El secretario de Seguridad Pública de Rio de Janeiro, José Mariano Beltrame -quién ha modernizado la fuerza policial de Río a través de la creación de las Unidades de Policía Pacficadora (UPP), entre otros proyectos- dejó entrever los resultados de su trabajo, al igual que los desafíos que se le presentarán en el futuro a este proyecto, en un evento público registrado por la bloguera Julia Michaels.
El secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, caminó hasta las escaleras del restaurante Osteria dell'Angolo anoche. Al llegar a la cima, se inclinó contra el marco de la puerta, como si tuviera un dolor de espalda.
Sin embargo, minutos más tarde estaba discutiendo animadamente los casi siete años de altos y bajos que pasó entre las favelas y su sede (muy al estilo de la película ¿Quieres ser John Malkovich?) encima de la estación central de Río.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog RioReal. Vea el original aquí.
"Hay que llevar a la policía al siglo XXI", decía. "Pero no hay ni botas ni radios. Ese es el problema de este país".
La policía de Río más ocupada con manifestantes que cualquier otra cosa
Beltrame dijo que espera que cotinúen las manifestaciones públicas, y murmuró que él pronto iba a poner en práctica una nueva estrategia en este aspecto. Aunque el gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, habrá terminado su mandato al momento que comience la Copa del Mundo de 2014 (entre junio y julio), ya que las elecciones para gobernador se llevarán a cabo en octubre próximo, la final de la Copa y otros seis partidos se jugarán en Río de Janeiro, donde se registraron protestas violentas durante la reciente Copa Confederaciones.
Beltrame también anunció la creación de una oficina del ombudsman en Rocinha –la favela más grande de Río de Janeiro– para escuchar las quejas sobre el abuso policial. Esta es la favela en donde agentes de la policía presuntamente torturaron a un trabajador hasta su muerte en julio; diez agentes han sido detenidos en relación con la muerte de Amarildo de Souza y se espera que 13 más sean procesados. Mientras tanto, otro residente de la favela murió en circunstancias sospechosas relacionadas a actividades de la policía, en la favela Manguinhos.
Todo el mundo, incluido el público en general en el debate de OsteRio –uno de una serie de debates públicos sobre el futuro de la ciudad– y Pedro Strozenberg, del Instituto de Ciencias de la Religión (ISER, por sus siglas en portugués) y anfitrión del debate, se ocupó de contextualizar la crítica en medio de alabanzas a los logros del programa de pacificación de Río, que comenzó en 2008. Nadie preguntó por la propuesta de la unificación de las fuerzas militares y la policía civil de Río, y Beltrame no respondió directamente a las preguntas específicas el sobre abuso policial o la necesidad expresa de un mayor diálogo con las fuerzas de seguridad.
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Beltrame fue bastante diplomático con sus propias críticas, señalando con el dedo a la "sociedad" por encima de todo, y haciendo un llamado a un "cambio estructural".
Aún así, era evidente que el Secretario culparía a la justicia brasileña y al gobierno municipal de Rio de muchas de las dificultades que le tocó enfrentar en los últimos años.
"Usted va a un birosca (bar pequeño) para incautar una caça-niquel (máquina tragamonedas ilegales), y se encuentra con que el propietario usa conexiones ilegales de electricidad y agua, que no tiene licencia de obras, que nadie está inspeccionando los joelhos y pasteis (aperitivos) que está vendiendo", Beltrame dijo en tono de queja, y agregó que la mayor parte de las oficinas de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) siguen funcionando en contenedores debido a las demandas que impiden a la policía construir oficinas de carácter más permanente, en los lugares donde operan.
En la favela Pavão-Pavãozinho, añadió, se deben aumentar el número de agentes de policía que patrullan la zona porque los residentes están construyendo hacia arriba, pese a las regulaciones de la ciudad que dictan lo contrario.
Beltrame elogió el trabajo de la presidenta del Instituto Pereira Passos, Eduarda La Rocque (quien estaba presente) con la UPP Social, pero dijo que le gustaría ver una mayor integración con las agencias de la ciudad: "La administración pública no funciona de manera integrada", lamentó.
Cuando se le preguntó acerca de la acción policial en contra de las "milicias" (violentos grupos paramilitares que operan en su mayoría en la Zona Oeste, extorsionando a los residentes y comerciantes, que además monopolizan recursos clave), señaló que la falta de empresas legítimas que ofrecen pipetas de gas y televisión por cable, por ejemplo, provocan el regreso de estos grupos, incluso cuando se producen arrestos, usando métodos de investigación intensiva y una nueva ley federal que tipifica los crímenes de paramilitares.
