Una serie de devastadores huracanes en el Caribe y varios sismos en México han causado grandes destrucciones, y una vez más han puesto de manifiesto los impactos que el cambio climático y los desastres naturales repentinos pueden tener sobre el crimen organizado y la seguridad.
Con el fin de profundizar en el tema de la relación entre el clima y el crimen, InSight Crime sostuvo una entrevista con Oliver Barrett Leighton, teniente de marina retirado que ha trabajado con el Pentágono en la evaluación de las implicaciones del cambio climático para la seguridad en Latinoamérica y el Caribe.*
InSight Crime: ¿Cómo pueden los eventos naturales repentinos y destructivos —como los huracanes que recientemente han azotado el Caribe o los terremotos en México— influir sobre el crimen y la seguridad?
Oliver Leighton Barrett: Luego de un desastre hay a menudo una ruptura en la gobernabilidad y en las instituciones, así sea sólo temporalmente, y esto genera oportunidades para los delincuentes, pues saben que habrá un vacío del cual podrán sacar provecho. Cuando las fuerzas de seguridad se concentran en dar respuesta a los desastres y en rescatar a las víctimas, no tienen tiempo para centrarse en los criminales, ya sea que se trate de oportunistas o de grupos del crimen organizado.
Un ejemplo muy reciente de esto ocurrió después del huracán Irma. Saint Martin, una pequeña nación isla dividida en un sector holandés y uno francés, fue arrasada por la tormenta. Cuando los vientos menguaron, los saqueadores comenzaron a robar tiendas y casas con toda impunidad. Las fuerzas de seguridad habían recibido la orden de concentrarse no en los saqueadores, sino en salvar vidas.
Eso causó mucho malestar entre la población porque sus bienes les fueron robados. Pero los funcionarios tenían que dar prioridad a la manera de utilizar sus limitados recursos de seguridad. Y cuando un país ha sido fuertemente golpeado, como ocurrió recientemente con los sucesivos huracanes, al gobierno le toma tiempo recuperarse.
(Video cortesía de Al Jazeera English)
IC: ¿Qué capacidad tienen los países de Latinoamérica y el Caribe para mantener la seguridad después de un desastre o tras la degradación ambiental relacionada con el cambio climático?
OLB: Los Estados débiles o fallidos tienen poca o ninguna capacidad de resiliencia y son incapaces de recuperarse de los factores estresantes. Estas sociedades vulnerables no están preparadas para fenómenos de rápida ocurrencia como los huracanes y los terremotos, y están retrasadas en cuanto al abordaje de la degradación causada por los efectos del cambio climático, como las sequías, la escasez de alimentos y los impactos de estos eventos en sus sociedades.
Si hay instituciones y fuerzas de seguridad, débiles o corruptas, cualquier tipo de factor estresante o cualquier golpe al sistema puede causar fallas en la red de seguridad, y el crimen organizado no tardará en aprovechar la situación. Si los criminales son más poderosos que las fuerzas de seguridad, si poseen más dinero y pueden comprar a los políticos, se tienen los ingredientes para empeorar el desastre.
IC: ¿Cómo aprovechan los grupos del crimen organizado la inseguridad relacionada con el clima?
OLB: Lo que mucha gente no entiende es que los efectos climáticos desastrosos y la escasez de agua y alimentos debida al cambio climático representan una oportunidad para que los grupos del crimen organizado lleguen a donde el gobierno no ha logrado proporcionar un nivel adecuado de apoyo.
Dado que la burocracia lleva a que los Estados sean lentos en su respuesta, los grupos del crimen organizado a menudo se descentralizan, lo que les permite aprovechar más rápidamente una situación como la que se presenta tras un huracán o incluso durante un proceso de sequía lento.
