La investigación sobre lavado de dinero de Nidal Waked que ha estremecido a la clase dirigente panameña ha logrado su primer enjuiciamiento, pero a las autoridades estadounidenses todavía les falta probar sus más graves acusaciones contra una de las familias más ricas y poderosas de Panamá.
El 19 de octubre, Nidal Waked Hatum, el hombre señalado por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) como "uno de los más importantes blanqueadores de dinero de la droga y uno de los principales facilitadores del crimen", se declaró culpable de un cargo de conspiración para lavar dinero.
Waked admitió que había obtenido créditos bancarios fraudulentos para una de sus empresas, con el fin de comprar electrodomésticos inexistentes de otras dos de sus empresas. Estas transacciones falsas, que se pudieron constatar mediante las facturas falsificadas, fueron utilizadas para trasladar fondos entre un banco en Panamá y un banco en Miami.
A cambio de su confesión, los fiscales acordaron retirar dos cargos más y descartar los casos contra sus empresas Star Textile Manufacturing y Vida Panamá.
Los cargos retirados tienen que ver con la estafa a un banco para obtener tasas de interés favorables y con un supuesto esquema de lavado de dinero, mediante el cual los dineros de la droga eran llevados a Panamá y utilizados para comprar bienes de la empresa de Waked en la Zona Franca de Colón, que luego eran enviados a minoristas en Colombia, quienes transferían las ganancias a los traficantes.
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Aunque el acuerdo de culpabilidad no menciona el crimen base, en audiencias anteriores los fiscales habían señalado que tenían testigos dispuestos a testificar que estas transacciones fueron utilizadas para mover flujos de dinero en efectivo de varios narcotraficantes de Panamá, Colombia y México y de dudosos contactos en Venezuela.
Entre las pruebas que estaban preparando se encontraban las de informantes que afirmaban tener conocimiento de los vínculos de Waked con traficantes, así como grabaciones telefónicas en las que supuestamente él hablaba sobre las opciones de lavado de dinero para clientes en Venezuela.
Waked había negado todos los cargos y había expresado su intención de limpiar su nombre, incluso obteniendo referencias personales de algunas de las figuras más importantes de Panamá, entre ellas miembros de la legislatura nacional, el actual alcalde de Panamá y miembros del clero, para que ayudaran en su caso.
En audiencias anteriores, su abogado había argumentado que, dado que los préstamos sospechosos habían sido pagados en su totalidad, no estaba claro si se había cometido algún crimen, y que, si las supuestas transacciones de lavado de dinero se habían llevado a cabo, entonces Waked había tenido una participación involuntaria en el esquema de lavado.
Tras los recientes giros judiciales, Waked enfrenta actualmente una pena máxima de 10 años de prisión.
Análisis de InSight Crime
La confesión de Nidal Waked representa el primer gran logro en una de las más amplias y polémicas investigaciones de lavado de dinero adelantadas por Estados Unidos, país que en el año 2016 reveló públicamente sus investigaciones sobre la red de lavado de dinero de Waked, cuando el Departamento del Tesoro incluyó a Nidal Waked, su tío Abdul, seis de sus socios y 68 empresas en la lista de "narcotraficantes con designación especial" ("Kingpin List").
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus iniciales en inglés) de Estados Unidos sostiene en su resumen del caso que Abdul Waked comenzó a lavar dinero para el Cartel de Medellín, Colombia, en la década de los ochenta, y que luego trabajó con numerosas organizaciones narcotraficantes, entre ellas el Cartel de Sinaloa, México.
Según las acusaciones, la red utilizaba una confusa variedad de técnicas para lavar dinero, como inversiones inmobiliarias, medios financieros, empresas fachada y holdings de propiedades. Sin embargo, el método más popular consistía presuntamente en el ingreso ilegal de grandes cantidades de efectivo a Panamá a bordo de vuelos comerciales, que eran lavadas a través de las tiendas libres de impuestos (duty free) de Waked, así como en sus almacenes en zonas francas.
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La decisión de sancionar el imperio empresarial de Waked causó conmoción en Panamá, donde los miembros de la familia Waked están entre las personas más poderosas del país. Éstos poseen un emporio empresarial que incluye sectores como la importación y exportación, bienes raíces, construcción, comercio, hotelería, banca, productos farmacéuticos, casinos y medios de comunicación. Abdul Waked es además uno de los fundadores de la Zona Libre de Colón —la segunda zona franca más grande del mundo, que por mucho tiempo ha funcionado como centro de lavado de dinero—.
Las consiguientes sanciones contra las empresas de Waked tuvieron un impacto económico inmediato y devastador, pues, según medios panameños, más de 5.000 personas perdieron sus empleos en sólo una de las empresas de Waked que fueron sancionadas. Por su parte, tras la medida de Estados Unidos, Abdul Waked decidió tomar represalias mediante una demanda legal en la que reclama US$165 millones por daños causados por el Estado panameño al congelar sus activos.
Ante tales consecuencias, y dado el permanente apoyo de las élites panameñas, aumentó la presión sobre Estados Unidos para mostrar resultados y demostrar que puede respaldar sus denuncias con pruebas suficientes para llevar a cabo enjuiciamientos, en lugar de sólo lanzar acusaciones públicas.
La confesión de Nidal permitirá de alguna forma aliviar esas presiones. Sin embargo, dada la magnitud de las acusaciones, la pena relativamente leve impuesta a una persona por un solo cargo significa que las autoridades estadounidenses todavía tienen un largo camino por recorrer antes de que puedan comprobar su creencia de que el imperio empresarial de Waked es también una de las principales redes de lavado de dinero del mundo, y justificar los efectos provocados por sus acusaciones.