Un nuevo informe analiza las causas y los efectos probables de la ola de grupos de autodefensas apareciendo en México, criticando al gobierno de Enrique Peña Nieto por no idear una respuesta funcional.
El informe es del International Crisis Group (ICG), una ONG mundial de alto perfil que hace poco comenzó a investigar a México. Según el documento, los grupos de autodefensa, que han surgido en los estados más violentos y con mayor frecuencia durante el último año, representan una complicación importante a un clima ya adverso. Como explican los autores en el primer párrafo:
Algunas de estas milicias están compuestas de ciudadanos bien intencionados y han detenido a cientos de presuntos criminales. Sin embargo, desafían el necesario monopolio del gobierno sobre el uso de la fuerza para impartir justicia. A medida que las milicias se extienden, también hay preocupaciones de que algunas estén siendo usadas por grupos criminales para combatir en contra de sus rivales y controlar su territorio.
Como han dicho InSight Crime y otros, los grupos de autodefensas comenzaron a funcionar en Cherán, Michoacán, donde trataron de frenar la tala ilegal de la Familia Michoacana. No obstante, desde entonces han surgido, por lo general en oposición al grupo narcotraficante dominante local, en varias ciudades de Michoacán y Guerrero, dos estados costeros al sur que son clave para el tráfico hacia el norte. Las autodefensas han adoptado una variedad de tácticas para perseguir a las organizaciones criminales locales, desde arrestar a sospechosos hasta amenazar a policías sospechosos de corrupción u obligar a los jóvenes lugareños, vinculados a las mafias, a limpiar la plaza de un pueblo.
Análisis de InSight Crime
En su informe, el ICG señala que la aparición de estos grupos de autodefensa es, en últimas, consecuencia de una debilidad básica del Estado mexicano en los últimos años: ha perdido el monopolio del uso de la violencia y, como resultado, ya no está en condiciones de garantizar una expectativa razonable de seguridad entre sus ciudadanos. Esto se evidencia con los miles de homicidios, en la reducción del apoyo al gobierno federal y, ahora, con el aumento constante de este tipo de organizaciones extra-legales.
El crecimiento de los grupos de autodefensa complica una, de por sí ya complicada, situación de seguridad en Guerrero (hogar de la ciudad más peligrosa del país: Acapulco) y Michoacán. De surgir en el resto del país, el estado podría marginarse aún más y los intentos de México por recuperar un cierto sentido de la paz, del tipo de las épocas anteriores a Calderón, serán mucho más difíciles. Sin embargo, debido a que su surgimiento se deriva de una falla tan básica del gobierno, es difícil de tratar a los grupos como simplemente otra organización al margen de la ley y acabar con ellos. Por otra parte, existe cierta pretensión de legitimidad a los grupos de autodefensa. Como señala el ICG, el artículo 2 de la Constitución garantiza la autonomía y la autodeterminación de las comunidades indígenas, como lo son muchas de las comunidades de Guerrero y Michoacán.
Es probable que esa sea una gran razón por la cual la respuesta del gobierno a los grupos ha sido muy desigual. El gobierno de Guerrero ha tomado medidas para legalizar los grupos y llevarlos dentro de la estructura formal de gobierno; mientras que en Michoacán, el gobernador fue citado recientemente diciendo que los grupos de autodefensa se "están diluyendo". La reacción del gobierno, por cierto, imita la respuesta de los grupos criminales. Ellos también han adoptado una variedad de técnicas para hacer frente a los nuevos actores, desde ignorarlos y señalarlos como títeres de las organizaciones criminales rivales, hasta atacarlos e iniciar campañas de relaciones públicas en su contra.
Cuanto más tiempo operen las autodefensas en territorio mexicano, más profundamente se arraigará su apoyo al interior del mundo criminal local, especialmente si los nuevos grupos continúan apareciendo constantemente. Esto, esencialmente, crear una nueva clase de grupos de interés con un potencial conjunto de intereses muy diferentes; pudiendo complicar los intentos de pacificación. Esta cuestión es especialmente importante en Guerrero, donde el ya masivo número de grupos criminales ha socavado a los diferentes planes de seguridad.
El ICG señala que Michoacán y Guerrero tienen un largo historial de agitación social, lo que ayuda a explicar por qué los grupos de autodefensa han surgido con más frecuencia en esta región, incluso a medida que la violencia se ha desatado con mayor intensidad en otras áreas, como el norte del país. En última instancia, esto es alentador en términos de los esfuerzos para contener a los grupos de autodefensa, a medida que gran parte de México - incluyendo la turbulenta región fronteriza - ha visto una versión mucho más moderada de estos conflictos sociales.