Un nuevo informe de una organización humanitaria internacional ofrece estadísticas recientes sobre los peligros a los que se enfrentan los migrantes del Triángulo Norte de Centroamérica en sus países de origen y durante su peligroso viaje a Estados Unidos.
Las encuestas realizadas por Médicos Sin Fronteras (MSF) en 2015 y 2016 muestran que el 68,3 por ciento de los migrantes de la región del Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala) experimentaron alguna forma de violencia en su viaje migratorio a través de Centroamérica y México.
En un informe publicado recientemente, MSF señala que estos resultados son "terribles" y dice que la situación en el Triángulo Norte y a lo largo de las rutas de migración constituye una "crisis humanitaria".
Según MSF, cerca de la mitad (44 por ciento) de los migrantes dijeron haber sido golpeados; el 40 por ciento dijeron que habían sido estrujados, golpeados o asfixiados; y el 7 por ciento dijeron que les habían disparado. Las encuestas sobre violencia de género arrojaron que el 31,4 por ciento de las mujeres y el 17,2 por ciento de los hombres fueron víctimas de abuso sexual mientras viajaban a través de México.
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Los traumas y lesiones físicas causados de manera intencional fueron la queja más frecuente de los migrantes en las consultas médicas con MSF entre 2015 y 2016, representando casi una cuarta parte de los casos.
La violencia ha afectado severamente la salud mental de los migrantes. Experimentar violencia física fue identificado como el factor de riesgo más común en las más de 1.800 consultas de salud mental que MSF llevó a cabo durante dicho período de dos años. A este factor de riesgo le siguen muy de cerca el de ser desplazado por la fuerza y ser objeto de amenazas.
El informe también analiza el papel fundamental que cumple la violencia para llevar a los migrantes a tomar la decisión de salir de sus países de origen. El 50 por ciento de los encuestados dijeron que la violencia fue la única razón o una de las razones que los hicieron huir. Específicamente, los ataques, las amenazas, la extorsión y el reclutamiento forzoso por parte de las pandillas fueron las razones principales para migrar que mencionaron los individuos encuestados por MSF.
"Concretamente, la organización [la MSF] lleva décadas trabajando en países en guerra y puede confirmar que el grado de violencia que afecta a los países del Triángulo Norte centroamericano no es diferente del que se vive en zonas en conflicto", indica el informe.
Las encuestas se realizaron en centros de migrantes en las regiones de México donde MSF presta sus servicios. El informe señala que "en ningún caso los resultados son representativos a largo plazo", pero "considera que esta encuesta proporciona información valiosa sobre las realidades que la gente decía experimentar en ese momento concreto del tiempo".
Análisis de InSight Crime
La cantidad de datos aportados por el informe de MSF deja algo en claro: que las personas del Triángulo Norte que huyen de sus países de origen para atravesar las azarosas rutas migratorias están literalmente saltando de las brasas al fuego. Al tratar de abandonar el persistente fantasma de la violencia de las pandillas, estén ingresando en la impredecible y peligrosa vida de los migrantes indocumentados.
Un informe publicado el año pasado por el Consejo Americano de Inmigración (American Immigration Council) señala que los migrantes del Triángulo Norte son generalmente conscientes de los riesgos extremos asociados con el viaje. También entienden que pueden ser deportados incluso si llegan a Estados Unidos. El hecho de que de todos modos continúen iniciando el viaje migratorio es un claro indicio de que, al menos para muchos, su decisión es un asunto de vida o muerte. Tanto El Salvador como Honduras han sido clasificados en los últimos años como los países más violentos del mundo sin estar guerra, y las violentas pandillas continúan manteniendo una fuerte presencia en los tres países del Triángulo Norte.
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Sin embargo, como señala MSF, las personas que huyen del Triángulo Norte son a menudo tratadas como migrantes económicos en lugar de refugiados que huyen de una crisis de seguridad. El gobierno de Estados Unidos recibió casi 100.000 solicitudes de asilo por parte de residentes del Triángulo Norte a finales de 2015, pero desde 2011 ha aceptado menos de 10.000 solicitudes, según estadísticas del gobierno de Estados Unidos y de la Organización de las Naciones Unidas consultadas por MSF. El expresidente Barack Obama fue burlonamente denominado por algunas personas como el "Deportador en jefe" debido a la cantidad sin precedentes de migrantes que fueron deportados de Estados Unidos durante su administración. Su sucesor, Donald Trump, está en el proceso de crear una unidad de deportaciones que podría acelerar dramáticamente el ritmo de las mismas.
Presionado por Estados Unidos, México también ha aumentado las deportaciones de los migrantes que ingresan a través de su frontera sur. Según un informe de julio de 2016 de International Crisis Group, las autoridades mexicanas detuvieron 190.366 migrantes indocumentados en 2015, casi tres veces el número de detenidos en 2011. Pero estas duras medidas lo único que han hecho es aumentar la vulnerabilidad de los migrantes, quienes han recurrido cada vez más a las pandillas y a las redes de tráfico de personas para evitar ser detectados por las autoridades. Este hecho les ha permitido a los grupos criminales aumentar sus arcas, además de contribuir a los altos niveles de violencia contra los migrantes en México, según lo documentado por MSF.