En mayo de 2019, el presidente colombiano Iván Duque prometió acabar con el grupo Los Pachenca y dijo que hacerlo era un compromiso del consejo de seguridad nacional. Luego de un año, esa promesa podría cumplirse.
Los Pachenca han sido blanco de repetidos ataques del gobierno, como resultado de lo cual muchos de sus máximos líderes han sido abatidos o capturados. El último golpe contra el grupo se dio a mediados de junio, cuando Deimer Patiño Giraldo, alias “80”, identificado como comandante de Los Pachenca, resultó muerto en un operativo ejecutado por los Comandos Jungla de la Policía Antinarcóticos en lo alto de la Sierra Nevada de Santa Marta, según la información de El Tiempo y el Heraldo.
Óscar Solarte, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, explicó que sus fuerzas abatieron a Patiño Giraldo durante un tiroteo entre el Comando Jungla y el escuadrón de seguridad del cabecilla.
Alias “80” no había estado al mando por mucho tiempo. Heredó el liderazgo del grupo criminal, también conocido como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada (ACSN), tras la muerte hace un año de su antiguo líder Jesús María Aguirre Gallego, alias “Chucho Mercancía” o “Chucho Pachenca”, y de la captura de su segundo al mando Jhon Salazar Salcedo, alias “Flash”, en otro operativo policial en la Sierra Nevada.
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Como consecuencia, Patiño Giraldo quedó al mando de 200 integrantes, quienes tenían presencia en zonas claves para el movimiento de drogas, como la Troncal del Caribe, vía que conecta el departamento del Magdalena con el de la Guajira de norte a sur, y corredores rurales que conectan la Sierra Nevada de Santa Marta con el Mar Caribe de este a oeste.
Una de las primera tareas de Patiño Giraldo fue declarar la guerra a sus antiguos aliados Los Urabeños, un conflicto que se concentró en la ciudad de Santa Marta desde finales del 2019. Esto, en un intento de ambos grupos por hacerse con el control de las rutas de narcotráfico internacionales que salen de la ciudad.
Análisis InSight Crime
La muerte de Patiño Giraldo ocurrió en mal momento para Los Pachenca. El grupo, que es un objetivo marcado del gobierno, ha sufrido un gran número de capturas y asesinatos de sus integrantes, además de renovados ataques por parte de Los Urabeños.
La pérdida de Patiño Giraldo no tiene el mismo impacto inmediato de la muerte de Aguirre Gallego, quien llevaba varios años al mando del grupo. Sin embargo, el número de integrantes también se ha visto diezmado en los últimos meses.
En octubre de 2019, apenas cuatro meses después de la muerte de Chucho Mercancía, fue capturado también Leandro Jhonatan Lara, alias “Barbas”, jefe de finanzas de Los Pachenca, uno de los fundadores del grupo y enlace para el tráfico de droga entre estos y los Urabeños, con quienes para ese momento aún trabajaban.
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Apenas dos meses después, en diciembre de 2019, Elkin Javier López Torres, alias “La Silla” o “Doble Rueda”, se entregó en Barranquilla. La Silla era un veterano narcotraficante buscado por las autoridades y pedido en extradición por Estados Unidos.
De acuerdo con un analista de conflicto en el Caribe que habló con InSight Crime en condición de anonimato, alias La Silla era pieza clave de Los Pachenca para el movimiento de droga en el puerto de Santa Marta, por lo cual su entrega a las autoridades debilitó mucho la capacidad del grupo para sacar la droga por esa zona.
Pero el gobierno no solo quiere cercenar la cabeza del grupo criminal. Otros operativos apuntan al flujo de narcóticos que salen del puerto de Santa Marta, punto crítico del grupo para el envío de cargamentos de drogas hacia Europa y Asia.
Todo esto mientras una ola de asesinatos recorre el departamento de Magdalena y todo el sistema de la Sierra Nevada, como consecuencia de la lucha entre Pachencas y Urabeños.
A esto se suma que los Urabeños controlarían también los puertos de Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, y de Cartagena, capital del departamento de Bolívar y el puerto más importante de Colombia, lo que les daría una posición de mucho poder sobre las rutas narcotraficantes en el mar Caribe.
Así, aunque los Pachencas parecen seguir contorlando la Sierra Nevada de Santa Marta, su enclave criminal por muchos años, la perdida de puntos clave para el movimiento y salida de droga los ha debilitado mucho.