Un ex general mexicano se habría ofrecido para servir al Cartel de Sinaloa como contacto con la Secretaría Nacional de la Defensa (Sedena), en una clara muestra de cómo los oficiales de seguridad son cooptados por el “Chapo” Guzmán.
El brigadier general en retiro, Juan Manuel Barragán, presuntamente se reunió en diciembre de 2011 con dos representantes del jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán, alias “El Chapo”, según el diario mexicano Reforma. Aparentemente, se ofreció a ayudar a coordinar unas reuniones entre el cartel y algunos de los principales jefes de seguridad de México, incluyendo al Secretario de Defensa, la Procuradora General y el subjefe Operativo del Estado Mayor de la Defensa, a cambio de USD$10.000.
El reporte se basa en una investigación vista por Reforma, la cual fue llevada a cabo por la Procuraduría General de la República (PGR) y los militares. La investigación aparentemente comenzó luego de que los militares recibieran en una información anónima, el 3 de noviembre de 2011, una advertencia de que el general Barragán estaba en contacto con grupos del crimen organizado.
Según Reforma, dos de los representantes del Cartel de Sinaloa pidieron reunirse con Barragán en un restaurante de Ciudad de México llamado Bros Oyster Bar el 21 de diciembre, pero terminaron reuniéndose en su oficina de la Sedena el 24 de diciembre. Los emisarios del cartel grabaron la reunión en video. En la grabación, aparentemente, Barragán dijo que estaba buscando coordinar una reunión con el secretario de defensa, Guillermo Galván, pero que la cita seguía siendo pospuesta. Reforma reportó que el video terminó en manos de la oficina militar de la PGR dos días después, lo que sugiere que la reunión fue una operación encubierta para revelar sus lazos con criminales.
Presuntamente, Barragán también dijo que le daría a Galván un reloj marca Rolex de un valor de USD$13.000, con el nombre de Galván grabado en el respaldo, como un regalo de El Chapo.
Barragán fue arrestado en febrero de 2012 y acusado de mantener vínculos con el crimen organizado. Él ha negado las acusaciones hechas por Reforma, estableciendo que sí se reunió con los representantes del Cartel de Sinaloa en su oficina, pero que no pidió sobornos y que informó sobre la reunión a la oficina militar de la PGR.
Análisis de InSight Crime
El reporte de Reforma da a entender que desde el comienzo, los dos representantes del cartel que se reunieron con Barragán estaban colaborando con la PGR. De ser verdad, Barragán puede argumentar que fue una trampa y que los contactos del cartel lo forzaron a decir declaraciones dañinas.
La investigación de las conexiones malsanas de Barragán, es tan sólo uno de varios casos de corrupción que involucran a altos mandos militares. En agosto, seis miembros del ejército mexicano fueron acusados de colaborar con narcotraficantes, incluyendo al ex subsecretario de defensa y a otros tres generales en retiro.
Ha habido casos en los que altos mandos militares mexicanos han sido acusados de tener lazos con el crimen organizado, notablemente, el caso del general Jesús Gutiérrez Rebollo, el ex zar antidrogas del país, despedido en 1997 y condenado por trabajar con el Cartel de Juárez. Pero, incluso con los casos que van en curso en contra de Barragán y los otros oficiales, es posible decir que nunca ha habido un grupo grande de personal militar que haya sido investigado simultáneamente por lazos con carteles de la droga.
El resultado de estos casos dependerá en gran medida de la habilidad de la PGR de presentar testigos confiables y evidencias concretas. La grabación de Barragán pidiendo dinero pareciera ser bastante sólida. Pero los fiscales enfrentarán el desafío de tener que usar operativos activos o antiguos de los carteles como testigos en contra del general; operativos cuya credibilidad puede ser cuestionada en el juicio. El caso en contra de uno de los seis militares detenidos en agosto, por ejemplo, depende fuertemente de varias declaraciones contradictorias hechas por el narcotraficante Sergio Villareal Barragán, alias “El Grande”.
El Cartel de Sinaloa es conocido por su preferencia a sobornar oficiales, en vez de llevar a cabo actos brutales de violencia. El cartel también ha sido acusado de cultivar un contacto al interior de la Corte Suprema de México.