El segundo mayor grupo guerrillero de Colombia, el ELN, pronto podría iniciar diálogos de paz con el gobierno, posiblemente señalando el fin de la guerra ideológica, pero generando mayor incertidumbre en el mundo del crimen organizado.
La primera en dar la noticia fue la estación de radio La FM, que dijo que había confirmado que tras unas conversaciones preliminares "satisfactorias", la guerrilla y el gobierno comenzarían las negociaciones oficiales en la segunda semana de mayo.
Hasta el momento, ni el gobierno ni el Ejército de Liberación Nacional (ELN) han confirmado oficialmente los informes de los medios de comunicación que aseguran que las conversaciones son inminentes. No obstante, la notoria ausencia de cualquier negación pública de ambos lados, junto con el alto nivel de detalle de los informes - que sugieren una estratégica filtración por parte de fuentes oficiales -, dan cierta credibilidad a los señalamientos.
Según La FM, los diálogos serán dirigidos por cinco negociadores de cada lado, con la delegación del ELN encabezada por Israel Ramírez Pineda, alias "Pablo Beltrán" - miembro del Comando Central
(COCE) de la guerrilla -, y el equipo del gobierno por el ex Procurador General, Jaime Bernal Cuellar.
La agenda incluirá temas como el sector petrolero, la inversión extranjera, reformas laborales y el derecho a la educación.
La FM afirmó que la noticia sería confirmada la primera semana de mayo, cuando se anuncie oficialmente la fecha de inicio y el lugar de las conversaciones – que se cree será Venezuela o Cuba -.
Análisis de InSight Crime
El ELN cuenta actualmente con menos de 3.000 combatientes, pero sigue siendo una fuerza formidable en bastiones regionales como Arauca, Norte de Santander, Nariño, Cauca y el sur de Bolívar.
Los guerrilleros han hecho numerosos llamados para que se le permita unirse a las conversaciones de paz que el gobierno comenzó con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en octubre de 2012, incluso llegando a enviar, presuntamente, una delegación no oficial a Cuba, donde las conversaciones están teniendo lugar. Aunque el gobierno claramente ha estado hablando con los guerrilleros tras bambalinas, ha rechazado públicamente cualquier tipo de acercamiento: incluso el Presidente Juan Manuel Santos ha dicho que estaría dispuesto a negociar, pero sólo cuando el tiempo sea el adecuado.
Parece que ha llegado el momento, lo cual es una buena noticia para las perspectivas de paz en Colombia. Si las FARC se desmovilizan mientras que el ELN se mantiene activo, es posible que el grupo más pequeño se fortalezca de manera significativa con disidentes de las FARC desilusionados con el proceso de paz, lo que garantizaría la continuidad del conflicto.
Sin embargo, la desmovilización del ELN también podría tener implicaciones importantes para el hampa de Colombia. Aunque la relación del ELN con el mundo del crimen organizado ha sido tradicionalmente más ambigua que la de las FARC, sus principales fuentes de ingresos son todas criminales - extorsión, secuestro, minería ilegal y narcotráfico -.
La primera, la extorsión, ha sido un pilar de la financiación del grupo durante la mayor parte de su existencia. Los "impuestos de guerra" del ELN cubren el rango desde empresas multinacionales hasta residentes de las ciudades en las zonas que controlan. El sector petrolero, en particular, es uno de los blancos favoritos de los guerrilleros, no sólo para la extorsión, sino también para secuestrar, robar petróleo y atacar la infraestructura por motivos políticos.
El secuestro ha sido también una fuente de ingresos fiable en los últimos años, pese a que el grupo inicialmente etiquetó esta actividad como "contrarrevolucionaria". A diferencia de las FARC, el ELN aún tiene que renunciar al secuestro e incluso llevó a cabo una serie de secuestros de alto perfil antes de las conversaciones, en lo que pudo haber sido un intento por llegar a la mesa de negociaciones haciéndose ver como un grupo fuerte.
Una adición más reciente al portafolio criminal de los guerrilleros es el sector de la minería ilegal, que se encuentra en pleno auge. No obstante, mientras que en algunas regiones la minería ilegal se ha convertido en la principal fuente de ingresos para las FARC y los grupos narco-paramilitares conocidos como BACRIM ("bandas criminales"), la participación del ELN sigue siendo comparativamente reducida y con frecuencia en asociación con las FARC.