Beltrame también mencionó las dificultades que las favelas tienen con los ríos contaminados y las aguas residuales, una responsabilidad de la concesión estatal, CEDAE. Él dijo que la policía ofrece acuerdos sobre asuntos que, él considera, están más allá de su responsabilidad, porque otras instituciones no están cumpliendo con las necesidades de los residentes.
Al mismo tiempo, dijo Beltrame, la justicia brasileña esta quizás exagerando en su trabajo. La mayoría de los arrestados la semana pasada, después de una manifestación de profesores en el centro, han sido puestos en libertad por orden judicial. "Los que monitorean tienen más poder que las personas con funciones ejecutivas", dijo.
Futuro incierto
El tono cordial del debate de anoche se debe probablemente al hecho de que la campaña electoral para gobernador está en marcha, de manera no oficial, lo que hace temer por el futuro de la pacificación. Las elecciones del estado de Río de Janeiro tienen mucho en juego; la alianza del gobernador Cabral con el alcalde Eduardo Paes se ha deshecho, y la alianza con la presidenta Dilma Rousseff (ella misma con miras a la reelección) también está inestable. El Partido de los Trabajadores, al que pertenece Rousseff, se empeña en presentar a su propio candidato para las elecciones en Río, el senador Lindbergh Farias, en lugar de apoyar la elección de Cabral dentro del partido: el vicegobernador Luiz Fernando "Pezão" de Souza. Mientras tanto, los demás candidatos se han unido a la pelea, aprovechando la fragilidad de Cabral.
Beltrame ayudó a Cabral a obtener una fácil reelección en 2010. Pero ahora, a la luz de las continuas protestas callejeras, sus logros son más vulnerables a la crítica. La continuidad es sin duda un riesgo. Pero ayer por la noche, para la mayoría de los presentes, el valor del trabajo del Secretario era claro, a medida que enunciaba sus logros:
- Exámenes de ingreso para los trabajadores de seguridad pública, con 400 nuevas incorporaciones produciéndose mensualmente.
- La reformulación de la academia de policía y su plan de estudios, particularmente con el fin de reflejar el respeto por, e informar sobre, los Derechos Humanos.
- 8.600 policías de pacificación, con los oficiales moviéndose entre la academia, las UPP y el trabajo policial normal (estos oficiales son parte de una fuerza total de cerca de 50.000 policías militares. La policía civil de Río, responsable especialmente de los trabajos investigativos, cuenta con unos 12.000 agentes. Los 62.000 oficiales contrastan con las 34.526 personas que –para 2010– componían la fuerza de policía de Nueva York, que sirve a una población de 8 millones de personas. Según Beltrame, los estrechos callejones de las favelas de Río requieren una mayor densidad policíal).
- El aumento de denuncias a la policía, a medida que los residentes de las favelas se alejan de los narcotraficantes para resolver sus conflictos, con, por ejemplo, un aumento de cuatro veces en el número de ciudadanos que buscan ayuda en la comisaría 15a en Gavea (cerca de Rocinha).
- El aumento de detenciones y un menor número de balas que se dispararon. En el 16to Batallón, en Bonsucesso (norte de Río), la policía utilizó 56.000 balas en 2009. El año pasado, fueron usadas 2.000.
- 35 Unidades de Policía Pacificadora, con sólo alrededor de cuatro o cinco por instalar, afectan directamente a cerca de 500.000 habitantes –un número que salta a 1,5 millones si se incluyen los residentes de las zonas contiguas a las unidades de pacificación–.
- Una redefinición formal de trabajo de la policía, lejos del belicismo, hacia el mantenimiento de la paz.
Beltrame, quien se ve a sí mismo cambiando de ritmo, señaló que su plan estratégico va más allá del final del mandato de Cabral, sentando las bases para su sucesor. La cuestión es quién lo utilizará, de llegar a hacerlo. Mientras que los asistentes a OsteRio, casi todos residentes de la Zona Sur, están dispuestos a considerar las sutilezas de la pacificación a la luz de la política caótica que la precedió, esto puede no ser el caso con la mayoría de los votantes del estado.
"La UPP no es una solución, es una posibilidad", señaló Pedro Strozemberg del ISER. "Es un momento decisivo".
Este artículo fue publicado originalmente en el blog RioReal. Vea el original aquí.