Con la desmovilización de 17 combatientes en el Valle del Cauca, y posiblemente cientos más para entregarse, hay indicios de que la banda narcotraficante de los Rastrojos, la otrora más poderosa de Colombia, esté colapsando después de la rendición y captura de los principales líderes.
Diecisiete camuflados, miembros armados de los Rastrojos, salieron temprano de su campamento en el Cañón de las Garrapatas el 22 de octubre para entregarse a las autoridades en el corregimiento La Sonora, en el Valle del Cauca, informó El País.
La desmovilización se organizó después de la entrega del líder de los Rastrojos Javier Calle Serna, alias “Comba,” a las autoridades estadounidenses en mayo de este año. Según Semana, como parte de un acuerdo que él negoció, Comba aceptó ayudar a las autoridades a desmantelar el grupo criminal.
Esta es la primera desmovilización del grupo en el Cañón de Las Garrapatas, del cual se estima que consta de un poco más de 100 combatientes. El grupo protege laboratorios de cocaína y corredores de tráfico de drogas claves que van hacia la costa pacífica. Según se informa, se espera que los combatientes que quedan se entreguen en las próximas semanas.
En 2009, 112 miembros de los Rastrojos se desmovilizaron en el Chocó, en la costa pacífica. Informes han circulado en los últimos meses sobre una ola de entregas que se espera que tengan lugar; con el diario El Tiempo declarando en agosto, que 300 combatientes estaban negociando su entrega. El diario también informó el 22 de octubre que, como parte de un acuerdo alcanzado entre el hermano de Javier, Luis Enrique, y los Estados Unidos, que facilitó su entrega el mes pasado, 150 combatientes se han entregado a las autoridades.
Actualmente no está claro si la unidad del Cañón de Las Garrapatas comprende parte de ese total.
Análisis de InSight Crime
Además de la entrega de los hermanos Calle Serna, los Rastrojos también perdieron a su jefe militar este año cuando Diego Pérez Henao, alias “Diego Rastrojo,” fue detenido en Venezuela en junio. Muchos predijeron que esto llevaría a una ruptura de la banda, algo que parece estar sucediendo.
Uno de los principales factores que provocarán la caída de los Rastrojos es la incursión de grupos rivales más fuertes en su territorio. Desde 2011, los Urabeños han tenido presencia en el baluarte de los Rastrojos en el Valle del Cauca, haciendo alianzas con el clan del narcotráfico los Machos, y el ex miembro del Cartel de Cali, Víctor Patiño. Ahora, sin embargo, los Urabeños parecen estar expandiéndose y buscando imponer su dominio en la región, al estar alentados por la caída de los tres líderes de los Rastrojos. Una reciente ola de asesinatos en el Valle del Cauca da cuenta de esto.
Debido a la falta de liderazgo dentro de los Rastrojos, el grupo también se está enfrentando con la amenaza de una lucha interna. Antes de su arresto, hubo informes de que Diego Rastrojo estaba al mando de una facción en contra de Comba debido a un desacuerdo entre los dos sobre la decisión de Comba de negociar. Esta división aparentemente ha perdurado desde sus respectivas detenciones, con un número de asesinatos atribuidos a las facciones enfrentadas, a principios del mes pasado en el norte y el centro del Valle del Cauca.
El número de los Rastrojos se ha reducido en un 20 por ciento en los últimos años, dejando al grupo con unos 1.600 combatientes, según la policía colombiana. Si la última desmovilización es un indicio de lo que vendrá, estos números empezarán a reducirse más, dejando al grupo en la periferia del narcotráfico en Colombia a medida que otros se mueven para ocupar su lugar. Parece probable que los Urabeños ahora buscarán devorar el territorio de los Rastrojos para convertirse en la banda de narcotraficantes más poderosa del país, aunque podrían enfrentar cierta competencia por parte de las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional and (ELN).