Sin embargo, la desmovilización del ELN tiene el potencial de tener un impacto significativo en el mundo del narcotráfico. Durante muchos años, el ELN se negó a participar en el tráfico de drogas - que siguió siendo una actividad "contrarrevolucionaria" mucho después de que el secuestro se hubiera aceptado. El grupo sigue negando su participación en las drogas, pero hoy en día no puede haber duda de que esto no es del todo cierto.
El ELN controla las operaciones de cultivo de coca en regiones como Norte de Santander cerca a la frontera con Venezuela y al sur en Nariño, y ha habido informes de que los guerrilleros están cada vez más involucrados en el narcotráfico, pero por llegar tarde al narcotráfico, los guerrilleros siguen siendo pequeños jugadores en comparación con las FARC y las BACRIM. No obstante, los guerrilleros fueron responsables de ser pioneros de un enfoque que llegó a cambiar el panorama criminal de Colombia.
En 2006, el ELN estaba contra la pared, forzando la retirada no sólo por la ofensiva militar del gobierno, sino también por un amargo conflicto local con las FARC. En la desesperada necesidad de fondos y equipo para mantener la lucha viva, acudieron a los narco-paramilitares de los Rastrojos - un grupo que tiene su origen en el disuelto cartel Norte del Valle, pero que está compuesto de muchos de los antiguos enemigos del ELN en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Los guerrilleros lograron un acuerdo con los Rastrojos para intercambiar base de coca y servicios de seguridad por fondos, armas y equipos de comunicación, lo que es considerado como la primera gran alianza entre un grupo guerrillero y sus antiguos enemigos de las BACRIM.
Si bien el conflicto con las FARC terminó después de que los líderes guerrilleros negociaran un alto al fuego y una alianza a nivel nacional en 2009, el pacto del ELN con los Rastrojos se mantuvo a medida que la guerrilla se involucraba más en el narcotráfico.
La desmovilización del ELN puede representar la pérdida de un socio valioso para los debilitados Rastrojos y otros grupos que trabajan con la guerrilla, pero también puede representar una oportunidad para absorber sus intereses. Si el ELN sale del negocio de la droga, sus aliadas BACRIM estarán en condiciones de sacar provecho, ya sea arrebatándoles sus bienes y redes criminales o - si el ELN opta por seguir el camino de las FARC, quienes presuntamente van a vender sus intereses en el narcotráfico a manera de franquicias - comprándolos.
La alianza también podría facilitar la criminalización de facciones de la guerrilla, ya que proporcionaría un paso fácil para cruzar hacia las filas de las BACRIM, para los guerrilleros que no estén preparados para ser "reinsertados" en la sociedad. La posibilidad de que facciones del ELN se unan a las BACRIM o continúen su guerra como una facción disidente, sigue siendo una de las cuestiones más importantes que pesan sobre los diálogos de paz.
El grupo tiene un historial de luchas internas y ha visto anteriormente a facciones separarse, ya sea para hacer la paz - como con la Corriente de Renovación Socialista (CRS) a principios de los noventa - o continuar con la lucha - como ocurrió cuando los rebeldes entraron en conversaciones de paz con el gobierno del Presidente Álvaro Uribe, entre 2002 y 2007 -.
Es poco probable que un grupo disidente represente una amenaza para el estado de Colombia, pero incluso un pequeño grupo de ex guerrilleros armados y aguerridos podría seguir siendo una piedra en el zapato para las autoridades. Los combatientes que se unan a las BACRIM, por otro lado, serían un activo importante para esos grupos, debido a su formación y experiencia.
Esto ha sucedido antes, cuando más de 2.500 combatientes del Ejército Popular de Liberación (EPL) se desmovilizaron en 1991. Muchos ex combatientes del EPL se enlistaron después en las AUC antes de convertirse en figuras destacadas de las BACRIM y, aún hoy, ex combatientes del EPL dominan el panorama criminal. Mientras tanto, una pequeña facción disidente se mantiene activa en Norte de Santander, donde su líder Víctor Ramón Navarro, alias "Megateo", se ha ganado una reputación como un importante narcotraficante y facilitador de la cocaína.
Al igual que con la perspectiva de la paz con las FARC, las negociaciones con el ELN ofrecen a Colombia una nueva oportunidad para dejar atrás la guerra civil que ha asolado el país durante casi medio siglo. No obstante, si no se maneja con cuidado, las secuelas de la desmovilización podrían sentirse en todo el mundo criminal colombiano.