El arresto de Miguel Ángel Treviño, alias Z40, jefe de los Zetas, sigue agitando a México, cambiando la dinámica no sólo en el mundo criminal, sino también afectando el clima político y la relación con Estados Unidos.
Poco después de que los medios de comunicación informaran de la detención de Treviño el 15 de julio, la atención rápidamente comenzó a cambiar hacia los efectos secundarios de su detención. Como señaló InSight Crime, esta detención podría desatar la violencia a través de los numerosos territorios dominados por los Zetas, ya que no hay un heredero lógico capaz de mantener el ritmo de Treviño en la organización (la mayoría de los informes iniciales apuntaban a Alejandro "Omar" Treviño, alias Z42, el hermano de Miguel Ángel, como probable heredero). Por consiguiente, tanto los adversarios internos como los enemigos externos estarán alentados para intentar ir en contra de sus rivales.
Pero el significado de la detención de Treviño no se limita a su impacto en el mundo criminal de México. También ofrece información sobre el estado de la política de seguridad de Peña Nieto, las agencias encargadas de su aplicación y el papel de Estados Unidos en México. De alguna manera, el arresto de Treviño marca el comienzo de una nueva era en la política criminal de México, pero en otras, el paisaje se ve muy similar al que Felipe Calderón dejó hace ocho meses.
La detención de Treviño proporciona un impulso a las agencias de seguridad de México en un momento en que Peña Nieto continúa utilizando su plataforma presidencial para señalar otros elementos de su agenda. También sucede en un momento en el que muchos en México están cada vez más impacientes por sentir la prometida reducción en la violencia, y las estadísticas de homicidios de los primeros seis meses de la presidencia de Peña Nieto muestran una mejora marginal en comparación con los últimos meses de la presidencia de Calderón.
No obstante, pese a cualquier incremento en la popularidad que Peña Nieto pueda recibir como producto del arresto, él no hizo mayor esfuerzo para celebrar el evento más allá de publicar una declaración superficial. El distanciarse de lo que parece ser un gran éxito es probablemente una reacción a las consecuencias de Calderón alardeando de sus triunfos en materia de seguridad esencialmente desde el momento en que asumió el cargo en 2006. Al hacerlo, vinculó indeleblemente sus triunfos políticos a la percepción de la política de seguridad, y cuando las malas noticias comenzaron a superar las buenas, la seguridad pública se convirtió en un obstáculo político para Calderón, lo que limitó sus logros en todos los ámbitos. Peña Nieto parece decidido a evitar ese problema.
La detención también demuestra que las fuerzas armadas, y en particular los infantes de marina de México, siguen desempeñando un papel importante en la política de seguridad. Esto ocurre a pesar de las vagas promesas de eliminar el uso del ejército y la infantería de marina, sustituyéndolos por una Policía Federal renovada y el proyecto favorito de Peña Nieto: la Gendarmería. Sin embargo, en esta primera etapa de su presidencia, las fuerzas armadas, especialmente la Armada, siguen siendo la opción más confiable. Además, sus intentos de revitalizar las fuerzas policiales federales en torno a una Gendarmería se han estancado debido al proceso legislativo. Que este siga siendo el caso durante cinco años podría determinar si las ambiciones iniciales de Peña Nieto dan lugar a cambios significativos.
Por último, el arresto de Treviño llega en un momento en el que presuntamente se ha reducido la cooperación entre Estados Unidos y México, en materia de seguridad. Peña Nieto y su equipo han hecho frecuentes referencias sobre aflojar los lazos que unen a Estados Unidos con la política de seguridad de México, y durante una reciente visita de Barack Obama, el presidente de México reiteró esas intenciones de su gobierno. En lugar de un sinnúmero de puntos de contacto entre las diferentes agencias de ambos países, Peña Nieto y su equipo dijeron que todas las comunicaciones con Estados Unidos se canalizarían a través de la Secretaría de Gobernación, que es controlada por Miguel Ángel Osorio Chong, leal a Peña Nieto. En teoría, esto permitiría al gobierno federal a monitorear más de cerca a los funcionarios estadounidenses, pero también limitaría efectivamente las actividades de las agencias de ese país en México.
En realidad, no es claro que se haya logrado la reducción del papel de Estados Unidos. Como se ha señalado, Treviño fue detenido por la Armada mexicana, la agencia que ha entrenado más de cerca con las fuerzas estadounidenses en los últimos años. Según Henry Cuellar, congresista de Estados Unidos (Demócrata de Texas), la información de inteligencia que condujo a su captura provino de funcionarios estadounidenses. Y los infantes de marina alcanzaron a Treviño a bordo de un helicóptero Black Hawk, que fue proporcionado al gobierno mexicano como parte de la Iniciativa Mérida. El Presidente Obama, mientras celebraba la noticia, dijo que el arresto ayuda a responder las preguntas que tenía acerca del compromiso de Peña Nieto en la lucha contra el crimen organizado.
En resumen, esta detención tiene la huella de Estados Unidos por todas partes y, al menos en el caso de Treviño, la reducción de la cooperación de Peña Nieto es casi indistinguible de la fuerte dependencia de Calderón a Estados Unidos.