El nuevo alcalde de Medellín, Colombia, al parecer está recibiendo amenazas de muerte de algunos de los criminales más poderosos de la ciudad, lo cual indica que su agresiva estrategia de seguridad puede estar provocando una violenta respuesta de parte de los criminales.
El 1 de febrero, un ciudadano le informó a la Procuraduría General de Colombia que algunos elementos criminales están conspirando para matar a Federico Gutiérrez, quien asumió como alcalde de Medellín en enero, informó Semana.
El reporte del ciudadano incluye los nombres de los jefes criminales “Pedro Pistola” y “Don Ómar”, así como de las organizaciones narcotraficantes “La Terraza” y “Caicedo”, que operan en el centro de la ciudad, según le informó una fuente confidencial a El Tiempo. Al parecer, el ciudadano dijo que dicho plan es una respuesta a las operaciones de seguridad que se llevan a cabo en el céntrico barrio de La Candelaria y en el sector de Castilla, al nororiente de la ciudad.
Según las autoridades, en el mes de enero los dirigentes de varias bandas criminales se reunieron en un hotel en el centro de la ciudad para organizar un ataque contra la policía y la alcaldía.
Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (Corpades), le dijo a InSight Crime que Pedro Pistola es un narcotraficante que ha operado en el centro de Medellín por más de una década, y que se encuentra protegido por miembros de la Sección de Investigación Criminal (SIJIN).
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Según Corpades, Don Ómar es un exsargento de la policía que controla el 30 por ciento del tráfico de drogas en el centro y maneja otros negocios ilegales.
Las bandas de Caicedo y La Terraza, según los informes, controlan las extorsiones en el centro de Medellín, e igualmente lo hacen las Convivir —término con el que se conoce a antiguos grupos de autodefensa cuyas numerosas actividades criminales también están siendo afectadas por las políticas de seguridad de la Alcaldía—. Durante una operación en el mes de febrero, la Policía Metropolitana capturó a varios miembros de las Convivir, entre ellos a su presunto líder, alias “Hincapié”.
Desde que asumió el cargo a principios de 2016, Gutiérrez se ha comprometido a “recuperar” las partes de la ciudad que han caído bajo el dominio de los grupos criminales, como los parques de Berrío, Botero y Bolívar, en el centro de la ciudad. Hasta ahora, esta operación ha llevado a 162 capturas, así como a incautaciones de drogas y al desmantelamiento de dos redes de extorsión en La Candelaria. Gutiérrez también anunció el despliegue de 200 agentes de policía en los sectores de Castilla y Robledo.
Análisis de InSight Crime
Aunque las amenazas contra Gutiérrez no han sido verificadas, hay razones para creer que los criminales de Medellín se encuentran alarmados por las acciones de la Alcaldía. Según Quijano, Gutiérrez ha atendido algunos problemas de seguridad cruciales, que habían sido relativamente archivados por las administraciones anteriores. Ello incluye el reconocimiento del llamado “pacto de fusil” —un acuerdo entre los grupos criminales de la ciudad para reducir la violencia al mínimo y evitar atraer la atención de las fuerzas de seguridad—, así como el aumento de las extorsiones en Medellín.
Ahora que las autoridades están ejerciendo presión sobre estas bandas a pesar del supuesto pacto, algunos expertos creen que las redes criminales responderán de la misma manera. Quijano señala que, dado que la nueva administración se está enfocando en las finanzas de los personajes “intocables” del hampa de Medellín, como Pedro Pistola y Don Ómar, estos jefes criminales van a reaccionar.
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Por otra parte, hay razones para dudar de la validez de las supuestas amenazas. Gutiérrez ha estado en el cargo sólo por dos meses, y ello es poco tiempo para afectar profundamente al crimen organizado en Medellín. Quijano dijo que las operaciones de seguridad de la Alcaldía en los parques del centro son meramente “simbólicas” por el momento, aunque es posible que se estén planeando algunas acciones más fuertes.
Amenazar al alcalde también podría llamar la atención sobre estos grupos criminales y llevar a ejercer presión sobre ellos.
“Ese no es el procedimiento normal de las Bacrim [acrónimo de “bandas criminales”] o las ‘Convivir’, no porque [a ellas les] sea difícil conseguir armamento sino porque es una decisión política”, le dijo a El Tiempo Luis Guillermo Prado, expresidente del Centro Consultoría de Conflicto Urbano.
Los ataques a figuras importantes obligan a las autoridades a tomar medidas más directas —y a menudo violentas— contra quienes los cometen. Según El Tiempo, ninguna organización criminal ha intentado matar a ningún alto funcionario en Medellín desde la época del narcotraficante Pablo Escobar, quien ordenó el asesinato de cientos de agentes de policía en las décadas de los ochenta y noventa. Incluso en ese momento, su guerra contra el Estado condujo a una ofensiva sin cuartel contra él, a la que se unieron no sólo las fuerzas de seguridad internacionales, sino también los narcotraficantes y las organizaciones criminales rivales, lo cual terminó en la muerte del capo.
De hecho, Quijano señala que los mayores obstáculos para los planes de seguridad de la Alcaldía pueden provenir del interior del gobierno.
“Creo que la mayor amenaza para el alcalde es que van a interferir en sus acciones”, le dijo Quijano a InSight Crime. Dice que, aunque asesinar al alcalde es una opción que pueden estar considerando los jefes criminales de la ciudad, una posibilidad más realista es que algunos elementos del gobierno que tienen vínculos con los criminales intenten evitar que los funcionarios interfieran con las actividades criminales de aquellos.
Se cree que ciertas organizaciones criminales de Medellín están siendo apoyadas por un poderoso grupo de élites sociales y económicas con negocios legales e ilegales. Estos criminales de cuello blanco pueden cumplir un papel crucial —aunque invisible— en la dinámica criminal de la ciudad, como ocurrió en 2013 cuando un grupo de las élites, conocido como “La Comisión”, aparentemente ayudó a acordar una tregua entre los grupos criminales rivales la Oficina de Envigado y Los Urabeños.