Dos prominentes líderes de las clicas de la MS13 tienen poco en común, aparte de su posición prominente, según información de Estados Unidos, aunque sus dos clicas parecen conducir operaciones transnacionales similares en el área metropolitana de Washington DC.
Dos líderes diferentes, dos clicas parecidas
Saúl Ángel Turcios, el 13, encaja en el manual que autoridades locales y federales de Estados Unidos han elaborado sobre el líder de las clicas más importantes: corredor o palabrero, es capaz de hacer cumplir sus órdenes en El Salvador o en Maryland; su actividad, sin embargo, se reduce a actividades que poco tienen que ver con el tráfico internacional de drogas o la infiltración en el estado.
Turcios y José Ismael Cisneros tienen, al menos, dos cosas en común, según el Departamento del Tesoro. Ambos pertenecen a la MS. Ambos ocupan un lugar jerárquico importante. [Ambos fueron agregados recientemente por el Departamento del Tesoro a su Lista de Nacionales Especialmente Designados, acusándolos de narcotráfico, homicidio, y otros crímenes]. Así como el requerimiento fiscal de 2011 perfila a Medio millón como un miembro no-ejecutor de la FLS, sino como un proveedor, así una acusación federal de 2007 perfila al 13, también, como alguien que da órdenes para que otros las ejecuten.
[Vea el especial de cuatro partes de InSight Crime sobre la tregua entre pandillas en El Salvador]
El 6 de junio de 2007, el fiscal Rod J. Rosestein acusó ante la corte distrital de Maryland, en Greenbelt, a 16 miembros de la MS de 30 cargos -por asesinato, conspiración, asociaciones ilícitas, obstrucción de justicia, tenencia de armas- relacionados con 67 delitos cometidos entre 2001 y 2004 en tres condados del estado. Ese proceso era, hasta entonces, uno de los más ambiciosos encausados por un fiscal federal contra la pandilla y uno de los primeros que apelaba a la cualidad transnacional de la agrupación.
Todos los delitos de los que Rosestein acusó a los pandilleros, la mayoría de la Tecla Locos Salvatruchos, están relacionados con venganzas, ejecuciones de miembros de la mara rival, cobros pendientes por narcomenudeo o actos de violencia relacionados con batalla por territorio. La transnacionalidad, en este proceso de 52 páginas, está relacionada con un solo nombre, el de Turcios: en el relato de los hechos, el fiscal da cuenta de dos comunicaciones del 13 con miembros de la TLS en Maryland para “ordenar asesinatos, ejecutar cobros y tratar asuntos concernientes a la investigación”.
[Vea el perfil de la MS13 de InSight Crime y una completa cobertura del grupo]
Las coincidencias entre Medio millón y el 13, atendiendo a estos expedientes judiciales, terminan en la membresía pandillera. Un oficial federal relacionado con investigaciones recientes que conciernen a maras salvadoreñas insiste en que José Ismael Cisneros es un eslabón diferente al tradicional: “capacidad de comprar voluntades entre autoridades, de escapar a operativos policiales -en referencia a un operativo de la PNC que evadió en septiembre 2010-, de intimidar testigos; es diferente, más propio de grupos de narcotráfico”.
Más puntos en común hay entre la FLS y la TLS, las clicas de Medio millón y el 13, ambas activas en el área metropolitana de Washington.
Clicas activas
El 18 de noviembre de febrero de 2010, una corte distrital de Rockville, Maryland, un suburbio de Washington, condenó a Félix Noel Arévalo Centeno, de 26 años, a 55 meses de prisión por atacar a pedradas a dos hombres y una mujer de la pandilla rival en Silver Spring, a 10 kilómetros del Capitolio. Tras cumplir parte de la pena, Estados Unidos deportó a Centeno a El Salvador, pero el pandillero regresó indocumentado antes del fin de julio de 2011.
Arresto, condena, deportación y regreso; un patrón común en el sur de Maryland, según la policía del condado de Montgomery, desde que Washington intensificó las deportaciones a principios de la década de 2000 con la operación Escudo Comunitario. “Estamos claros de que los vínculos continúan, que son un circulares y han cambiado, pero no se han difuminado”, dice un oficial de Montgomery.
A Centeno, miembro activo de la FLS, no le fue bien a su regreso: el 31 de julio de 2011, alguien lo encontró en un parque infantil en Frederick, al norte de Silver Spring, con múltiples puñaladas en el cuello y la cabeza.
Casos como el de Centeno, dice otro agente, han sido comunes en los últimos 10 años en Maryland y Virginia, y están relacionados con las venganzas ya tradicionales entre pandillas, pandilleros y clicas.
El 14 de diciembre del año pasado, en Alexandria, Virginia, al sur del Distrito de Columbia, el juez federal Anthony Trenga condenó a 210 meses de prisión a Yimmi Pineda, alias Crítico, de 22 años, por facilitar la prostitución.
El pandillero, según la acusación, es miembro de una clica de la TLS que maneja una red de prostitución que funciona en seis condados de Virginia y Maryland aledaños a la capital estadounidense. Pineda se encargaba de vigilar a una joven que, “a quien daban drogas y alcohol y prostituían”. En este proceso, que ha desembocado en otras investigaciones que aún están en curso, participaron DHS, el FBI, el Tesoro, la policía estatal de Virginia y dos cuerpos locales de policía. El oficial de Montgomery revela: “Lo estamos viendo y tenemos investigaciones abiertas en las que no puedo ahondar, pero es uno de los delitos a los que se están dedicando; estamos averiguando y sospechamos que traen a jóvenes indocumentadas y las obligan a prostituirse como parte del pago por traerlas”.
Prostitución. Y extorsión, un delito que hoy también tiene connotaciones transnacionales -amenaza hecha en El Salvador, pago vía remesa desde Estados Unidos y cobro en El Salvador-, que también ha aumentado. Las policías locales llevan ya unos cinco años investigando casos que incluyen pagos entre 200 y 3000 dólares por chantajes, dice el oficial.
* Este articulo fue publicado con el permiso de Hector Silva Ávalos. Lea el articulo original aquí, publicado en La Prensa Gráfica.