El gobierno cubano ha enviado escuadrones de ejército y policía a acabar con un aumento en la venta de productos en el mercado negro en medio de la pandemia, pero la respuesta parece dirigida a criminalizar a ciudadanos en dificultades económicas.
A comienzos de agosto, más de 3.000 grupos de efectivos del ejército, la policía y funcionarios de gobierno se desplegaron por todo el país para impedir que los “acaparadores” adquieran productos básicos en cantidades que excedan los límites fijados por el estado para luego revenderlos al público a precios inflados, según aseguró el primer ministro cubano, Manuel Marrero, en una entrevista en televisión.
Estos escuadrones tratarán de impedir la reventa en tiendas, plazas comerciales, farmacias y ferreterías, así como los vendedores en línea, aunque no se ha especificado las acciones que tomarán. Recientemente, los medios estatales han redoblado el lenguaje agresivo para describir a los revendedores como enemigos del pueblo "carentes de humanidad" e insistiendo en que deben "ser sacados de las calles".
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En el mes de julio, se conocieron noticias de arrestos y juicios relámpago contra algunos revendedores. Aunque a la mayoría se les aplicaron cuantiosas multas, un anciano de la provincia de Matanzas, oeste de la isla, fue a prisión por la reventa de 100 tornillos, como informó Diario de Cuba.
Aunque Cuba tiene un mercado negro boyante y consolidado, los precios de los alimentos, artículos de aseo y ropa han aumentado durante la pandemia debido a la escasez. Una investigación de CubaNet reveló cómo los revendedores, que hacen filas que pueden durar horas en tiendas específicas, compran un número de artículos superior a lo establecido legalmente para luego venderlos principalmente en línea, mediante aplicaciones como Facebook Messenger, WhatsApp y Telegram. Facebook Messenger es la aplicación más usada, pues los usuarios no necesitan ingresar un número de teléfono que pueda ser rastreado por las autoridades.
Desde el año pasado, el gobierno ha aprobado varias medidas para restringir las reservas de productos básicos en riesgo de agotarse por el agravamiento de la crisis económica. En septiembre de 2019, se impusieron controles sobre los precios. En abril, debido a la pandemia, se cerraron los mercados callejeros y se restringió a cada comprador la adquisición de dos unidades de cada producto en las tiendas del gobierno, según CubaNet.
Pero la escasez en las tiendas del gobierno no ha hecho más que exacerbar la reventa. A finales de julio, se conocieron informaciones de que en las tiendas se estaban agotando rápidamente productos básicos como pollo y sopa. En algunos apenas si quedaba yogurt.
La compra de productos en el mercado negro, incluso a precios sobreinflados, se ha convertido básicamente en un medio de supervivencia para muchos cubanos, según CubaNet.
Análisis de InSight Crime
Las medidas de fuerza del gobierno en el mercado negro cubano son preocupantes esencialmente por dos razones.
En primer lugar, los revendedores y compradores no son criminales que pretendan debilitar el modelo económico de la isla. Simplemente tratan de sobrevivir en tiempos difíciles.
“Los coleros no son acaparadores. Son personas que se someten a estas filas porque no tienen otra entrada económica. Generalmente son madres solteras, desempleadas que pueden dedicarse a cazar los productos en varias tiendas…no son acaparadores, porque no suelen almacenar los productos por mucho tiempo porque necesitan el dinero para invertir otra vez”, comentó Laura Rodríguez, autora de la investigación de CubaNet, en conversación con InSight Crime.
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César Mendoza, experto en Cuba del Instituto sobre Cubrimiento Periodístico en Tiempos de Guerra y Paz (Inatituto de Reportajes de Guerra y Paz), agregó que la imagen de que los acaparadores estén vaciando las tiendas es errónea, porque las personas no tienen los recursos financieros para hacer algo así. “No es que compran miles sino cuatro o cinco y luego se revenden en el mercado negro”, comentó a InSight Crime.
También es confusa la ruta alternativa que el gobierno quiere que tome la gente. Los isleños aguardan en filas interminables en las tiendas del gobierno solo para encontrar estantes vacíos. Las tiendas en línea creadas por las autoridades también se desabastecían, cuando eran accesibles a todos.
“Si el gobierno no es capaz de establecer una red de venta […] pues este mercado ilegal lo logró”, señaló Rodríguez.
En segundo lugar, Cuba tiene una problemática historia de violencia ligada a las “brigadas de respuesta rápida”, conformadas por policía, ejército y otras fuerzas estatales. Desplegadas inicialmente en los años 90 por el fallecido presidente Fidel Castro para aplastar la oposición política, las brigadas siguen usándose actualmente y han sido asociadas a actos de violencia contra manifestantes y destrucción de propiedad privada.
Estas brigadas de respuesta inmediata, según algunos analistas, son las precursoras de los “colectivos” de Venezuela. Estos grupos armados de civiles han actuado como escuadrones paramilitares en defensa del régimen del presidente Nicolás Maduro, pero también se han visto implicados en homicidio, secuestro, extorsión y narcotráfico.