas del gobierno podrían permitir que los líderes del COCE mantengan su influencia en los frentes, lo que les proporciona una excusa para continuar su actividad política en La Habana mientras siguen con las actividades militares en Colombia.
En esencia, el COCE bien podría haber pedido un alto al fuego y anticipado una respuestas negativa del gobierno a fin de utilizarlo para mantener su legitimidad.