Una reciente cadena de decomisos de narcóticos que involucran a Nicaragua sugiere que los traficantes siguen moviendo cocaína por ese país, pese a la retórica oficial según la cual su territorio no es un centro de tránsito.
El 12 de octubre, en dos operativos diferentes, las autoridades del vecino El Salvador capturaron a dos nicaragüenses después de que se encontró cocaína en sus camiones, según la Fiscalía General de la República. Los delegados del organismo declararon que ambos conductores habían iniciado sus trayectos en Nicaragua.
La inspección de un camión —parado en un retén cerca de la ciudad de Zacatecoluca en el departamento de La Paz, sur de El Salvador— dio como resultado el hallazgo de 660 kilos de cocaína en el tanque de combustible, según los fiscales.
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El mismo día, las autoridades descubrieron 633 kilos de cocaína ocultos en el tanque de gasolina y en el eje de un camión que ingresó a El Salvador por el cruce de El Amatillo, cerca de La Unión, según información de El Diario de Hoy. El conductor se dirigía a San Salvador, aunque las autoridades dijeron que era improbable que su destino final fuera la capital salvadoreña.
En total, se incautaron 1,3 toneladas de cocaína, según La Prensa. El 20 de octubre, un hombre fue detenido en un retén cerca de Peñas Blancas, en la frontera sur con Costa Rica, después de que se descubrieran 77 kilos de cocaína en su camión, según un comunicado de la policía.
Un día después, la policía nicaragüense anunció la detención de a un hombre en el departamento de Chinandega cuando intentaba transportar unos 40 kilos de cocaína de Costa Rica a Honduras.
El país ha sido testigo de una racha de incautaciones similares en los últimos meses, en su mayoría en Peñas Blancas.
En septiembre, el presidente estadounidense Donald Trump incluyó a Nicaragua en un memorando que identifica los principales países del mundo que producen y son corredores de narcóticos.
En un discurso este mes, el presidente de Nicaragua Daniel Ortega aseguró que por su país pasa menos droga que por muchos barrios en Estados Unidos.
Análisis de InSight Crime
Las cifras de decomisos recientes indican que los traficantes siguen dando preferencia al corredor terrestre centroamericano para mover cocaína hacia el norte, y parece lógico que Nicaragua sea parte de la ruta.
Al sur de Nicaragua, Costa Rica está por romper su récord de decomisos anuales de cocaína, tras interceptar cerca de 47 toneladas de la droga solo este año.
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Honduras, que comparte una remota frontera selvática con Nicaragua, interceptó más cocaína en los primeros siete meses de este año que en todo 2019, lo que indica un resurgimiento de una de las rutas de cocaína más importantes de Centroamérica, pese a los cierres de fronteras y las restricciones a la movilidad por la pandemia de coronavirus.
Gran parte de la cocaína que se trafica por Centroamérica procede de Colombia, donde en los últimos años ha habido un récord de producción.
El gobierno de Nicaragua ha afirmado por largo tiempo que el país no es punto de tránsito de narcóticos. Los comunicados oficiales en su mayoría publicitan los pequeños decomisos realizados en el marco de la iniciativa de seguridad nacional Muros de Contención. Dicha estrategia pretende combatir el crimen organizado, el lavado de dinero, la trata de personas y el contrabando mediante el montaje de un bloque de seguridad nacional monolítico entre el ejército y otros entes estatales
Elvira Cuadra, socióloga nicaragüense y experta en seguridad nacional, explicó a InSight Crime que “es imposible pensar que los grupos del crimen organizado evitan pasar por el país bajo el supuesto de la política del ‘muro de contención’ que el gobierno lleva varios años implementando”.
Las organizaciones criminales locales en Nicaragua responden a las necesidades de las redes transnacionales de narcotráfico, añadió.
En su último Informe sobre Estrategia internacional para el control de narcóticos, el Departamento de Estado estadounidense echó por tierra las declaraciones de Nicaragua en las que se ufanaba de su éxito en el bloqueo al tráfico de narcóticos, armas, dinero y personas en sus fronteras, y en lugar de ello concluyó que los esfuerzos nicaragüenses “siguen siendo mal financiados, sin activos aéreos dedicados, capacidad técnica, adiestramiento ni rendición de cuentas”.
En los primeros nueve meses de 2019, el gobierno de Nicaragua declaró la realización de 4.786 operativos contra organizaciones narcotraficantes locales e internacionales, una reducción importante frente a las casi 8.000 interdicciones efectuadas en 2017.
La cocaína sigue subiendo por la costa de Nicaragua sobre el Caribe. Desde diciembre último, en al menos cuatro decomisos de drogas en el mar ha habido nicaragüenses implicados, por lo general en colaboración con personas de otras nacionalidades en rutas de tráfico bien establecidas en el Caribe.
El Departamento de Estado denunció que el interés del gobierno de Ortega por reprimir la actual agitación sociopolítica ha desviado un número importante de recursos de los operativos antinarcóticos. Desde 2018, el gobierno de Ortega está envuelto en una crisis política luego de enfrentar protestas generalizadas. Y el país afronta una desaceleración económica de grandes proporciones.
Los grupos criminales se han estado adaptando a las dificultades planteadas por la situación, como observó Cuadra. “Esto ha llevado a que busquen nuevas formas de operar para llevar a cabo sus actividades de tráfico”, puntualizó, antes de agregar que las interceptaciones recientes señalan que hay “importantes operaciones [de narcotráfico]” actualmente en el país.