IC: En una entrevista anterior nos habíamos referido al caso de Honduras tras el devastador huracán de 2010. A raíz de la catástrofe, el grupo criminal Los Cachiros monopolizó la entrega de ayudas y de esta manera blanqueó unos US$ 6,4 millones provenientes de actividades ilegales. ¿Existen otros ejemplos de grupos del crimen organizado que sacan provecho del trabajo humanitario y de socorro?
OLB: Un ejemplo por fuera de Latinoamérica es Somalia, donde las milicias se apropiaron de los suministros de alimentos, los distribuyeron entre sus grupos y se beneficiaron de ello, mientras que grandes sectores de la población moría de hambre. Estos grupos criminales tenían las armas, por lo que daban las órdenes. No fue hasta que las fuerzas internacionales llegaron que la situación se estabilizó y las personas pudieron obtener ayuda humanitaria.
IC: Además de los riesgos relacionados con fenómenos naturales de rápida ocurrencia como los huracanes, los impactos de progreso lento generados por el cambio climático también están agravando la inseguridad y promoviendo el crimen organizado en países como Venezuela y Brasil. Y en Centroamérica, las prolongadas sequías asociadas con el cambio climático han desplazado las poblaciones de las zonas rurales a las ciudades, donde se concentra la delincuencia. ¿Cuáles son algunos de los impactos de este tipo de migración relacionada con el cambio climático sobre el crimen organizado?
OLB: Uno de los peligros de los impactos del cambio climático en Centroamérica es que la migración interna dentro de los países conduce a menudo al reclutamiento de jóvenes por parte de las organizaciones criminales.
Los campesinos están abandonando las tierras que ya no son productivas y se están trasladando a otros lugares. Pero ¿qué pasa con los jóvenes que no tienen otra alternativa para su futuro, bien sea en el campo o en la ciudad? Van a ser fácilmente reclutados por las organizaciones criminales, como los carteles de la droga o las redes de tráfico de personas, las cuales pueden pagarles un salario y darles cierto estatus y orgullo que de lo contrario no tendrían si se quedan en una granja pobre.
IC: ¿Cómo puede la comunidad internacional ayudar a Latinoamérica y el Caribe a desarrollar resiliencia frente al cambio climático y los desastres naturales?
OLB: La mejor manera como el gobierno de Estados Unidos y la comunidad internacional pueden ayudar a los Estados débiles a mitigar estos problemas y desarrollar resiliencia consiste en asesorar y ayudar a los gobiernos a fortalecer sus instituciones y enfrentar la corrupción. Estados Unidos ya está trabajando en estos temas, pero quizá se podría aumentar los recursos destinados para estas iniciativas.
IC: ¿Qué pueden hacer los países de Latinoamérica y el Caribe para mitigar los impactos del cambio climático y los desastres repentinos, dadas las limitaciones de recursos y los actuales desafíos en materia de seguridad?
OLB: Lo primero que deben hacer los gobiernos es tomar en serio el tema del cambio climático. No hay duda de que hay cambios, independientemente de las causas que se le atribuyan, y los países necesitan desarrollar más resiliencia frente a los eventos de ocurrencia rápida y frente a los impactos lentos del cambio climático.
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Desde el punto de vista económico, los países deben tratar de adelantarse a los impactos del cambio climático, particularmente el aumento del nivel de los mares. Muchos países de Latinoamérica y el Caribe dependen en gran medida del turismo, en especial de las playas y los cruceros. Cuando se acaban las playas debido a la erosión de las costas, y cuando los arrecifes de coral desaparecen debido al aumento de las temperaturas del agua y ya nadie quiere ir a nadar allí, se tiene un verdadero impacto.
Los países también deben discutir la manera de fortalecer la infraestructura y hacer cumplir los códigos de construcción que eviten, por ejemplo, las muertes causadas por deslizamientos de tierra o el reciente apagón total en Puerto Rico a causa del huracán Irma.
Muchos países del Caribe ya han empezado a discutir sobre cómo prepararse para estos eventos, pero todavía faltan recursos.
* Esta entrevista ha sido traducida y editada por motivos de claridad y extensión.